A 125 años de su muerte, Van Gogh: entre la nostalgia y el mito

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Si usted pudiera platicar con Van Gogh, ¿de qué lo haría? ¿Qué le preguntaría? Hoy se cumplen 125 años de la muerte de uno de los artistas más famosos en el mundo.

Ciudad de México (elsemanario.com).- Mucho se ha escrito de la vida del personaje que, a 125 años de su muerte, se encuentra muy presente entre nosotros; mucho se ha contado y cantado sobre él.

Vincent van Gogh entra en los mitos y realidades de una época que se niega a desaparecer y que persiste gracias a su obra, pero también a la leyenda que se ha creado dentro de la cultura popular y el imaginario colectivo alrededor de esta figura que nos lleva al misticismo y al romanticismo.

En nuestro presente, Vincent Willem van Gogh no es un desconocido. El artista nos pertenece, nos hemos apropiado de su figura, de sus obras. En todo el orbe podemos ver  postales, tazas, camisetas, posters con sus pinturas.

Su postimpresionismo, la subjetividad con la cual recreaba al mundo y sus arranques de locura (cuentan las leyendas) son parte también de la construcción de este personaje, que, un día como hoy, pero de 1890, abandona el espacio físico en el que nos encontramos y  pasa a un plano icónico dentro del mundo del arte que hoy conocemos.

Dentro de ese mito, el hombre que murió sin ser conocido, reconocido y valorado, es acompañado por la soledad y la pobreza, virtudes que encuadran a un personaje que hoy en día, es referente cultural de millones de personas.

Se dice que él mismo se propinó un balazo en el pecho para morir; se le conoce por Los Girasoles, Dormitorio en Arlés y La Noche Estrellada, aunque dejó 900 pinturas y mil 100 dibujos.

Ante todas estas aseveraciones que sin duda conforman el mito del  personaje, es interesante prestar atención a lo que dice Axel Rüger, director del Museo Van Gogh de Ámsterdam:

Lo curioso es que prácticamente nadie lo conocía cuando murió“, comenta, contrastando su aseveración con el hecho de observar diariamente las filas enormes que se forman  para entrar al museo que dirige. Año con año miles de personas llegan a ese lugar a disfrutar de las maravillosas imágenes que nos dejó.

Mucho de lo que conforma la historia del personaje nacido el 30 de marzo de 1853 en Países Bajos, es conocido por nosotros gracias a la correspondencia que mantenía con su hermano Theo, personaje esencial en su vida pues era quien lo ayudaba y procuraba tanto en lo económico como en lo emocional.

Rüger asegura que el pintor no fue un genio caído del cielo, pues estudió mucho y sus obras son producto del aprendizaje y del trabajo disciplinado. Claro, la vida que llevó tuvo que haber influenciado de alguna manera lo que plasmaba en sus obras. La reflexión, los delirios y los ataques depresivos (que según el mismo Rüger, habrían aumentado conforme el artista se hundía en su “fracaso artístico“) no se aprenden pero influenciaron sin lugar a dudas su obra.

El genio no reconocido, que no vendió ni un cuadro durante su estancia en el mundo de los vivos, apenas comenzaba a ser identificado por críticos de arte. Para algunos, Van Gogh era “el Mesías“, “el redentor, el sembrador de la verdad que mejorará el mal estado de nuestro arte“, como habría dicho en enero de 1890, Albert Aurier, crítico de arte francés.

El mito de la oreja y el hada verde.

La leyenda  cuenta que Vincent van Gogh era un asiduo consumidor de absenta; no era el único: Rimbaud, Baudelaire, Gauguin, Henri de Toulouse-Lautrec, Oscar Wilde, entre otros, fueron consumidores de la bebida que llegó a prohibirse por considerarse peligrosa por sus efectos alucinógenos.

El “hada verde” es personaje principal en otro mito alrededor del pintor, se dice que, ebrio de absenta, en un arranque de locura, Van Gogh habría cortado su oreja izquierda.

Los hechos nos dicen esto: el pintor vivió con su amigo Paul Gauguin durante nueve semanas en la “casa amarilla” de Arlés, en Francia; se dice, que el holandés y el francés discutían frecuentemente de arte, resultado de sus formas de ser; un día Gauguin amenazó a Van Gogh con irse, lo que habría provocado su fúrica respuesta a tal grado de amenazarlo con una navaja para rasurar. Acto seguido, el pintor cortaría parte de su oreja izquierda, según las actas policiales.

La noche estrellada y la medianoche en París.

La nostalgia es algo que nos lleva de paseo a épocas en donde hubiéramos querido estar; quizá, míticas y que nunca jamás, a pesar de apreciaciones históricas, seremos capaces de vivir o revivir; es una mirada a la obra de Woody Allen, Midnight in Paris, cuyo póster tiene en el fondo La Noche Estrellada de Van Gogh.

Quizá en nuestro presente, la nostalgia que nos inspira Van Gogh nos sirva para redirigirnos a esa época añorada en la que nos hubiera gustado estar.

Póster de la película "Medianoche en París". Imagen: internet
Póster de la película “Medianoche en París”. Imagen: internet

Ahora que sabe un poco más de este maravillo pintor, le vuelvo a plantear la pregunta: si usted pudiera platicar con Van Gogh: ¿de qué lo haría? ¿Qué le preguntaría?

Estoy seguro, no se negaría a tomar una copa de absenta con él, ¿o sí?

Por Alberto Cedeño.

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