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La Cueva de Altamira. Una mirada al arte prehistórico

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El confinamiento ha traído como consecuencia que no podamos asistir a los museos. Si bien, con el semáforo naranja se abrieron varios recintos, la posibilidad de contagio siempre estuvo presente. Gran parte del personal de vigilancia de las salas asiste a laborar en transporte público. Hoy, con la continuación del semáforo rojo, la opción ha sido descartada.

La problemática por la pandemia que vivimos ha replanteado la vida en los museos –de la mano de su supervivencia–. No sólo en México sino en todo el mundo. Pero con ello, también hemos visto surgir fascinantes recorridos virtuales o interesantes micrositios o videos para mostrar parte de exposiciones temporales. Todo con la intención de atesorar el deleite de los amantes del arte.

Hoy realizaremos un recorrido virtual por la Prehistoria. Antes que la escritura, surgió el arte como una manifestación del ser humano durante este periodo. Son dos las hipótesis que se manejan en torno a su surgimiento. La primera, el arte por el arte. Con un fin decorativo y como parte de una emoción estética, propia del hombre (y por supuesto, de la mujer).

arte neolitico
Imagen: Wikimedia.

La segunda, entrelazada con el pensamiento mágico o totémico. Una suerte de combinación de formas artísticas a las que se aplicaron valores, emociones –algo común en el arte–, pero con contenidos simbólicos de protección ante el miedo a lo desconocido o a la falta de certeza de lo que pudiera suceder.

Desde el paleolítico hasta el neolítico, el ser humano, se dedicó a pintar en las paredes rocosas de las cuevas, al mismo tiempo que conformó herramientas de piedra y hueso. Las pinturas hicieron sobre todo mujeres y niños (hay algunos lugares en los que un hombre no hubiera podido entrar) y en especial por el tamaño pequeño de las manos que fueron dibujadas. A veces aisladas y otras, junto a animales. Estas imágenes reafirman la idea del pensamiento mágico pues su cercanía con los cuerpos de los propios animales, hacen pensar a los investigadores, arqueólogos e historiadores, que el hombre prehistórico intentaba capturar la esencia del mismo para que al salir a cazarlo, pudiera atraparlo de forma más fácil. Imaginemos lo que fue esa época. Sin duda, ante la incapacidad de entender los fenómenos naturales (como ahora lo hacemos), de la mano del instinto de supervivencia, desembocó en una superstición y conformación de creencias que se tradujeron en algo tangible y que hoy, de forma paradójica, disfrutamos: la pintura rupestre.

Venados, bisontes, mamuts, toros. Más de 3000 animales han podido ser identificados. Incluso más que los restos fósiles que se han preservado. Y han sido reconocidos gracias a la forma en que fueron pintados, principalmente durante el Paleolítico: lo más fiel posible a la realidad. En tamaño, color, forma y detalles característicos. Siempre de perfil y con sus cuatro patas. Varias veces con el vientre abultado como señal de deseos de fertilidad (no porque los cazaran). En su manufactura, se usaron pigmentos vegetales, grasa animal y madera quemada para el color negro. Muchos de ellos con contornos delineados y con una intención de volumen peculiar; estuvo dada, las más de las veces, por la forma de las rocas.

Durante el Neolítico, se continuó pintando pero cambió su modo de representación. De una gráfica lo más fiel posible de la realidad, se optó por formas abstractas. Los animales se convirtieron en siluetas y apareció el nombre realizando rituales. Continuaron las figuras de las manos, la representación de perfil y continuaron sin una lógica de horizontalidad.

arte neolitico
Imagen: ABC.

El pensamiento del hombre fue capaz de configurar las dos formas principales de representación artística: la naturaleza y la abstracción que hoy son rectores del arte. ¿Cuál fue la idea principal que motivó que estos seres humanos plasmaran en las cuevas esas pinturas que hoy nos sorprenden? Nunca lo sabremos. Sólo nos queda maravillarnos de sus formas.

Numerosas cuevas en todo el mundo se han preservado hasta nuestros días. Las de España y Francia destacan por sus figuras. Una de las más célebres es la Cueva de Altamira que ante el deterioro provocado por el propio hombre en el siglo XX, fue cerrada. Sin embargo, ante la falta de derrama económica que implicaba la visita de miles de turistas, decidieron reproducir una cueva, de forma exacta a la de tiempos prehistóricos –y es la que se puede visitar–. Le llaman la neo–cueva de Altamira. El Museo de ese lugar ofrece un recorrido virtual a través de un video en YouTube de 6 minutos. Vale la pena verlo y esperar a que un día, podamos volver a viajar para disfrutar las maravillas de las manifestaciones artísticas del hombre de todos los tiempos.

El enlace al video lo pueden ver en la siguiente liga.

