Unión Internacional de Abogados

Unión Internacional de Abogados: Instancia Superior de la Abogacía

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La Unión Internacional de Abogados, más conocida por sus siglas “UIA”, surgió en 1927 como una iniciativa de la Sociedad de Naciones al término de la Primera Guerra Mundial, por medio de la cual algunos de los principales colegios de abogados europeos se unieron a efecto de que la abogacía pudiera colaborar internacionalmente. Con el tiempo se han unido a la UIA colegios de abogados de prácticamente todo el mundo, los cuales representan a alrededor de 6 millones de profesionales del derecho.

Se trata pues de una institución de la abogacía global enfocada en la promoción y la defensa de los Derechos Humanos y en la prevalencia del Estado de Derecho en todas las jurisdicciones del mundo. Además de los colegios de abogados, participan en la UIA abogados como miembros individuales, miembros colectivos, tales como asociaciones de abogados, universidades y escuelas de derecho, así como personas que no ejerciendo la profesión de abogado, practican diversas profesiones jurídicas, tales como jueces, magistrados, notarios, profesores y aún estudiantes de derecho.

Una de las funciones más importantes de la UIA es la defensa de los abogados que son perseguidos por los poderes públicos con motivo del ejercicio de su profesión en la defensa de sus clientes. Aunque se podría considerar que casos de este tipo sólo suceden en países remotos y de escaso desarrollo, sorprende saber que en épocas recientes la UIA ha tenido que defender a abogados en lugares tan desarrollados como Luxemburgo, quienes fueron acosados por el Ministerio de Hacienda de ese país con motivo del escándalo de los Panama Papers, ministerio que pretendía obtener información de sus clientes en clara violación al secreto profesional, privilegio consubstancial al acceso a la justicia.

La UIA cuenta con un estatus especial en la ONU que le permite estar presente en la Asamblea General, institución que la consulta cuando se analizan temas jurídicos, especialmente aquellos relacionados con los Derechos Humanos y el Estado de Derecho. También participa activamente en instituciones europeas como el Consejo de Europa, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo.

La UIA suele hacer pronunciamientos ante atropellos en contra del Estado de Derecho en cualquier parte del mundo, siendo cautelosa de no intervenir en asuntos políticos. De hecho, esta misma semana la UIA se adhirió a un comunicado de la American Bar Association, la asociación de abogados más grande del mundo, en el cual condenaron el violento ataque al Capitolio en Estados Unidos.

En cuanto a su estructura orgánica, la UIA cuenta con un Consejo de Presidencia con alrededor de 200 integrantes provenientes de todas las regiones del mundo, entre los cuales se encuentra un Comité Ejecutivo de 30 directores que se encargan de asuntos tales como las relaciones internacionales, la comunicación social o del Institute of Rule of Law, los Presidentes de 43 comisiones o grupos de trabajo que abarcan temas tan diversos como el derecho bancario o el derecho ecológico y los Presidentes de los Comités Nacionales que se constituyen en cada país con representación en la UIA.

El Presidente de la UIA es elegido anualmente en la Asamblea General llevada a cabo en noviembre en los países más diversos. Sin embargo, su responsabilidad dura cuatro años de la manera siguiente: el elegido comienza su actuación como Vicepresidente, al año siguiente como Presidente Electo, en el tercer año ocupa la Presidencia y en el último actúa como Presidente Saliente. Con este original sistema se garantiza la continuidad de las iniciativas y la graduación en su aplicación. El Presidente en turno es el prestigiado colega español Jorge Martí Moreno, anterior Socio Director de la oficina Uría Menéndez en Valencia, quien sustituyó a Jerome Roth, abogado de Estados Unidos, quien a su vez sustituyó al abogado de Burkina Faso Issouf Baadhio, lo que demuestra la universalidad de la institución.

Los principales temas que preocupan a la UIA ante la coyuntura mundial actual, son los ataques a la división de poderes, a la independencia de los tribunales, al libre ejercicio de la abogacía y al acceso de la población a la justicia. La fuerza moral que le dan a la UIA sus casi 100 años de prestigio por su actuación en la esfera jurídica internacional, hace que sus  pronunciamientos en todas estas materias incomoden a sus destinatarios y los obliguen a corregir.

