Algunos propósitos para el Año Nuevo conclusión

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Amigos queridos:

En marzo pasado Hannita, la más pequeña del clan Zamorano, nos platicó acerca de la Capoeira, (forma de arte brasileña que combina artes marciales, música y deporte, así como expresión corporal). Tal fue su entusiasmo que tanto la madre, el hermano y yo aceptamos acompañarla a su tercera clase dominical.

La verdad es que yo pensé que se trataba de un baile, aunque había algo sospechoso. Lo primero que llamó mi atención fue la conformación del grupo: eran puros jovencitos entre los diecinueve y veinticinco años, un salto generacional enorme, entre la mamá
y yo.

Lo que vino a confirmar mi error fue el duro calentamiento al que nos sometió el entrenador. Creo que sólo me tenía en pie el amor propio; pero cuando empezó la práctica verdadera, mi cuerpo quería imitar los hermosos movimientos.

Existen varias teorías sobre el origen de la Capoeira. La que me parece más convincente o al menos me gusto más fue la que me narró Ericki Ferreira. Cuenta que cuando llegaron los esclavos africanos a Brasil su condición no los convertía en amigos, había rencillas entre ellos que para dirimirlas acababan en pelea; pero para los dueños era una merma patrimonial así que las riñas estaban prohibidas y el castigo era ejemplar.

Así pues los ingeniosos esclavos disfrazaron las contiendas y las hacían parecer un baile, se sentaban en corro (la roda) en donde todos aplaudían y cantaban al ritmo de los tambores, panderos y berimbaus* mientras los dos oponentes pasaban al centro a partirse el alma a través de una danza acrobática.

Actualmente la práctica de este deporte mantiene el espíritu de las apariencias y por ello no se trata de lanzar golpes y patadas. Debes mantener el cuerpo en un balance continuo para que el contrario no sepa por donde lo vas a atacar. Se trata de ser flexible y estar  dispuesto a cualquier movimiento para poder esquivar.

Lo más bello viene cuando se forma la roda literalmente lo llaman “el juego”. No buscas lastimar a tu compañero, solo marcar; pero debes estar alerta con todos los sentidos o te pueden lastimar. Hay que encontrar el ritmo del movimiento y fluir con él; hay que ser creativos para responder sorpresivamente; hay que ser humildes. Uno decide cuando quiere entrar, con quién quiere jugar y en qué momento se ha de retirar; hay que estar dispuestos, cualquiera te puede invitar.

Me di cuenta que la roda es una metáfora de la vida y me pregunté: ¿Cuántas veces no he estado atenta a mi propia vida? ¿Qué ideas, qué actitudes tengo que me vuelven vulnerable y obsoleta? ¿Resuelvo mi vida de manera creativa ó solo repito lo que me ha funcionado? ¿Realmente comprendo que todos pueden ser mis maestros ó la soberbia no me deja aprender? ¿Estoy generando expectativas o me dejo sorprender?

Profundamente conmovida sobreviví a mi primera lección de Capoeira que en el fondo fue una gran lección de vida. Con el cuerpo molido y el alma ensanchada nos marchamos a por un opíparo almuerzo en el mercado de Coyoacán.

Mis clases se reanudan la próxima semana en que Mestre Aranha y Ericki regresan de las vacaciones decembrinas por mi parte los espero ansiosa y tú ya decidiste ¿Qué deporte vas a practicar?

Les mando un largo y apretado abrazo,

Claudia 

 

 *Instrumento de cuerda parecido al arco musical, hecho de una vara de madera flexible y un alambre, a los que se agrega una cashishi (calabaza), que hace las veces de caja de resonancia.

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