El Museo de Altamira también ha subido a la plataforma Arts & Culture de Google, una exposición temporal que nos brinda, además de imágenes de alta resolución, videos y mayor información sobre la Prehistoria. Puede tener acceso a ella a través de esta liga: “De piedra y hueso”.

Además de la pintura rupestre, el arte prehistórico nos ha legado una serie de esculturas femeninas llamadas “venus prehistóricas” que se explican a partir de los deseos de fertilidad en un mundo en que la natalidad resultaba fundamental para la pervivencia de los distintos grupos humanos conformados en tribus u hordas que con el paso de los miles de años configuraron los que fueron las primeras civilizaciones como Mesopotamia.


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Lectura: 6 minutos

Los museos han empezado a abrir. Siempre, con las restricciones y los cuidados pertinentes. Las últimas entregas de Apasionarte han revelado cómo la tecnología se ha incorporado al mundo del arte. El poder caminar, de forma virtual, por distintas salas, en recintos de todo el mundo, puede resultar un descanso ante lo que estamos viviendo (o puede hacer surgir gratos recuerdos de viajes realizados). La pandemia desafió a todos; para las instituciones culturales representó un gran reto. ¿Cómo seguir ofreciendo contenidos cuando la disposición fue el cierre? Un camino fue brindarnos recorridos virtuales. Numerosas instituciones ya los tenían diseñados, pero ahora tomaron un cariz más atractivo. Otra manera fue diseñar micrositios en internet.

El Museo del Palacio de Bellas Artes había programado, para este año, una exposición con motivo del centenario del fallecimiento del pintor Amedeo Modigliani (1884-1920). Si bien en algunos diarios se promovió la idea de una “exposición virtual”, en realidad se trata de un micrositio que bajo el título de El París de Modigliani y sus contemporáneos nos invita a conocer sobre el tema y nos prepara para la visita de forma presencial cuando la contingencia sanitaria lo permita.

torre Eiffel y el Sena
“Llegada a París”. Gaumont Pathé Archives [ca. 1909-1914]. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

Durante las primeras décadas del siglo XX, París se convirtió en una ciudad que recibió numerosos artistas migrantes. Varios de ellos convivieron e intercambiaron posiciones estéticas. La atmósfera que los rodeó fue de creatividad, aunque también de problemas económicos. Las vanguardias artísticas estaban en su periodo de máxima explosión y la “Ciudad de la Luz” les abrió las puertas. A pesar de lo audaz que podían resultar algunas de las propuestas, este grupo de artistas formarían la llamada “Escuela de París”. La influencia de Picasso, Cézanne y los expresionistas rodearon al italiano Modigliani, a los bielorrusos Chaïme Soutine y Marc Chagall, al francés Maurice Utrillo. Cualquier creador que visitara París, debía recorrer las calles de Montmartre y Montparnasse, convertidos en los barrios parisinos donde vivieron estos artistas. Varios mexicanos llegarían a esas tierras como Diego Rivera y Benjamín Coria, quienes buscarían un ambiente propicio para dejar fluir su imaginación creativa.

Maurice Utrillo, Porte Saint-Martin
Maurice Utrillo. Porte Saint-Martin, ca. 1908. Colección particular. ©Maurice Utrillo/SOMAAP/2020. Fotografía: Pinacothèque de Paris/Fabrice Gousset. Fuente: tomada de la página del Museo.

El micrositio El París de Modigliani y sus contemporáneos nos ofrece varios motivos para entrar en él. Está dividido bajo los nombres de “Secciones”, “Publicaciones”, “Línea del tiempo”, “Biografías”, “Microhistorias” y “Playlist”. “Secciones” se refiere a las distintas “salas del museo” y sus distintos ejes temáticos que configurarán la muestra presencial. Casi todas incluyen videos que resultan joyas de la filmografía, pues en su mayoría, provienen de los archivos Gaumont Pathé, uno de los mayores bancos de imágenes de los siglos XX y XXI. Así, podemos admirar el París de esa época: el metro, la Torre Eiffel, las orillas del Sena, los carruajes que transitan junto con los primeros automóviles (el contraste en las velocidades de algunos conductores es de llamar la atención), el Arco del Triunfo, Montmartre, las cúpulas de la Basílica de Sacré-Cœur y las torres de la Catedral de Notre Dame, pero sobre todos los boulevares. El correr de la gente en esas anchas calles con sus aceras, árboles y luminarias o en los caminos con altas escaleras que dan cuenta de lo bulliciosa que era la ciudad ya desde esa época. Y, sobre todo, ver a “Modi” y otros artistas, pintando en sus talleres.

