La marcha de la muerte: Rosa King

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Uno de los testimonios más impactantes de la Revolución Mexicana es el de la inglesa Rosa E. King, quien en 1935 publicó Tempestad sobre México, sus experiencias como dueña del entonces mejor hotel de Cuernavaca, La Bella Vista, donde atendió a huéspedes como Porfirio Díaz, Francisco Madero, Victoriano Huerta y la alta sociedad mexicana que además asistía a su bello salón de té, entre días de ocio afrancesados y menique estirado.

Rosa E. King
Portada de “Tempestad sobre México” (Foto: https://chrissyhamlin.blogspot.com).

Pero también la inglesa narra sus vivencias en el ojo del huracán zapatista, cuando en 1914 el caudillo del sur cercó Cuernavaca durante setenta y cuatro días y la gente padeció asesinatos crueles, hambre y enfermedades, hasta el desalojo de la ciudad que culminó con la trágica Marcha de la muerte: una fila de ocho mil personas, en parte organizada por la señora King, que salieron huyendo a pie, acosados en el trayecto por los zapatistas ‒de fácil gatillo y machete‒, hasta ser rescatados días después por los carrancistas. De esta marcha sólo dos mil sobrevivieron.

Rosa Eleonor Cummins nació en Bombay, India, en 1865. Su familia llevaba tres generaciones teniendo plantaciones de té, así que la niñez de Rosa se dio entre sirvientes con turbante, elefantes y tigres como mascotas, y viajes a África, Europa y Asia, hasta que la familia se mudó a Estados Unidos. Ahí conoció a Norman King (encargado de los negocios petroleros de su tío), con quien se casó y tuvo dos hijos.

Rosa Eleonor Cummins
Rosa E. King.

En 1905 los King visitaron México. Convertida en una mujer refinada, inteligente y de gran sensibilidad, Rosa no tardó en enamorarse de la belleza del país y su cultura. Convenció a su marido de quedarse. Vivieron una vida feliz y un tanto holgada, hasta que el esposo murió repentinamente en 1907.

Viuda con 42 años, dos chiquillos y sin nunca haber trabajado en su vida, Rosa mandó a sus hijos a Estados Unidos con los parientes y con el poco dinero que le quedó sacó su vena empresarial (le corría en la sangre) y rentó una casita de un piso en Cuernavaca. Ahí puso el primer salón de té de la localidad y una tienda de curiosidades típicas de la región.

Al poco tiempo tenía su casa llena de turistas extranjeros y la socialité mexicana que se daban cita para pasar un rato agradable, tomar té y sandwichitos de pepino, todos vestidos elegantes, educados, comportándose con aire cosmopolita y dejando escapar frases en francés o inglés con el consabido dedo menique de pie.

Con el éxito de su negocio y la ayuda de su amigo Pablo Escandón, que se convirtió en gobernador de Morelos, la señora King compró el viejo hostal Bella Vista, en el lado norte del Jardín de Juárez. Así, sin cambiarle el nombre, inauguró su lujoso hotel en junio de 1910: El hotel tenía tres patios donde se agrupaban treinta comodísimas habitaciones con baño privado, un patio central con una vieja fuente, un servicio excelente, cantina, comedor, mesas de lectura, escritorios, candiles, pisos de mosaico, cuadros y jarrones.

socialité
Foto: https://chrissyhamlin.blogspot.com.

Mientras tanto, la dueña organizaba karaoke (ella tocaba el piano y un huésped cantaba), conciertos, pequeños bailes, partidas de bridge, días de campo, cabalgatas y por supuesto tardes de té.

