En un informe publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), señala que las enfermedades afectan de manera diferente a hombres y mujeres, las pandemias hacen más grandes las desigualdades que existen para mujeres y niñas.
Durante una crisis, las mujeres y niñas pueden encontrarse en mayor riesgo de sufrir violencia de pareja y otros tipos de violencia doméstica debido a un aumento de la tensión en el hogar.
Las mujeres son las encargadas principales de las labores domésticas y de crianza y en confinamiento las exigencias en esos dos rubros aumentaron dramáticamente, además del trabajo formal o informal que sabemos que las mujeres también realizan y del cual ahora mismo se encuentran realizando en sus hogares.
En el sector salud son la mayoría, sabemos que hay más enfermeras que enfermeros y que son las que están cuidando en la primera línea, se calcula que el 67% de la fuerza del trabajo sanitario mundial corresponde a mujeres.
Las mujeres queremos cambiar el mundo en el que vivimos, hace unos meses, el 8 de marzo, marchamos por un mundo más igualitario, gritando basta a la violencia de género, unidas, apoyándonos, sintiéndonos más fuertes y con esperanza de ser escuchadas.
El 9 de marzo hicimos paro nacional, “Un día sin nosotras” y queríamos seguir haciendo más cosas, ver los frutos de nuestro esfuerzo pero llegó la pandemia por el COVID-19 y la atención se fue a otro lado.
¿Y qué hicimos nosotras? Lo que sabemos mejor hacer, ser solidarias, cuidadoras, juntamos a nuestros hijos y familias, organizamos nuestras casas, acomodamos espacios, cocinamos, contamos cuentos, hicimos tarea, abrazamos a los que lloran, combatimos el miedo, hasta hicimos tapabocas.
Y no nos dimos cuenta, no lo vimos venir, que junto a la pandemia del coronavirus nacía otra pandemia, la de la violencia familiar que está dejando más víctimas que el COVID-19, las llamadas de ayuda y denuncias han aumentado un 40%.
La tensión generada por el encierro, la incertidumbre, el problema económico y el miedo a morir hace que las mujeres y niñas sean blanco fácil de violencia, los hombres se desquitan con ellas, las tienen a la mano, están vulnerables.
En México los feminicidios se mantienen a la alza, crecieron 1.6% en el primer trimestre del 2020. Se registraron 244 mujeres asesinadas.
Según la organización “Marea verde”, desde la entrada de la pandemia a mediados de marzo hasta el 24 de abril, se habían reportado 210 asesinatos a mujeres, así que el número es mayor.
Lo que más me llama la atención es la falta de conciencia, de solidaridad, la falta de respeto y lo fácil que es para algunos hombres lastimar a sus parejas, madres e hijas.
No se valora el trabajo de las mujeres, no se valora su persona, se considera propiedad de los hombres y creen que pueden hacer con ellas lo que ellos deseen. Sé que el problema es más profundo y que también tiene que ver con la forma en que las mujeres nos hemos parado frente a ellos, las ideas que nosotros hemos introyectado, las creencias y mandatos que creemos como reales y no nos frenamos a cuestionar.
Todos tenemos que cambiar, todos tenemos que madurar, frenarnos, pensar, construir un mundo y una forma de vivir para relacionarnos diferente.
Tenemos que entender como mujeres que nadie tiene derecho a lastimarnos, que tenemos que luchar por tener las mismas oportunidades y los mismos derechos, que sólo por el hecho de haber nacido ya merecemos respeto, que casarse con alguien no le da derecho a decidir sobre mis pensamientos y mi vida.
Los hombres tienen que saber que no son dueños de nadie, que no por ser hombres mandan y deciden, que las mujeres no están a su servicio ni para cumplir sus caprichos ni para su placer.
Venimos a este mundo a crecer, a convertirnos en la mejor versión que podamos de nosotros mismos, es un trabajo interior, profundo, individual, de conciencia, paciencia y constancia.
Te invito a reflexionar en este tema y a que cada vez seamos más los que buscamos, queremos y trabajamos por un mundo mejor.
Esto es para ti… que siempre estás del otro lado leyéndome.
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