Pacto Verde

Más justo, más sano, más ecológico, más digital: asomo de futuro

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La hora del pensamiento social ha llegado. Todo asomo de futuro, aun en plena pandemia, o justamente por ello, no hace sino confirmarlo: el futuro ha de ser social, o no será.

El mundo se alista, de modo inevitable, a enfrentar un desafío mayor. La irrupción de la pandemia ha roto toda la línea de continuidad. Supone, se quiera o no, el diseño, análisis y construcción de una nueva ruta; un nuevo tiempo.

Reparar lo que fue, no será suficiente, eso está claro. Es el futuro lo que está por edificarse; ahora sí, de modo inequívoco.

Si ya desde antes del flagelo que ha representado el COVID-19, el planeta debía encarar la honda transformación que el arribo de lo digital supone, tal desafío se torna aún más complejo en el marco de una triple crisis: de salud, económica y medio ambiental.

Toda acción que se emprenda sea cual sea el sitio del planeta donde se lleve a cabo, ha de estar atravesada, pues, por esta circunstancia de triple y entreverado cariz.

covid en union europea
Imagen: TyN Magazine.

Justicia, salud, ecología y transformación digital se entrelazan para formar, al lado de la igualdad de género, la diversidad, la defensa de las libertades fundamentales y la democracia, en un mosaico cuya cohesión es la reivindicación de una visión social integral de esta realidad compleja.

Hace unos días apenas, la Comisión Europea ha presentado la comunicación que, resumido en seis grandes desafíos, plantea lo que a juicio de este órgano consultivo deben ser los ejes del Programa de trabajo 2021 para la Unión Europea (UE).

(1) El pacto verde, (2) la adaptabilidad al mundo digital, (3) una economía al servicio de las personas, (4) el fortalecimiento del papel europeo en el orden internacional como polo de libertades, (5) el acoplamiento para una vida integrada, sana y capaz de reconocer y valorar la diferencia, y, finalmente, (6) la defensa a ultranza de la democracia, constituyen, palabras más, palabras menos, el horizonte sobre el que la Comisión Europea, visualiza el año uno de la era Post-COVID-19.

La reducción de hasta el 55% de las emisiones de carbono, asociadas fuertemente al calentamiento global, hasta lograr que sea equiparables a las que había en 1990, es el principal objetivo por alcanzar por parte de la UE antes del 2030.

Movilidad inteligente, economía circular, gestión de los diferentes tipos y excesivos volúmenes de los desechos, el desarrollo de una estrategia de bioeconomía que impacte sobre agricultura y ganadería, y, en general, una estrategia sustentada en la preservación de la biodiversidad, forman parte del compromiso que entraña el pacto verde.

pacto verde
Imagen: European Commission.

Al tiempo que, sin dudarlo, la UE ha calificado a los años que vienen como la década digital. Se trata, se plantea, de asegurar el éxito de la transformación digital y la adaptabilidad en todos los órdenes a este nuevo entorno.

Asegurar el resguardo de los derechos y las libertades de los ciudadanos, su identidad, el intercambio de datos, las condiciones en que los servicios y productos son ofrecidos, marcan la traza de un tipo de regulación más allá de la mera competencia.

Ciertos de que este cometido, en tanto responsabilidad pública, no puede atañer sino al Estado, el afán se plantea de la siguiente manera:

“La Comisión continuará su revisión en curso de las reglas de competencia para asegurarse de que sean adecuadas para el entorno cambiante del mercado, incluida la digitalización acelerada de la economía. También actualizaremos nuestra nueva estrategia industrial para Europa para tener en cuenta los impactos del COVID-19, el contexto competitivo global y la aceleración de la doble transición verde y digital.

“Para garantizar condiciones de trabajo dignas, transparentes y predecibles, una propuesta legislativa para mejorar las condiciones laborales de las personas que prestan servicios a través de plataformas será presentado con miras a garantizar condiciones de trabajo justas y una protección social adecuada”.

europa digital
Imagen: Europeum.

