poderes políticos

Más sabe el diablo por viejo que por diablo

Lectura: 3 minutos

Entre hombre y hombre no hay gran diferencia.
La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia.
Tucídides.

Digo que la experiencia es la ruta más corta para lograr algo; o, la línea más corta entre un punto y otro. A otra persona le escuché decir que experiencia es tener un colmillo bien afilado. Para mi padre la experiencia es lo que indica el título.

En política estos criterios se hacen carne, más cuando se dirige un proyecto. La experiencia permite tener una visión periférica entre el objetivo meta y la realidad.

Con visión periférica no me refiero al sentido estricto de la frase vinculada a la vista, sino al sentido figurado para focalizar y deducir lo que se quiere lograr a partir de lo experimentado.

experiencia politica
Imagen: Chris Van.

Este criterio no es bueno ni malo. Es un proceder práctico que ejerce quien expresa una intención. Que, si bien puede generar conflictos e incertidumbres, también es una garantía y certeza, porque se infiere que quien haya tenido el conocimiento empírico (la experiencia) es porque sabe qué se requiere o qué descartar para el logro de un objetivo. O sea, es la línea más corta entre un punto y otro.

En el artículo anterior, hablé acerca de los dos tipos de conocimientos para el aprendizaje (el empírico y el racional). Que el primero llega por los sentidos y el segundo por el uso del intelecto.

Me parece que los actos y resultados del presidente de la República, conexos a su discurso, no han hecho más que revivir desde su experiencia lo que la gente quiere como bien suyo.

Con su discurso general ha sido capaz de mantenerse con un alto grado de aceptación porque sabe qué decir a quienes lo escuchan. Aquí la pregunta es quiénes lo escuchan, no quienes lo oyen. Que también son conceptos diferentes.

Bien, respecto del escuchar, el receptor presta con total atención voluntaria, pone todo su ser en función de lo expresado por el emisor; el receptor incluso demuestra respeto y hasta admiración por el emisor. Todo ello porque pone los cinco sentidos en la expresión del emisor.

teatro 4t
Imagen: Rictus.

Por otro parte, oír se limita a la percepción del sonido escueto. El emisor puede estar diciendo lo que sea, pero el receptor tiene sus sentidos en otra parte. No le importa lo que se expresa.

Quizás puede estar viendo al emisor, pero su mente está volando en sus propias ideas. En este caso el receptor ni escucha ni respeta al emisor, por lo mismo no lo escucha, porque no lo respeta. No hay un acto de atención voluntaria porque no le interesa.

Pues AMLO ha logrado que la gente lo escuche; que el 60% de personas que siguen ubicándolo con un alto grado de preferencias como líder nacional indiscutible lo respeten, y lo sigan voluntariamente, por ello marca cada día la agenda sociopolítica.

Sin duda, ha sabido manejar con gran experiencia que había dos tipos de paradigmas y no premisas; confluyendo en un nuevo modelo que él propone a partir de la molestia popular con los políticos.

El primero, que todos los que gobernaron antes que él, llegaron pensando en que por si acaso no volvían a ocupar un puesto importante, aprovechaban llevarse lo que podían. Algo así como políticos hechos piratas, o piratas hechos políticos.

políticos
Imagen: Dreamstime.

El otro paradigma, fue que los recursos financieros y económicos logrados por ellos fue por corruptos, ladrones, inconscientes, antipatriotas; poco importan los más necesitados (los pobres).

De ahí creó su propio paradigma de autobeneficio político, que mientras los otros son corruptos, él es honesto y no dice mentiras. Dice las cosas como ocurrencia porque así actúa regularmente la gente. Primero dicen las cosas y luego las piensan. Así es el pueblo en general, por eso se identifican con él, quiere esa inmensa mayoría que termine su periodo.

En otras palabras, él actúa como actúa el pueblo. Ha sabido utilizar su discurso emulando la frase del título: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Lo creen sabio, lo sienten sano, lo han hecho suyo. Por eso le creen. Esto no es ni apología ni recriminación, es lo que veo. ¿Le suena?


