Arqueólogos submarinos encontraron un esqueleto humano en un barco que naufragó y se hundió hace más de dos mil años. Este fue encontrado en el mismo barco en donde se descubrió hace 116 años el mecanismo de Anticitera, el cual es considerad como el artefacto más sofisticado de la antigüedad, de acuerdo a la revista Nature.
Los restos humanos y el Anticitera son descubiertos en el mismo sitio
El pasado 31 de agosto, el grupo de arqueólogos descubrió y desenterró los huesos que formaban parte de un esqueleto humano, los cuales se encontraban bien preservados. De acuerdo a la misma revista, este hallazgo ayudará a determinar quien fabricó el artefacto, para cuya invención se utilizaron técnicas avanzadas de ingeniería y astronomía. Los primeros fragmentos de dicho artefacto fueron descubiertos en el año 1900 en la isla griega de Symi. Sin embargo, fue apenas este año que investigadores lograron determinar que se utilizaba con fines astronómicos.
Esqueleto podría ayudar a determinar el origen del artefacto
Según El Universal, Brendan Foley, arqueólogo de la Institución Oceanográfica Woods Hole, declaró que su equipo está “maravillado” por el hallazgo, y subrayó que ahora deben analizar el ADN de los huesos.
Un examen preliminar que se llevó a cabo en el Museo de Historia Natural de Dinamarca mostró que los restos encontrados pertenecían a un hombre joven. Hannes Schroeder, investigador del museo, se encuentra optimista de poder realizar con éxito el examen del ADN a los restos, ya que entre el descubrimiento se encontró una parte del hueso temporal del oído, que suele preservar el material genético de mejor manera que otras partes del esqueleto.
Los restos encontrados en Grecia incluyen parte del cráneo con tres dientes, algunas costillas, dos fémures y dos huesos del brazo. El ADN podría proporcionar información sobre las características físicas y ancestros del individuo, para poder determinar el origen del mecanismo de Anticitera.
¿Qué es el mecanismo de Anticitera?
El mecanismo de Anticitera consiste en un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de ancho y 8 de profundidad con dos círculos en su interior, uno para el zodiaco y otro para el calendario egipcio. De acuerdo a ElSalvador.com, el girar un botón lateral una treintena de engranajes colocados sobre diez ejes accionaban las manecillas de esos discos, con los cuales se podían predecir eclipses solares y lunares con 19 años de antelación a partir de las posiciones de los planetas en un momento concreto.
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