Los mecanismos de defensa regulan nuestras pulsiones primitivas y lo que en realidad podemos dejar salir en sociedad ¿cual es el tuyo?
Ciudad de México.- Bien decía Goya que “el sueño de la razón produce monstruos” y es por esto que nuestra mente escoge jugarnos alguno que otro truco mental en orden de mantenernos alejados de la angustia y la neurosis.
Dentro de cada uno de nosotros existen estrategias psicológicas que son empleadas a disposición de algo más poderoso que nosotros mismos: nuestro inconsciente. El uso de estas estrategias es normal en cada individuo pero no todos presentan las mismas.
Los mecanismos de defensa son el termino empleado por el psicoanálisis para describir aquellos recursos que maneja la psique para sobrellevar la realidad los eventos traumáticos, la ansiedad o cuanta cosa afecte desfavorablemente al sujeto.
Son procesos automáticos que buscan proteger al individuo del angustiante mundo exterior, sirven para mediar las reacciones personales frente a determinados conflictos emocionales y encubren aquellos impulsos que de ser reconocidos crearían angustia y sentido de culpa.
Estas funciones psíquicas reguladoras siempre constituyen una forma de autoengaño que evitan, niegan o distorsionan las fuentes de ansiedad y preservan la imagen personal idealizada que nos permite vivir cómodamente con nosotros mismos y funcionar perfectamente en el resto de nuestras labores diarias.
El individuo está compuesto por una serie de fuerzas que deben mantenerse en equilibrio, como las características instintivas, las genéticas y los factores de desarrollo (medio ambiente, formación, experiencia). Una de las maneras de resguardar este equilibrio es mediante los mecanismos de defensa.
Son altamente funcionales, surgen siempre de perdidas (reales o simbólicas) y de experiencias traumáticas -de acuerdo con Anna Freud-, en algunas ocasiones nuestros ‘estilo de autoengaño’ puede llegar a volverse patológicos cuando se usan demasiado y de una forma intransigente o cuando no somos capaces de desarrollar el problema de raíz; si esto sucede, los mecanismos de defensa comienzan a convertirse en una de las principales fuentes de desadaptación social -resulta gracioso cuando piensas que justo mantenernos adaptados en sociedad es su meta principal-.
Los existen primarios -propios de estructuras psíquicas infantiles- y secundarios -éstos son más complejos y requieren de un nivel más elevado de afrontamiento- pero en general los niveles de defensa que existen son:
Nivel Adaptativo Elevado
Defensas que magnifican la gratificación al tiempo que da lugar a una optima adaptación en el manejo de acontecimientos estresantes como el sentido del humor, anticipación, afiliación o altruismo.
Nivel de Inhibiciones Mentales
Permite que las ideas, sentimientos, recuerdos, deseos o temores potencialmente peligrosos se mantengan fuera de la consciencia del individuo.
Nivel menor de Distorsión de las Imágenes
Modifica la propia imagen o la de otros con el fin de regular la autoestima.
Nivel de Encubrimiento
Mantiene situaciones, impulsos, ideas, afectos o responsabilidades desagradables o inaceptables fuera de la consciencia del individuo.
Nivel mayor de Distorsión de las Imágenes
Lleva a un nuevo plano todo lo que se pensaba sobre la distorsión o atribución incorrecta de las imágenes de uno mismo o de los demás.
Nivel de Acción
Mecanismos de defensa que enfrentan amenazas de origen interno o externo mediante una acción o retirada.
Nivel de Desequilibrio Defensivo
Se caracteriza por el fracaso a la regulación de la defensa para contener las reacciones del individuo frente a las amenazas, lo conduce a una marcada ruptura de la realidad objetiva.