Un marco más amplio que garantice los derechos sociales, proscriba efectivamente el trabajo realizado por niños, afiance la seguridad social, garantice condiciones de salud y seguridad en los centros laborales, constituyen los ejes de lo que se concibe como un plan de acción para una economía social.

Tres desafíos relacionados con el rol de la UE en el mundo completan la hoja de ruta que se ha presentado: (1) El fortalecimiento de Europa como un actor con incidencia mundial; (2) la promoción de los valores y libertades sobre los que se ha edificado lo europeo; y, finalmente, (3) el resguardo de la democracia.

A la sombra, asoman, sin embargo, los nuevos autoritarismos conculcadores de libertades, las previsibles nuevas olas de enfermedades de rápida propagación, la fragilidad reiterada del sistema económico, las desigualdades y los desplazamientos humanos, el deterioro ambiental creciente y su flagelo sobre los más débiles.

Las acechanzas no son menores. Nunca, sin embargo, la oportunidad de colocar la inmensa deuda social ha sido mayor.

Reparar lo que fue, no será suficiente, eso está claro.

Una economía social que abra la oportunidad a una sociedad más justa, más sana, más ecológica, más digital, está ahí, en el viso de futuro al que, justo en el vórtice de la pandemia, estamos obligados todos.

Todos.


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Lecciones de resiliencia digital: la nueva era y su trazo de futuro

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Lejos de estar en otra parte, el futuro está aquí. Lejos de estar lejos, el futuro se hace presente.

Proteger-Prevenir-Transformar se han convertido en los goznes que forman la cadena de conceptos básicos de un enfoque emergente que tiene a la resiliencia como eje articulador de una nueva globalidad.

Educación, inteligencia artificial y digitalización, economía circular, economía digital, pensamiento en red, habilidades, equidad, juventud, objetivos del desarrollo sustentable, clima y medio ambiente, energía, transporte, gobernanza, ciudadanía. 

Forman, a su vez, el listado de prioridades de lo que podría, debería, asomar como un tiempo de lecciones aprendidas.

Decir futuro es, pues, así, decir presente. O aún más, decir: presencia. Todos los signos de lo que sería-estaría en ese por-venir, están ya aquí, son parte, presencia en el presente.

Quien trabaje hoy sólo para resolver la inmediatez presente, quedará atrapado en respuestas que necesariamente llegarán tarde.

El presente es en nuestro tiempo, desde ya, un destiempo. Un ir a destiempo. El anacronismo de la inmediatez.

Inteligencia Artificial en el mundo
Imagen: Computing.

Quien habla de futuro no puede, bajo este horizonte, hacerlo entonces bajo el sino del presente y sus circunstancias vertiginosamente cambiantes.

Retomo en esa línea un documento que de modo reciente ha publicado la Unión Europea en torno a lo que considera una urgente puesta al día de su ruta, tras las lecciones que, se espera, deje la pandemia global.

En lo que el año pasado constituyó su plataforma de trabajo, la entonces candidata a presidir la Comisión Europea, la belga, Ursula von der Leyen, se reconocían ya el alto grado de inestabilidad de una transformación mundial sin un rumbo definido.

Sin imaginar ni remotamente lo que el COVID-19 traería consigo, Von der Leyen hacía un llamado a la unidad para, subrayaba, “disipar temores y crear oportunidades”.

“El mundo de hoy parece cada vez más inestable”, afirmaba la belga, “las potencias existentes caminan solas por nuevas vías y están surgiendo y consolidándose nuevas potencias”.

Aun más, centraba su atención Von der Leyen, “los cambios en el clima, la tecnología y la demografía están transformando nuestra sociedad y nuestro modo de vida, lo que ha generado una sensación de inquietud y ansiedad…”

Hace un año, la plataforma de prioridades con las que la belga llegó a la presencia de la UE, identificaba como la primera prioridad lo que entonces llamó el Pacto Verde.

Ursula von der Leyen,
Ursula von der Leyen (Imagen: El Periódico).

Lograr la neutralidad climática para 2050, significaría, para la Europa de hace menos de un año, ser el primer continente en alcanzar la meta de abatir sus emisiones de carbono.

