Permanencia del euro, un tema de confianza

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Para evitar una recesión profunda en Europa es necesario que el Banco Central Europeo (BCE) se convierta en prestador de última instancia, para proveer de liquidez al sistema financiero europeo. Esto significa que esté dispuesto a prestarles a los gobiernos de los países que pudieran caer en insolvencia, principalmente Grecia, Italia, Portugal y España, así como darle financiamiento a los bancos que vieran crecer su cartera vencida, para que de esta forma puedan continuar otorgando crédito.

La cumbre de la Eurozona del 8 y 9 de diciembre 2011 en Bruselas será definitiva. La gran preocupación para dotar de liquidez a la eurozona se debe a las dudas que tiene, principalmente Alemania, de que los países miembros con problemas de capacidad de pago de sus adeudos vayan a cumplir con un déficit fiscal de máximo 3% de su PIB, para posteriormente reducir su nivel de deuda respecto del tamaño de su economía.

El riesgo para el euro, en caso de que no haya un compromiso futuro de reducción del déficit público de los países miembros, una vez inyectada la liquidez al sistema, es que esa divisa se convierta en una moneda chatarra de bajo valor.

La estrategia de dotar de liquidez al sistema financiero con un compromiso de reducción del déficit público ha sido instrumentada en EU con buenos resultados en cuanto haber evitado una recesión, pero teniéndose que conformar con un crecimiento de cerca del 2%.

En el caso de la eurozona, el problema se vuelve más complejo en cuanto al cumplimiento de los compromisos de austeridad fiscal, en la medida en que son varios los países que participan en el programa y con diferentes tamaños de economía. Con base en la gráfica siguiente, se observa que el dificultad que puede generar un problema financiero en Italia sería mayor al que se originaría por Grecia.

La calificadora Standard & Poor´s amenazó en la primera semana de diciembre con reducir la calificación de la deuda soberana de los países de la eurozona en caso de que no se llegue a un acuerdo para fortalecer al euro. Las calificaciones actuales de los países mencionados son:

 La implementación de programas de austeridad no es fácil para ningún gobierno. Para llevar a cabo las medidas correspondientes ha sido necesario remover dos presidentes –Grecia e Italia– y renovar al partido en el poder –España–.

Una degradación en la calificación de la deuda soberana de los países podría ser hasta catastrófica en la medida en que ello presione al alza a las tasas de interés, factor que dificulta aún más el pago de deudas y frena la actividad económica.

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