Navidad

El arte de dar buenos regalos

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Científicos aseguran tener la clave para dar buenos regalos navideños.

Participar en intercambios de regalos es una actividad común en épocas decembrinas pero también lo es no estar conforme con el presente que no dan por ello investigadores de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, realizaron un estudio para determinar cuáles son los factores para conseguir dar el obsequio adecuado.

“Elegir el regalo equivocado puede ser un poco arriesgado para las relaciones porque dice que no tienes nada en común”, dijo a la BBC, Elizabeth Dunn, profesora de psicología en la Universidad de Columbia Británica y coautora de Happy Money: The Science of Happier. (“Dinero feliz: la ciencia del gasto feliz”).

Su investigación también mostró que los obsequios no deseados a veces pueden afectar negativamente la percepción del destinatario sobre el futuro de la relación.

Ya que no es deseable que un regalo cause más daño que bien, ¿cómo estar seguros de elegir un presente que le guste a la otra persona? La psicología puede tener la respuesta.

No te preocupes por el precio

La investigación ha demostrado que gastar más no siempre garantiza que un regalo sea bien recibido.

Un estudio encontró que cuanto más caro es un regalo, quien lo entrega espera que el destinatario más lo aprecie.

Pero por el contrario, quienes lo reciben no asocian el precio con su nivel de apreciación.

“Parece bastante intuitivo que si gastas más, darás un mejor regalo. Resulta que no hay evidencia de que los destinatarios sean sensibles al costo de un regalo cuando calculan cuánto disfrutarán de ese regalo”, dice Jeff Galak, profesor asociado de mercadotecnia en la Escuela de Negocios Carnegie Mellon en la ciudad estadounidense de Pittsburgh.

Galak, que estudia el comportamiento del consumidor y la toma de decisiones, reconoce que es normal que la gente gaste cierta cantidad debido a la tradición o las expectativas.

Pero una vez que alcanza ese costo, “no importa si compra algo más costoso”, dice. El regalo en sí es lo que más importa.

Piensa a largo plazo

Galak dice que el truco para dar un buen regalo es pensar más allá del momento fugaz de entregarlo, un concepto que él y sus colegas Julian Givi y Elanor Williams descubrieron que es un tema común en los estudios sobre presentes.

“Cuando las personas dan regalos, intentan visualizar el momento en que lo entregan y la sonrisa en la cara del destinatario justo en ese momento”, dice Galak.

“Pero lo que les importa a los destinatarios es cuán valioso será el regalo a lo largo de un periodo más amplio”, añade.

En otras palabras, puede que no sea emocionante ver a un amigo o familiar recibir una suscripción a un servicio de streaming de películas, por lo que es menos probable que alguien regalo eso.

Pero quien lo recibe realmente puede amarlo, ya que es un regalo que se puede disfrutar a lo largo del tiempo.

Olvídate de lo único

Galak también sugiere no obsesionarse con dar el regalo más exclusivo que existe. A veces, algo que muchas personas desean puede ser exactamente lo que la persona quiere.

Un estudio mostró que tendemos a centrarnos en los rasgos y la personalidad únicos de un receptor cuando les compramos algo.

Pero esta hiperespecificidad nos lleva a ignorar otros aspectos de sus deseos y necesidades, lo que puede hacernos comprarles un regalo menos valioso.

También tendemos a querer comprar regalos diferentes para varias personas, a pesar de que todos podrían estar felices con lo mismo.

Según Galak, para sentirse bien al dar obsequios, las personas sienten erróneamente que necesitan diversificar los regalos, incluso si con eso se pierde la oportunidad de dar un mejor regalo, más adecuado.

También se puede pasar por alto el comprar algo que la persona ya tiene, lo cual no es malo necesariamente.

¿Deberías regalarle esas zapatillas de entrenar que tanto ama tu amigo? Por supuesto, no evites regalar un par de reemplazo solo porque quieres ser único.

Comprar basado en intereses compartidos

Para comprar mejor, la profesora de psicología Dunn sugiere comenzar con algo que tengas en común con quien lo recibe.

“Las personas son mejores para elegir algo para sí mismas”, dice ella, “así que si tienes algo en común con alguien, busca algo que compartan, con la misma afinidad, porque lo que te gusta probablemente sea algo que le guste a esa otra persona”.