La exposición tiene su origen en la colección Jonas Netter. Sin duda, un acierto en seleccionarla. Cada “sala” nos ofrece reproducciones digitales de los cuadros que conformarán el recorrido; siempre en alta resolución que permite apreciar la pincelada del artista y evocar al original. Además, se intercala la presencia de pintores mexicanos y nos va ofreciendo paralelismos que resultan sumamente sugestivos. Artistas nacionales que estuvieron en París y que al regresar trajeron su atmósfera, pero con adaptaciones a la realidad mexicana. Es el caso de El muelle (ca. 1904) del regiomontano Alfredo Ramos Martínez (1871-1904) que de alguna manera convive con la Porte Saint-Martin [Puerta Saint-Martin] (ca. 1908) del francés Utrillo.

Alfredo Ramos Martínez, El muelle
Alfredo Ramos Martínez, El muelle, ca. 1904. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

La sala del propio Modigliani promete un deleite para la vista, así como también la correspondiente a “Algunos compañeros de viaje mexicanos” donde se realiza el rescate de la obra del pintor Benjamín Coria, quien fue amigo del italiano junto con Rivera y Ángel Zárraga y tuvo una labor importante como maestro en la Academia de San Carlos a su regreso al país. El retrato que pintó Modigliani de Rivera y el Exvoto. Martirio de San Sebastián de Zárraga, son muestra de la convivencia que hubo entre ellos. Incluso se dice que Modigliani fue el modelo para el personaje de la obra del durangueño. En el libro y el cuadernillo, en otra pestaña del mismo sitio, se podrá leer sobre las más recientes investigaciones acerca del tema.

Ángel Zárraga, Exvoto. Martirio de San Sebastián
Ángel Zárraga. Exvoto. Martirio de San Sebastián [detalle], 1911. MUNAL, INBAL. © Ángel Zárraga/SOMAAP/2020. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

La muestra nos permite valorar la diversidad de tendencias que se presentaron en esta época. El mundo se encontraba en transformación. Apenas había finalizado la Primera Guerra Mundial y las obras de pintores como Picasso y Tolouse Lautrec seguían muy presentes. Modigliani forjó en sus cuadros esas influencias. Alargó y en muchas ocasiones, distorsionó la figura humana de la mano de un colorido muy peculiar que brindó contraste en muchas de sus obras e incorporó el influjo de la África Negra. Recordemos que a inicios del mismo siglo XX se había presentado una exposición sobre arte primitivo que incluyó varias esculturas y máscaras africanas que impactaron al mundo en general. Picasso lo derivó en el cubismo y Modigliani en el diseño de sus obras.

Modigliani, Niña vestida de azul
Amedeo Modigliani. Fillette en bleu [Niña vestida de azul], 1918. Colección particular. © Fotografía: Pinacothèque de Paris. Fuente: tomada de la página del Museo.

Otro género muy cultivado por la bohemia parisina fue el desnudo, que causó más de un escándalo por lo atrevido de sus representaciones. Junto con la máscara, podemos admirar varios de esos cuadros que produjeron gran revuelo y consolidaron lo que después se llamó la “Escuela de París”. Un lugar especial en la museografía es para el pintor Soutine, quien con sus trazos violentos y su paleta de colores vivos alimentó el expresionismo pictórico.   

Les recomiendo visitar todas las partes del micrositio. En publicaciones, el visitante podrá leer en línea (sin poder descargarlo) tanto el libro como el cuadernillo, con espléndidos textos sobre la exposición y también con excelentes reproducciones digitales (aunque todas las veces que se quiera acceder, hay que registrarse). El playlist es recomendable, aunque cada pieza tiene una duración de 20 segundos (después se pueden buscar los títulos para escuchar la música de la época, de forma completa). También hay vínculos a YouTube con conferencias de especialistas en el tema.

Modigliani. Retrato de Diego Rivera
Amedeo Modigliani. Retrato de Diego Rivera, 1916. Acervo Museu de Arte de Sâo Paulo Assis Chateaubriand. Donación de Mario Dedini, 1952. MASP. 00147. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

Mientras se escribía esta columna, las autoridades anunciaron que la inauguración se realizará el próximo 8 de septiembre. Contará con alrededor de 164 cuadros de más de 40 artistas nacionales y extranjeros. Valdrá la pena asistir, siempre y cuando la contingencia sanitaria lo permita.


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El artista francés Claude Monet trabajó en un gran proyecto durante los últimos años de su vida: recrear el jardín de su casa en una obra de arte. Lo consiguió y hoy tenemos oportunidad de visitarlo, de forma virtual, como parte de la colección del Museo de L’Orangerie, en París, Francia.

Se considera que son tres, los momentos más importantes en la pintura europea del siglo XIX, que provocaron un cambio revolucionario en la expresión artística cuyo influjo se observa hasta nuestros días.