Pero, sobre todo, el Pacto Verde suponía, en la plataforma 2019-2024, la responsabilidad de conducir la transición industrial, social, política y cultural, que implica la implementación total de una economía verde o economía circular.

Menos de un año después, sin embargo, sobrevino la pandemia. Y con ella, una sacudida en todos los órdenes, sobre una realidad global, desde antes, ya de suyo inestable.

Para julio de 2020, las condiciones del presente eran radicalmente distintas. La pandemia global de coronavirus dejaba sentir todo su rigor en prácticamente todos los sectores de la vida del planeta.

El 21 de julio, los líderes europeos alcanzaron un acuerdo que sienta las bases para la recuperación financiera, al poner a disposición de los estados miembros de la UE la astronómica suma de 750 mil millones de euros, durante los próximos 4 años.

A la par de lo económico, sobresale la aparición del concepto de resiliencia como nuevo eje articulador de la prospectiva europea.

Pacto Verde en el mundo
Imagen: Agropopular.

No es que en forma alguna se haya dejado de lado el objetivo climático, se le coloca, en todo caso, en un mayor: el reconocimiento de que nadie estaba preparado para un evento como la pandemia.

A la vez, se hace un reconocimiento explícito en torno a la necesidad de generar nuevas capacidades para la recuperación en todos los órdenes, ya que haya pasado la emergencia.

Inteligencia preventiva y fortaleza para la recuperación, forman las dos tenazas en cuyo centro sigue estando la certeza de que el planeta vive una serie de cambios profundos, todos ellos interconectados.

En un documento guía, así, elaborado por un grupo multinacional de expertos se identifican los grandes grupos de nuevas prioridades que, bajo la égida, de la resiliencia el mundo deberá comenzar a plantearse con mayor seriedad.

Ser capaces de formular una conducta resiliente, no a partir del desastre, sino de un diseño de políticas que tiendan la cualidad resiliente de las personas y las naciones.

“En medio de una emergencia sanitaria global y la recesión económica inminente”, se suscribe, se impone “un modelo de recuperación y una inversión concertada en la investigación y la innovación, que tenga como centro a las personas, el planeta y una prosperidad compartida”.

Europa asume, así, que “debemos asegurarnos de que, junto con la comunidad científica y expertos, dirijamos la inversión hacia una mayor protección contra los impactos adversos de las crisis económicas y ambientales; una mejor preparación para afrontar los riesgos emergentes a gran escala; y una profunda transformación capaz de conciliar la sostenibilidad con resiliencia”.

 El futuro presente.


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El impacto global de la pandemia, entrevista a Gerardo Gil Valdivia

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La capacidad de gestión de crisis ante la rápida expansión del virus de la Covid-19, debe considerar todas las implicaciones y medidas posibles para disminuir su impacto devastador. En ese sentido, Gerardo Gil Valdivia, presidente del Club de Roma en México, en una entrevista hecha por el periódico español La Vanguardia, explica el escenario actual ante la evolución de la Covid-19, destacando que es imprescindible que todos los sistemas políticos, principalmente los autoritarios y totalitarios, sean transparentes, anteponiendo las necesidades y derechos de las personas.

A continuación, presentamos parte de esta entrevista y algunas de las preguntas que se le plantearon –las preguntas y respuestas son transcritas de manera íntegra del original–.


Entrevista

—¿Cuál es la postura de la organización que Usted representa sobre la complicada situación que enfrenta el orbe ante la emergencia sanitaria?

El Club de Roma está más activo que nunca bajo el liderazgo de dos distinguidas mujeres, Sandrine Dixon-Declève y Mamphela Ramphele. Desde su fundación en 1968 ha tenido un lugar determinante en la discusión sobre el futuro de la humanidad y del planeta. Fue creado a iniciativa de Aurelio Peccei, eminente empresario, promotor y pensador italiano, a fin de analizar los predicamentos de la humanidad, con un enfoque multisectorial e interdisciplinario, para tener una visión global y holística de largo plazo. Iniciativa que pretendió un análisis y una discusión libre de los problemas comunes que afectan a la humanidad, en un mundo polarizado por la confrontación ideológica. El objeto fue el de analizar los temas con base en la más actualizada información científica, sin subordinación a intereses ideológico-partidistas ni corporativos. El primer informe fue encargado al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y se publicó en 1972 con el título de Los límites del crecimiento. Este libro tiene un lugar determinante en la historia de las ideas a nivel mundial hasta la fecha.

