Dedico esta edición a mis enemigos
que tanto me han ayudado en mi carrera.
Camilo José Cela.
Ahora que tanto se habla de la “reactivación” de las cadenas productivas de nuestro país, me permito transmitirles algunos comentarios sobre lo que, en 1976, era el inicio de un proceso lógico e inteligente de desarrollo de proveedores y la creación de valor en nuestro territorio, muy promisorio y rentable que generaría enormes beneficios para nuestro país.
El proceso de integración de cadenas productivas en México tuvo su origen en la reunión de la Comisión México-CEE en 1976, en la cual se aprobó la propuesta realizada por mí como Gerente para Europa del IMCE, a fin de establecer un Proyecto de Desarrollo de Proveedores Mexicanos para la Exportación a Europa, mismo que dio origen al 1er Programa de Desarrollo de Proveedores Mexicanos a la Exportación con las principales cadenas de tiendas europeas que, en 1977, visitaron a nuestro país integrando una Misión de Compradores procedentes de Francia (La Samaritaine), Bélgica (Galeries Anspach), Holanda (Vrom & Dressman), Italia (La Rinasciente) y Alemania (Kaufhof).
En el mismo año, con motivo de la reanudación de relaciones diplomáticas con España, fui designado Consejero Comercial Adjunto de la Embajada de México en Madrid, en donde este esquema de Desarrollo de Proveedores fue utilizado para proyecto de El Corte Inglés que sirvió para realizar la 1ª Semana de México en su sede central de la calle Preciados.
El éxito de este evento fue tan grande que motivó a que esta semana fuera adoptada como un esquema anual de promoción de México en sus principales almacenes en España con confección, artesanías, bebidas y productos alimenticios mexicanos.
En 1981 fui designado Consejero Comercial de México para Costa Rica, Nicaragua y Panamá en donde debido a las condiciones económicas de esos países, fundamentalmente trabajé con la participación en licitaciones para el suministro de bienes y servicios, proceso en el cual muchas empresas mexicanas fueron muy exitosas en sus ventas a la Caja Costarricense del Seguro Social, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Comunicaciones, la Refinadora Costarricense del Petróleo (RECOPE), así como con sus similares en Nicaragua y Panamá.
En diciembre de 1995, siendo el Coordinador de TLC’s con sede en México, propuse adoptar el sistema establecido durante mi estancia en América Central para la participación en licitaciones, motivo por el cual fui felicitado muy efusivamente.
En 1983 fui designado Cónsul en Rotterdam y Consejero Comercial de México para BENELUX y Países Escandinavos en donde la relación establecida en el año de 1977 a través del 1er Programa de Desarrollo de Proveedores, permitió la renovación de la relación con la empresa holandesa Vrom & Dressman para concretar exportaciones de guantes de carnaza, guantes de látex, grifería, canicas y esferas de Navidad, entre otros; sin embargo, el éxito más grande de mi carrera también se generó ahí, en 1984, cuando creé el Proyecto de Promoción y Exportación de Aguacate Mexicano al Mercado Europeo, cuyo elemento fundamental fue el Desarrollo de Proveedores a la Exportación creando una plataforma exportadora mediante la organización de los productores mexicanos a través de la Unión de Productores y Exportadores de Aguacate de Michoacán (UPEAM), con el objetivo de contar con una fuente confiable y continua de suministro.
Esto permitió que, a partir de 1988, la exportación de aguacate mexicano se pudiera realizar de una manera ordenada, sistemática y continua y que, actualmente, el aguacate sea el principal producto agrícola de exportación mexicana con un total de 3,104 millones en el 2019.
El esquema de Desarrollo de Proveedores fue fortalecido en 1990 a través de la propuesta mexicana, también realizada por mí como Coordinador de Consejerías para Europa Occidental de BANCOMEXT, para el Acuerdo de Tercera Generación con la Comunidad Económica Europea, en la cual incluí la necesidad de adoptar al elemento del país donador en las reglas de origen a fin de favorecer el proceso de integración con la CEE, a través del incremento del valor de contenido regional que actualmente nuestros funcionarios manejan pomposamente bajo el concepto de cadenas de valor.
En mayo de 1990 fui designado Consejero Comercial de México para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá, en donde utilicé este esquema de promoción con extraordinarios resultados pues, en la Primera Reunión de COMPEX Internacional en América del Norte realizada en la ciudad de Montreal, con la participación de 96 empresarios quebequenses, presenté 27 casos relacionados con problemas del comercio exterior de México. Entre ellos, diez Proyectos de Desarrollo de Proveedores de los cuales destacan:
~ Culinar, empresa que mediante este esquema inició la importación anual de 3.0 millones de libras de fresa congelada de la empresa Frexport (1.8 millones USD);
~ Breen Brokerage, importando ajo, cebolla y melón por 1.4 millones USD anuales;
~ McCain con importación inicial de sólo 100,000 USD de jugo de naranja debido a la debilidad de la oferta mexicana;
~ GEMMA Suisse, importando calzado para niño por 1.0 millón USD;
~ Zellers, con guantes “Magic Glove” por 700.000 USD anuales.
