En el contexto de un análisis más amplio realizado por México Evalúa, denominado “Números de Erario: abril de 2020”, muestra la magnitud del impacto de la pandemia en las finanzas públicas de México. Impacto que es consistente con el cierre de diversas industrias y sectores de la economía. Por lo que el deterioro en los ingresos totales ya se ha revelado en los ingresos del gobierno, mismo que la administración de Andrés Manuel López Obrador ha compensado gastando menos.
No te apresures estimado lector, que el gobierno gaste menos en un contexto de recesión no es para nada una buena noticia. Sin embargo, hay que reconocer la hábil maniobra del equipo hacendario federal que ha implementado una reestructuración del gasto para, sin endeudamiento, establecer planes de gasto en inversión física para el sector salud.
Lo que nos da pie a profundizar en el análisis del gasto gubernamental para el sector salud en el mismo periodo enero-abril de 2020. En este lapso el gobierno federal ha logrado erogar el 24% del gasto anual programado. Esto es alrededor de 166.3 mil millones de pesos, de un total de 513 mil millones de pesos. Sin duda, un avance en las capacidades del gobierno para erogar efectivamente el presupuesto asignado, en contraste con 2019. Sin embargo, en un contexto de crisis recesiva, el gobierno debe inyectar a la economía tanto y tan rápido como le sea posible. Este desempeño está bien para un año estándar, pero no para los retos de liquidez que el país enfrenta en 2020.
Se pone más interesante cuando analizamos cómo han gastado los ejecutores del gasto del sector salud. A partir del estudio de México Evalúa, es posible observar un gasto 3% menor (-5.7 mil millones de pesos) al establecido en el calendario presupuestal. De hecho, es el ISSSTE (-26% / -9.9 mil millones de pesos) y el IMSS (-9% / -7.3 mil millones de pesos) quienes presentan subejercicio. En contraste, la Secretaría de Salud ha ejercido 30% (10.2 mil millones de pesos) más de lo programado, y las transferencias a las entidades federativas superaron en 4% (1.3 mil millones de pesos) la meta estimada para el periodo.
EN PERSPECTIVA, podemos concluir que ciertamente la orientación y comportamiento del presupuesto es consistente con el discurso presidencial de priorizar la atención de los más vulnerables, aquellos que por encontrarse fuera de la economía formal, carecen de prestaciones laborales, entre las que se encuentran los servicios de salud. Lo que constituye en sí mismo un incentivo perverso al desestimular aún más la actividad económica formal que sostiene las finanzas públicas, y alentar la informalidad que ya supera el 56.2% de la población económicamente activa, según el INEGI.
Una coyuntura muy conveniente para impulsar una reforma fiscal profunda que, parafraseando al presidente López Obrador, podría llamarse: “Por el bien de México. Todos a tributar”. Un slogan que quizá no gane una elección, pero probablemente salve a un país.
¿Se te ocurre un mejor slogan estimado lector?
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