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El panorama que se había pronosticado en México

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Comentamos en este espacio que la temporada decembrina sería muy peligrosa, ya que con el confinamiento tan largo, la imposibilidad de ver a los seres queridos, ante los festejos de la Navidad y el Año Nuevo, la gente se desbordaría y haría caso omiso al cero fiestas, reuniones y visitas; aunado al frío que está pegando en todo el mundo y eso ha tenido también repercusiones en los resultados de los contagios y muertes.

En esa participación las cifras que compartimos eran: contagios 1´129,379, casos sospechosos 395,511 y lamentables defunciones 113,019; comparadas con las de ahora (21 de enero), con un incremento impresionante de contagios: 1´668,396, casos sospechosos 421,255 y lamentables defunciones 142,832.

Hoy con mucha pena vemos que los crematorios están saturados, que al fin las autoridades aceptan que los hospitales lo están también, así como el personal médico, el cual se encuentra exhausto, cansado, minimizado en su actuar, ahora que vivimos un estado de emergencia y semáforo rojo. Nuevamente las autoridades están recomendando a otro confinamiento; se nota que ellos, al menos, tienen el ingreso asegurado, y si bien están asistiendo a trabajar, no tienen el temor de que sus familiares les pidan comida y ésta no haya en la casa. Definitivamente es muy fácil decir “quédate en casa” cuando hay cinco o más bocas que alimentar y la comida no llega. ¿Qué se hace en ese momento y sin ningún apoyo gubernamental?, la situación se complica mucho sin duda alguna, veamos cómo estamos parados frente a otros países en cuanto a los apoyos financieros que se han dado a consecuencia de la pandemia.

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(Fuente: Reforma).

Déjeme aclararle, querido lector, que en este momento me encuentro en Portugal, en la ciudad de Porto y pese a que aquí el uso del cubrebocas es obligatorio y sancionado al no portarlo, y que hay restricciones los fines de semana de cerrar los negocios a las 13:00 P.M., y sólo los restaurantes pueden operar con comida para llevar, nos acaban de avisar que viene un confinamiento “total” por 30 días. El tema está en que las escuelas no cerrarán y sólo se permitirá llevar a los niños a las mismas y pasar por ellos (aunque se está estudiando la situación, dado que le nueva cepa ataca a niños de 10 a 20 años de edad; por eso se verá en la semana si se cierran completamente los centros de estudio); salir a comprar la comida, medicinas o acudir al banco.

Cabe aclarar que pese a que los contagios suenan mínimos (500 a 600 por día, claro está, la población de todo Portugal es mínima, 10.295.909 personas comparada con México donde habitamos más de 120 millones de personas), el gobierno está apoyando en reducciones de tarifas de gas, luz, pago de rentas o hipotecas hasta septiembre próximo, por lo que la necesidad de salir aminora, y aun así, hay muchos negocios que decidieron no hacer caso al llamado y han abierto sus puertas; muy pocos o contados son los comercios que abrieron en los centros comerciales, pero la mayoría de los que están en las calles sí decidieron abrir porque han protestado que de no hacerlo se perderían muchas fuentes de trabajo e inversiones.

Esta reflexión no es para justificar los actos de nuestras autoridades, todo lo contrario, Pero no podemos desalentar la superación personal y la inversión formal, ya que no puede sólo permanecer en casa y esperar a que llegue el día de votaciones para elegir a quien le ofrecerá beneficios, debe buscar los medios y recursos para ganarse su sustento y el de su familia.

Mucho se ha comentado y cuestionado el actuar del Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, sus cálculos de escenario catastrófico de 60,000 lamentables defunciones, pues llevamos mucho más que el doble y no hay ninguna acción de corrección del rumbo por parte de ninguna de las autoridades –llámese Salud, Presidencia, la que quieran–. Tal pareciera que así como lo comenté en este mismo espacio, la idea es que se vea ya tan normal que resulta lo mismo llegar a 200,000 o 250,000; total, son seres humanos, así como los homicidios dolosos que el año pasado rompió récord y eso que esta administración promovió “abrazos no balazos”, y que en el sexenio del presidente Calderón, se declaró una guerra no tan bien pensada al narco y hoy que estamos más “en paz” –supuestamente–, superamos las cifras históricas, es inexplicable e intolerable.

Las cifras no se pueden ocultar. Por mucho que se haya intentado, todos sabemos cómo  ha actuado el gobierno

Ahora se desea la desaparición del Instituto Federal Electoral, escollo final ante su afán de conservar su mayoría en las gubernaturas, diputados y senadores, pero pese a todo su ejército de simpatizantes que atacan e intentan despedazar a los que atinadamente señalan las verdades incómodas de esos resultados fatales en economía, salud, seguridad, política exterior, etc., que no dejan de atacar a los periodistas, que no aceptan sus órdenes, que están en desacuerdo con sus acciones y los exponen, pues sus reuniones de comunicación diaria son más bien tratar de justificar que “todo” está en el mal actuar de los gobiernos pasados, que él, AMLO, es un buen presidente.

Sin embargo, en lugar de limpiar la casa, ensucia mucho más con los acciones de sus familiares, con sus “aportaciones”, contratos de asignación directa con PEMEX, compras de terrenos con uso del suelo otorgado en tiempos récord para hotelería y turismo (curiosamente en tramos del famoso y tan criticado tren Maya); negocios millonarios que nacen de la noche a la mañana en fabricación de chocolatería y cervecería, escándalos de viajes por el mundo en aviones privados, gastos en los mejores hoteles, restaurantes y, lo peor, subirlos y exponerlos en las redes sociales.

¿Realmente el pueblo mexicano es tan ciego?, ¿no ve lo que no se puede ocultar?, ¿no entiende lo lógico?, ¿le conviene seguir pensando que el redentor habita en Palacio Nacional? México es más grande y su pueblo también, hay que buscar que no siga el saqueo.

Queda demostrado que criticar es muy sencillo, actuar con congruencia y honestidad se ha vuelto complicado y prácticamente imposible de aplicarlo en México.

Nos seguimos leyendo si gustan.


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