El evangelio de la ignorancia

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“Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día como lo fue hace 2.400 años. Y creo que los intelectuales, incluso científicos, políticos y, especialmente aquellos que trabajan en los medios de comunicación, tienen hoy la imperiosa necesidad de aprender esta vieja lección que Sócrates trató en vano de enseñarnos”.

Las palabras de Karl Popper hacen referencia al mítico axioma socrático que versa: “sólo sé que no sé nada”. Este postulado trae consigo un complejo problema sobre la fiabilidad del conocimiento, la razón y la inminente ignorancia. Desde una óptica nietzscheana, fue Sócrates quien condenó al hombre a un estigma moralizado sobre la sabiduría; hoy entendemos que la verdad es por antonomasia buena, ¿pero si el conocimiento y la razón estuvieran sobrevalorados? Sócrates se denominó ante el oráculo de Delfos como un ignorante, hazaña de suma vanidad; sin embargo, en un sentido el filósofo griego estaba en lo cierto. Todos somos ignorantes.

Sócrates transmutó la sabiduría a un aspecto ético, es decir, el pensador afirmaba que el conocimiento podía equipararse con la virtud. Paralelamente, la ignorancia era un vicio, pues el hombre solía interpretar lo bueno por lo malo, lo que trae como consecuencia un actuar deshonroso. Desde entonces la ignorancia se volvió sinónimo de vergüenza, una vergüenza propia del hombre sin distinción alguna.

¿Bajo este contexto, podemos afirmar que vivimos en una sociedad de ignorantes? México en su basta diversidad étnica y social ha sufrido los estragos que las desventuras de la ineptitud traen consigo. El mexicano tiene la impresión de que el poder adquisitivo es sinónimo de cultura y sabiduría, mucho me temo que la realidad es que ricos o pobres, mestizos o criollos, norteños o sureños, el mexicano arraiga en su esencia la ignorancia.

Resulta curiosa la pueril postura de quererse hacer pasar por león cuando se es un asno, ya lo dijo Zaratustra: todos son iguales. Esta práctica es común dentro de los confines de la mexicanidad, las máscaras de la opulencia y la carencia son perfectas para ocultar la ineptitud del hombre.

Aquellos que son parte del gremio de la política, la academia, el sector empresarial, entre otros; denotan su falta de conocimiento en la frivolidad del dinero. La insensatez del despilfarro económico y la ufanía de una posición social demuestra la carencia de conocimiento. Su literatura, su modus vivendi, la falsa tolerancia, todo ello es tan solo un cumulo de la ignorancia que habita su ser.

Por otra parte, la pobreza se empeña por perpetuar la ignorancia. Su obstáculo más grande es la caridad, el sobajamiento que “les ha impedido dignificar su cultura y conocimiento”. La ignorancia del pobre es notoria a simple vista; siempre culpando al prójimo de la desdicha de haber nacido en aquella “subcultura”. La piedad, que no es otra cosa que la tolerancia a los estados de vida cercanos a cero; ha sido alimento de la torpeza del mexicano.

El sujeto de manera consciente, pero de forma permanente, se da cuenta de que es ignorante. El constructo social del mexicano esta edificado de tal forma que la perpetuación de la ignorancia ataca sin distinguir la clase social. Los medios de comunicación, la “democratización de la cultura”, el deporte, la educación, la política; todo ello predispuesto para hacer de la ignorancia un producto de alto consumo nacional.

Este evangelio de la ignorancia no hace referencia específica al individuo poco letrado, la falta de cultura en el hombre solo es un rasgo más de su vulgar condición. La ignorancia del mexicano es mucho más profunda, más dolorosa y patética. Los mexicanos se ufanan de su idiotez en la banalización de su existencia, prefieren la perpetuidad de generar lastima que la alternativa que siempre existe de alejarse de la muchedumbre. Los políticos son un reflejo de un sequito de idiotas afortunados, la suerte siempre ha jugado a favor de la ignorancia.

¿Cómo superar este estadio? La puerta de la emancipación esta en dejar de lado la sociedad liquida, de alabar falsos ídolos, de separarse de la moral que ha hecho del mexicano un esclavo de la piedad, un ser que disfruta de la limosna. Aprendamos a reconocer la ignorancia, veamos el maleficio que trae consigo, busquemos la homogeneidad más allá de la supervivencia, más allá del patriotismo. Seamos libres.

Carlos Ramírez     

 

 

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ANDRES GARCIA

SI NOS REMONTAMOS ANTES DE LA CONQUISTA, NUESTROS ANCESTROS MAYAS, AZTECAS, ZAPOTECAS MEXICAS Y LAS DEMAS CULTURAS QUE FLORECIERON EN NUESTRO PAIS, INCLUYENDO LAS TRIBUS DE LA FRANJA FRONTERIZAS, ERAN REALMENTE SABIOS EN TODAS LOS CONOCIMIENTOS HUMANOS E INFRAHUMANOS.
DESGRACIADAMENTE CUANDO LLEGARON LAS EXPEDICIONES EXTRANJERAS EUROPEAS, CON EL AFAN DE ROBAR LAS RIQUEZAS QUE POSEIAN TANTO MATERIALES COMO DEL CONOCIMIENTO, SE TERMINA LA EPOCA DEL FLORECIMIENTO…TRAJERON ESTOS EXPEDICIONARIOS TODO LO MALO QUE TENIAN, LE TRASMITIERON <<enfermedades, evangelios, cruses de razas, guerras, odios, etc.etc.
HABLAR DE IGNORANCIA EN ESA EPOCA, NO APLICA, PUES NOS HEREDARON A NOSOTROS Y A EUROPA MUCHOS CONOCIMIENTOS DE LA NATURALEZA, DIOSES, COSTUMBRES, CULTURA, E IDENTIDAD PURA…ES APLICABLE TU EVANGELIO DE LA IGNORANCIA DE LA CONQUISTA HACIA NUESTROS DIAS.
COINCIDO CONTIGO TUS CONCEPTOS DEL MEXICANO, ES CIERTO VOVOMOS EN EL MUNDO DE LA IDIOTEZ Y LA BANALIZACION DE SU EXISTENCIA, DE SU PERPETUIDAD EN LA IGNORANCIA… LA LIBERTAD ES EL MAYOR ANHELO DEL SER HUMANO, QUE ESTA MUY LEJOS DE LOS MEXICANOS SIN DISTINGUIR LAS CLASES SOCIALES…

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