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El gran Rector

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El Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. Enrique Graue Wiechers, ha señalado de manera precisa las fallas en el sistema de salud de nuestro país. Sin duda es una opinión autorizada a la que se han unido otros destacados mexicanos. Sus puntos de vista bajo ningún concepto deben menospreciarse, por el contrario, se debe considerar lo útil que en estos momentos resulta escuchar y atender aspectos serios, ajenos a la política que muchas ocasiones implica pasión. El Rector de la Máxima Casa de Estudios consideró que nos han rebasado los conflictos ante el Covid-19; es imprescindible tomar medidas urgentes que impliquen eficacia en cuestiones tan preocupantes.

La revisión del sistema de salud que propone el Dr. Enrique Graue Wiechers es conveniente, en especial para que el Consejo Nacional de Salud tenga mayor participación, lo que permitirá sumar esfuerzos. La responsabilidad de tan grave mal, como lo es el Covid-19, no puede depositarse en una sola persona, más aún cuando es bien sabido que el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud ha tenido severas fallas, contradicciones y un protagonismo inadecuado desde cualquier punto de vista. El trabajo en equipo es sumamente conveniente; hay notables y brillantísimos profesionistas en nuestro país, el compromiso para combatir el Covid-19 no es de carácter político, nada tiene que ver con un partido o ideología, es una situación de salud, donde el descuido y la irresponsabilidad provocan muertes y ello bien puede equipararse a un genocidio. Cuando un gobernante no atiende a su pueblo para evitar daños tan terribles, está cometiendo no solo un grave error, sino actos de lesa humanidad, es por tanto indispensable reconsiderar de manera urgente y no descalificar sin prudencia, mucho menos tratando de halagar al Jefe de la Nación, la opinión de científicos, donde se encuentra Enrique Graue Wiechers, quien no pretende la toma del poder, mucho menos ocupar una posición política. Debe entenderse que la Rectoría de la UNAM, es el más alto honor al que pueda aspirar un hombre de ciencia, un intelectual y un gran profesionista como lo es el Dr. Enrique Graue Wiechers.

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Imagen: El País.

En el mismo tenor debe tenerse presente la figura del Dr. Ignacio Chávez Sánchez, tal vez el mejor cardiólogo de nuestro país, con estatura universal. En su momento planteó tesis y soluciones que dejaron impactado al mundo, particularmente cuando realizó estudios profundos para demostrar que la altura de la Ciudad de México, no era obstáculo para el rendimiento de los deportistas, en ello se sustentó el que fuera nuestra ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 1968. Ignacio Chávez Sánchez tuvo razón, infinidad de récords se rompieron, quedando atrás ese mito. Tan brillante mexicano señaló en repetidas ocasiones que no existe cargo más relevante para un universitario que el de ser Rector y, en buena medida se negó inclusive a ocupar otras funciones, por invitación expresa de quien fuera mandatario en aquella época, Gustavo Díaz Ordaz, lo que provocó la ira del gobernante y originó la amañada caída del Dr. Ignacio Chávez Sánchez como Rector, situación que se dio por la picardía de politiquillos vergonzantes, ajenos a la Máxima Casa de Estudios, que sólo cumplían el incorrecto mandato presidencial ante la inminente decisión del Dr. Chávez de mantenerse como Rector por encima de todo.

En esa dimensión Enrique Graue es un hombre de éxito, un excelente oftalmólogo que sin duda, de inicio aceptó ser Director de la Facultad de Medicina, con el hecho indiscutible de sacrificar su actividad profesional, pero entendió que una responsabilidad de esa magnitud implicaba compromiso de tiempo completo y al realizar tan brillante labor en su ALMA MATER, le valió el de que fuera ungido Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde de manera arrolladora fue reelecto con el estruendo y respaldo de maestros, alumnos e investigadores. Bien debe entenderse que Enrique Graue está más allá del bien y del mal, sus aportaciones sobre el conflicto de la pandemia, son esenciales e insistimos en que sean tomadas en cuenta, junto con las de otros brillantes y repetimos, destacados científicos. Deseamos fervientemente que el Presidente de la República valore tan relevantes puntos de vista y sin menospreciar a nadie, se tomen medidas en favor de toda la comunidad.

