Aquí vamos otra vez, comenzando el 2021, y concluyendo el agradable tema de los perfumes. Vamos a retomar en las postrimerías del siglo XIX y haremos un recorrido que nos dejará justo en la puerta del desarrollo de las fragancias en el inicio de este nuevo año.
A finales del siglo XIX el desarrollo de la ciencia permitió que las mezclas químicas posibilitaran la creación de perfumes más delicados. El alcohol, su grado de pureza y las mejores técnicas de extracción y destilación de esencias florales o de hierbas establecieron nuevas formulaciones entre las que destacó el Eau de Cologne (agua de colonia) creada por Jean-Marie Farina y que la desarrolló inspirado en el Aqua Mirabilis que se producía en los monasterios italianos de la Edad Media. Aparentemente Farina sólo agregó bergamota a la fórmula de la Mirabilis y con ello consiguió un aroma que rememoraba olores de las frutas y flores, incluso él la describía como una esencia que estimulaba “sus sentidos y su imaginación”.
El siguiente paso importante en el desarrollo de fragancias lo dio la casa Houbigant, en el año 1882. En este establecimiento, el perfumista Paul Parquet crea la fragancia “Fougère Royale” que marcó una nueva tendencia en perfumería. La línea Fougère es la la base de una nueva familia icónica de perfumes de fantasía, ya que es la primera en incluir en su composición una molécula de síntesis: la cumarina.
A finales del siglo XIX se comienzan a usar los nitroalmizcles. Esta formulación fue descubierta de forma totalmente accidental por Albert Baur que, buscando sintetizar una sustancia que él esperaba fuera mejor explosivo que el TNT, terminó obteniendo la denominación de “Musk Baur” como el primer musk sintético de varios que fueron desarrollados posteriormente.
El siglo XX llega como marco del máximo desarrollo de la perfumería como industria. Pierre-François Pascal Guerlain crea la compañía que firma con su nombre y que es, hasta la fecha, una de las marcas emblemáticas de perfumes.
En la Belle Époque, con el Art Nouveau como muestra de la expresión artística de la era, François Coty crea su primer perfume que lanza bajo la marca “Chypre” en 1917, haciendo popular esa familia olfativa. El éxito de Coty lo lleva a crear la Cité des Parfums, donde genera un complejo industrial a las afueras de París, dedicado exclusivamente a la creación y desarrollo de perfumes. Lalique se asocia entonces con Coty e inician el desarrollo de los perfumes como un producto de lujo que se vende a nivel mundial, es decir, la perfumería moderna en todo su esplendor.
Así transcurre el siglo XX entre arte, moda y perfume. Los años 20 son una época alocada en la que los habitantes de la post-guerra buscan emociones extremas e intensas. Así, en la industria de los perfumes se incorporan los aldehídos que aportan una novedosa frescura y dinamismo a los perfumes. Entre éstas, está una de las fragancias emblemáticas del siglo XX, el Chanel No. 5 que Ernest Beaux crea para Coco Chanel en 1921. Este perfume tuvo un gran éxito en la alta sociedad de la época y, su estilizado envase lineal, sigue siendo icónico aún en esta primera veintena del siglo XXI.
Posteriormente, en los años 30, se desarrollaron las fragancias llamadas “cuero” que contenían ciertas inflexiones florales que fueron agregando variedad a las esencias de las que se disponía dando diversidad y más posibilidad de mezclas. Este desarrollo continua hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la casa Dior lanza el New Look, que marca el inicio de los nuevos tiempos en los que la moda y el perfume se vinculan, singularizándose los de las marcas de alta costura.
En los años 50 se establece el apogeo de las marcas de perfumería francesa. Poiret, Worth, Chanel, Lanvin, Nina Ricci y Patou (“el perfume más caro del mundo”), son los grandes nombres de la moda que tienen su perfume. Adicionalmente se abre un mercado masculino con las «eaux de toilette» con aromas como la lavanda y el vetiver. Por otro lado, el perfume americano avanza rápidamente para ocupar un lugar de relevancia en el mundo. Además, inicia un nuevo mercado de perfumes y fragancias más asequibles que vienen a democratizar, con aromas más ligeros, simples y diversos, el acceso para otros niveles socioeconómicos.
