Disfrutar de un fin de semana renovador, en donde tu cuerpo y tu espíritu se llenen de energía, es algo necesario y recomendable para todos.
Y no, no se trata de irse de vacaciones o a salir de la ciudad para poder disfrutar de estos beneficios; solo es cuestión de cambiar de hábitos.
La primera idea que nos viene a la mente cuando hablamos de descanso, es estar acostados sin hacer nada, pero este no es el caso.
Al contrario, el cuerpo y la mente logran una regeneración más profunda con la práctica de actividades que nos llenen de satisfacción.
Así que lo primero que hay que hacer, es tener un horario para levantarse, que sea razonable como para no madrugar, pero que no sea al medio día.
Luego, realizar alguna actividad matutina que sea relevante, como salir a caminar con la mascota, correr o hacer alguna rutina de ejercicio.
Con esto vas a ganar más energía de la que te imaginas y habrás comenzado bien el proceso de recuperación física y emocional.
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Otro consejo es que no pienses en el fin de semana como la oportunidad de “avanzar” con los pendientes de la oficina o el trabajo.
Lo ideal es alejarte de todo lo laboral, no preocuparte por los mails ni por los temas que no pudiste resolver durante la semana.
Aunque no lo creas, con esto y una actividad física reconfortante, tu cerebro se relajará y permitirá un mejor enfoque de las cosas.
Finalmente están los momentos de relajación. No es que tengas que ponerte a meditar como si estuvieras en yoga, sino disfrutar plenamente de ciertos momentos.
Lee un libro y aléjate del mundo; tomate un café y reflexiona mientras lo saboreas; siéntate en algún parque y disfruta del paisaje.
Si logras tener momentos de relajación y de reflexión, seguro las cosas complicadas comenzarán a tomar otra cara y llegado el lunes, estarás listo para continuar con la batalla.