Ahí se hospedó Victoriano Huerta, a quien ella describe como un hombre en extremo imponente e impenetrable como esfinge. Aunque Huerta no hablaba inglés le gustaba platicar y comer ciruelas con ella. Todas las tardes el general, un bebedor empedernido (no en balde murió de cirrosis hepática), bebía hasta que lo llevaban cargado a su cuarto. Pero a la mañana siguiente, como si nada, montaba su caballo y arreaba a su ejército a la sierra en busca de Zapata. Cuando Huerta tuvo rodeado al caudillo, el presidente Madero, sin más, le ordenó dejarlo ir: Se cree que esa humillación fue la semilla del odio que lo llevaría a traicionar y ordenar el asesinato del presidente Madero, dice la doctora en historia Andrea Martínez Baracs.

revolución mexicana
Victoriano Huerta.

Al romper relaciones Madero con Zapata, los federales se dieron a la tarea de perseguirlo. ¿Dónde se hospedó mientras el alto mando?… claro, en el Bella Vista, donde llamaban a la dueña “mamacita”, mas “siempre fueron respetuosos”. Uno de ellos, el capitán Federico Chacón, tuvo gran amistad con la señora King (Chacón le salvaría la vida más tarde). También conoció al general Felipe Ángeles, al terrible Juvencio Robles, quien después de colgar a decenas de hombres y mujeres para que parecieran “aretes de árboles”, le llevó Las mañanitas a su ventana, y al general chihuahuense Manuel Asúnsolo, tío de Dolores del Río, un hombre educado, de familia acaudalada, lleno de vida y gusto por el “ragtime”, quien moriría de un balazo poco tiempo después.

Desde su balcón la señora King presenció la entrada de los zapatistas a la ciudad: tropas de facha indómita, indisciplinadas, semidesnudas y montadas en caballos flacos. Sin embargo, cabalgaban como héroes y conquistadores…

La dama inglesa también tuvo oportunidad de ver a Zapata de cerca: Un hombre moreno, de figura masculina elegante y gallarda, con un bigote espeso y negro que hacía relucir sus espléndidos dientes, vestido de pulcro traje de charro y montado sobre un hermoso caballo.

revolución mexicana
Emiliano Zapata (Foto: https://chrissyhamlin.blogspot.com).

El 9 de febrero de 1913 un grupo de militares se levantó contra Madero en la capital. ¿Dónde se refugió Madero?, correcto: en Cuernavaca, en el Bella Vista. La dueña mandó rápidamente a izar la bandera británica para proteger a su huésped de honor. Tres días después Madero regresó a la capital con un contingente de nueve mil hombres que Felipe Ángeles proporcionó. ¿Dónde pactó Felipe Ángeles con Zapata para que no atacara el convoy de Madero, ni a la ciudad de Cuernavaca (resguardada por pobres 250 soldados)?… ¡Bien pensado!, en el Bella Vista.

Pero pronto Cuernavaca fue presa de la terrible violencia revolucionaria. El porrazo final llegó cuando Zapata dinamitó las vías del tren, dejando totalmente aislada la ciudad.

Según Rosa King, este terrible ataque se hizo gracias a la labor de espionaje de una muy bella joven rumana de buena familia, tremendamente chic, Helène Pontipirani, corresponsal de periódicos franceses. Meses atrás Rosa King se la había presentado a Victoriano Huerta. La señora King asegura que la Pontipirani era espía de Pancho Villa y que al irse con ella a pasar una temporada en su hotel estuvo pasando información.

Totalmente incomunicados, la gente de Cuernavaca dejó de recibir provisiones. Rosa King y sus hijos fueron protegidos de milagro por un soldado fortachón, bruto y un tanto borracho pero noble, que desde tiempo atrás estaba enamorado de la inglesa (y al parecer ella de él), el capitán Federico Chacón: Chacón fue su protector desde los inicios del sitio, la hizo sobrevivir con pollos sorpresa y otros milagros, y la acompañó personalmente hasta su liberación dos meses después. Más tarde, en Orizaba, ella le devolvió la lealtad ocultándolo en el depósito de carbón de su casa por un mes, cuando fue perseguido por la policía carrancista, comenta Martínez Baracs.

