UNAH

Apertura del diálogo bajo el acecho del COVID-19

Lectura: 3 minutos

Mientras que la enfermedad del coronavirus se extiende a nivel planetario –de ahí la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)– y afecta los cuerpos en mayor o menor medida, debido a las conexiones humanas de terceros países con China; en Honduras, las autoridades de la principal institución de educación superior del país, la Universidad Nacional Autónoma (UNAH), han instalado a principios de mes un diálogo multisectorial a fin de convertirse en una suerte de convergencia que contribuya a “brindar al país alternativas producto del debate desde la ciencia” a los grandes problemas de la nación.

En un principio, es importante destacar que solamente a través de la puesta en marcha de un proyecto en común por el país, se puede hacer frente a fenómenos tan complejos e interdisciplinares como a los que actualmente se enfrenta nuestra generación: cambio climático con afectaciones directas como las sequías; contagios en masas como el virus de Wuhan; la división social producto de las imposibilidades de lograr un perdurable acercamiento entre líderes políticos con ideologías opositoras, entre otras; pero sobre todo, a través de las tácticas –directas e indirectas– de alejarnos del “otro” a través, por ejemplo,  de las políticas xenófobas que van tomando forma, como una especie de “aguja hipodérmica” en los imaginarios ciudadanos de los países del norte desarrollado, pues las retóricas desde los poderes políticos transgreden las normas de fraternidad al apuntar hacia los sectores desplazados, por una u otra causa, como origen de los principales problemas que les aquejan.

Por otra parte, es aquí cuando podríamos preguntarnos si esta conmoción global a la que nos vemos confrontados ¿obedece a la insolidaridad en la búsqueda de horizontes comunes?

contagio
Imagen: Jpost.

Cuando prácticamente, el mundo se gestiona bajo ideologías conciliables en lo básico, por ejemplo, la puesta en común de medidas preventivas y respetuosas de soberanías nacionales como el actual coronavirus; que resultan irreconciliables en lo esencial, la imposibilidad de gestionar un desarrollo humano sostenible que ponga el foco en la posibilidad de “explosionar” el statu quo.

Lo cual, a mi parecer, pasa por la procuración de derechos humanos básicos como: la seguridad ciudadana –protección de la mujer y su debido castigo a quien las violente–; sistemas educativos dinámicos y vinculados a las lógicas productivas de los mercados laborales; y el diseño de esquemas sanitarios que, frente al pánico e histeria colectiva que propician situaciones como el coronavirus, potencie la solidaridad, la ciudadanía cívica y la correspondiente empatía con el dolor que afecta –a manera de estereotipos– la normal convivencia entre países –si no, veamos por ejemplo, cómo el pasado febrero las autoridades de la federación rusa, a pesar de ser aliados de la nación oriental en temas torales de geopolítica global, antepusieron los intereses nacionales de protección ciudadana al restringir la entrada de ciudadanos del país de Mao Tse-tung–.

El caso de México ha venido precedido por las felicitaciones de la OMS debido a la “precoz gestión de la crisis”, reconocimiento para la gestión que, según el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se ha debido a “la producción de documentos científicos desde el 4 de enero para el manejo de los médicos, para la prevención de los contagios y para las técnicas diagnósticas”. Es destacable entonces el hecho de que el país mexicano, de acuerdo a las autoridades del sector, apenas se registraron 15 infectados y todos ellos originados de conexiones procedentes del continente europeo.  

covid
Imagen: Insider.

En definitiva, pienso que en escenarios de incertidumbre social, política, económica y tecno-científica a las que nos vemos expuestos actualmente, es importante anteponer el diálogo y la construcción del consenso en contextos donde el desconocimiento parece imponerse, y el miedo y el terror consignan su marca en la “oscuridad”, relativo a la toma de decisiones en la promoción del bienestar común como una máxima de aspiración humanista. ¡Ahora más que nunca, es tiempo de sembrar luz! 

