Actualmente, se considera que los “porros” son mercenarios, grupos de choque que ofrecen violencia en contra de ciertos grupos (usualmente estudiantes inconformes) al mejor postor.
A simple vista parecen seguidores o incluso integrantes de equipos de fútbol americano. Portan jerseys con el emblema de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), operan en grupo y son extremadamente violentos.
Las agresiones que sufrieron estudiantes de CCH, Prepas y Facultades de la UNAM este lunes ha provocado indignación y repudio, pero los llamados “porros” no son un problema nuevo para la máxima casa de estudios.
Desde su formación, la UNAM se ha visto en vuelta en pugnas de poder e intereses disimiles. El proyecto de la universidad pública, gratuita, autónoma y libre se vio muy pronto atacado por intereses que veían en el proyecto un peligro y un caldo de gestación de estudiantes críticos que podrían sublevarse siguiendo los ideales revolucionarios.
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Así pues, distintas investigaciones académicas están de acuerdo en que a principios de los 30s se consolidaron los primeros grupos de choque estudiantiles, como “Los Conejos”, grupo de golpeadores surgidos de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos de la UNAM y apoyados por los rectores, Manuel Gómez Morín (rector entre 1933-1934 y uno de los fundadores del PAN) y Rodulfo Brito Foucher (rector de 1942-1944).
Violencia, universidad y gobierno
En la investigación “Violencia y porrismo en la educación superior en México”, Imanol Ordorika, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, destaca que fue a partir de la década de los 50s cuando se federaciones de estudiantes se constituyeron siguiendo la forma del aparato de control sindical que operaba en ese tiempo. Fue en esa década también cuando se les empezó a conocer como “porros”.
“Las conexiones estrechas entre estos grupos de pandilleros, al servicio de las autoridades universitarias y el gobierno, con los equipos de futbol americano y sus animadores, dieron lugar al calificativo de “porros” con el que se les conoce hasta nuestros días”, apunta el catedrático.
10/Junio/1971 #Halconazo. Grupo paramilitar que reprimió una protesta estudiantil dejando muertos y heridos de gravedad.
03/Sep/2018 #GruposPorriles reprimen brutalmente en #Rectoría #UNAM una protesta estudiantil, dejando heridos de gravedad.#FueraPorros #FueraGraue #CCH #Paro pic.twitter.com/TJPej5mf4M
— Martín López Gallegos (@mar_lopesur) September 4, 2018
Para Ordorika, tras el movimiento estudiantil de 1968, las grandes federaciones que habían existido con anterioridad desaparecieron. Años antes, a finales de los 50s, muchos universitarios se sentían atraídos a estos grupos de integración a la vida universitaria. Con los cambios sociales ocurridos en la siguiente década, sin embargo, los llamados “porros” eran un grupo señalado y despreciado entre la comunicad universitaria activa, debido a que muchos de ellos eran usados para golpear e intentar “apaciguar” a los alumnos inconformes.
Tras el 68
Los porros no desaparecieron tras el movimiento estudiantil. Siguieron siendo utilizados por partidos políticos o cúpulas de dirigentes universitarios, aunque su estructura y organización sí disminuyó considerablemente.
“El porrismo de la capital adquirió rasgos más violentos; se hizo más presente en muchas escuelas y facultades no sólo a través de actos de provocación, delación y control, sino también en actos puramente delictivos como robos y atracos, hostigamiento sexual y golpizas frecuentes”, señala Ordorika.
El investigador destaca que estos grupos siguieron operando con el cobijo de autoridades universitarias, actores políticos y otros. También siguieron manteniendo su asociación con actividades deportivas en los planteles, con lo que podían hacerse pasar por estudiantes y reclutar a nuevos miembros.
El porrismo hoy
Aunque persistieron en la década de los 70s, fue en los 80s cuando los grupos porriles aumentaron en instituciones de nivel medio y superior. Con el aumento de integrantes, las actividades delictivas de estos grupos también se multiplicaron.
Los porros actuales se hacen llamar “grupos estudiantiles” y algunos aseguran que promueven actividades deportivas.
Para el Diccionario del español de México de El Colegio de México , porro se define como:
“Persona que se dedica a golpear y agredir a los estudiantes, generalmente pagada o sostenida por intereses políticos: La oligarquía nativa se defiende e incita y estimula a los delincuentes, fomenta a los porros y demás especímenes gangsteriles”.
Historia que merece ser contada.
Ella es Naomi, la joven que logró salvarle la vida a 'Joe', su novio, brutalmente agredido por los porros en Ciudad Universitaria
(FOTOS) https://t.co/cO9AvjWAmN pic.twitter.com/TpNMMSUpcI
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) September 6, 2018
Se considera que actualmente, los porros son grupos de choque que ofrecen violencia en contra de ciertos grupos (usualmente estudiantes inconformes) al mejor postor, es decir, de una persona, grupo o grupo de interés que contrata sus servicios.
En ese sentido, cabe aclarar que para los porros no interviene ningún tipo de carácter ideológico, como sí ocurre en otros grupos como los llamados anarquistas que también emplean la violencia, pero con un siguiendo un orden ideológico. Los porros se consideran simples mercenarios que venden violencia a cambio de dinero.
Con información de El Universal y Reporte Indigo
