El Museo Nacional de Antropología dista mucho de ser sólo un lugar que albergue piezas monumentales; se conecta con el pasado milenario del país y es el protector de las raíces culturales de los mexicanos.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Hoy cumple años el Museo Nacional de Antropología, recinto digno de salvaguardar el legado mesoamericano e indígena de los mexicanos, su historia y sus formas, además de albergar temporalmente el legado histórico de otras partes del mundo.
Fue durante el sexenio de Adolfo López Mateos que Jaime Torres Bodet, entonces secretario de Educación Pública, reunió a personajes con una visión distinta para la creación del museo, integrando el Consejo Ejecutivo para la Planeación e Instalación del Nuevo Museo Nacional de Antropología.
Así, el museo se inauguraría el 17 de septiembre de 1964, tras un año de construcción. Actualmente cuenta con 23 salas de exposición permanente, una de exposiciones temporales y dos auditorios.
Entre las piezas más destacadas del museo tenemos la Piedra del Sol mexica, descubierta el 17 de diciembre de 1790; además de esculturas teotihuacanas, el tesoro de la tumba de Pakal, rey maya; un atlante tolteca que se trajo desde Tollan-Xicocotitlan, así como el monolito de Tláloc.
La importancia de este museo y sus piezas arqueológicas radica no solamente en el valor que estas verdaderas obras de arte han adquirido con el paso del tiempo. Previo a esa conceptualización y manera de tomarlas, éstas fueron expresiones de otro tiempo, con otra visión del mundo; distintas cosmovisiones que bien nos pueden hablar de la manera en que las culturas mesoamericanas vivieron con la naturaleza y como se fueron convirtiendo en sociedades divididas jerárquicamente, hasta llegar a ser pequeños Estados militarizados, como es el caso de la que estuvo presente aquí en Tenochtitlan.
Por tanto, el valor y conocimiento que brindan todas las piezas, sea la más pequeña piedra o un gran monolito custodiando la entrada, va más allá de lo artístico y lo ritual; tiene que ver con la visión universal de la vida y del mundo; son las raíces culturales muchas veces negadas y denostadas por aquellos que llegaron y estigmatizaron todo bajo una visión lineal y estática del mundo.
El museo también muestra el paso del tiempo; si bien narra los orígenes de las civilizaciones mesoamericanas también muestra sus vestigios y las poblaciones descendientes que ocupan aquellos mismos pedazos de tierra; también nos da a conocer la identidad cultural actual de distintos grupos étnicos que se encuentran en el país, así como sus tradiciones y costumbres.
El Museo Nacional de Antropología es un digno portal hacia otros tiempos; un fiel diario en el que el país fue y sigue contando su historia.