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Imagen: México Viral.

Es de lamentar por cierto, que después de los señalamientos del Dr. Graue hubo quien de manera insensata lo criticó para congraciarse, cuando aquí no se trata de la opinión del Rector contra la del Jefe del Ejecutivo. La del Jefe Nato de la Universidad es una intención precisa de sumarse como buen medico ante el mal. El juramento de Hipócrates implica responsabilidad; precisa disposición para atacar el riesgo de perder la vida o la integridad física. Ahí es donde encontramos la razón de los criterios expuestos por el Dr. Graue, carecen sin duda alguna de interés político, mucho menos el pretender ocupar un puesto, como lo hemos precisado, el que tiene está por encima de cualquiera. Ser Rector de la bien denominada Universidad de la Nación, no tiene precedente ni comparación. Tomemos en cuenta que desde que empezó el problema al que nos enfrentamos, El Rector no ha dejado en ningún momento de trabajar intensamente en todos los ámbitos, extremando medidas en el medio universitario, contra el Covid-19; la Institución que dirige no ha parado en lo absoluto, en ningún momento la actividad universitaria ha parado, la vida escolar no se ha detenido, los esfuerzos de maestros y estudiantes son evidentes, no se ha perdido un solo semestre y las clases continúan de manera sistemática a distancia. Es el caso también de que la investigación no ha disminuido, por el contrario, se incrementa notablemente. No hay día que no se realicen análisis sobre diversidad de temas, mismos que se dan a conocer a través de los medios de comunicación universitarios, donde La Gaceta, órgano oficial de nuestra Casa de Estudios cumple un importante papel para informar a todo el país. Es evidente que el Dr. Graue merece un reconocimiento por su compromiso con México, es claro que su esfuerzo persistente y generoso se encuentra al servicio del país y por tanto, lejos de merecer la mínima descalificación, deben aplaudirse sus puntos de vista y en la medida de su factibilidad ponerlos en marcha.

Lo que también ha sido incorrecto y ello no debe permitirse, es que los argumentos del Rector sean tomados por políticos irresponsables, que podemos calificar de torpes y antipatriotas, solo tratan de anteponerlo a los criterios gubernamentales. El Dr. Graue, repetimos hasta el cansancio, lo cual debe quedar claro para aquellos insensatos, no pretende y estamos ciertos, criticar por criticar, mucho menos debe admitirse esté siendo destructivo; es, ha sido y será una voz autorizada y no es factible que politiquillos ambiciosos e imprudentes estén usando sus planteamiento y de otros científicos, para ofender y ser severos con la conducta gubernamental.

Es momento de unidad, de apoyarnos, de entender que estamos en un océano violento, donde la tempestad nos arrasa y que solo podemos salir abantes con un trabajo de común acuerdo; las críticas, descalificaciones, conductas políticas, ofensas y diatribas, no tienen cabida. Lo que hoy por hoy más reclama México, es trabajo conjunto, solidaridad, escuchar voces legítimas y conocedoras, siempre esperando el buen juicio del Gobernante.


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Pide Rector de la UNAM la “Belisario Domínguez” para el Nobel Mario Molina

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El rector de la UNAM, Enrique Graue, propuso al Senado de la República que la Medalla de Honor Belisario Domínguez correspondiente al 2020 sea entregada por su legado al Premio Nobel de Química 1995, José Mario Molina-Pasquel y Henríquez.

Graue envío un oficio a la senadora Sasil Dora Luz de León Villard, presidenta de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, en el que argumenta que el científico Mario Molina (quien estudió ingeniería química en la UNAM) fue pionero y uno de los principales investigadores mundiales sobre la química atmosférica.

“Junto a Frank Sherwood Rowland y Paul Krutzen, recibió el Premio Nobel de Química por su trabajo en el que predijeron el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de los gases industriales denominados clorofluorocarburos. Sus investigaciones sobre el tema contribuyeron al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, que constituye el primer esfuerzo internacional que ha enfrentado con efectividad el problema ambiental en el mundo”, indica el texto de la Gaceta de la UNAM.

El Premio Nobel de Química falleció en la Ciudad de México el 7 de octubre pasado a causa de un infarto.