Los objetivos de la presidencia de Jorge Martí Moreno se centran en los siguientes tres vértices principales: 1) El fomento de la participación de los abogados jóvenes en el mundo, para lo cual ha integrado ya a 20 colegas jóvenes como consejeros de la presidencia, algunos de los cuales son menores de 30 años de edad; 2) La promoción del talento femenino dentro de la estructura de la UIA, en cuya presidencia, lamentablemente hasta la fecha, solamente una mujer suiza ha ocupado el cargo, aunque afortunadamente ya ha sido elegida la abogada española Urquiola de Palacio, quien ocupará la presidencia en el 2023; y 3) El incentivo del uso de las nuevas tecnologías en el ejercicio de la profesión de abogado, para lo cual pretende sensibilizar a los despachos de abogados para que inviertan tiempo, dinero y esfuerzo en proyectos con despachos tecnológicos creativos.

El presidente Martí Moreno también pretende incentivar a la abogacía del mundo mediante el otorgamiento de premios y reconocimientos a colegas que destaquen en el mundo por la defensa de los principios y valores por los que la UIA propugna y pretende que la abogacía mundial apoye proyectos solidarios que beneficien a los más necesitados. Sobre este último punto, el presidente Martí Moreno ha identificado a la ONG ARTisLOVE, institución que ha desarrollado exitosamente proyectos sociales promotores de la paz, originados mediante la técnica de unir a la gente que se odia.

El gremio de los abogados mexicanos ha participado en los trabajos de la UIA, desde tiempo inmemorial. Mi amigo y antiguo socio, Miguel I. Estrada Sámano (Q.E.P.D.), organizó en la Ciudad de México uno de los congresos anuales que más huella han dejado, e incluso llegó a ser presidente de la institución en el año 2000, habiendo sido el segundo latinoamericano en ocupar dicho cargo. Yo mismo he ocupado diversos cargos en la estructura orgánica de la UIA, llegando a ser Director de Miembros Colectivos, formando parte del Consejo de Presidencia, y actualmente formo parte del Comité Ejecutivo del Comité Nacional de México, así como del Comité que organiza el Congreso Anual, que debió tener lugar en Guadalajara en octubre del año pasado y que ha sido pospuesto con motivo de la pandemia, Comité que preside Adrián Ojeda, siendo Fernando Hernández Gómez el Presidente del Congreso. Actualmente, Óscar Cruz Barney preside el Comité Nacional de México, Arturo Pueblita es Secretario Regional para las Américas y Alfonso Pérez Cuéllar ocupa la Vicepresidencia del Senado Internacional de Colegios de Abogados, todo lo cual brinda la esperanza de que la UIA tendrá cada vez más relevancia para el ejercicio de la abogacía en México y de que la abogacía de México tendrá cada vez más relevancia internacional a través de la UIA.


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Importancia persistente del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados (Parte I)

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Durante 260 años el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México se ha dedicado a dignificar la abogacía en nuestro país. Es una de las cuatro instituciones virreinales en manos de particulares que subsisten en México. Las otras tres son el Nacional Monte de Piedad, el Colegio de Vizcaínas y el Hospital de Jesús. El Ilustre es la agrupación gremial más antigua del continente americano y actualmente ha retomado la vitalidad que tuvo durante su creación en el virreinato, en 1760, en los procesos de la Independencia y la Reforma y a principios del siglo XX.

Apenas el pasado lunes, durante su Asamblea General Ordinaria Anual, el Ilustre nombró por primera vez a una mujer como vicepresidenta de su cuerpo directivo llamado Junta Menor. Se trata de la prestigiada abogada Isabel Davara, quien estudió en España las carreras de Derecho y Economía en el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas (ICADE) de los jesuitas, quien es una convencida de la igualdad de derechos, oportunidades y de acceso entre hombres y mujeres. Isabel sin duda será importante soporte del flamante presidente del Ilustre, el destacado abogado fiscalista Arturo Pueblita, quien centrará sus esfuerzos durante el próximo bienio en la certificación profesional de abogados por especialidad y en la certificación deontológica de sus miembros, para asegurar la calidad profesional y el cumplimiento del estricto código de ética del Colegio. También el presidente Pueblita pretende llevar a cabo un programa de publicación de obras colectivas por materia, que facilite el entendimiento de la vertiginosa evolución del derecho en la época actual.

Tienen claro estos líderes la necesidad de continuar con las relaciones internacionales del Ilustre, a fin de darle dimensión internacional a la abogacía de México. Siguiendo los pasos de mi antiguo amigo y socio Miguel I. Estrada Sámano (Q.E.P.D.), quien fue presidente de la Unión Internacional de Abogados (UIA), con sede en París, hoy día el presidente Pueblita es Secretario Regional para América, el expresidente del Ilustre Óscar Cruz Barney es presidente del Capítulo Nacional de la UIA en México y el expresidente del Ilustre Alfonso Pérez Cuéllar es vicepresidente del Senado Internacional de Colegios de Abogados de la UIA. Yo mismo fui presidente del Comité Nacional Mexicano de la UIA, así como Director de Miembros Colectivos de la UIA, formando parte de su Consejo Directivo, antes de haber ocupado la vicepresidencia del Ilustre.

