relacion

Causas, condiciones y consecuencias

Lectura: 3 minutos

La relación causa-efecto es ampliamente conocida en el budismo, forma parte de las enseñanzas de las Cuatro Nobles Verdades y se encuentra en el fundamento de su práctica. Esta comprensión de la realidad es de gran utilidad para todos independientemente de la confesión religiosa o carencia de la misma, y de alguna manera se pone intencionalmente en la práctica cuando se tiene un objetivo en el horizonte.

Causa-efecto es un binomio que permite comprender el flujo de la vida. Este proceso, en perenne movimiento, es el autor de las condiciones de vida personales y comunitarias. Analizarlo facilita mirar al pasado, presente y futuro de forma objetiva. En efecto, hacia el pasado faculta observar las causas que fueron tejiendo la historia personal. En el presente, permite ver y comprender las causas que se encuentran en el pasado como precursoras y orquestadoras de la realidad actual. Hacia el futuro habilita proyectar un destino, reconocer los elementos necesarios para llevarlo a cabo, ordenarlos en la secuencia conveniente y trabajar en las causas correspondientes para llegar a la meta propuesta.

causa efecto
Ilustración: Sergio Ingravalle.

Sin embargo, las causas son más complicadas pues siempre se encuentran en el entramado relacional de la existencia en donde la acción de uno afecta ineludiblemente en el entorno y en los demás; de igual forma, las acciones de los otros y las condiciones del ambiente influyen la realidad individual. En esta interdependencia e interrelación es posible y necesario ampliar la comprensión de la propia existencia con el fin de encontrar caminos nuevos.

Las condiciones hacen referencia a las posibilidades que brindan los otros, el contexto y el momento concreto para llevar a cabo un objetivo específico. En este sentido, no sólo interviene en la historia personal las causas que se encuentran en el pasado, sino que existan las condiciones adecuadas para desplegar los recursos desarrollados.

En efecto, independientemente del cuidado con el cual se ha construido cierta certeza existencial, siempre hay condiciones ajenas a la persona misma que influyen para estimular o inhibir el proyecto de vida. Esta comprensión es importante mantenerla siempre en mente a la hora de interpretar la realidad propia, y se hace especialmente primordial en este momento de la existencia donde para muchos las consecuencias de la pandemia son adversas o al menos problemáticas.

Las consecuencias, entendidas como los hechos o acontecimientos que resultan de otros, son la suma no sólo de las causas personales y comunitarias que intervinieron en su desenlace, sino de las condiciones que los facilitaron o las inhibieron. Así, causas, condiciones y consecuencias son un trinomio en constante flujo en donde la forma como se asumen las condiciones y consecuencias se transforman en las causas del futuro.

causa efecto
Ilustración: Dan Bejar.

Reconocer este proceso sumado a la habilidad de evaluar las condiciones reales que emergen de la realidad, junto con la flexibilidad para adaptar las expectativas y los objetivos, son elementos fundamentales para el desarrollo de un presente satisfactorio en la medida que la situación lo permite.

Indiscutiblemente la emergencia sanitaria alteró la realidad y las expectativas de futuro de muchos. Lamentar la situación, angustiarse, quejarse o simplemente esperar, dejan una sensación de insatisfacción, enojo y sufrimiento que de suyo no contribuyen a recrear la realidad.  En cambio, observar situaciones que presentan condiciones adversas como ésta y jalar la energía que produce este revés, permite enfrentarlo como reto. Es decir, en vez de lamentar aquello que no está en el horizonte y añorar el pasado o la ilusión perdida, se trata de combinar lo que sí hay para sacarles el mayor provecho posible. Esta actitud abre nuevos horizontes, permite encontrar nuevos caminos, empodera a la persona y la hace dueña de su propia historia.


También te puede interesar: Hacer el bien y buscar la verdad.

¿Quién sufre más al terminar una relación amorosa?

Lectura: 2 minutos

Los hombres sufren más que las mujeres luego de una ruptura amorosa, de acuerdo a un estudio desarrollado por psicólogos de la Universidad de Binghamton.

Terminar una relación

Las mujeres también suelen pasarla muy mal al terminar una relación amorosa, pero son los varones quienes nunca la superan al cien por ciento, pero esto se debe a cuatro puntos.

Guardan sus sentimientos: Tanto hombres como mujeres sienten por igual, sin embargo, los varones suelen no expresar lo que están sintiendo. Mila Cahue, doctora en psicología y autora de los libros Amor del bueno  y El cerebro feliz, explica:

“Las mujeres suelen manejar el estrés, a cualquier nivel, hablando, y esto supone tener interlocutores y, por lo tanto, una red de apoyo. Los hombres suelen manejarlo actuando: salen a correr, sacan al perro o se ponen a jugar a la videoconsola, y esto supone una gestión más solitaria. Por supuesto que hay hombres que tienen la capacidad para llamar a un buen amigo o amiga, y desahogarse expresando sus problemas, pero la proporción es bastante menor, y también lo es la red social con la que cuentan”, afirma la experta.

Hablar sobre un problema o sentimiento en particular beneficia para superarlo y aliviar el sufrimiento: “Además de ventilar las emociones, al hablar podemos escuchar otras perspectivas sobre el asunto, o incluso escucharnos a nosotros mismos y esto nos permite relativizar, y así afrontar y solucionar mejor nuestro estado emocional”, añadió Cahue.

Dejar de amarlos: La especialista también explica que en el momento del rompimiento, los hombres pueden asimilar con más facilidad el hecho de que los dejen “por otro” a no saber el porqué de la ruptura, o que simplemente los hayan dejado de amar.

“Al dejarlo por otro, lo percibe como una competición en la que han perdido, mientras en el segundo caso, no pueden comprender qué ha pasado y entran en un estado de ansiedad, en tratar de saber que hay en sí mismos que ha llevado a su pareja a tomar esta decisión”.

Prefieren vivir en pareja: Gracias a muchos estudios desarrollados a nivel internacional, señalan que la salud de los hombres casados es mejor que la de un soltero, y más aún de un hombre divorciado, es más complicado para ellos mantener la misma rutina una vez separados.

También te puede interesar: La derrama económica de cupido  

Segregación hormonal no favorable: El cerebro masculino es muy diferente al de una mujer, de acuerdo a un estudio desarrollado por los investigadores Larry J. Young y Brian Alexander, se ha demostrado que los machos (ratones) separados de sus parejas producían una gran cantidad de corticosterona, hormona asociada al aislamiento, el estrés y la ansiedad.

Por su parte, la Dra. Cahue asegura que en muchos casos una ruptura es benéfica y necesaria:

“Las rupturas ayudan a madurar, a relativizar y a conocernos mejor. Muchas veces no son un fracaso, sino un auténtico éxito. Dejar de estar con la persona inadecuada o en una experiencia sentimental dolorosa es un signo de inteligencia emocional. El error, sin duda, es mantenerse en el error”, explica Cahue.