Posdata: Durante los días 6 y 7 de marzo se desarrolló en la UNAH el Encuentro Nacional por Honduras (ENAH), en el contexto del foro UNAHMOS Honduras. Cuatro días después, el miércoles 11, autoridades hondureñas de salud reportaban los primeros dos casos de la pandemia, al mismo tiempo que Cuba contabilizaba ese día, 3 personas diagnosticadas con el virus.


También te puede interesar: El virus no tiene la culpa.

Cincuenta años como plataforma de periodistas para el cambio

Lectura: 3 minutos

La carrera de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) celebra desde este lunes 10 hasta el 14 del presente, el quincuagésimo aniversario desde su fundación formal en 1970. Bajo el paraguas de diversas actividades desarrolladas –desde conferencias, conversatorios, reuniones con egresados, diálogos académicos, reconocimiento a la labor desarrollada por los directores a lo largo del programa, además del cierre con un atractivo programa de fomento y encuentro con el arte nacional– se busca rescatar los principios éticos y valores esenciales del periodismo, sacudido por los vaivenes del mercado de venta de la información en los últimos años, en donde normas esenciales en el ejercicio profesional han cedido a la vorágine de la polarización en la concepción de la democracia informativa y la pérdida del balance en la representación de la realidad han predominado en los procesos de producción y consumo de los contenidos del oficio-profesión.

Me parece que esta noble labor contribuye de manera muy especial y única en la construcción de imágenes y significados, en tanto la realidad debe ser gestionada por verdaderos discípulos en la construcción de modelos mentales que coadyuven a la puesta del “cimiento” –que del impulso a las ciudadanías propositivas y enmarcadas bajo parámetros éticos y criterios morales– nos permitan sopesar nuestra acción y responsabilidad y respeto por las audiencias.

chacaleo
Imagen: Periodismo.

En este punto me gustaría reflexionar sobre la deplorable iniciativa de dos rotativos mexicanos que, quiérase o no, –impulsados por el morbo y la indecencia– han faltado a comportamientos claves en nuestro ejercicio al publicar imágenes que van contra la solidaridad, la empatía y que “atentan” contra la posibilidad de que nuestro trabajo rutinario sirva (como una especie de hiladores) a transformar realidades que afectan las más elementales formas de convivencia de nuestra América.

Es así, que el vil feminicidio de Ingrid Escamilla en la hermana y admirada República Mexicana, a la vez que “sacude” los propios procesos de gestión de esta forma de comunicación pública por parte de los medios, nos obliga a repensar desde la academia sobre los “vacíos” existentes entre la recolección de datos informativos y cómo en el trayecto hacia las rotativas, sufren una contaminación perniciosa en la producción de la comunicación masiva. Por ejemplo, reflexionar sobre la filtración de las dantescas imágenes a los medios de comunicación.

De ahí que, en el contexto hondureño, la importancia de la conmemoración de esta efeméride también obligue a deconstruir constantemente la manera en que los principales soportes comunicativos median y generan visibilidad.

periodismo en honduras
Imagen: Medium.

Ahora bien, me parece que los órganos representativos de nuestra profesión deben reinventarse en torno a la posibilidad de “autenticar” un diálogo genuino con los empresarios de los mass media, a fin de que la denominada “responsabilidad social” tenga también cabida en la proyección responsable y la humanización de los contenidos. Creo que como hablábamos en esta semana en uno de los conversatorios de la UNAH, esto es “periodismo de soluciones”, en tanto reflejamos la luz que muchas veces es invisibilizada en nuestras ejecutorias comunicativas, en tanto como periodistas, a veces cubrimos solamente lo que vemos.

En definitiva, la posibilidad de hacer un buen periodismo y bajo un enfoque transversal de derechos humanos, tiene que ver con principios de respeto a la intimidad, el honor y el respeto a las audiencias, que bajo una avalancha de información en nuestra era y la contaminación visual, tienden a requerir de nosotros la necesidad de comunicar bajo los nuevos paradigmas latentes entre la posibilidad del “saber comunicar” –que esta última acción se convierta a la vez en reproductora de conciencias tendientes a una suerte de alfabetización mediática–, y como activo intangible para el bien común.


También te puede interesar: Elogio del periodismo.