Para hacer un mejor regalo, piensa en un interés común que compartan y compra algo que la otra persona pueda experimentar, por ejemplo, entradas para conciertos o una clase de cocina.

La investigación también ha demostrado que regalar experiencias puede acercar a las personas, incluso si no disfrutas el momento con ella o él.

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Preguntar qué quiere

¿Qué pasa si no hay nada en común?

Dunn recomienda simplemente preguntarle a la persona lo que quiere. De hecho, investigaciones muestran que las personas aprecian más los regalos que piden que los que no pidieron.

“La gente quiere ser creativa y sorprender al destinatario”, dice Dunn, “pero el mejor regalo será lo que diga que quiere”.

Galak está de acuerdo en que la forma más sencilla de hacer feliz a una persona con un regalo es preguntarle directamente.

No es una respuesta que le guste a la mayoría de las personas, dice, porque se supone que los buenos regalos son una “sorpresa”, a pesar de que la ciencia ha refutado esto.

“Preguntarle a alguien lo que quiere es visto como un tabú. Y eso es una pena”, señala.

“Todos estaríamos mejor si le diéramos a las personas lo que quieren”.

No lo pienses demasiado

Al final del día, no te preocupes demasiado por dar un mal regalo: los presentes verdaderamente malos son raros.

A menos que algo sea muy inapropiado, la otra persona sentirá cierto nivel de apreciación.

Galak dice que en el transcurso de su investigación ha preguntado a miles de participantes sobre los regalos que han recibido, y rara vez escucha a alguien hablar sobre un mal regalo.

E incluso si le das un regalo por debajo de la media a alguien cercano, puedes ser salvado por tu consideración.

Eso ocurre porque cuando alguien da un mal regalo, hace que el receptor piense por qué la otra persona lo eligió.

“Cuando alguien hace algo desconcertante que debe explicarse, como dar un mal regalo, es cuando piensas en lo que piensa la otra persona”, dice Nicholas Epley, profesor de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago.

Su investigación muestra que si su destinatario siente que al menos pasó mucho tiempo haciendo su selección, apreciarán el esfuerzo que se hizo.

En otras palabras, el viejo adagio “la intención es lo que cuenta” realmente podría ser cierto.

E incluso si no recibes el regalo correcto, alguien se sentirá bien en esa situación: tú.

“Cuando las personas que regalan ponen mucho esfuerzo en un regalo, se sienten más cercanas al receptor”, dice Epley.

“Incluso si el receptor no se ve muy conmovido por la consideración, quien lo da sí”.

Los costos de celebrar un fin de año

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La mayoría de los mexicanos estiman que en la cena de Navidad y Año Nuevo gastarán entre tres y diez mil pesos y el 26.5 por ciento usará su aguinaldo para costearlo.

La temporada decembrina es en la que se registra mayor actividad de consumo en la mayor parte del mundo y es que entre cenas, regalos, brindis y celebraciones, gastar es casi inevitable.      

Entre los gastos de fin de año destaca la cena de Navidad y Año Nuevo, una celebración que, ya sea en familia, amigos o pareja, siempre implica un gasto de moderado a fuerte, según el presupuesto.

En esta línea, se estima que el 50.5 por ciento de los mexicanos planea realizar un gasto de 3 mil pesos para la celebración de las fiestas decembrina, mientras el 39.5 por ciento gastará de 3 a 5 mil pesos, en tanto que el 8 por ciento desembolsará de 5 a 10 mil pesos y sólo 2 por ciento prevé gastar más de 10 mil pesos en Navidad y Año Nuevo.

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El sondeo realizado por una plataforma de servicios financieros destacó que otro gasto considerado en esta temporada son los intercambios. Los mexicanos desembolsan de entre 500 a mil pesos por regalo en intercambios y el 3 por ciento de los encuestados están dispuestos a gastar hasta 5 mil pesos en el obsequio, siendo zapatos, ropa, accesorios, juguetes, tecnología y electrodomésticos los principales artículos que se adquieren.

Para cubrir los gastos de la cena de Navidad y Año Nuevo, así como los regalos y otras celebraciones, el 26.5 por ciento utilizará su aguinaldo y sólo el 20 por ciento lo hará para el pago de deuda y el 15 por ciento lo ahorrará.