Primero, el romanticismo que bajo el postulado de expresar la manière de sentir –en palabras de Baudelaire–, nos brindó una serie de posibilidades antes poco consideradas; en especial, la nostalgia y la melancolía.

Segundo, el realismo de Gustave Courbet quien en la representación de lo verdadero (que no involucró lo necesariamente bello), abrió el panorama de la temática del arte a escenas cotidianas (si bien, un siglo antes, el barroco con su costumbrismo ya había andado por ese camino).

Y, por último, el impresionismo que abrió la puerta al arte moderno y cambió la forma de pintar hasta ese momento. ¿Cómo lo hicieron? El artista se trasladó al lugar de representación del objeto mismo, es decir, salió de su taller y se dedicó a plasmar, a partir de una pincelada suelta (otra innovación), numerosos paisajes, personas y todo aquello que veía a su alrededor. Si bien continuó la línea del arte figurativo, rompió con los cánones establecidos hasta ese momento, a partir de forjar acentuados contrastes de luz y procurar mayor importancia al color sobre la forma.

Claude Monet y nenufares
Claude Monet, pintor francés y uno de los creadores del impresionismo (Fotografía y retocado: Dana Keller).

Monet fue uno de sus artífices, junto con Manet, Renoir y Degas. Cuatro hombres que cambiaron la visión del arte hasta ese momento. Célebres fueron las exposiciones impresionistas en París, entre 1774 y 1886. Hacia principios del siglo XX, el entusiasmo por este grupo disminuyó. Sin embargo, su influencia permanecería por siempre.

En 1918, el jefe de gobierno Georges Clemenceau, convenció a su amigo Monet de donar algunos cuadros para el gobierno francés. En especial, dos lienzos de una serie que se convertirá en la nombrada “Capilla Sixtina del impresionismo”. El artista, años atrás, había comprado una casa en Giverny, un pequeño poblado a las orillas del río Sena, en la región de Normandía. Sauces, álamos y nenúfares rodeaban lo que se conoce como el Jardín de agua del artista. El propio pintor se encargó del cuidado del mismo y lo complementó con un “puente japonés” que también representó en varias de sus obras.

Ocho lienzos en 22 paneles curvos, de casi dos metros de altura, conformaron su programa que pintó entre 1895 y 1926, un año antes de su muerte. Los también llamados Water Lilies o Nymphéas fueron instalados en un nuevo museo que se había construido en la parte de un invernadero con árboles de naranjos (de ahí su nombre) en un extremo del jardín de las Tullerías. Monet ya no alcanzó a ver el proyecto concluido. La idea original fue que el espectador pudiera adentrarse a su jardín, de ahí que su petición principal para la museografía fue que estuvieran dispuestos en forma de rotonda. Así el público podría disfrutar de ese lugar que tantas veces contempló y que incluso se encargó de embellecerlo.

Al inicio, el resultado fue poco comprendido pues el concepto de obra completa no existía. Los paneles mostraban los sauces llorones –como también se conocen en México–, pero no completos además de que se fundían con el agua y las flores de múltiples colores. No mostraban un panorama horizontal sino partes fragmentadas que uno iría completando en la mente. Los críticos señalaban que se había olvidado de pintar “los bordes” del cuadro. En realidad, y esa es una de las maravillas del sitio, la intención del creador fue precisamente eso. Que no sintiéramos que había una terminación, sino que tuviéramos la sensación de estar inmersos en ella. Y lo consiguió.

monet nenufares
Japanese Footbridge Giverny. 1895. Museo Metropolitano de Nueva York, Estados Unidos.

Entre 2000 y 2006, el Museo de L’Orangerie fue remodelado arquitectónicamente. Una parte fue demolida, se agregó un espacio subterráneo para la colección Walter-Guillaume que completa el acervo del recinto y se diseñaron dos salas de planta elíptica donde se colocaron los distintos paneles de Monet. El nuevo recinto recibe con un letrero que invita a hablar en voz baja. Como si entráramos a un templo del arte.

Todas las obras reciben el nombre inicial de “Las ninfeas (o nenúfares). Estudio de agua” y el artista los captó en distintos momentos del día y posiciones, como también fue costumbre en los artistas impresionistas. El color se veía distinto a distintas horas y ésa era parte de la búsqueda pictórica.

Cuatro en cada sala. En la primera: “sol poniente”, “las nubes”, “reflejos verdes” y “la mañana número 1”. En la segunda: “los dos sauces”, “la mañana número 2”, “reflejos de árboles” y “la mañana con sauces”.