También te puede interesar: AMLO: Al mismo tiempo Tesis y Antítesis de la 4T.

Espíritu transformador, herencia histórica

Lectura: 3 minutos

Patria, pobre, mía.
 Famélicos y lánguidos talentos
pretenden todos usurpar tu esencia
en cada tramo de tu lejanía.
A cada paso te miro más distante
amada patria mía.  
Gerardo René Herrera Huízar.

No debiera sorprendernos el rumbo que van tomando las cosas en esta pretendida ruta de transformación radical de la vida pública de México. Si bien se reflexiona, otras muchas transformaciones han tenido momentos cruciales en cada administración, según la óptica del gobernante en turno y la circunstancia del momento.

Porfirio Díaz transformó el México bronco del siglo XIX.

Madero quiso también transformar México y, cándidamente, se puso en manos de los mismos actores que protagonizaron el pasado que deseaba cambiar. Trágico desenlace.

Carranza, primer jefe máximo de la transformación violenta, que fue parte del régimen anterior, se alió al cambio. Iniciado éste, tuvo que huir para alcanzar su propia muerte a manos de, también, transformadores caudillos.

Obregón, buscando la transformación y reivindicando, con su afán reeleccionista el pasado porfiriano, fue ultimado, según se rumoró, por la conspiración de “Calles-e la boca” (cuando preguntaban “¿Quién mató a Obregón?”, se respondía “Cállese”, en alusión a él).

transformacion revolucion
Imagen: Pinterest.

Calles quiso también transformar al país mediante la purga del caudillismo revolucionario y transitar a la institucionalidad, pero perpetuándose a través de sus tres incondicionales sucesores, adoptando la humilde designación de jefe máximo y no la de presidente vitalicio o dictador, pero ejerciendo el poder de facto.

Su pupilo y protegido, Lázaro Cárdenas, una vez en el poder, defenestró y exilió a su antiguo jefe para no seguir con la tradición, dando inicio a un transformador sistema corporativo para el ejercicio político, fortaleciendo la concentración del poder, al estilo de don Porfirio, en un aparato monolítico hereditario, mediante relevos aparentemente democráticos, bajo la bandera nacionalista de justicia revolucionaria, campesina, obrera y popular, para dar al pueblo la satisfacción a sus demandas históricas que, hasta hoy, siguen pendientes.

Sacudido el Maximato, renació la República mediante la reivindicación de su soberanía. La negra sangre de nuestro suelo inundó las venas del pueblo y el espíritu patrio, volcándose a la salvación nacional con pollos y marranos.

Tras la gran guerra, una nueva transformación nos alcanzó, esta vez de la mano del civilismo, acotando la participación castrense en política y específicamente en la primera magistratura. Los cachorros de la revolución reclamaron su espacio.

Tras un breve periodo de bonanza, el desarrollo estabilizador, la retórica oficial fue sucumbiendo, dando paso a la explosividad social, a la estridencia de la trágica ruptura del 68 y de la guerra sucia de los años 70. El pueblo reclamaba transformación.

transformacion pri
Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México militante del PRI (Imagen: Twimg).

Una década después (1988), los nuevos herederos se enfrentaron en violenta pugna: los puros de linaje revolucionario contra la tecnocracia emergente, también en busca de la transformación.

Catalizados los ánimos por la arrogancia y la ambición, desavenidos ahora a causa de la jugosa herencia, rompieron lanzas y tomaron, si bien con un mismo objetivo, caminos divergentes que produjeron, hasta nuestros días, nuevas transformaciones, como marca la tradición sexenalmente repetida y recurrentemente desmontada.

Con cada cambio “empezar de cero porque antes todo se hizo mal y siempre se recibe un cochinero”.

No debiera sorprendernos el discurso de la transformación, de la retórica nihilista y flamígera, ni la promesa de un indudable futuro mejor basado en la corrupción del pasado.

No es cosa nueva ni en el gobierno ni en la administración. Toda elocuencia de un nuevo jefe, por ignorante que sea, en el nivel que sea, raya en el señalamiento superfluo de lo mal que recibe y la promesa de lo bien que se va a entregar. (Administración de la abundancia, complot internacional, error de diciembre, tepocatas, víboras prietas, guerras inocuas, pactos por México, corrupción, incapacidad, desconocimiento, ocurrencia, frivolidad o ambición). Todo en la misma bolsa, en el sempiterno discurso.

