Gracias por dejarnos crear

Lectura: 4 minutos

“Quiero que mi acción sea reclasificada como terrorismo”

 

Piotr Pavlensky, al ser acusado de vandalismo por prender fuego a la puerta principal de la Lubianka

La Internacional Situacionista fue un movimiento político, artístico e intelectual de protesta que se generó en algún lugar de Europa a finales de los años cincuenta. Para ellos, como para muchos otros, el arte era indisociable de la vida. Uno de sus principales cometidos era construir situaciones subversivas para cuestionar el modus vivendi de la sociedad de su tiempo y las políticas de los poderes fácticos. Los situacionistas se inspiraban en el surrealismo, el dadaísmo y el marxismo, cuya injerencia pragmática cuestionaban. Estamos hablando del grupo de vanguardia más politizado de la Posguerra.

Yo no había oído nunca hablar de Piotr Pavlensky, un activista ruso de San Petersburgo. Me enteré de su existencia hace unos días, cuando recibí un mensaje de correo electrónico de una persona que tengo poco tiempo de conocer, y cuya particular manera de ver el mundo me llama poderosamente la atención. El mensaje tenía esto como título: “Un vrai situationniste?”[1]. Al abrirlo sólo vi una imagen (que reproduzco) y una frase lacónica: “Il a mis le feu à la Loubianka”[2]

Piotr Pavlensky frente a la puerta del Infierno, justo antes de ser aprehendido y encerrado
Piotr Pavlensky frente a la puerta del Infierno, justo antes de ser aprehendido y encerrado

Esta es tan solo la más reciente expresión de inconformidad de Pavlensky ante el régimen de Putin.

En noviembre de 2012, Reuters publicó sus 98 mejores fotos del año. Una de ellas representaba a Pavlensky con la boca cosida. El hombre se quejaba así de la indiferencia del gobierno ruso respecto de los artistas contemporáneos y se solidarizaba con los miembros de Pussy Riot (un grupo de artistas-feministas-anti-establishment) que fueron encarceladas tras haberse manifestado, frente a la catedral de Moscú, contra el patriarca de la Iglesia rusa, quien había apoyado a Putin en el momento de la reelección. “¡Madre de Dios, echa a Putin de aquí!”, cantaron. Pavlensky dijo después que todo aquello era una metáfora de un evangelio de Mateo[3].

El 3 de mayo de 2013, el cuerpo desnudo de Pavlensky, envuelto en alambre de púas, fue arrojado por un grupo de colegas suyos frente a la Asamblea Legislativa de San Petersburgo. Recordando que el alambre de púas fue concebido para mantener al ganado en resguardo, Pavlensky dijo que el Gobierno suprimía el activismo social y aislaba a las personas bajo la excusa de protegerles, obligándoles así a trabajar, a consumir y a reproducirse. La puerta de la Lubianka en llamas, por su parte, es una crítica a la continuidad histórica de un régimen opresor, que sigue trabajando en lo que fueron los headquarters de la KGB.

Piotr Pavlensky. Seam
Piotr Pavlensky. Seam

Hace pocos días, la novia de Pavlensky hizo una declaración pública, en la que afirmaba que éste estaba encerrado en algún tipo de institución-siquiátrica-barra-cárcel. Hasta donde sabemos, ahí sigue.

Recuerdo que un día escribí un artículo en el que sostenía que el arte politizado nunca sería tan sublime como el arte sin necesidad de excusas. Una amiga muy querida, cuya genialidad admiro, me reprendió públicamente (qué bueno que fue así) porque concluía diciendo lo siguiente:

El arte al servicio de…’ puede estar muy bien, puede ser útil, pero no sublime. Por eso, me atrevo a decir que yo estoy porque viva el arte por el arte, la belleza porque sí y el culto a la estética porque nos da la gana.”

Me imagino que sigo pensando lo mismo, aunque no por ello deje de admirar el valor de un tipo que se los clava en la Plaza Roja para demostrar su desprecio por un régimen totalitario, ni deje de aplaudir cualquier acción que pretenda, en su romanticismo, hacer reflexionar a mentes cuyos móviles viven fuera del ámbito de la humanidad. No creo que esté tan errado en mi concepción del arte en su independencia, aunque mi manera de pensar puede cambiar radicalmente antes de que este texto salga publicado. Hoy en la mañana mandé mensajes a una selección de individuos sensibles (llamémosles así ante la imposibilidad que tengo de encontrar un mejor adjetivo que los describa juntos) soltando una pregunta elemental: “¿qué es el arte?”. Resultado: No hubo consenso en la respuesta (“La manifestación última del genio del hombre”, “Una buena excusa para no ir a la oficina”, “Un souvenir del viaje del alma”, “Libertad”, “El momento en el que el genio del creador hace vibrar los sensores del corazón del espectador”, etc.). Y esto es normal. Porque el arte no es algo susceptible de ser definido a rajatabla, como lo es un grillo, una bolsa, un basurero o una chamarra. Por ello, mejor dejemos esta discusión infructuosa en perfecta tranquilidad.

Piotr Pavlensky. Carcass
Piotr Pavlensky. Carcass

¿Se considera Piotr Pavlensky artista? ¿Se considera situacionista? Qué importa. Yo sólo creo que es un tipo auténticamente comprometido con sus preocupaciones. Unas que van al fondo del respeto y la tolerancia. Ya que cada quien se encargue de encajonar (vieja afición humana) sus acciones donde crea que corresponda.

Y respecto a su trabajo, una reflexión colateral: ¿Se acabará la raza de los toros de lidia si se abolen las corridas de toros? Quizá las plazas de toros un día se derrumben. Quizá. Pero, ¿el autoritarismo de los hombres? Eso nunca. Que los artistas activistas sigan andando tranquilos. Los gobiernos totalitarios les pavimentan el camino.

[1] ¿Un verdadero situacionista?

[2] Le prendió fuego a la Lubianka

[3] Mateo 21:12-13

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x