…intelectuales con cabeza de chorlito, no comprenden
que es mejor no tener la razón dentro del partido, que tenerla fuera de él.
La Pasionaria. [1]
De una manera resumida se suele fijar al 14 de julio de 1789 como la fecha de inicio de la Revolución francesa y como su lema Libertad, Igualdad y Fraternidad. Esto no es absolutamente preciso, en mayo de ese mismo año Luis XVI se vio forzado a modificar la conformación de la Asamblea, que finalmente se convirtió en la Asamblea Nacional Constituyente, lo hizo por tener graves problemas financieros ocasionados por las guerras que tenía con varios de sus vecinos y la conformación de una nobleza que recibía muchos privilegios, pero no aportaba a las arcas prácticamente nada.
En la nueva Asamblea se amplió el número de quienes lo conformaban y se incluyeron a individuos de lo que llamaron el pueblo llano, especialmente algunos profesionistas y pequeños propietarios. Se plantearon entonces las alas izquierda y derecha, conformadas por los transformistas y los opuestos al cambio con un ancho centro que luchaba por modificaciones paulatinas, el Conde de Mirabeau era el líder del centro y súbitamente muere, desencadenándose la violencia con la toma de La Bastilla el 14 de julio –una antigua prisión que los reyes habían utilizado para contener a sus enemigos, pero que en ese momento ya no lo era, aunque significó el inicio el inicio de los cambios–.
Durante el primer año suceden muchas modificaciones a través de hechos muy violentos, y no es hasta un año después cuando se conmemora el establecimiento de la República y Robespierre –quien después sería guillotinado por miembros también de la búsqueda del cambio– lanza el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad. El proceso no fue inmediato, es más, se toma un largo tiempo, llama la atención cómo Luis XVI y María Antonieta no son guillotinados hasta 1793 en enero y noviembre, prueba de lo paulatino que fueron los acontecimientos. Por cierto, la famosa pintura de Eugène Delacroix, La Libertad, no fue realizada hasta 1830. Después del gobierno republicano se reestablece primero la Monarquía y después el Imperio, perdiéndose muchas de las metas planteadas y prohibiéndose el uso de su Lema.
En 1848 se establece la Segunda República, que realiza cambios muy importantes, retoma el lema revolucionario y convoca a elecciones con sufragio generalizado, aunque sólo masculino, y resulta electo Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien acaba cuatro años después con el gobierno republicano, estableciéndose como Napoleón III Emperador, retroceden las metas alcanzadas y por supuesto se prohíbe mencionar Libertad Igualdad y Fraternidad; años después es derrocado y fundada la Tercera República y desde entonces existe un régimen democrático, aunque se hayan visto obligados a refundar la República por motivos interiores e internacionales; desde luego, estos tres regímenes han utilizado el Lema como una síntesis de sus sus acciones.[2]
La Revolución francesa es uno de los primeros movimientos, sino el primero, que busca el establecimiento de un gobierno democrático, aunque en ese momento no se entendiera la democracia como la entendemos o imaginamos ahora, y que de ella parten los conceptos de izquierda y derecha para designar a los movimientos que se conjuntan en un parlamento. Hay que entender que los valores proclamados y, en ocasiones, abusado de su uso, pueden oponerse entre sí. La Fraternidad es el valor más antiguamente tratado por los filósofos griegos y es abordado en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo, cuando la libertad y la igualdad no estaban planteadas en la sociedad. Establecer los niveles taxonómicos entre valores es una tarea ardua y compleja, pero es fácil imaginar que uno de ellos no puede predominar hasta abatir o aplastar a otros. El caso de la Libertad puede ser muy claro, si predomina en algunos hasta abatir la de otros, o acabar con la Fraternidad o la Igualdad no resulta conveniente.
Todo lo anterior para comentar el desaguisado que ocasionó el diputado Gerardo Fernández Noroña en la sede del Instituto Nacional Electoral, donde había acudido a un requerimiento oficial para defenderse por una acusación, al atribuírsele violencia política con tintes de violencia de género en contra de una compañera diputada. El INE estableció, debido a la pandemia, la obligatoriedad de utilizar cubrebocas a todos los que ingresen a sus instalaciones. Cuando el diputado iba a hacer uso de la voz, se le reconvino por no usar tapabocas (en mi opinión, no se le debería haber permitido ingresar al edificio) y el señor diputado esgrimió una serie de pretextos más pueriles, más frívolos, más fútiles; los que me llamaron la atención fueron: que no quería hablar amordazado aunque el presidente del Instituto así lo deseaba; que al hablar usaba mucha energía y necesitaba tomar agua –supongo que para fortalecerse; pero habría que informarle que la ingesta de agua no brinda energía–. Como se negó a utilizar el cubrebocas todos los asistentes tuvieron que abandonar la sala y escucharlo por vía informática, mientras él hablaba a cara descubierta. A su salida, por muchos medios hizo gala de haber hecho predominar su libertad. Hasta ahí todo hubiera sido triste, aunque conociendo las tendencias de Fernández Noroña en realizar escándalos y buscar la notoriedad, no parecía tan extraño; pero todo fue rebasado cuando al día siguiente Andrés Manuel López Obrador lo defendió, esgrimiendo que los ataques a la libertad sólo los hacen los conservadores, como si no usar cubrebocas fuera un acto libertario.
Creo que los dos ignoran varios puntos. El cubrebocas ha quedado establecido como un recurso valioso para no adquirir el SARS-CoV-2, pero también para no transmitirlo, por lo que se constituye como un acto fraterno, a la vez simple y complejo; quizá resulte que los que no usan el cubrebocas no son fraternos. Los valores personales, entre ellos la libertad, no pueden estar sobre los valores de los demás. La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad son valores absolutamente liberales, lo que pasa es que debemos pensar en el valor axiológico de cada uno de ellos para establecer su nivel ético.[3]
Probablemente Fernández Noroña no se ha puesto a recapacitar y está confundido por los mensajes ambivalentes de López-Gatell y los francamente negativos del señor presidente, pero los conceptos de nuestro primer mandatario acerca del cubrebocas y de los valores éticos sí resultan muy preocupantes. El día de ayer la OMS mandó un mensaje sobre el valor del cubrebocas en la prevención de la Covid-19, y las consecuencias que puede acarrear que los gobiernos no apoyen su uso amplio.
Lecturas recomendadas:
[1] Jorge Semprún. Autobiografía de Federico Sánchez. 1ª Ed. Editorial Planeta. Barcelona. 1977.
[2] Alphonse de Lamartine. Historia de la Revolución francesa. (1847). Editorial Ramón Sopena, Barcelona. 1973.
[3] Risieri Frondizi. ¿Qué son los valores? Introducción a la Axiología. 3ª Reimpresión. Breviarios. Fondo de Cultura Económica. México 1974.
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