El asedio de Cuernavaca se hizo insoportable. Los perros se comían los cadáveres que nadie levantaba mientras la gente sólo comía quelites, guayabas y azúcar con agua: Nos acostumbramos a tener hambre. Ya no sentíamos el agudo y apremiante dolor de siempre, sino una debilidad que, misericordiosa, embotaba cualquier sensación. Ni pánico ni histeria. El fatalismo indígena, el humor latino y el orgullo nórdico nos sostuvieron.

revolución mexicana
Foto: https://chrissyhamlin.blogspot.com

Entonces organizaron un escape la noche del 13 de agosto de 1914. Ocho mil personas salieron por el sur, primero caminando cinco horas sobre terreno plano, una huida bajo las balas zapatistas, arrastrando a los animales por el lodo y los hoyos dejados por las lluvias y la artillería pesada, dice la señora King.

No tardaron los zapatistas en trucarles los principales caminos, por lo que los perseguidos se metieron por veredas angostas de difícil paso. Al término del terreno plano tocó la subida a la empinada montaña, encontrando desfiladeros en donde muchas mujeres cayeron y eran dejadas “entre gritos de angustia”. En varios pueblos, todos quemados, fueron emboscados y muchos pasados a cuchillo.

Ya rumbo a Malinalco, en plena sierra, la señora King sufrió un accidente: intentando protegerse de la lluvia de balas, sujetada a matorrales en una empinada cuesta, una mula la aplastó con todo su peso al desbarrancarse herida de muerte. Quedó lastimada por el resto de su vida, dice Martínez Baracs.

Los que sobrevivieron llegaron a Malinalco. De ahí unos mil quinientos no quisieron esperar y salieron en la madrugada, pero pronto fueron ultimados por los zapatistas. De los restantes sólo los que pudieron pagar una suma de dinero salieron protegidos, hasta alcanzar Tenango, donde por fin estuvieron a salvo.

Después de vivir en varios lugares de México, Rosa Eleonor King regresó en 1923 a Cuernavaca: …yo soy de allá, les decía a sus hijos.

Murió en la ciudad de la eterna primavera a los 90 años.

Fuente:

Martínez Baracs, Andrea, “Una inglesa en Cuernavaca” en revista Letras Libres, 31 de diciembre, 2010.

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Luis E Castañón

Excelente artículo. Una buena narración que atrapa desde el principio

mightraven

El general De la O ocupo esa noche el pueblo de Palpan y, en la madrugada del 14, el coronel Domitilo Ayala cayo sobre federales y civiles en Miacatlan, causando una debacle. La columna federal huyo a Palpan, donde los esperaba Genovevo de la O: ahi perdieron los federales la mitad de toda su gente, entre muertos, heridos y prisioneros. En un paso de montana rumbo a Malinalco la senora King sufrio un accidente: intentando protegerse de la lluvia de balas, sujetada a matorrales en una empinada cuesta, una mula la aplasto con todo su peso al desbarrancarse herida de muerte. Quedo lastimada por el resto de su vida. Los sobrevivientes llegaron a ese poblado, donde pasaron la noche del 14. Los que no salieron de ahi en la madrugada cayeron en manos zapatistas: 1,200 soldados prisioneros, cuarenta oficiales fusilados. Solo las familias que pudieron pagar por sus vidas fueron autorizadas a escapar. Rumbo a Tenango la columna sufrio la derrota final en el llano de Dona Juana, en el poblado de San Francisco, donde ondeaban banderas blancas traicioneras: al atravesar la plaza la columna fue arrasada por los disparos desde los tejados y las copas de los arboles; otros fueron acuchillados. Los perseguidos se encaminaron el dia 15 a Tenango del Valle, donde los esperaban las tropas constitucionalistas del general Francisco Murguia y, a los civiles, la salvacion. De las ocho mil personas que salieron de Cuernavaca, llegaron dos mil.

LUIS ENRIQUE AVILA GUZMAN

Que personajes que jugaron papeles tan importantes en episodios de nuestra historia y de los que poco se menciona. Gracias Gerardo

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