José Mauricio le brindó a su esposa el segundo astado de su lote Primazo de Cieneguilla, propiedad de Germán Mercado, después de que en el capote se desempeñó preciosamente, en especial en sus lances de capote con una media, el manguerazo de Villalta y una serie de fregolinas.
Con la muleta, ha tejido una faena trepidante que tuvo un punto doloroso cuando lo trompicó el astado.
Perdió el aire en el trance, pero no el brío y regresó a la cara del toro con un trincherazo de pintura, oxígeno puro. En la suerte suprema se fue con alma, fe y corazón y así pudo refrendar el triunfo que alcanzó en su primer toro de nombre “Viajero”, un astado con la cualidad de embestir humillando en su recorrido, particularmente por el lado izquierdo y del que logró un trofeo.
Tres trofeos en conjunto por segunda semana consecutiva, le permiten irse dolorido, pero en hombros y con una lesión de la que esperamos se recupere pronto.
En el ánimo popular, está literalmente rozando los cuernos de la luna.
Fermín Rivera –al igual que Juan Pablo Sánchez– tuvo destellos ante un encierro de “Montecristo”, que fue el mejor ejemplar del lote Primazo de Cieneguilla; en los demás toros, lo positivo fue la fijeza que tuvieron, sin embargo, imperó lo negativo como la debilidad en casi todos los astados.
Y Paco no estaba equivocado al creer en quien, en sus inicios, su familia pretendió alejar de los ruedos y provocó que su casa fuera la calle y su vocho.
Paco Laguna, además de su maestro, se convirtió en su guía y su mentor taurino más importante, aún también en su amigo maduro en una edad en la que la adolescencia es una etapa muy compleja. Él fue el que le guío para que practicara el toreo cristalino, que ahora demuestra con gran madurez en el uso de los engaños.
Recordé al escribir estas líneas, aquellas charlas con Paco Laguna (soñador de gloria quien ya se nos adelantó en el paseíllo de la vida), quien muy temprano por las mañanas iba a entrenar con un José menor de 18 años en los viveros de Coyoacán, y que siempre afirmaba: “será un gran matador de toros”.
Tuvo varios poderdantes, pero quien le moldeó fue Paco y ahora cada vez más se le nota en su sello, mismo que se sustenta en el sentimiento que transmite a los tendidos, tanto de sencillez y pureza al torear, como gran entendimiento de la lidia de los astados.
También recibió consejos del maestro español Carlos Neila y el apoyo de Pepe López Hurtado –que en Gloria de Dios descanse–, los cuales amalgamados con su gran vocación le están rindiendo frutos, y se encamina con gran fuerza a la segunda etapa de la Temporada Grande e igualmente a que las empresas en el país lo tomen en cuenta en sus planes para el siguiente año y el futuro halagador que ahora presagia.
En el camino hasta hoy que lo apodera Alejandro Peláez, y que habiendo transitado con Roberto “El Quitos” y con todos aquellos que han pasado por su carrera taurina, logró capturar lo que ahora le vemos en el ruedo, con el crisol de lo que él por delante y elemento principal, es como gran torero.
En el cierre de 2019 es gran alegría consignar que José Mauricio está para empresas mayores y que, en dos fines de semanas, La México ha visto extasiada una de esas historias que hacen que, para algunos, nos sea tan entrañable el toreo.