Enfatizar los errores del pasado es cosa fácil y redituable para vender las promesas del futuro.

Lo difícil, a veces imposible, es ofrecer prueba tangible de la promesa cumplida. Trascender con la confianza ciudadana o con la sanción histórica, por resultados logrados y no por engaños manifiestos.


También te puede interesar: Sísifo, la tragedia mexicana.

México: como lazo de cochino

Lectura: 5 minutos

Hace algunos años, siete quizá, peregrinando en una librería de París, durante el literario mes de septiembre, adquirí un texto interesante, no uno de los ineludibles de la “rentrée littéraire”; preferí, por razones de mexicanidad, el texto de Dominique Fernández sobre su papá.

Ramón, así, solito el nombre, lleva por título del libro de Dominique Fernández, un ineludible de la escena literaria pero también ideológica de Francia. Por sus mil quinientas páginas, Ramón, sobresalía en el estante que le mostraba al lado de otras obras menos voluminosas.

Dominique Fernández es hijo de Rhammon Fernández (pronúnciense con la erre gutural francesa) y nieto de Ramón Fernández, quien llegó a París en misión diplomática como Ministro antes de la Exposición Universal de 1889 y luego permaneció Embajador durante los últimos años del régimen de Porfirio Díaz. Dominique es hijo y padre de Rhammon, su hijo es actualmente alto ejecutivo de la compañía de telecomunicaciones Orange y antes alto funcionario de François Hollande, como secretario del Tesoro.

Debo decir que el nombre de Dominique Fernández es en Francia un nombre bastante común de la escena literaria, sus posiciones frente al tema de la homosexualidad, su agregación de italiano y su lugar en la Academie Française le hacen ser un ineludible en las referencias literarias de los últimos 50 años.

Dominique Fernández
Dominique Fernández (Fotografía: LaPresse.ca).

Es sobre su padre Rhammon que versa el libro en cuestión y cuyo propósito último es señalar que habiendo sido miembro del Partido Popular no fue un colaborador de los nazis y del gobierno de Vichi.

El recuerdo de esta lectura toca mi consciencia ahora que percibo en México las “broncas” entre apocalípticos e integrados –para ponerlo en el lenguaje de quien interpretara para mi generación los tipos humanos mas allá de sus posiciones ideológicas–.  Acusados los unos de intelectuales orgánicos y los otros de diletantes ideologizantes sin fundamentos duros.

La lucha de los pensadores es una más en el querellado paisaje social de la nación mexicana, pero es una, sin embargo, que por su densidad influye y lastima. Ya veremos si hace crecer… ¿Dónde están –me decía un amigo hace poco– los intelectuales mexicanos de menos de 50 años? Los viejos están muy peleados, requiere México exhibir, aforar, escuchar, porque los hay, una nueva generación de intelectuales.

En escena hoy; la más que mediatizada, enredada, viralizada ensayada e histriónica vuelta de Ricardo Anaya a la escena política, como factor que emerge para contrarrestar quizá, el efecto de acallamiento al proto-partido calderonista y su inflado buenismo de cada vez más dudosa pulcritud.

abismo Mexico
Imagen: El Mundo.

También, nuevas-viejas voces como la de Quadri o Muñoz-Ledo que en su postrera condición de vida aplica un lenguaje que parece decir que envejecerá cuando se le dé la gana y regaña donde más les duele tanto al canciller Ebrard como al hombre eco en que se ha convertido tristemente Mario Delgado.

Comparsa también, un extraño movimiento animado por una clase media urbana que extraña el arribismo posible y se deja seducir por luchas que les huelen a complejidades que no termina de entender, sustentan la vacuidad de FRENAAA, liderado por el extraño Gilberto Lozano, formado en las filas industriales regias y nuevo pretenso caballo de Troya para inspirar gobernanzas a partir de 2021.