También es destacable la participación del Ilustre en la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados (UIBA), en la que muchos años mi colega y amigo Javier Quijano Baz, también miembro de la Junta Menor del Ilustre, participó como Secretario General. Asimismo, el Ilustre se ha hermanado con el Colegio de Abogados de Madrid, el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, la Barra de Abogados de París, la Federación Argentina de Colegios de Abogados y la Orden de Abogados de Brasil, entre otras instituciones gremiales de la abogacía.

Pueblita y Davara también tienen clara la función de los colegios de abogados que incluso por disposición legal debe alejarse por completo de la política. El Ilustre siempre ha sido apolítico y actualmente no cumple una función social de oposición o de militante. Su importante labor se centra en garantizar el libre ejercicio de la profesión de los abogados, la defensa de éstos, la defensa de la Constitución y de la justicia, así como del Estado de Derecho. Desde luego el Colegio ha sido y seguirá siendo una voz crítica de los actos de los poderes públicos, pero preservará su visión incluyente de miembros con posiciones políticas aún opuestas.

Resulta importante que, aunque actualmente no es obligatorio legalmente estar colegiado, es conveniente que la abogacía actúe unida fundamentalmente en beneficio de los usuarios de los servicios jurídicos, para garantizar que quienes los prestan estén debidamente calificados para ello y se encuentren sometidos a altos estándares éticos. Es inadmisible que en pleno siglo XXI el gremio de los abogados carezca de una Ley General de la Abogacía por la cual el Ilustre ha luchado desde tiempo inmemorial. En 2014 el Ilustre propuso una Ley que establecería un examen de acceso a la profesión y una pasantía supervisada que asegure la formación teórica y práctica de los abogados, la certificación de dichas capacidades por parte del Colegio y el control ético de la profesión por parte del propio gremio, estableciendo un registro nacional de cédulas.

Las principales razones que motivaron en 1760 la fundación del entonces llamado Ilustre y Real Colegio de Abogados de México fue la protección de las viudas y los huérfanos de los abogados de aquella época que sufrían una mala situación económica, mediante el establecimiento de una hermandad entre pares que incluyó un sistema mutualista, así como dignificar la abogacía. En aquella época se requería probar la limpieza de sangre para poder acceder al Colegio. Esta terrible práctica, en España pretendía excluir a judíos y moros, pero en México pretendía excluir sangre negra. Podían ser admitidos abogados de origen indígena, pero no hijos nacidos fuera de matrimonio. El propósito de estas medidas en aquel entonces era que la abogacía fuera ejercida por personas de buena reputación. La presencia gremial luchó por darle importancia social al abogado y fue por eso que el Rey Carlos III autorizó a los miembros del Ilustre a utilizar en sus togas las puñetas blancas, cuyo uso les brindaba distinción.

Capitulo Nuevo Leon
Norma Escamilla y Antonio Prida en el Capítulo Nuevo León

Fue ni más ni menos la Virgen de Guadalupe quien fue reconocida como patrona de los abogados y su fiesta del 12 de diciembre fue dedicada a ellos. Fue así que la abogacía fue recobrando la dignidad que merece, lo que le permitió que se le guardasen sus privilegios para no ser despreciada por los jueces ni por el poder del Estado, quedando bajo la protección de la Real Audiencia.

Si bien es cierto que la vida del Ilustre nunca se ha interrumpido durante su larga vida de 260 años, a mitad del siglo pasado fue poco activo y gracias al rescate que de él hizo nuestro destacado colega y amigo Bernardo Fernández del Castillo, el Colegio retomó vuelo en el panorama nacional para ocupar el prominente lugar de hoy. En efecto, fue él quien logró institucionalizarlo nuevamente conforme a los retos del México contemporáneo, reactivó las elecciones periódicas del presidente y de los miembros de la Junta Menor, creó comisiones de trabajo y posicionó al Colegio ante las coyunturas legales y legislativas de nuestros tiempos y salvaguardó y ordenó el valioso archivo del Colegio, el más antiguo de la abogacía de América.

En futuras colaboraciones profundizaré en algunos episodios relevantes del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México, durante los procesos de Independencia y de Reforma, así como en el Porfiriato, la Revolución y el México de hoy, de cuya cuenta se ha encargado los últimos años el cronista del Colegio, mi amigo y colega Alejandro Mayagoitia.


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