Se puede ver tanto en un dispositivo electrónico como en la computadora; se puede seguir el plano de la planta u ocultarlo para ir directo a las salas. Las flechas nos permiten recorrer la sala e incluso acercarnos a algunos detalles. Disfruta de una de las grandes obras del impresionismo y de un bellísimo estanque y jardín a un click de distancia: Museé de l’Orangerie.

monet nenufares
Claude Monet. Puente sobre un estanque de nenúfares. 1889. Museo Metropolitano de Nueva York, Estados Unidos (Fuente: The Met).

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La tumba de Menna, escriba del Imperio Egipcio durante la Antigüedad

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Varios son los recorridos virtuales que podemos visitar en tiempos de la contingencia sanitaria. El American Research Center in Egypt (ARCE) nos ofrece poder apreciar la Tumba de Menna, un escriba egipcio que vivió durante el inicio de la etapa conocida como Imperio Nuevo y cuyo cuerpo fue depositado en la necrópolis de Tebas.

La muerte en el Imperio egipcio tuvo un significado particular. Creían en una vida más allá de la terrenal. El cuerpo debía ser conservado (de ahí las prácticas de momificación) para que cuando despertaran pudieran reconocerse de forma física, así como también identificar las actividades que realizaban (por eso se pintaban escenas de su vida cotidiana en las paredes de los mausoleos). El difunto debía presentarse ante el dios Osiris mediante rezos que leían en “el libro de los muertos”, un pergamino que se incluía en el sarcófago y que prevenía de las dificultades del camino. La prueba final era colocar el corazón en una balanza en contraposición a una pluma. Así se evaluarían las buenas acciones y el derecho a la eternidad.

Un aspecto importante fue la forma cómo se representó el cuerpo humano en estos lugares. Debía dibujarse en todas sus partes, pero bajo ciertas especificaciones. Al despertar del “largo sueño”, el egipcio había olvidado cómo era, por tanto, debía tener conciencia de la forma de su cabeza, por eso se representó de perfil, pero el ojo de frente. El tórax se trazó también en posición frontal, aunque los brazos y las piernas de lado. De esa manera, tendría conocimiento de la totalidad de su corporeidad. Las mujeres siempre de un color más claro que los hombres.

menna y familia
Tumba de Menna. Pintura mural (fragmento). Menna y su familia.

La técnica utilizada fue el estuco, es decir, a la pared de piedra se le aplicaba una capa de cal (una especie de aplanado) sobre el que se fijaban pigmentos de distintos colores en los que predominó una paleta de color cálida: amarillo, rojo, naranja, café, además del negro, con toques de azul y verde.

En un inicio, sólo los faraones tuvieron derecho a realizar este “camino” a través de sus mastabas y pirámides. Con el paso de las dinastías reinantes y el crecimiento del reino, cualquier persona con capacidad económica (sobre todo autoridades del gobierno) pudieron construirse sus propias tumbas ya no como en estructurales piramidales sino como hipogeos, tumbas excavadas en las laderas de las montañas estableciendo numerosas necrópolis en distintas provincias de ese país que hoy son estudiadas por arqueólogos, historiadores, restauradores, arquitectos e instituciones tanto del país como internacionales.

La Tumba de Menna fue descubierta en 1886. En 2007, ARCE comenzó un proyecto de restauración y conservación que incluyó la digitalización del lugar y que hoy nos da la oportunidad de visitarla desde la comodidad de nuestro dispositivo electrónico. El sitio web presenta varias opciones. Desde una vista general de la planta hasta la animación en 3D, tanto en recorrido automático o por partes, de acuerdo a nuestros intereses. A cada momento, se puede dar click en los círculos azules para obtener más información.

tumba de menna
Tumba de Menna. Necroěpolis de Tebas. Planta general de la tumba.

Desde la entrada podemos observar cómo fue excavada en la piedra. Presenta “forma de T invertida”, es decir, comienza con un corto pasillo que nos conduce a una sala de forma transversal cuyas paredes fueron pintadas con distintas escenas. Aquí se observan las principales actividades que realizó Menna en vida. Fue escriba además de inspector de los campos agrícolas, de ahí que se observen distintas acciones relativas a la labranza; desde la siembra, el arado, la cosecha, su resguardo y transportación por el río Nilo. En la misma parte, le acompaña su esposa Henuttawy y sus cinco hijos además de ofrendas a los dioses. Era común que incluso los techos se pintaran con motivos geométricos. En este caso, se han conservado en sólo una parte de esa sección.

tumba de menna
Tumba de Menna. Pintura mural (fragmento). Escena de labranza.

El largo y estrecho pasillo (digamos el cuerpo de la “T”) también presenta pinturas. El tema principal fue la ceremonia funeraria con dos objetivos, rendir culto a los dioses y ayudar al dueño de la tumba a transitar en “la otra vida”. En el caso de la Tumba de Menna, aparece una imagen poco común y que era propia en los pergaminos conocidos como “Libros de los muertos”: el momento del pesaje del corazón del difunto. Los estudiosos de ARCE nos indican que es de los primeros lugares donde aparecerá también como parte de la pintura mural.