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Navidad: el mundo entre dos perspectivas

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Llega el 24 de diciembre y con ello la humanidad a través de una amalgama de luces multicolores, el encuentro familiar y la realización de diversas actividades religiosas, con creencias distintas en deidades, de acuerdo a los más variados contextos culturales, convirtiendo los diversos microespacios en pequeños reductos para la diversión y la “locura” de la mercadotecnia del consumo; y otros, para la consolidación de lazos familiares y reavivar la fe en la conmemoración de hace más de dos mil años del nacimiento de Jesucristo.

Sin duda ésta es una fecha en la que, al parecer, el simbolismo heredado desde las primeras generaciones de cristianos del primer milenio, celebraban el advenimiento del Mesías, contagian a nuestras sociedades y la nostalgia invade los pequeños o grandes sitios de reunión. Al parecer, en la celebración de esta efeméride, todo se alinea a los propósitos de armonizar y “descansar” de todas aquellas fatigas a las que nosotros como seres humanos nos vemos sometidos cada día, a raíz de las diversas tensiones sociopolíticas y económicas que parecen no dar tregua a las ambiciones de “hombres de buena voluntad” que se empeñan en construir sociedades prósperas pero equitativas.

Ciertamente la serie de distractores que enfrentamos cada día impide que haya soluciones genuinas y respuestas empáticas a las preocupaciones de nuestro prójimo, y precisamente en mi opinión, ésta es una oportunidad para “renacer”, en cuanto al compartir con “el otro” entendamos sus necesidades y su percepción del mundo que le rodea, pero que además posibilita un reencuentro con nuestro propio ser, en tanto somos auténticos seres humanos cuando nos “acercamos”, en vez de “alejarnos” de aquellos que no pueden “pagar” nuestras atenciones.

Navidad.
Imagen: Navidad.

Desde las fiestas mexicanas conmemorativas a la fecha, bajo la algarabía de las piñatas, fuegos infantiles diversos, las pastorelas y posadas, hasta la celebración de diversas expresiones de fe traídas desde Belén (ciudad de Palestina, en la región de Cisjordania), en donde estas tradicionales manifestaciones interculturales las experimentan ciudadanos de diversos orígenes nacionales que buscan reencontrar o descifrar el significado del misterio del nacimiento de Jesús. De esta manera, cada año surge esta celebración en esa concéntrica región de Oriente Medio y que a mi parecer tiene que ver con la aceptación a priori de la necesidad de adherirse a un mediador entre Dios –sea entendido según cada cultura– y los hombres. Esto tiene que ver, en consecuencia, con la regla no escrita en el mundo secular en el que todo está precedido y predeterminado por los valores del liderazgo, creándose una suerte de necesidad por la búsqueda de un líder para coordinar y encausar proyectos tan complejos y comunes a la humanidad, como los que actualmente sufrimos en muchos países: la lucha contra la violencia del crimen organizado, la destrucción de los hábitats naturales-sociales, producto del abrumador impacto del cambio climático –y debido a nuestras endebles infraestructuras de contención–, y la ingente necesidad de reestructurar los cuadros políticos que se han venido convirtiendo en dinastías, lo cual sólo prolonga visiones simplistas y, por tanto, soluciones fragmentadas en la administración de las “vidas”.

En conclusión, la Navidad es un legado de paz, mansedumbre y entendimiento a la humanidad, en tanto nos preocupamos por reinstalar entre nosotros principios básicos como “Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes” (Jesucristo); y, un poco más cercano a nuestra generación, “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez). Por lo cual, la Navidad es, en mi opinión, la necesidad impostergable e inacabada que como humanidad tenemos de hacer germinar la paz, y que cada año contribuya a una reconciliación de las más diversas y variadas filosofías existenciales.        

Flor de nochebuena: Herencia de México para el mundo

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La flor de nochebuena es por excelencia la señal de que se aproxima el fin de año. Esta planta, originaria de México, forma parte ya del bagaje cultural de las fiestas decembrinas en todo el mundo.

La flor de nochebuena forma parte de las celebraciones de las fiestas decembrinas, independientemente de que estas se asocien o no a motivos religiosos. Sin embargo, esta planta tenía ya un simbolismo propio antes de que el cristianismo se instaurara como religión dominante en territorio mexicano.

