Ser jefe es una tarea que implica mucha responsabilidad laboral, pero al mismo tiempo se necesita cuidar el aspecto humano de los subordinados para dar un paso más allá en la calidad del trabajo.
A veces es común que se confunda el hecho de que ocupar cargos directivos implica mayor poder para ser autoritario y denigrar a los empleados; lo que genera una ruptura entre el equipo y el jefe, lo que tarde o temprano se traduce en baja motivación y pobres resultados.
Por tal motivo, ser un gran jefe implica mantener en equilibrio las exigencias laborales, el logro de objetivos, las relaciones humanas y sobre todo, crear el entorno necesario de empatía y compromiso de todos los miembros para ir hacia el mismo rumbo.
Artículo relacionado:
Según el sitio Acción Preferente, un jefe motivado es el motor que mantendrá la actitud positiva en el equipo, logrando una visión clara de lo que todos juntos son capaces de hacer, como una gran maquinaria que trabaja a la perfección.
De esta manera, reafirmar la figura de autoridad no tiene nada que ver con actitudes autoritarias, por lo que un gran jefe mantiene una postura de respeto en todas las circunstancias y con todos sus empleados, sin importar el rango que ocupen en la organización.
Además, transmite una visión realista y objetiva de sus metas. Saben que para llegar a los grandes resultados, deben de ir formando una cadena continúa de pequeños logros, por lo que empuja a su equipo a cumplir con estas pequeños triunfos de forma permanente.
Son también personas que saben escuchar, que detectan cambios en el comportamiento de sus colaboradores y que se preocupan por saber el grado de satisfacción que tiene su equipo con respecto a la forma de trabajo, los métodos empleados y las formas de recompensas.
Pero contrario a los que creen que solo con mano dura responden sus subalternos, este tipo de jefes se gana la confianza y el cariño de sus coequiperos, mantienen una postura ética intachable y sabe dimensionar en una justa perspectivas las habilidades de cada persona, así como sus posibilidades de desarrollo dentro de la empresa.
En pocas palabras, “cuando eres empleado de un gerente de primer nivel, te recompensan por tu desempeño en lugar de por favoritismo”, dice Acción Preferente y asegura, “bajo su mando creces tanto personal como profesionalmente”.