El sepulcro termina con un nicho en el que se encontraba la escultura del difunto, a veces acompañado de su esposa. En este caso, las esculturas se han perdido. Una de las razones, según señala el propio recorrido, es que este lugar se siguió utilizando para dejar ofrendas y como parte de las festividades egipcias. De ahí que pudiera haber sufrido daños, pero también como dato curioso, en algunas partes, el rostro y el nombre de Menna aparece borrado. La interpretación a este hecho es la posible existencia de algún opositor que no hubiera querido que el miembro de la élite egipcia “se mantuviera vivo” en la eternidad.

tumba de menna
Tumba de Menna. Pintura mural (fragmento). Escena Libro de los muertos.

El Imperio egipcio fue uno de los más longevos en la historia de la humanidad. Padeció sequías, plagas y epidemias, además de varios conflictos sociales. Hacia el año 30, antes de nuestra era, la última dinastía reinante se derrumbó y el territorio pasó a ser parte del Imperio romano. 


Para más información, visite la página de ARCE.
Para la visita de la Tumba de Menna, visite la página: https://bit.ly/2yA2Irg.


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La pandemia del COVID-19 ha traído un sinnúmero de sorpresas, enojos y sobre todo reflexiones en torno a lo que sucede en el planeta. En la historia de la humanidad ha habido otras epidemias que ante los pocos conocimientos científicos que se tenían en ese momento, fueron motivo para alimentar el pensamiento mágico de hombres y mujeres. El miedo, la culpa y la idea del pecado rondaban en la psique colectiva –como ahora–, pero también el desdén y la falta de cuidado eran recurrentes –que también hemos visto hoy–.

Muy nombrada por la historia es la situación de Europa alrededor del 1300. El hambre, las plagas, la inestabilidad política de la mano de las crisis económicas y sociales, fueron la constante durante este periodo. La llamada “Guerra de los cien años” entre Inglaterra y Francia completó el precario escenario. Incluso este episodio marca una de las circunstancias que provocaron el fin de la Edad Media. ¿Qué hubo después? Una de las épocas más brillantes de la humanidad: el Renacimiento. Un cambio que impactó en todas las esferas, incluido el arte. No será la excepción ahora y para muestra algo que ha venido sucediendo como parte de las redes sociales.

Varios museos han abierto sus puertas a través del Internet brindándonos la posibilidad maravillosa de sentir que caminamos por sus pasillos desde nuestro celular o de manera más cómoda, en la pantalla de nuestra computadora. Ése es uno de los fenómenos positivos que se han dado. La apertura de recorridos virtuales y poder transitar por sus salas a través de un click (o varios).

Hoy reiniciamos Apasionarte con la visita a varios de estos museos virtuales. Comenzamos con el Museo Estatal del Hermitage, en San Petersburgo, Rusia. Uno de los recintos más esplendorosos del mundo, a juzgar por las imágenes que nos permiten recorrerlo de forma por demás detallada.

Hagamos un poco de historia. San Petersburgo –antes Petrogrado y Leningrado– es, después de Moscú, la ciudad más importante en Rusia. Fue fundada por el zar Pedro el Grande –de ahí su nombre– e intentó construir una ciudad moderna para ese momento. Su diseño urbano acentúa sus calles de la mano de sus bellos edificios que en varios momentos se reflejan en los múltiples canales que la atraviesan.

El Museo Estatal del Hermitage se encuentra en lo que fue la residencia oficial de invierno de la familia zarista, a mediados del siglo XVIII. Después, fue la sede del gobierno conspirador de Catalina la Grande quien lo mandó a ampliar incluso con un teatro de bella planta circular y no en herradura –véase el breve video del mismo; estoy segura que quedará sorprendido; el link lo encuentra en la parte final de este texto–.

museo estatal del hermitage
Página de inicio de la visita del recorrido virtual del Museo Estatal del Hermitage. Vestíbulo y escalera principal –se recomienda usar Google Chrome. También funciona con Safari, aunque en algunos dispositivos tarda en cargar los contenidos–.

A Catalina la Grande le debemos tanto el nombre del lugar –del francés ermitage, vivienda de un ermitaño– como el inicio de la gran colección de arte que alberga. En las décadas posteriores a 1917, como consecuencia de la Revolución Rusa, varias obras fueron distribuidas e incluso vendidas a otros museos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el palacio fue restaurado y la colección fue abierta al público.

Su acervo artístico abarca desde la Prehistoria, pasando por varias salas con piezas de la Grecia Clásica y Helenística, la Roma Antigua, piezas de la Edad Media para después iniciar con su magnífica colección de pintura que abarca obras hasta la primera mitad del siglo XX; razón por la que se considera como una de las pinacotecas más completas del mundo.