Después de dicha publicación, el Club de Roma ha difundido más de 40 informes. Entre ellos, destaca en forma particular La primera revolución global, publicada en 1992, a raíz de la caída del Muro de Berlín, y más recientemente, Come on! Capitalismo, cortoplacismo, población y destrucción del planeta. Actualmente, el Club de Roma ha planteado a la comunidad internacional un Plan de Emergencia Climática, también analiza la emergencia de nuevas civilizaciones, el replanteamiento de la estructura financiera y económica, entre otros temas.

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Imagen: Claridad Puerto Rico.

—¿Qué opina del Plan Mundial de Respuesta Humanitaria a la Covid-19 formulado por el Secretario General de la ONU, António Guterres?

Es el principal medio de recaudación de fondos de la comunidad internacional para apoyar a los países de ingreso bajo y medio para combatir la pandemia y sus efectos. Es una reacción adecuada por parte de Naciones Unidas para atender este grave problema. La ONU pide 6.7 mil millones de dólares para proteger millones de vidas y frenar la propagación del coronavirus en países frágiles.

Aunque el pico de la enfermedad se espera hasta dentro de algunos meses en los países en desarrollo, ya en varias regiones se desploman los ingresos, se pierden empleos, los suministros de alimentos caen, los precios suben y los niños no reciben vacunas y comidas. Es por esto que el sistema humanitario reacciona para evitar conflictos, hambre, pobreza y enfermedades, como resultado de esta pandemia.

—¿En qué consiste el Pacto Verde y la Agenda Digital propuestos por la Unión Europea?

En la Unión Europea se plantea la recuperación de la crisis económica y social provocada por la pandemia de la Covid-19 sobre varios ejes. Dos de los fundamentales son el pacto verde y la agenda digital. El pacto verde debe conllevar la revisión de las formas de organización económica y social para hacerla sustentable ambientalmente. Debe pasar desde la industria, la agricultura y los servicios. Contempla impulsar la transición energética hacia fuentes limpias de energía. Abarca, desde luego, el transporte, pero comprende hasta el diseño de los edificios.

Como hemos comentado, vivimos en el periodo de mayor innovación científica y tecnológica de la historia, pero este proceso se va a incrementar cada día más. Impactará el estudio, el trabajo, la recreación, en suma, todos los aspectos de la vida cotidiana. Se desarrollará más desde la inteligencia artificial, hasta la investigación en todos los temas como la salud, la alimentación y la preservación del ambiente.

pandemia estadisticas
Imagen: Ojo Público.

—¿Qué características mínimas debería tener el modelo económico que permita salir pronto del caos originado por el Sars-CoV-2?

Depende de cada país y de su nivel de desarrollo. Para las economías emergentes, me parece, podrían comentarse algunas líneas básicas: en primer lugar, desvincular el progreso y el bienestar de la destrucción de la naturaleza. En segundo término, lograr un desarrollo más equitativo a nivel social y regional, así como sustentable ambientalmente.

En el tema del crecimiento económico difiero mucho de mis colegas ambientalistas de los países ricos, que preferirían que ya no se diera más crecimiento. Pero este planteamiento es inadmisible en los países pobres y en las economías emergentes por la enorme problemática social que deben enfrentar. De igual forma, es muy importante que este progreso y bienestar se logren a través de medios democráticos, con instituciones fuertes y un eficaz Estado democrático de Derecho.

Hoy más que nunca es necesario defender y preservar los derechos y las libertades fundamentales de las personas.

Parece que ahora mismo las mujeres han asumido un papel protagónico para enfrentar la pandemia.

