La aberración de la derecha

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Así como la revolución se institucionalizó, el fariseísmo encontró cabida en el partidismo. Sin bien, es cierto que la hipocresía es por antonomasia parte de los gubernativos y de sus instituciones, existe un partido político en especial que ha transmutado en el arquetipo de la doble moral. Tras concluir la Revolución, el caos en la estructura de gobierno de la nación fue evidente, los caciques que dejo el conflicto tomaron posesión del territorio nacional. En este contexto, un grupo de intelectuales encabezados por Manuel Gómez Morin se pronunció como oposición.

El nuevo partido nació bajo la filosofía del tomismo y la cristiandad, aquellos idealistas concebían la religión como una alternativa al imperante ateísmo de Calles. Por décadas, el partido representó la esperanza de un cambio real en la estructura oligárquica de la nación. Sin embargo, con el paso del tiempo diversas corrientes comenzaron a fracturar la institución; tal es el caso del Partido Sinarquista de México, el cual, fue fundado por Salvador Abascal, un pensador de ultra derecha que libro una batalla en contra de Garrido Canabal en Tabasco durante la primera mitad del siglo pasado.

Bajo precepto morales, los políticos de esta institución se han declarado los salvadores de México. Sin duda, ser un partido abiertamente católico ha sido su arma más poderosa, pues es bien sabido que democracia y moralidad van de la mano. Utilizar la religión como estrategia política no es un delito, predicar y actuar de distinta manera forma parte de la esencia del hombre. Sin embargo, la doble moral que se acentúa en el partido deviene de su arraigo político, es decir, la traición aberrante a sus principios demagógicos.

La actualidad de los altos mandos de Acción Nacional es ciertamente patética, esto no quiere decir que el resto de los partidos no lo sean, sin embargo, afirmar que se es testigo de la verdad cuando te revuelcas en la mentira es ciertamente algo inadmisible. Anaya ha llevado a su partido al quebranto, a una ruptura irremediable, todo en aras de la ambición sin sentido que causa la silla presidencial.

Margarita Zavala representa el hartazgo del propio hartazgo, como si un ente se avergonzará de su imagen ante el espejo. El PAN es ahora el arquetipo de la hipocresía, han traicionado los principios de Santo Tomás que salvaguardaron su fundación.

Todo parece indicar que el PAN pasó de la cristiandad al nihilismo, pues a la perfección escuchan a Zaratustra. ¡Ningún pastor y un solo rebaño! Todos quieren lo mismo, todos son iguales: quien tiene sentimientos distintos marcha voluntariamente al manicomio.

Carlos Ramírez

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