El nombre que recibía esta planta antes de la conquista española era Cuetlaxóchitl. En el libro Navidades mexicanas, la antropóloga Sonia C. Iglesias y Cabrera describe que el significado de este nombre náhuatl es “flor que se marchita”. A su vez, explica que la planta es originaria Cuetlaxochitlán, cercano a Taxco, en el estado de Guerrero, pueblo actualmente desaparecido.

Cabe destacar que la flor que conocemos actualmente es muy distinta de la flor originaria, esto se debe a que para su distribución y comercio masivo fue necesario modificar la variedad. Es por ello que hoy día es posible adquirir nochebuenas en tonalidades como el amarillo, rosado, durazno, rojos más vivos o jaspeados.

La nochebuena es considerada una herencia biocultural de México, aunque en principio se pensó que era de origen norteamericano. La confusión deriva gracias a que en el Siglo XIX, Joel Poinsett, botánico y primer embajador norteamericano en México, llevó la planta a su pueblo natal, Charleston, en Carolina del Sur, donde esta se aclimató y se difundió por los demás estados de la Unión Americana, hasta llegar a Europa.

Se cree que para los mexicas, la nochebuena simbolizaba pureza y vida. La flor era empleaba en varias celebraciones, sobre todo en la fiesta Tlaxochimaco, del noveno mes, dedicada a Huitzilopochtli.

La cuetlaxóchitl simbolizaba para los mexicas la pureza y la nueva vida que obtenían los guerreros muertos en batalla. Se pensaba que regresaban a la tierra a libar de la miel de esta planta. Por eso se colocaba en los altares dedicados a los guerreros muertos en cumplimiento de su deber. A menudo, es mencionada en la literatura nahua, especialmente en los cantos de amor y filosofía.

Sonia C. Iglesias y Cabrera

La nochebuena no sólo tenía un uso ornamental y ritual; Amparo Rincón Pérez, jefa de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, señala que la planta también se cultivaba con fines médicos, pues su sabia era utilizada para tratar fiebres y algunas enfermedades de la piel.

Conoce la historia de la Flor de Nochebuena

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Llegó diciembre y México se viste de luces y flores rojas, blancas y pintas que anuncian la llegada de la temporada decembrina. ¿Sabías que la Flor de nochebuena es originaria de México? Conoce su origen.

La flor de nochebuena es representativa de la temporada navideña en países de América Latina, principalmente en México, de donde es originaria

Su belleza florece en el mes de diciembre y sus colores predominantes en rojos y blancos son protagonistas de una conmovedora historia que representa el espíritu de la navidad.

La Historia de La Flor De Nochebuena

La leyenda relata que cuando el creador formaba las plantas y las flores en las praderas con la intención de que fueran admiradas y reconocidas con gran belleza, amor, armonía y sabiduría.

Una de flor de la pradera llamada “Nochebuena” buscaba dar lo más esplendoroso de su esencia con el fin de ser admirada por los humanos, pero sus esfuerzos eran inútiles, pues nadie apreciaba su hermosura debido a lo pequeño de su flor y lo grande de sus hojas.

El creador al ver eso fue a ella y le dijo “Veo que realizas tu misión con mucho amor y tu belleza no es admirada, por eso te doy mi sangre, alma pura, y la deposito en sus hojas transformándolas en el rojo más hermoso, convirtiéndola en la representante del amor y la naturaleza divina del universo”.

Desde esa ocasión, la flor de Nochebuena cumple la misión que el creador le entregó al compartir su sangre en sus hojas: “dar amor y esperanza para todos los que la admiran”.

La flor de Nochebuena es originaria de México y simboliza la Navidad ya que florece sólo en la época decembrina.

Significado prehispánico

Los prehispánicos la llamaban “Cuetlaxochitl” y la utilizaban como planta medicinal que ayudaba a las madres a tener  suficiente leche para la lactancia y evitar enfermedades cutáneas, además de ser símbolo de la “nueva vida” de los guerreros muertos en batalla.

En esta temporada decembrina, las casas se adornan con flores rojas, blancas y combinadas que envuelven los hogares de armonía y paz.