El equipo olímpico de Estados Unidos tuvo más representantes mujeres que hombres. Además, las mujeres, por primera vez, ganaron también más medallas. De las 102 medallas que obtuvo el equipo nacional de Estados Unidos, 58 las ganaron las mujeres e inclusive de las 41 medallas de oro, 29 fueron ganadas por mujeres. Esto sin duda refleja mayores oportunidades deportivas para mujeres y niñas.
Pero más importante, en Estados Unidos las mujeres superan a los hombres en distintos aspectos sociales y económicos. Está ampliamente documentado que hay más mujeres estudiando la universidad, más mujeres la terminan y que inclusive les va mejor; situación que paulatinamente se traslada a los resultados del mercado laboral.
Por ejemplo, el número de hogares en los cuales la mujer gana más que el hombre se ubicó en 26% en el 2005, aproximadamente 50% más que el mismo indicador en 1985. Estas cifras son calculadas con personas que estudiaron en los años 70 y los años 80, así que, a la luz de los recientes resultados de las mujeres en la universidad, es de esperar que este porcentaje suba en el futuro.
Otra estadística curiosa que refleja de forma indirecta que a las mujeres les va mejor. En la Ciudad de Nueva York, que atrae al talento, la población es 53% femenina y 47% masculina. De forma más interesante, en el elegante barrio del Upper East Side el número de mujeres solteras entre 20 y 34 años duplica al de hombres solteros del mismo grupo de edad.
El que a la mujer le vaya mejor que al hombre ha tratado de ser entendido por los investigadores sin que se haya llegado a una conclusión. En términos conceptuales los factores se pueden dividir en tres: incentivos, capacidad cognitiva y habilidades interpersonales.
Las mujeres por ejemplo valoran más la educación superior pues son más optimistas sobre su efecto en las posibilidades de una vida mejor, los hombres tienden a hacer más clubes de amigos que limitan su capacidad de relacionarse fuera de ese círculo, son sólo una de las explicaciones que se han dado.
Pero volviendo al tema de México, aunque ha sido menos estudiado, el crecimiento de la presencia de mujeres en las universidades también ha sido notable. Por ejemplo, un estudio de la matrícula de la UNAM señala que la presencia de mujeres pasó de 35% en 1980 a alrededor de 52% en la actualidad; aunque la presencia de mujeres todavía es significativamente menor en los posgrados; y además la presencia de las mujeres se concentra en las ciencias biológicas y de la salud, en humanidades y artes y en ciencias sociales, mientras que las áreas físico-matemáticas e ingenierías siguen teniendo una mucho mayor presencia masculina.
Aún es muy pronto para saber el resultado en el mercado laboral. Hoy todavía se habla de una fuerte discriminación en el trabajo en contra de la mujer, que se refleja, entre otros indicadores, en una diferencia salarial de aproximadamente 7%; y existe una baja presencia de mujeres en puestos altos corporativos y gubernamentales.
Sin embargo, nuestro país no tiene porqué ser muy diferente a Estados Unidos, el Reino Unido, España y muchos otros países occidentales en los cuales con el tiempo le va mejor a la mujer. Yo creo que pronto empezaremos a ver indicadores favorables hacia la mujer.
Esto, sin embargo, trae retos importantes para la sociedad ¿cuál será el nuevo rol del hombre en el hogar? ¿aceptarán las mujeres casarse con hombres que no trabajen o que ganen menos? ¿aceptarán los hombres no ser los proveedores del hogar o que su esposa gane más? Son sólo algunas preguntas.
El equilibrio de que el hombre sea el principal proveedor y la mujer se responsabilice del hogar, aunque también trabaje (porque ya la mayoría de las mujeres trabajan) definitivamente se está abandonando; pero ¿cuánto tiempo tomará a la sociedad aceptar un cambio de roles entre el hombre y la mujer en el hogar? El alto número de mujeres solteras exitosas en Nueva York indica que los equilibrios no son inmediatos; y mientras, muchas mujeres y hombres se van a quedar atrapados en la transición.