La presencia de su recorrido virtual refiere una importancia para quienes no hemos podido visitar ese alejado lugar tanto para apreciar no sólo la arquitectura del lugar sino también sus obras artísticas; se recomienda llegar a esta hermosa ciudad por mar, para así apreciar los bellos paisajes que nos brinda el Báltico en su travesía.

Comencemos con el edificio. El llamado Palacio de Invierno fue construido por Francesco Bartolomeo Rastrelli, un arquitecto italiano contratado por la familia zarista. Lo inicia en 1754, en un estilo que el propio constructor denominó como “barroco ruso”, pero que es un ejemplo de un estilo que comenzaba a irrumpir en el mundo: el rococó. Sus ornamentos, sobre todo interiores, nos revelan la majestuosidad y riqueza reinante: desde los pisos, las paredes donde destacan las grandes columnas, sus capiteles las decoraciones con hoja de oro además de la multiplicidad de sus formas curvas. No deje de apreciar los candiles y luminarias, así como las esculturas, muchas de ellas que emergen de las paredes.

Le recomiendo, amable lector, que comience dando click en “Begin Tour” para iniciar desde el vestíbulo principal. Quienes han estado ahí recordarán el guardarropa para luego subir por la escalera principal y comenzar el asombroso recorrido que nos espera. Puede dejar que en automático vaya dándose el recorrido o parar dando click donde aparece un icono con la letra “i” para detenerse en el detalle de la imagen que corresponda y saber un poco más sobre la pieza que se muestra. También encontrará otro signo –un círculo con cuatro líneas– que lo conducirá a la sala siguiente, aunque siempre podrá avanzar de forma automática tocando la pantalla de su dispositivo o con el ratón de su computadora. 

Después de “subir” la escalera, no deje de “asomarse” a las ventanas para disfrutar de la vista del caudaloso río Nevá y también dar un recorrido por sus techos. Encontrará gratas sorpresas. También le sugiero “saltar” algunas salas y continuar con la del Paleolítico –primer piso, sala 11-1– hasta la Edad del Bronce –sala 14–. Podrá apreciar las llamadas “Venus prehistóricas”, figuras femeninas relacionadas con la fertilidad además de la cerámica que se ha conservado; muchas de ellas pintadas con decoraciones abstractas. También cuchillos, brazaletes y otras herramientas en piedra y bronce y que fueron utilizadas en los inicios de la humanidad.

Después “brincar” de nuevo, ahora a las salas griegas y romanas –primer piso, desde la sala 111 hasta la 121 y 127–. Aquí deténgase a apreciar, además de sus esculturas en mármol, la espléndida colección de vasijas y ánforas áticas –sobre todo las de las figuras negras–, donde podrá apreciar en sus dibujos, un recurso que revolucionó el arte: el escorzo, es decir, la intención de volumen. Estas pinturas representaron uno de los motivos por los que el hombre del Renacimiento afirmaba que la Humanidad ahí había nacido. Sin duda, fue uno de sus puntos de partida.

En la próxima entrega, continuaremos con el recorrido virtual del Museo Estatal del Hermitage, con las salas de los siglos XV y XVI. La época del Renacimiento.  

Para conocer sobre el Teatro del Hermitage:


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El arte, Zapata y la polémica

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A David y Daniel Maya, jóvenes universitarios.

En semanas pasadas, surgió una amplía polémica sobre la obra La revolución de Fabián Cháirez, incluida como parte de la exposición que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes, Emiliano. Zapata después de Zapata.

La obra, como varios habrán leído en reseñas y hasta notas en la televisión, causó revuelo por la forma en que se representó al líder revolucionario Emiliano Zapata. Quien nunca había visto la obra, seguro se la encontró como parte, incluso, de los emoticones del celular. Otros, supieron de su existencia a partir de las protestas y de una trifulca suscitada en el propio Palacio.

En casa se volvió parte de la plática de la cena de fin de año. Y antes, un alumno me enseñó que en la funda de su teléfono traía la imagen de la obra como símbolo del derecho a expresarnos de forma libre.

La polémica fue escalando distintos niveles. Al momento de escribir esta columna, leo que en Morelos se encabezó una protesta ante el presidente.

Me detengo en dos ejes de las discusiones: el valor de la pieza como obra artística y el derecho a la libertad de expresión.

Comienzo con la primera. ¿Es arte o no lo es? El filósofo alemán, fundador de la Hermenéutica, Hans Georg Gadamer (1900-2002) abordó la problemática de entender el arte contemporáneo: el artista, antes del siglo XX, buscó conmover al espectador a través de su obra. La fidelidad de un retrato, la magnificencia de un paisaje, la devoción por una imagen religiosa, fueron varios de los fundamentos en la apreciación artística. La historia, la tradición y el contexto (sobre todo religioso) fueron el bagaje cultural que nutrió la estimación del arte mismo.

