Del pastel de cumpleaños, 1ª Parte

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¡Queremos pastel! ¡Pastel! ¡Pastel!

Sobrevivir sólo por el hecho de continuar produciendo, pensando, creando y amando a nuestros seres queridos es motivo de celebración. Cada cumpleaños es un logro en la vida de los seres humanos. Y tú te preguntarás, ¿una situación tan cotidiana? ¿Tanto contenido implícito? Sí, claro que sí, por supuesto. A lo largo de la vida he visto a tantas personas conocidas, queridas, incluso cercanas no llegar a su siguiente cumpleaños que me parece que realizar algún evento, por pequeño que sea para conmemorar cada aniversario de nacimiento, es una oportunidad, además de un buen momento de reflexión.

Aquí en México, como en otras culturas, cantamos y soplamos velas para celebrar. Es un rito que nos congrega alegremente en torno a una torta de pan, cubierta con betún, chocolate o fondant, decorada de manera alusiva al evento, acorde con el momento y edad de cada uno de los cumpleañeros. Es decir, PAW PATROL es el tema de moda para los pequeños de 4 o 5 años, mientras que las personas mayores podrían estar buscando un pastel, sin azúcar, cero gluten, cuya sencilla decoración sólo tenga la convenida frase: ¡Feliz Cumpleaños!

En el momento del suceso, cuando las luces se apagan y pones un anillo en las velas, o cierras los ojos para pedir un deseo, la sensación de ser único y especial nos invade, es en sí misma identitaria y autodeterminante. Puede parecer que es el día más importante del año, incluso, hay familias que tratan al cumpleañero como “rey por un día”, lo que le permite cumplir sus caprichos, antojos y ser consentido durante las 24 horas que dura su solsticio.

Nomás para que nos ubiquemos, Population.io es un sitio en Internet donde puedes buscar aproximadamente cuántas personas en el mundo tienen el mismo cumpleaños que tú. Si de pura casualidad tu cumpleaños fue ayer, 23 de julio y naciste en 1947, el dato que arroja Population.io dice que alrededor de 95,912 personas en el mundo nacieron el mismo día y año que tú. Además, aproximadamente 4,038 personas nacieron a la misma hora, día y año que tú. Bien, puestos en esta revisión sobre la multiplicidad de personas que celebran su cumpleaños el mismo día que tú, vamos a ver, ¿por qué tantos lo haremos soplando las velas de un pastel?

El orígen de esta práctica tiene una larga historia. Ésta es una tradición que proviene desde antes de Cristo. Para no alegar, los historiadores han llegado al consenso de que, desde hace más de 5,000 años, los sumerios, egipcios, persas, babilonios, griegos y romanos, ya tenían esta costumbre. Es a través de estas culturas que se extiende por diferentes países y épocas, hasta llegar a nuestra mesa, en nuestros días.

Por supuesto que esta bonita costumbre no permeaba a las clases bajas, incluso, en el antiguo Egipto, no incluía a las mujeres. Eran los faraones quienes organizaban las fiestas donde cada año se celebraba el nacimiento de los miembros varones de la realeza. Según Plutarco, historiador y ensayista griego (45 d. C.), sólo Cleopatra consiguió la excepción de este festejo para una persona de género femenino, aunque no hay que olvidar que, ¡Cleopatra, era Cleopatra!, no cualquier mujer de sus tiempos. Bella y poderosa, conquistadora de corazones para conquistar territorios, seductora de tiempo completo, lo menos que se podía hacer por la emperatriz era celebrar su cumpleaños, ¿o qué no?

Cleopatra.
Imagen: Pinterest.

En Grecia, sólo los hombres ricos celebraban su cumpleaños. De acuerdo con sus creencias, cada uno tenía un espíritu protector que lo acompañaba desde su nacimiento hasta su muerte. Dado que, donde hay un espíritu protector es ineludible estar alerta de los espíritus malos que pueden causar daño. Es así que el cumpleañero debía estar rodeado de amigos y familiares cuyo cariño y buenas intenciones le protegían durante la celebración en torno a un pastel.

Ahora, ¿por qué pastel?, ¿cómo fue que se llegó a esta delicia culinaria de la repostería para reunirnos a festejar y cuidar a nuestro ser querido? Bien, pues resulta que los adoradores de Artemisa, diosa de la noche y la luna, celebraban el sexto día de cada mes (en realidad era un “mesiversario”) con una torta de harina y miel. Esta torta se adornaba con velas encendidas que representaban la luz y el brillo de la luna. Las velas fueron así llenándose de contenido y en la creencia popular y se les atribuye un mágico poder mísitico que traen buena suerte al festejado.

Por lo pronto, hoy, y mañana, y pasado mañana, y así sucesivamente día con día, habrá cientos de miles de personas que, en algún lugar del mundo, estarán protegidos por la luz de las velas, y los seres queridos que se reunirán en torno suyo para espantar a los espíritus que pudieran pretender dañarlos. Además, estaremos cantando para celebrar la vida, la del que cumple años y la de todos aquellos que están ahí para festejarlo con él, o con ella. Adicionalmente, seguramente a través de las anécdotas de las fiestas de cumpleaños de infancia o de juventud, recordaremos también a aquellos seres queridos que han muerto ya y no están hoy junto a nosostros para probar una súper rebanada de pastel. ¡Muchas felicidades por otra vuelta al sol! Que todos tus deseos se realicen y este año esté lleno de muchas nuevas maravillas. ¡Recibe un gran abrazo!

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