Según Christopher J. Ferguson, investigador de la Texas A&M International University,”los videojuegos violentos pueden ser como la mantequilla de cacahuate. Son inofensivos para la gran mayoría de los chicos, pero pueden ser dañinos para una pequeña minoría con problemas de personalidad o de salud mental anteriores”.
En 1951, William Higinbotham de Brookhaven National Laboratory (EEUU) creó el primer vídeo juego, denominado “Tenis para Dos”. El equipo requería de una de las computadoras más avanzados de la época y proyectaba una imagen simple en una pantalla de 5 pulgadas, permitiendo a dos personas, por turnos, controlar el movimiento de una pelota. Este videojuego no era comercial y sólo se exhibía al público en exposiciones.
En 1972 Magnavox lanzó el primer juego de vídeo para el hogar, el Odissey. Éste contaba con tan solo 10 juegos inicialmente, pero fue un éxito inmediato, vendiendo 80 mil consolas en EEUU en su primer año.
Desde entonces, se han creado múltiples consolas y cada año aparecen nuevos modelos, juegos de vídeo y accesorios, lo cual ha creado una cultura global de videojugadores, que va cada día en aumento. Según datos de la ESA (Entertainment Software Association), asociación dedicada al manejo de las relaciones públicas de las principales compañías productoras de videojuegos, la mayoría de los videojugadores en Estados Unidos son hombres entre los 18 y 49 años, con una edad promedio de 33 años. Las cifras para mujeres también han ido en aumento en los últimos años.
A pesar de que muchos fanáticos de los videojuegos son adultos jóvenes, su clara popularidad también entre los niños ha creado una nueva preocupación para los padres de familia, quienes se ven bombardeados por información brindada por los medios de comunicación, amigos y familiares acerca de los posibles beneficios, riesgos, y efectos adversos de los videojuegos. Dichas preocupaciones abarcan desde los costos de los mismos hasta una disminución del rendimiento académico y una tendencia hacia el comportamiento violento.
Sin embargo, en un número especial de la revista Review of General Psychology (Revisión de Psicología General), publicada por la Asociación Estadounidense de Psicología, los investigadores dijeron que los videojuegos pueden contribuir a controlar la diabetes y el dolor, y actuar como herramientas para complementar psicoterapia en algunos niños.
Los científicos coincidieron también en que los videojuegos violentos pueden aumentar la agresividad y hostilidad en algunos jugadores, pero también pueden causar beneficios al mejorar sus capacidades visuales y espaciales, y sus habilidades para crear redes sociales.
“Los videojuegos violentos pueden ser como la mantequilla de cacahuete”, dijo Christopher J. Ferguson, de la Texas A&M International University. “Son inofensivos para la gran mayoría de los chicos, pero son dañinos para una pequeña minoría con problemas de personalidad o de salud mental anteriores”, agregó.
Ferguson afirmó que los estudios demostraron que los videojuegos violentos no engendraron una generación de jóvenes con problemas. “Investigaciones recientes mostraron que desde que los videojuegos se volvieron más populares, los niños en Estados Unidos y Europa tienen menos problemas de comportamiento, son menos violentos y logran mejores resultados en los exámenes estandarizados”
Patrick Markey, de la Villanova University en Pensilvania, halló en un estudio realizado entre 118 adolescentes que ciertos rasgos de la personalidad pueden predecir qué niños se verán influidos negativamente por los videojuegos.
Si alguien se molesta fácilmente, es depresivo, sensible, o se muestra indiferente a los sentimientos de otras personas, rompe las normas y no cumple las promesas, puede tener más posibilidades de mostrarse hostil tras jugar un videojuego violento.
“Estos resultados muestran que es la combinación simultánea de estos rasgos de la personalidad la que puede producir una señal mucho más poderosa de los videojuegos violentos”, dijo Markey. “Los que se ven afectados negativamente tienen disposiciones previas que les hacen susceptibles a estos medios violentos”, agregó.
Pero en un ángulo más positivo, Pamela Kato, del Centro Médico Universitario de Utrecht, en Holanda, mostró en su investigación que los juegos elaborados con un objetivo concreto pueden ayudar a liberar tensión acumulada, prevenir ataques de asma, aliviar la gestión del dolor y el tratamiento de la diabetes.
T. Atilla Ceranoglu, del Hospital General de Massachusetts, en Boston, descubrió que los videojuegos pueden ser utilizados también en la evaluación psicológica de niños y adolescentes.
Las ventajas
- Inician a los chicos en la cultura informática. Aprenden a dominar la tecnología jugando.
- Estimulan las habilidades psicomotrices (coordinación visual y manual), el razonamiento abstracto y deductivo y la atención.
- Bien utilizados, son un factor de socialización entre los chicos. También pueden ser un espacio de contacto entre los padres y los hijos.
- Para algunos chicos son un territorio de afirmación y, por lo tanto, fuente de autoestima.
- Algunos creen que estimula la perseverancia y mejoran la tolerancia al fracaso.
- Ayudan a desarrollar la rapidez en la toma de decisiones.
Efectos benéficos de los videojuegos.
1. Favorecen el contacto social cuando se juega en grupos.
2. Estimulan la perseverancia y la concentración.
3. Aumentan la tolerancia al fracaso.
4. Mejora la rapidez en la toma de decisiones.
5. Mejora la coordinación visual y manual.
6. Estimulan la memoria.
7. Pueden ser utilizados para actividades educativas.
Los riesgos
Pueden generar comportamientos adictivos, y convertirse en un “refugio” peligroso para niños con problemas de socialización o extrema timidez.
Muchos promueven valores antisociales: hacen apología de la violencia o tienen contenidos racistas, sexistas y discriminatorios. Diversos estudios han comprobado que estimulan las conductas agresivas.
Favorecen el sedentarismo. Entre quienes pasan muchas horas jugando, se han observado problemas posturales y oculares y diversas lesiones en manos y muñecas.
Efectos perjudiciales de los videojuegos.
1. Aislamiento, depresión y ansiedad.
2. Disminución de actividades físicas e intelectuales.
3. Bajo rendimiento académico y escolar.
4. Comportamiento patológico: compulsividad, agresividad y violencia.
5. Síntomas de abstinencia, comportamiento impulsivo y violento.
6. Sedentarismo.
7. Molestias físicas: irritación ocular, dolores de cabeza, dolores musculares, tendinitis
La clave para que el impacto en los videojugadores de corta edad sea positivo es que los padres intervengan y gestionen la relación de sus hijos con las tecnologías de entretenimiento, que controlen los contenidos y hagan hincapié en que las actitudes y comportamientos de personajes de videojuegos son fantásticos e irreales. Mostrar a los niños la importancia de conservar los valores que sus padres consideran adecuados y alentarlos a mostrar educación en la vida diaria a pesar de que sus personajes favoritos dentro del mundo virtual promuevan lo contrario, es fundamental.
