Pilar Montes de Oca

División de opiniones

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Hasta hace no mucho tiempo, todos los periódicos tenían una página en que hacían una crónica taurina, especialmente los lunes, casi siempre tenía una extensión de una página, algunos diarios la tenían en la sección deportiva y otros en la cultural. La mayoría de la prensa escrita prescinde de la sección actualmente. Se usaba un lenguaje muy particular especialmente para los comentarios de los festejos sucedidos en otras plazas de la República, que tenían que ser breves, concisos y descriptivos, por ejemplo, “faena preciosa”, “estocada en lo alto”, “oreja”; o “buenos derechazos”, “pinchazo en lo alto”, “estocada”, “vuelta al ruedo con fuerza”. Pero se utilizaban dos que, además de muy breves, eran muy descriptivos, uno era silencio, que quería decir que no había interesado a nadie en la plaza, y el otro división de opiniones que significaba que una parte de los aficionados habían aplaudido la faena del torero y la otra lo había silbado, no se sabía si era 50 y 50, o 60 y 40, o 70 y 30. El caso es que una parte lo había ovacionado y la otra lo había abucheado.

         Creo que en este momento desde el punto de vista social y político transcurrimos por un estado de División de Opiniones. Estoy convencido de ello por algunos comentarios surgidos a partir del terrible asesinato ocurrido en los límites de Sonora y Chihuahua, en el que fueron masacrados tres mujeres y seis niños, varios de ellos recién nacidos; sobrevivieron varios pequeños, alguno herido de gravedad, y fueron rescatados después de un terrible periplo de uno de los sobrevivientes. Toda la prensa trató el caso como una verdadera aberración inútil y exagerada, el gobierno ha dado diversas explicaciones y ya detuvo a un sospechoso. Creo que la mayoría estamos de acuerdo que matar, y en particular de la forma que lo hicieron, a tres mujeres y a seis de sus hijos, es un hecho execrable, y que independientemente de los motivos que los asesinos pudieran esgrimir es el colmo de la violencia inane.

lebarón.
Fotografía: El Universal.

         Desafortunadamente en el transcurso de los días he escuchado algunos comentarios, unos públicos y otros privados, que sin justificar menosprecian los hechos. Hace poco un paciente en mi consultorio me hizo comentarios que me dejaron sorprendido y quizá abatido. En mis entrevistas con mis enfermos no acostumbro tener conversaciones de índole política, sin embargo, en esta ocasión el paciente sacó el tema de la seguridad y el desperdicio de tiempo, recursos y el prestigio que este crimen le ocasionaba al gobierno de la 4T. Me dijo de manera clara que en tal incidente, siendo las víctimas miembros del grupo de los LeBarón, seguramente estaba justificado por sus antecedentes; me quedé atónito y evité hacer comentarios.

Uno o dos días después, en el elevador de un hospital al que asistía a pasar visita subió un cirujano muy capaz, exitoso de edad media, acompañado por dos de sus alumnos o ayudantes, y a voz en cuello, les comentaba algo parecido, que el Secretario de Seguridad y menos el Presidente de la República, debían desgastarse por un crimen en que las víctimas eran miembros de un grupo como los LeBarón. Además, para colmo, me he enterado que Pilar Montes de Oca, la ex directora de Algarabía, expresó en sus redes sociales que no sentía ninguna pena por las muertes de las mujeres y los niños y que incluso podrían haber llegado a tener un final peor.

En ninguno de los tres casos tengo una explicación para que se justifique o subvalué un crimen de la magnitud de lo sucedido. Mi paciente es un hombre serio, trabajador responsable, al que conozco desde hace muchos años y me parece que es incapaz de violencia alguna; el cirujano es un profesional trabajador, dedicado, exitoso y muy dedicado a la enseñanza de las generaciones jóvenes. Y Pilar Montes de Oca es una lingüista destacada que ha emprendido, con muy buenos resultados, el proyecto editorial de Algarabía, una revista con publicaciones diferentes, originales, incluso provocativa, y emergente, pues así como aborda aspectos del lenguaje, incluye muchos otros temas de interés para el público. Es diferente incluso en su formato. Yo tuve la oportunidad de escucharle en una sesión de la Academia de Escritores Médicos, ya que ella es hija de un destacado médico que trabajó muchos años en el IMSS; la plática resultó muy entretenida, es una conferencista extraordinaria, muy divertida y enriquecedora, por eso no concibo ¿por qué y cómo se atreve a poner en sus redes sociales comentarios de esa índole? Simplemente no tengo explicación.

Pilar Montes de Oca.
Pilar Montes de Oca, ex directora de Algarabía.

Al parecer los comentarios surgen por los orígenes de la comunidad de La Mora (Sonora) y la familia LeBarón, que viene de una escisión de una comunidad mormona del sur de Estados Unidos –por cierto, acontecida a finales del siglo XIX y principios del XX–, y que hizo que los pobladores se establecieran en Sonora, Chihuahua y Ensenada. Es un hecho que los fundadores tuvieron inicialmente problemas y que estos fueron resueltos de manera violenta, pero se han convertido en comunidades muy trabajadoras y exitosas. Si a todos nos juzgaran por la violencia que nuestras comunidades religiosas han tenido, no habría quién lanzara la primera piedra. Si a los católicos nos condenaran por la pederastia de los curas irlandeses o de Cotija, nadie alcanzaría el perdón de nadie.

Creo que la División de Opiniones se debe a la fuerza y al éxito de las conferencias matutinas del presidente de gobierno, en ellas con su muy particular lenguaje, marca líneas, crea programas y establece verdades que sus seguidores acatan sin analizar, valorar, es decir, sin chistar. La otra causa es parecida, que la izquierda en todo el mundo acepta teorías, juicios e incluso toma actitudes sin examinar, con una disciplina partidaria que les impide pensar mejor. Para enterarse de estas formas de disciplina y las consecuencias de desobedecerlas, les recomiendo leer Autobiografía de Federico Sánchez de Jorge Semprún.

Lo cierto es que independientemente de las causas, motivos, o explicaciones que se vayan descubriendo en los crímenes, estos son barbáricos, injustificables y, además, inútiles.

Lecturas recomendadas:

https://bit.ly/2CF5EkV

Jorge Semprún. Autobiografía de Federico Sánchez. Planeta. Barcelona. 1977.