La Revolución Hippie de los años 60 pone de moda el patchouli. Aparecen aromas frescos con una intención de ofrecer fragancias suaves. Después, la reivindicación femenina/feminista de los años 70 genera una oferta más conceptual para seducir a una mujer más sofisticada, provocadora, que desea ser además, natural y romántica. Los atributos que las mujeres valoraban entonces en los perfumes eran variados y polifacéticos, tal como ellas comenzaban a concebirse, y a partir de las características que fundamentaban una nueva identidad femenina contemporánea.
De los años 80 a los 2000 se popularizaron aromas potentes, que provocaban fuertes sensaciones, que se asociaban a ambientes y elementos de la naturaleza. Así es como el mar se pone de moda. Las esencias que representaban las conquistas de hombres y mujeres en los deportes extremos y en el campo profesional fueron valoradas por los yuppies y baby boomers. Emociones fuertes, excitantes, muy intensas que compartían el mercado con otro tipo de aromas que buscaban evocar ambientes hogareños y tranquilizadores con la dulzura del gusto por la vainilla y el caramelo. Esta tendencia se corona con el lanzamiento de “Angel”, fragancia de Thierry Mugler que, en muy poco tiempo, se posiciona en el top ten europeo.
Finalmente, el siglo XXI está identificado en la industria de la perfumería como el de la explosión de la creatividad. En el XX se marco la tendencia con la creación de moléculas. El siglo XXI debe resistir modas e incorpora tecnologías revolucionarias para crear perfumes lifestyle, que incluyen el ludismo y la participación de celebridades que, de un momento a otro se ponen de moda y hacen famosa alguna marca, incluso las que desarrollan bajo sus propias firmas.
Ésta es una época que desafía a los sentidos. Las fragancias Gourmand, basadas en creaciones olfativas dulces que se expresan en perfumes “golosos” y rememoran la infancia o provocan la fantasía son una de las principales tendencias. Otra es la de las “summer fragances”, otra está basada en los desarrollos bajo una marca paraguas que, utilizando diferentes concentraciones de una esencia “madre” diversifican su oferta, incluyendo otro tipo de artículos perfumados como desodorantes, lociones corporales, gel de ducha, shampoo, etc. Otra de estas tendencias es la de incorporar aromas orientales que, a través de los inciensos y especias, abren nuevas posibilidades para los consumidores occidentales. Como podemos ver, es un mercado que se diferencia de manera importante y que busca satisfacer los deseos de muchos segmentos de población diferentes aproximándose a las aspiraciones de cada grupo.
Por ejemplo, ahora que en la primera veintena del siglo XXI la conciencia medioambiental está asentada y se consolida más allá de una simple tendencia de la moda, el desarrollo de la perfumería ha tenido que incorporar certificaciones sobre métodos de extracción realizados con buenas prácticas ecológicamente sostenibles, incluso sustentables. Los envases, estuches y accesorización en torno a los perfumes encuentra nuevas formas de expresión en la exploración de nuevos materiales. Incluso, se abren nuevas puertas para aventurarse en la evolución de esta industria, principalmente la perfumería molecular que ofrece una infinidad de posibilidades a los perfumistas. Este desarrollo molecular ofrece una nueva paleta de fragancias con las que se crean auténticas obras de arte con aromas sorprendentes y deliciosos. Esta tendencia es una fusión de la inteligencia humana y artificial que, uniendo la ciencia y la naturaleza, seguirán sorprendiéndonos con nuevos e insospechados aromas.
¿A qué crees que olerá tu futuro? ¿Cuáles serán las esencias que marcarán tu historia? Aquí seguiremos juntos para descubrirlo y disfrutarlo. Hasta la próxima.
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