Mientras que la enfermedad del coronavirus se extiende a nivel planetario –de ahí la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)– y afecta los cuerpos en mayor o menor medida, debido a las conexiones humanas de terceros países con China; en Honduras, las autoridades de la principal institución de educación superior del país, la Universidad Nacional Autónoma (UNAH), han instalado a principios de mes un diálogo multisectorial a fin de convertirse en una suerte de convergencia que contribuya a “brindar al país alternativas producto del debate desde la ciencia” a los grandes problemas de la nación.
En un principio, es importante destacar que solamente a través de la puesta en marcha de un proyecto en común por el país, se puede hacer frente a fenómenos tan complejos e interdisciplinares como a los que actualmente se enfrenta nuestra generación: cambio climático con afectaciones directas como las sequías; contagios en masas como el virus de Wuhan; la división social producto de las imposibilidades de lograr un perdurable acercamiento entre líderes políticos con ideologías opositoras, entre otras; pero sobre todo, a través de las tácticas –directas e indirectas– de alejarnos del “otro” a través, por ejemplo, de las políticas xenófobas que van tomando forma, como una especie de “aguja hipodérmica” en los imaginarios ciudadanos de los países del norte desarrollado, pues las retóricas desde los poderes políticos transgreden las normas de fraternidad al apuntar hacia los sectores desplazados, por una u otra causa, como origen de los principales problemas que les aquejan.
Por otra parte, es aquí cuando podríamos preguntarnos si esta conmoción global a la que nos vemos confrontados ¿obedece a la insolidaridad en la búsqueda de horizontes comunes?
Cuando prácticamente, el mundo se gestiona bajo ideologías conciliables en lo básico, por ejemplo, la puesta en común de medidas preventivas y respetuosas de soberanías nacionales como el actual coronavirus; que resultan irreconciliables en lo esencial, la imposibilidad de gestionar un desarrollo humano sostenible que ponga el foco en la posibilidad de “explosionar” el statu quo.
Lo cual, a mi parecer, pasa por la procuración de derechos humanos básicos como: la seguridad ciudadana –protección de la mujer y su debido castigo a quien las violente–; sistemas educativos dinámicos y vinculados a las lógicas productivas de los mercados laborales; y el diseño de esquemas sanitarios que, frente al pánico e histeria colectiva que propician situaciones como el coronavirus, potencie la solidaridad, la ciudadanía cívica y la correspondiente empatía con el dolor que afecta –a manera de estereotipos– la normal convivencia entre países –si no, veamos por ejemplo, cómo el pasado febrero las autoridades de la federación rusa, a pesar de ser aliados de la nación oriental en temas torales de geopolítica global, antepusieron los intereses nacionales de protección ciudadana al restringir la entrada de ciudadanos del país de Mao Tse-tung–.
El caso de México ha venido precedido por las felicitaciones de la OMS debido a la “precoz gestión de la crisis”, reconocimiento para la gestión que, según el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se ha debido a “la producción de documentos científicos desde el 4 de enero para el manejo de los médicos, para la prevención de los contagios y para las técnicas diagnósticas”. Es destacable entonces el hecho de que el país mexicano, de acuerdo a las autoridades del sector, apenas se registraron 15 infectados y todos ellos originados de conexiones procedentes del continente europeo.
En definitiva, pienso que en escenarios de incertidumbre social, política, económica y tecno-científica a las que nos vemos expuestos actualmente, es importante anteponer el diálogo y la construcción del consenso en contextos donde el desconocimiento parece imponerse, y el miedo y el terror consignan su marca en la “oscuridad”, relativo a la toma de decisiones en la promoción del bienestar común como una máxima de aspiración humanista. ¡Ahora más que nunca, es tiempo de sembrar luz!
Posdata: Durante los días 6 y 7 de marzo se desarrolló en la UNAH el Encuentro Nacional por Honduras (ENAH), en el contexto del foro UNAHMOS Honduras. Cuatro días después, el miércoles 11, autoridades hondureñas de salud reportaban los primeros dos casos de la pandemia, al mismo tiempo que Cuba contabilizaba ese día, 3 personas diagnosticadas con el virus.
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