Posteriormente pude añadir a este tipo de proyecto a otras empresas que iniciaron la importación de pelotas, canicas y esferas navideñas; aguacate, mango, químicos, popurrí, jabones con diseños especiales, café descafeinado, entre muchos otros.
También quiero señalar que, debido a la carencia de oferta exportable en nuestro país, busqué dar impulso al Proyecto de Desarrollo de Proveedores a través de la promoción de inversiones en los sectores que había definido como prioritarios, de tal manera que en el periodo de 3 años y 5 meses que físicamente permanecí en Canadá, concreté un total de 66 inversiones en México y dejé en promoción 31 proyectos.
Conviene señalar que, por mi desplazamiento a Canadá, desgraciadamente ya no pude darle secuencia al prometedor proceso de Desarrollo de Proveedores que había iniciado en México, mismo que cayó en manos de la improvisada burocracia y numerosos recomendados que a partir de 1989 empezaron a saturar la estructura de BANCOMEXT.
En el periodo 1989-2000, el total de funcionarios de alto nivel se incrementó en 482%, es decir, 605 funcionarios más, ya que el número pasó de 132 a 737 con el incremento de dos niveles en la estructura de la institución de tal manera que, cuando yo ingresé a BANCOMEXT era uno los 42 gerentes que después alcanzaron la cifra estratosférica de 221. Primero me ubicaba en 4º nivel para después llegar hasta el 6º debido al crecimiento ilógico de su estructura.
Bajo estas circunstancias, la iniciativa mexicana para el Desarrollo de Cadenas Productivas o Desarrollo de Proveedores a la Exportación –como yo la había denominado originalmente–, se redujo a la realización de un monstruoso, burocrático y mediocre evento anual en el cual participaban empresas de todas las entidades federativas que BANCOMEXT y la SECOFI “invitaban” o forzaban a participar a través de los gobernadores de los Estados; poniendo como incentivo o señuelo que el Presidente de la República asistiría al mismo, y que los gobernadores y los empresarios tendrían la oportunidad de tomarse la foto con el presidente cuando inaugurara el evento y durante la visita al stand correspondiente.
El Programa de Desarrollo de Proveedores bajo esta modalidad, naturalmente no dio resultados positivos, pues para la preparación y realización del evento no había trabajo técnico alguno que apoyara adecuadamente el proceso de promoción, de selección y, mucho menos, de seguimiento a las miles de entrevistas que supuestamente se habrían “concertado” entre “empresas tractoras” y posibles proveedores. Es decir, se trataba de un esquema de simulación muy costoso que los burócratas habilitados como expertos en comercio internacional habían “diseñado” para justificar su permanencia en las filas de la burocracia promotora de las exportaciones; en otras palabras, era un gran espectáculo, “un show” con enorme protocolo, numerosos organizadores, muchas edecanes y resultados muy dudosos.
En la realidad, el desarrollo de proveedores requería de un trabajo muy profesional, ético, serio, técnico y especializado que, desgraciadamente, los altísimos funcionarios mexicanos de BANCOMEXT encargados de la promoción nunca supieron implementar y, simplemente, lo prostituyeron, pues lo redujeron a un corte de listón en la inauguración, a una visita a los stands y a la toma de fotografías con las altas autoridades y, naturalmente, con las edecanes. Por eso, el valor agregado en nuestro país ha sufrido un enorme retroceso –especialmente desde la entrada en vigor del TLCAN y los otros TLC’s que supuestamente iban a generar un efecto totalmente contrario–. BANCOMEXT no pudo cumplir adecuadamente con la importante función que tenía adjudicada.
Basta decir que, en el año 1993, el valor agregado de la exportación mexicana era de 59% y, para el 2018, se estima que sólo fue de 37%. Excluyendo al petróleo, este porcentaje fue de un ridículo 26%.
Por cierto, en el año de 1997 fui liquidado de BANCOMEXT porque, según los altísimos funcionarios, no reunía el perfil para trabajar en la Institución, sin que en la realidad nunca lograra saber cuáles eran las características que ese perfil incluía, adicional a ser “un recomendado e improvisado experto en comercio internacional”.
Sin duda, por el enorme deterioro que ha sufrido el comercio exterior de México y la economía del país, se requiere definir una estrategia integral realista que permita generar empleos, más valor, mayor riqueza y bienestar para un pueblo que los burócratas han convertido en paupérrimo.
También te puede interesar: