Los latinoamericanos vivimos, quizá desde hace muchos años, momentos muy difíciles: entre la inestabilidad social, política, económica, quizá cultural –e incluso–, posiblemente racial; todo esto se encuentra establecido, desde hace muchos años, en nuestro subcontinente, quizá desde siempre, pero está claramente destacada en la segunda mitad del siglo pasado y lo que ha transcurrido del actual. Los comentarios de este escrito los hago porque son muchas las noticias que nos agobian –o que me agobian–, en este momento. Lo que sucede en Chile, lo que acontece en Bolivia, lo que parece estarse gestando en Ecuador, la inestabilidad del Perú, lo que no sucede en Venezuela ni en Nicaragua ni en Cuba, los recientes resultados de las elecciones en Argentina; aunado a las declaraciones de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, que denunció hace sólo un par de días, que se gesta un golpe de Estado en México; por si todo esto fuera poco, leí este fin de semana Tiempos Recios, la más reciente obra de Mario Vargas Llosa.
En ella, el Premio Nobel Peruano con su proverbial maestría y mezclando la ficción con la realidad, nos narra los acontecimientos que en Guatemala sucedieron en los años 50 y 60, que derrocaron y establecieron regímenes con la participación de fuerzas locales, americanas –tanto privadas como gubernamentales–, y destaca la participación dominicana.
No es un libro fácil, tiene contrapuntos de todo tipo que exigen una atención precisa en la lectura; varias conclusiones pueden establecerse, a mi la más importante me parece que es que todavía los guatemaltecos no se reponen de los acontecimientos y no han logrado una mediana estabilidad. Al final del libro, dos personajes que veníamos considerando como ficticios –si bien son un sostén fundamental de la narrativa–, los narra como personajes reales al momento de realizar una entrevista final; la entrevista destaca el fracaso extendido de la intervención americana, gubernamental y privada, en Guatemala y cómo se extendió en el tiempo y en el espacio.
¿Por qué los latinoamericanos no conseguimos despegar? Si excluimos a Uruguay y Paraguay, los demás países que conformamos el subcontinente no conseguimos una estabilidad que permita a los habitantes una vida mejor. La respuesta no es fácil y las que habían venido desarrollándose, con los acontecimientos actuales puede que hayan caído desbaratadas.
Me atrevo a comentarles una experiencia personal, hace unos años tuve la suerte de participar, durante un Congreso Mundial de Medicina Interna, en un simposium sobre el desarrollo de la especialidad y me di cuenta que los europeos habían logrado construir un sistema en el que el estudio de la especialidad, los sistemas de certificación y recertificación, permitían que un internista austriaco pudiera ejercer en España o que un Francés lo hiciera en Alemania, a pesar de las enormes diferencias idiomáticas y culturales. Poco después asistí a un simposium de SOLAMI, la Sociedad Latinoamericana de Medicina Interna, y al final quedó claro que eso no puede suceder entre nosotros, a pesar de las enormes similitudes idiomáticas culturales y probablemente epidemiológicas.
Por qué Argentina, de ser una potencia económica y cultural a mediados del siglo XX, ha pasado a ser un país con una crisis económica permanente con una inflación enorme, que ha hecho crecer la pobreza, la deuda del país y ha permitido la decadencia del bienestar de sus habitantes. Pero lo que es difícil de explicar, es que el peronismo continúe siendo una filosofía política vigente. No queda claro si el peronismo o justicialismo es una corriente de izquierda o liberal o no, lo que queda claro es que la mayoría de los gobernantes elegidos por este partido han acabado envueltos en escándalos de corrupción; lo que no ha impedido que, el Presidente y la Vicepresidente electos, hayan triunfado a pesar de haber formado parte previamente de gobiernos acusados de deshonestidad.
Lo que sucede en Chile es aun más difícil de explicar, si bien tiene la dificultad de un mestizaje incompleto, lo mismo que muchos otros países de la zona, después de haber sobrevivido a una dictadura militar y librarse de ella de una manera bastante pacífica, surgieron gobiernos democráticos, los últimos cuatro en una alternancia entre la social democracia de la presidenta Bachelet (por cierto de formación médico y de especialidad pediatra), y la derecha moderada –quizá neoliberal– de Piñera. Primero fue electa Bachelet, al término de su periodo, fue elegido Piñera, al terminar él, se reeligió nuevamente Bachelet, y así sucesivamente.
En estos años de vaivén, aconteció un fenómeno económico y social con repercusiones culturales, educativas e incluso sanitarias; pasó a tener el mayor ingreso per cápita de la zona, por supuesto, esto acarreó a varios éxitos educativos y la mejoría en indicadores de salud, con un abatimiento notable de la mortalidad materna, de la mortalidad infantil y el incremento en la esperanza de vida, a su vez, se mostró un deceso de los índices de pobreza. Pero está claro que esto no ha resultado suficiente, porque un incremento menor en el precio del transporte público ocasionó una respuesta inusitada, masiva y violenta que tiene en crisis al gobierno –que a pesar de haber hecho la derogación del incremento y cambios en el gabinete presidencial–, no han cedido y se avizora que el gobierno de Piñera pueda caer.
Se esgrime que la constitución no se ha modificado y que sigue siendo la misma del periodo dictatorial, que la riqueza no ha sido distribuida adecuadamente; pero además, me parece que existen dos explicaciones más: que las redes sociales son capaces de desencadenar respuestas que desemboquen en golpe de estado y que las reelecciones nunca son buenas. Piñera había tenido un desempeño excelente en su primer periodo y ahora vive una crisis que probablemente no superará.
En Bolivia sucede una crisis sociopolítica muy grave. El presidente Evo Morales consiguió presentarse a las elecciones para intentar conseguir su quinto periodo consecutivo, para ello, derogó leyes y reglamentos que se lo impedían y ganó una primera vuelta con una diferencia mayor al 10 % sobre su más cercano competidor, todo dentro de un ambiente de escándalo e inconformidad que no le han permitido validar plenamente su triunfo. En este momento los votos para las elecciones se encuentran siendo escrutados por organismos internacionales. Al final, Evo Morales será investido como presidente, independientemente de las inconformidades y los escándalos. En sus principios, el presidente Morales consiguió grandes éxitos económicos y políticos con enormes repercusiones positivas en la distribución de la riqueza y la disminución de la pobreza, lo que le fue acarreando una popularidad avasalladora, sin embargo, a lo largo de tantos años, también se fueron creando opositores e inconformes que no fueron escuchados. Bolivia se encuentra sumida en una crisis por empeñarse en permanecer en el poder.
Perú había conseguido en los últimos años grandes logros cambiando considerablemente sus condiciones económicas, pero de un momento a otro todo se vino abajo. Los presidentes que habían encabezado los gobiernos exitosos, fueron acusados de corrupción grave; uno se suicidó poco antes de ser detenido, otro está detenido en los Estados Unidos en espera de ser extraditado para ser juzgado en su país; otro fue destituido de su cargo y está siendo juzgado; el que detenta el poder, lucha con enemigos interiores que disputan el poder… Nuestro resultado es una inestabilidad paralizante.
En Ecuador algo de lo mismo ocurre después de numerosos éxitos del nuevo gobierno, pues el retiro del subsidio a los combustibles desencadenó una respuesta popular que mantiene al país en un tris.
Lo que no sucede en Latinoamérica también resulta alarmante, pues en Venezuela, tras los terribles resultados del gobierno bolivariano encabezado por Maduro (opresor e insensible), se gestó una respuesta de oposición encabezado por Guaidó y Capriles que tuvieron grandes apoyos internacionales y dentro de Venezuela. Se estuvo a punto de suscitarse un cambio de régimen, que al final se fue diluyendo y está a punto de fracasar. Al final no pasará nada, y el gobierno bolivariano continuará marcando los destinos de Venezuela.