Así es. Durante esta crisis han brillado varias mujeres en cargos clave. Destaca, desde luego, Angela Merkel, canciller alemana; Ursula von der Leyen de la Unión Europea; Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda; Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional; Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. Han mostrado liderazgo, sensibilidad y una gran capacidad de comprensión del complejo momento que vivimos y del cambio de época que nos está tocando afrontar y conducir.

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Imagen: Reporte Índigo.

—¿La humanidad se debe preparar para contrarrestar otros riesgos comparables al originado por el tsunami de la Covid-19?

Desde luego que sí. La pandemia de la Covid-19 es una más de las que se han tenido que enfrentar en los últimos años. Pero desde luego hay otros riesgos globales derivados del daño que le estamos causando a la naturaleza, como los eventos catastróficos provocados por el cambio climático de origen antropocéntrico.

Los nueve límites planetarios son: la destrucción de la capa de ozono; la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de océanos; la pérdida del suelo fértil; el consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo en la biosfera y los océanos; la concentración atmosférica de aerosoles y el cambio climático. Desde luego, siempre existe el riesgo de catástrofes cósmicas. También, como lo señala uno de los recientes informes al Club de Roma, existen amenazas que surgen de las nuevas tecnologías o de la manipulación descuidada de patógenos y, claro, la amenaza de un conflicto nuclear.

¿Y parece que tampoco se puede descartar un posible rebrote de la misma pandemia?

Por lo pronto el riesgo es que un desconfinamiento desordenado pueda generar una intensificación de los contagios. Además, creo que aún falta más investigación para conocer esta pandemia en toda su magnitud. Parece ser que, además, existe el riesgo de nuevas pandemias.

La estructura internacional tanto en materia de salud como financiera se han visto rebasadas. Lo mismo sucede con los sistemas sanitarios de casi todos los países del mundo. Además, creo que vienen cambios en todos los órdenes de la vida social e individual. Asimismo, estoy convencido de que tarde o temprano habrá que adaptarse a formas de vida más amigables con la naturaleza. Como refería, tendremos que desvincular el progreso y el bienestar de la destrucción de la naturaleza y de la sobreexplotación de los recursos naturales. Y, si bien hemos hablado de la pandemia de la Covid-19, de la crisis económica y sus efectos sociales en todo el mundo –y nos hemos referido también a la crisis ecológica global que agrava la pandemia–, hay otro peligro que se puede exacerbar con la situación actual, que es el rebrote de las tendencias totalitarias y autoritarias que se ven en numerosos países del mundo.

En este punto hay que deslindarse de los grupos mercenarios que dicen defender la libertad para proteger a los grandes intereses corporativos. Por eso es importante revisar y reformar los sistemas políticos democráticos.


*Texto tomado de la entrevista original hecha por el periódico La Vanguardia.


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Recuperación de la crisis del COVID-19, el Pacto Verde y la Agenda Digital

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La pandemia del COVID-19, la crisis económica global que provocó, sus efectos sociales y políticos, así como el futuro que nos depara, generan aún más preguntas que respuestas.

Sobre la pandemia del COVID-19 persisten muchas interrogantes en cuanto a su origen y evolución. En forma entendible, la atención se centra tanto en la elaboración de la vacuna como de los tratamientos y medicamentos que permitan curar este mal. Pero aún falta descubrir si el surgimiento de esta pandemia tiene una vinculación precisa con la contaminación que padece el planeta en todos sus ámbitos: el cambio climático, los efectos de la alteración de la composición geo-bioquímica de la Tierra, y la destrucción masiva de especies como consecuencia de los modelos de desarrollo depredadores de la naturaleza.

En el aspecto económico, es claro que vivimos la mayor crisis internacional de los últimos cien años. Para varios analistas esta crisis es solamente comparable con la “Gran Depresión” de 1929, que estimuló lamentables acontecimientos políticos como el triunfo del nacional-socialismo en Alemania.

Los organismos económicos y financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, e instituciones regionales como el BID y la CEPAL, plantean la necesidad de movilizar cuantiosos recursos para superar esta crisis y retomar el camino del crecimiento y el desarrollo.

recuperacion riesgosa
Ilustración: Bretton Woods Project.