En el telón de fondo, sólo dibujados aparecen las etnias cada vez más despiertas, aunque infinitamente divididas y, por tanto, sin una identificación otra que la de sus intérpretes –quienes les dibujan– y que por lo general terminan utilizándoles y construyendo su propio discurso muchas veces útil en la escena internacional.

Y los técnicos armados divididos en dos bandos, donde el bueno-oficial aparece generalmente vencido por un malo sensible, se conflagran. Asistimos hoy al peligrosísimo escenario de la balcanización de los cárteles,que se asumen en pequeñas bandas de barrio con códigos de alta identidad y represiones terribles cuando sus miembros no cumplen sus cuotas. También a la fragilización del federalismo y la aparición de bloques que realimentan la fragmentación del país y por si fuese poca cosa están, además, los constantes rumores de división en los mandos castrenses y policiales.

Todos estos elementos contribuyen al calentamiento de la escena política y, sin embargo, esta animación sigue teniendo como interlocutor a un elector-espectador que continúan su rumbo diletante sin tomar el camino de la conciencia crítica y sigue militando en ideologías, dejándose maicear y engañar con formas irremediablemente retóricas.

Mexico ahorcado, estirado
Ilustración: estructurasocioeconomicamexico.

Mientras, la reputación del país decrece y, como hemos ya anotado en este medio, la imagen del país ha pasado de ser grande a ser primero chica y ahora mala y en crecimiento. Es complejo el tema de la reputación, no basta una buena decisión, una noticia aislada, un dato positivo para cambiar el perfil de un país. La competencia mundial es tan feroz que el menor error de una plataforma política es ensanchado por las poderosas comentocracias en el mundo para argüir en favor de otras realidades.

La era post-covid es un nuevo rasero para todos y quizá hasta una oportunidad para hacer un replanteamiento profundo de nuestra condición de país, aunque en las condiciones actuales es difícil ver la luz al final del túnel.

El país está sansebastianizado, por todas partes se le agrede; su gobierno, sus gobernantes, sus industriales, sus intelectuales, sus bandas criminales y su pueblo embrutecido con remesas, alcohol, narco economías y miopes clientelismos políticos están agrediendo a México y deteriorando gravemente su viabilidad.

derechos humanos, escribir en tinta
Imagen: RTVE.es.

En el fondo es un problema de “querencias”, no sólo no hay reciprocidad en los afectos, no hay filiaciones francas, solidarias, sostenidas. Las élites, que suelen ser la guía para alumbrar los caminos, son en nuestro país, muy poco meritocráticas. Los industriales heredan o pactan, los políticos se corrompen o dejan pasar, los intelectuales hacen tareas para terceros y se convierten muchos, en artesanos al sueldo de poderes que les cooptan. Y en cada gremio una querella, entre industriales porque los que pactan discriminan, porque los grandes quieren conservar sus “ranchos”, entre políticos porque poco se mira al interés superior y mucho al propio peculio y la propia cuota ideológica y de militancia, las etnias se desconocen y están tan desunidas como en el siglo XV y un largo y ocioso etcétera.

Imaginar un país y comprometerse a construirlo a la luz de la inteligencia histórica y un horizonte trazado por profesionales sensibles que sepan avanzar en el continuum que va dese la labranza de la tierra a la labranza del espíritu es muy difícil y no asunto de un sexenio, menos de una ideología, la tarea debe emprenderse con confianza en las superestructuras de meritocracia, legalidad e inclusión.

La ingeniería social que requiere México es una donde se asuma el valor de sus recursos, se pondere y resuelva en conjuntos, la complejidad del mosaico psicosocial, una ingeniería que abra espacios para que se ventilen las llagas históricas y sus consecuencias; una donde se entienda y se explique nuestra posición geográfica, se promueva la movilidad regional y el momento de México en la globalización. Un ejercicio de similitudes con la región en que nos identificamos. Se requiere activar una vocación de lectura nueva de la realidad para constituir una idea el Ser mexicano. México es factible, pero falta hacerlo posible. Mientras, el segundero de la historia no deja de avanzar.


También te puede interesar: El espíritu de Conques.