Lo de Nicaragua también llama la atención después de una revolución que termina con una dictadura de manera sonora y muy difundida. Daniel Ortega es electo como presidente y ejerce de 1985 a 1990; tras él, le siguen otros políticos de diversos orígenes e ideologías, pero Nicaragua camina en vías democráticas hasta que Ortega logra su segundo periodo, y desde entonces permanece en el poder. La cuarta reelección la consigue en 2017, y para mayor escándalo, coloca a su cónyuge como vicepresidente, todo entre acciones de corrupción, de tiranía, de represión y de deterioro de la vida de los nicaragüenses y no pasa nada.
Menos pasa aún en Cuba, la Revolución lleva instaurada 60 años y ha soportado no sólo su fracaso como régimen político, si no las intenciones de sus adversarios y la caída de sus amigos. Tras la Revolución, un altísimo porcentaje de los cubanos ha tenido que emigrar y lo sigue haciendo, pero los Castro han soportado todo y parecen haber encontrado un heredero que parece capaz de continuar la misión, como muestra de los soportes internacionales recientemente adquiridos, basta comentar que recientemente el presidente cubano fue recibido en México, muy cordialmente como siempre –y en unos días recibirá la visita del rey de España, quien durante su visita inaugurará una exposición pictórica formada con obras que provienen nada menos que del Museo del Prado–. Estoy seguro que la pronta liberación de un centenar de presos políticos, lo hace como muestra de buena voluntad y deseos de cambio (como siempre lo ha hecho), lo que será destacado por sus simpatizantes. Total, que no pasa nada y la Revolución seguirá hacia adelante o hacia atrás, sin cambios.
El golpe de Estado anunciado por nuestro Presidente, espero que haya sido anunciado de manera metafórica o pensando en utilizarlo con fines publicitarios; intentando con ello, preterir los enormes problemas que nos (le) agobian. Si bien algún sector del ejército ha mostrado públicamente su inconformidad, lo ha hecho abiertamente y de forma mesurada; lo acontecido en Sinaloa, siendo muy grave, no parece haber ocasionado fisuras en la lealtad tradicional del Ejército Mexicano. Las redes sociales son incontrolables e ingobernables, pero me parece que de momento no significan una amenaza.
Lecturas recomendadas:
Mario Vargas Losa. Tiempos recios. Alfaguara. México. 2019
Héctor Aguilar Camín Chile: el estallido interno. Milenio. 30-X-2019.
¿Qué sucede en la política de Perú? ¿Por qué la actual crisis? https://www.voanoticias.com/a/la-crisis-de-peru-en-preguntas-y-respuestas/5107281.html
Martín Hopenhayn. Chile: entre madrugar y despertar. Nexos. 5-X-2019.
Cecilia Barria. Crisis en Ecuador: 4 razones que explican la crisis que llevó a Lenín Moreno a decretar el “paquetazo” que desató las protestas. https://www.bbc.com/mundo/noticias-49978717
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Gobernantes_de_Nicaragua
https://es.wikipedia.org/wiki/Peronismo.
Fernando Molina. El sector más duro de la oposición a Evo Morales toma las riendas de las protestas en Bolivia. El País. 4-X-2019. https://elpais.com/internacional/2019/11/03/america/1572799438_418002.html
Muchas gracias, si Dr Ramiro estamos viviendo situaciones complicadas, y creo lo peor es la violencia. Me pregunto que tiene o no esas personas que matan tan tranquilamente. saludos.
Creo que el problema o los problemas son muy complejos, a mi me sobrepasa tratar de pensar en algunas causas . Sin embargo, después de cumplir 75 años, mi única observación real se refiere a él clasismo y terrible racismo que domina nuestras sociedades. Naco, indio o tantos epitetos qué hay para referirse a las clases menos favorecidas. Han sido factores muy importantes para que se establezca una especie de “techo de cristal” para que las clases bajas tengan realmente una representatividad en él decisiones importantes del gobierno . Ve uno “sombrerudos” en las cámaras , pero la verdad es que sólo están cubriendo un papel que les dictan los políticos de envergadura . Eso creo que ha sido una de las causas de tantos estados fallidos