Durante la primera quincena de febrero del 2021, México registró una inflación anual del 3.84 por ciento. Así lo informó esta mañana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Con tal escenario quedó de manifiesto que las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre una pronta recuperación económica, quedarán en eso: promesas.
El INEGI emitió su reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Por ello se dio a conocer que el país presentó la primera mitad de febrero una inflación anual del casi 4 por ciento y una quincenal de 0. 23 puntos porcentuales.
La inflación subyacente —mercancías y servicios— tuvo una variación quincenal de 0.22 por ciento, pero anual del 3.84 por ciento. En este sentido, los productos más encarecidos resultaron ser los alimentos procesados, las bebidas y el tabaco.
Mientras tanto, la no subyacente —alimentos sin procesar y productos energéticos— creció 3.85 por ciento desde febrero del 2020 aunque sólo lo hizo en 0.26 a lo largo de la última quincena. En este rubro los elementos más elevados fueron los energéticos y los artículos pecuarios.
Productos y servicios con mayor aumento quincenal
De acuerdo con el INEGI, los bienes y servicios que sufrieron una mayor alza quincenal en sus precios fueron los plátanos en 6.43 por ciento; la papa y los tubérculos en 4. 77 por ciento; la gasolina de bajo octanaje en 1.96 por ciento y la gasolina de alto octanaje en 1.87 por ciento.
Asimismo, presentó un incremento el alimento para mascotas en 1.84 por ciento; el huevo en 1.37 por ciento y el pollo en 1. 19 por ciento. Aunque menor, el gas doméstico encareció en 1.09 por ciento; los automóviles en 0.65 por ciento y los pequeños comercios de comida en 0.26 por ciento.
Entre las mercancías con una baja para la primera quincena de febrero se encontraron el jitomate, la cebolla, el aguacate y los nopales. Además de la calabaza, el melón, el chile poblano y otras verduras o legumbres.
Las ciudades de la República Mexicana que enfrentaron en mayor medida la inflación durante los primeros días de febrero fueron Torreón, Monclova y Acuña en Coahuila; Iguala en Guerrero y Fresnillo en Zacatecas. Además, de Tijuana y Mexicali en Baja California.
A la lista se suman Jacona en Michoacán, así como Ciudad Juárez y Tuxtla Gutiérrez, en Chihuahua.
Sólo promesas de AMLO…
El pasado 22 de febrero, el presidente de la República prometió un crecimiento económico en México del 5 por ciento para este 2021. Sin embargo, es probable que en medio de la crisis sanitaria y las constantes discrepancias entre el Gobierno Federal y el sector privado, el pronóstico de AMLO se quede sólo en palabras.
De acuerdo con el primer mandatario la fórmula de reactivación financiera de su administración ha dado resultados. Incluso, apuntó que las familias en condición de pobreza no tienen problema para adquirir los productos de alimentación y de consumo básico.
Al decir del jefe del Ejecutivo, con la pandemia de COVID-19 México pudo fortalecer la economía popular. Asimismo, señaló que a diferencia de otros países, el nuestro no se endeudó y logró satisfacer sus necesidades sociales.
Hoy los datos del INEGI nos indican otro panorama, uno muy distinto al pintado por el líder de la autollamada Cuarta Transformación. Y es que con el encarecimiento de productos de consumo diario como los alimentos y gasolinas, resulta imposible una “pronta reactivación económica”.
Lo anterior también se refuerza con el aumento de pobreza laboral registrado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Resulta que según datos del organismo, el 2020 cerró con el 40. 7 de su población (alrededor de 51 millones de mexicanos) sin ingresos suficientes para adquirir la canasta alimentaria.
En la misma dirección, la contingencia sanitaria ha dejado un incremento de hasta 9.8 millones de personas en condición de pobreza y de 10.7 millones en pobreza extrema en el país. En este sentido, resultan incongruentes las declaraciones del presidente de la República sobre la inexistencia de una crisis de consumo.
Finalmente, López Obrador se dice llamar la cabeza de un gobierno en favor de “los pobres”, “los de abajo”. Sin embargo, con sus declaraciones sólo deja ver que no conoce la realidad de la gente con menos recursos del país y a su vez, se cierra a pactar alianzas con el sector privado.