La historia ha sido testigo de diversas carreras que han marcado a la humanidad, como la carrera armamentista o la carrera espacial, pero nunca una carrera para prevenir enfermedades como la que estamos viviendo actualmente. La carrera vacunal del COVID-19.
No es cuestionable el hecho de que gracias a las vacunas se han salvado muchas vidas, logrando el control y la erradicación de enfermedades infecciosas. Por ello, la excepcional carrera en la que actualmente participan profesionales de la salud, empresas y organizaciones de todo el mundo, tiene un único objetivo: que la siguiente enfermedad prevenible por vacunación sea el COVID-19.
Se están desarrollando más de 131 vacunas, hasta el 13 de septiembre de 2020, varias de ellas ya están siendo sujetas a estudios en humanos, de las cuales se encuentran 25 en fase 1, 14 en fase 2 y 9 en fase 3.1[1]
Esta carrera vacunal ha creado una gran expectativa, tanto por su gran exposición mediática como por la constante comunicación de los casos y las muertes causadas por la enfermedad que se cuentan día a día. La lista de desafíos que enfrenta la vacuna del COVID-19 es larga: se encuentran los retos técnicos, científicos, de manufactura y distribución, sumándose los desafíos de la esperanza, la expectativa, la confianza y la aceptación de la población.
Hay que tener claro que, así como los éxitos son repetidos millones de veces, en miles de idiomas, en miles de medios y llegan a millones de oídos, los fracasos se van a repetir aún más. Lo que nos compromete a tener mucho cuidado, porque no hay resultados perfectos cuando se investiga algo sin dar lugar y tiempo a descubrir los efectos negativos factibles, un fracaso puede modificar la percepción de la población y hacer que se pierda la confianza no sólo en la vacuna del COVID-19 sino en la vacunación.
La comunidad científica tiene la responsabilidad de ser prudente en la realización de los experimentos y en el manejo de los resultados, para no perder ni la esperanza que hoy se tiene hacia la posible vacuna, ni poner en entredicho la efectividad de las vacunas.
La primera pandemia de este siglo, la influenza de 2009, nos recuerda que ya contamos con una experiencia sobre el problema de aceptación a una nueva vacuna. Muchas personas en el mundo se negaron a aplicársela a ellos o a su familia por diversas causas, entre las que sobresale la desconfianza y desconocimiento. Lo que ha traído una consecuencia que hemos arrastrado durante más de 10 años: los mitos e información errónea de la vacunación contra influenza.
En esta carrera vacunal todo puede pasar, pues los riesgos son muchos, sin embargo, para evitar que más personas enfermen, que más personas pierdan la vida, debemos arriesgarlo todo por descubrirla, debemos ser prudentes y buscar estrategias para que esta gran expectativa genere una confianza que se vea reflejada en una aceptación universal de aquellas vacunas que respondan a protegernos.
Es decir, que no debemos olvidar que la vacuna no salva vidas, lo que las salva es la vacunación. Y para que eso se logre, que se cumpla la verdadera expectativa y se mantenga la esperanza: CONFIEMOS EN LA CIENCIA, LA EVIDENCIA Y TENGAMOS PACIENCIA.
[1] Corum, J., D. Grady, S. L. Wee, C. Zimmer. “Coronavirus Vaccine Tracker”. The New York Times. Actualizado el 13 de septiembre de 2020. Revisado el 14 de septiembre de 2020 en: https://www.nytimes.com/interactive/2020/science/coronavirus-vaccine-tracker.html
También puede interesarte: Nuevos actores de la Innovación Tecnológica en el mundo occidental.