Palabras de cristal

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Quisiera que los documentos que leo para hacer mi trabajo estuvieran escritos con palabras de cristal, palabras que me dejaran ver a través de ellas el mundo que su autora me quiera mostrar. Un mundo que apareciera nítido y claro frente a mí, accesible, entendible, significativo. Sin duda, podría hacer muchas de mis actividades más rápido y mejor. Y con mucho más placer, también.

Quienes interactuamos cada día con el contenido de presentaciones, informes, correos electrónicos o documentos legales, por mencionar algunos ejemplos, sabemos que la realidad es muy diferente. En muchas ocasiones, nuestra mirada no atraviesa un cristal, sino que se topa con una capa oscura, densa e impenetrable.

Si aceptamos que la mayoría de las personas creamos contenido de buena fe y queremos ser entendidos por nuestra audiencia, ¿por qué escribimos mensajes oscuros, vacíos o irrelevantes? ¿Qué tipo de palabras o frases opacan el cristal? Tal vez se trata de prácticas poco efectivas que hemos aprendido en la escuela y en el trabajo. Enseguida, señalo algunas de las más frecuentes.

Palabras abstractas

Orwell nos aconsejó preguntarnos, para cada oración que escribimos, qué queremos decir y qué palabras lo dicen. A veces no nos tomamos el tiempo de pensarlo bien, y dejamos que palabras abstractas, con un sentido muy general, se introduzcan en nuestros textos y escondan la idea concreta que queremos transmitir. Por ejemplo:

  • “Haremos lo conducente en tiempo y forma”. ¿Qué es lo conducente?, ¿cómo y cuándo lo van a hacer?
  • “Algunos expedientes están incompletos”. ¿Cuántos?, ¿qué les falta?
  • “A la brevedad” (¡¿?!)

Formas impersonales

En algunos ámbitos, como la escritura burocrática o académica, parece de mal gusto introducir a las personas en el texto. Sobre todo, si se trata de la persona del autor. Así, las cosas parecen hacerse por sí solas, como si viéramos una película con actores invisibles. Esto es:

“Se observó que no se lleva a cabo un resguardo adecuado de las evidencias”. ¿Quién observó?, ¿quién no lleva acabo el resguardo? ¿Por qué no es adecuado?

“Las puertas deben permanecer cerradas”. ¿Yo debo cerrarlas o es solo me están informando?

Estructuras rebuscadas

En la primaria aprendimos que las oraciones se componen por un sujeto y un predicado (por lo general, en ese orden). Quién sabe qué pasó después, pero en algunos documentos llegan a ser muy raras las oraciones que empiezan con un sujeto y que tienen el núcleo del predicado inmediatamente después. Saber de quién o de qué habla la oración y qué dice al respecto llega a ser bien complicado. He aquí un caso:

“Con la finalidad de coadyuvar en la mejora de nuestros indicadores de servicio, y en virtud de la importancia de considerar las opiniones de los clientes en el diseño de nuestros mecanismos de atención, es que nos damos a la tarea de elaborar esta guía en la que se explica de manera didáctica la metodología que deberá aplicarse en las encuestas de satisfacción”.

Limpia el cristal de tus palabras. Concéntrate en la audiencia para la que escribes y en el propósito que quieres lograr. No dejes que tu conocimiento del tema te haga pensar que el texto dice todo lo que quieres decir. Usa palabras concretas, introduce a las personas en el texto y construye oraciones y párrafos sencillos y ordenados. Así, tus lectores te sentirán más cerca y te entenderán mejor.

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