Cada país saldrá de esta problemática sanitaria y económica de acuerdo a sus capacidades. Los países altamente desarrollados, con una sólida posición fiscal, alta capacidad de endeudamiento y acceso a recursos financieros baratos, están en condiciones de canalizar grandes sumas de dinero para apoyar su recuperación. Las economías emergentes y los países pobres tienen un margen fiscal y una capacidad de endeudamiento mucho más reducidos. En consecuencia, es previsible que los efectos sociales y humanitarios de esta crisis sean mucho más graves.

Según la ONU, la economía mundial se contraerá 3.2% en 2020. La CEPAL pronostica una fuerte caída de la región. Asimismo, señala que en México esta crisis provocará un importante aumento de la pobreza y de la pobreza extrema. Este organismo señala que nuestro país tendría en 2020 un incremento de 4.8 puntos porcentuales en los niveles de pobreza extrema, en comparación con el año anterior, esto es, pasaría del 11.1% al 15.9% de la población en esta situación.

Como resultado de esta crisis global, en un primer análisis resulta que los sistemas sanitarios nacionales, aún en países desarrollados han sido insuficientes para la atención de la pandemia del COVID-19. Así también, es importante revisar y fortalecer a la Organización Mundial de la Salud (OMS). De igual forma, la estructura de las instituciones económicas y financieras multilaterales, y los mecanismos de cooperación internacional, resultan insuficientes para afrontar los riesgos globales.

Pero ahora falta saber cuándo y en qué términos vamos a regresar a la “normalidad”, y en la misma medida analizar cómo se va a dar la recuperación económica. Si las cosas van a volver a los esquemas de crecimiento económico altamente contaminante, destructor de la naturaleza y excluyente, corremos el riesgo de haber pagado un alto precio social, económico y humanitario que habrá sido inútil porque seguiremos siendo altamente vulnerables a los riesgos globales.

En este contexto, me parece importante atender al plan de recuperación que plantea la Unión Europea. Además de la movilización de cuantiosos recursos económicos a nivel continental en adición a los esfuerzos de cada país, el plan está basado en buena medida en el Pacto Verde y la Agenda Digital, según lo enuncia Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea.

avance economico
Ilustración: Egade.

El Pacto Verde europeo plantea cómo hacer de Europa un continente climáticamente neutro en 2050, impulsando la economía, mejorando la salud, y la calidad de vida de los ciudadanos, protegiendo la naturaleza y no dejando a nadie atrás. El Pacto Verde establece una hoja de ruta con acciones para impulsar un uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular; restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación. Para alcanzar estos objetivos se propone invertir en tecnologías respetuosas del medio ambiente; apoyar la innovación industrial; desarrollar sistemas de transporte público y privado más limpios, más baratos y más sanos; descarbonizar la energía; garantizar que los edificios sean más eficientes desde el punto de vista energético; y en forma muy importante promover normas medioambientales mundiales.

La Agenda Digital es también un proyecto que tiene varios años en desarrollo en la Unión Europea pero que se retoma con más fuerza a raíz del COVID-19, y conlleva re-diseñar las industrias y el sector servicios, siendo necesario incrementar la inversión en tecnologías digitales, infraestructura e innovación. Esto impactará prácticamente todos los sectores de la economía y la sociedad europeas.

En suma, en el proceso de recuperación y reconstrucción es necesario ir más allá para hacer sustentable el futuro de la humanidad. Son elementos fundamentales tanto el Pacto Verde como la Agenda Digital. Es indispensable diseñar una economía regenerativa, socialmente incluyente, así como preservar y fortalecer las libertades individuales.

La crisis provocada por el COVID-19 mostró cuán vulnerable es la sociedad internacional. Pero el confinamiento está mostrando también enormes posibilidades de acción de la sociedad civil y de la academia. Esta traumática experiencia que estamos viviendo nos enseña la urgencia de actuar para evitar otras catástrofes.


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