En el siglo XX vino el cambio (por no decir, el choque). El artista buscó ahora la provocación en la apreciación artística. Se alejó de la tradición y de la historia. Lo religioso, uno de los parámetros hasta ese momento, se modificó. La medida ya no fue lo divino. El cambio demandó un mayor entendimiento por parte del espectador. El arte ya no pudo entenderse a partir de la imitación de la naturaleza, del hombre mismo o de representaciones religiosas. Gadamer afirma que lo que cambió fue el contexto. Surgió una nueva religión: la religión de la cultura.

Y así, propios y extraños –como suele decirse–, se vieron inmersos en un mundo de formas artísticas diversas, divergentes y, las más de las veces, turbulentas.

arte picasso
Pablo Picasso, “Las señoritas de Avignon”, 1907. Óleo sobre tela. 2.43 x 2.33 m. Museo de Arte Moderno. Nueva York, E.U.A. (Fotografía: Flickr).

La obra de Cháirez no es la primera obra que sufre el descrédito de no ser considerada arte. Picasso con sus formas “sin forma” del cubismo estuvo expuesto a comentarios que causaron escarnio. Las señoritas de Avignon, de 1907, es un ejemplo de ello (imagen 1). La representación de cinco mujeres trabajadoras de un burdel en Barcelona, de la mano de su configuración en formas geométricas nunca antes vistas. Los ready-made del dadaísmo encabezados por Marcel Duchamp también causaron revuelo como fueron los casos de La fuente (1917) y L.H.O.O.Q. (1919) (imagen 2). La primera, un mingitorio convertido en obra artística. La segunda, un cartel de La Mona Lisa al que el artista pintó barba y bigotes convocaron a la inmediata descalificación de esas obras. La desacralización de las obras icónicas fue una de las características de los movimientos de vanguardia de la primera mitad del siglo XX.

En la década de 1960 y de forma más evidente a partir de los ochentas, la creación y aceptación ante este tipo de representaciones artísticas fue indiscutible. Las tendencias artísticas en el siglo XXI nos han sorprendido. Su diversidad, en varios casos, ha provocado todo tipo de emociones estéticas que van de lo agradable hasta lo desagradable. Pero también se han vuelto reflejo de la sociedad que somos. La “religión de la cultura” no ha permeado los niveles completos de la sociedad. La educación, no sólo escolar sino en todos los sentidos, es la base de la misma.

Y aquí está la cuestión del otro de punto de vista respecto a la obra de Zapata. Más que la libertad de expresión se trata de la intolerancia ante este tipo de manifestaciones artísticas. ¿De dónde surge la intolerancia? De varias vertientes, pero tal vez la más importante, de nuestros aprendizajes. Y cabe preguntarnos, ¿qué clase de sociedad mexicana somos? ¿Qué clase de sociedad queremos ser?

Tal vez lo que sucede es que no entendemos la obra de arte y carecemos de la sencillez suficiente para reconocer la falta de recursos propios para la apreciación artística. Ante esto, no queda más que juzgarla con expresiones de disgusto y hasta de violencia (que van de la mano de la intolerancia). La clave está en la Educación (con E mayúscula). Ése debería ser el verdadero punto de discusión en estos momentos.

La exposición Emiliano. Zapata después de Zapata se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 16 de febrero de 2020. De martes a domingo, de 10:00 a 17:45 horas. Boleto por 70 pesos. Entrada libre a profesores y estudiantes con credencial vigente, adultos mayores con INAPAM y menores de 13 años. Domingos, entrada libre.

Noventa años de funcionalismo en México

Lectura: 5 minutosUna oportunidad para adentrarse en la arquitectura

Con motivo de los 90 años de la llegada de la arquitectura funcionalista en México, el Museo-Estudio Diego Rivera preparó una serie de celebraciones en torno a la que considerada como la primera casa construida bajo la tendencia arquitectónica.

En la primera mitad del siglo XX, varios personajes marcaron una forma de hacer arquitectura que continúa hasta nuestros días; dos de los más importantes fueron Le Corbusier y Walter Gropius, impulsores de la también llamada arquitectura moderna.

El primero encabezó una tendencia conocida bajo el nombre de funcionalismo que se sustentó bajo la célebre frase de otro arquitecto, Louis Sullivan: “La forma sigue a la función”. Le Corbusier incorporó cinco elementos esenciales en la manera de construir: el uso del pilar o columna (con lo que se determinaron las cargas que podían llegar a soportar, permitiendo la eliminación de gruesos muros), la fachada y planta libres (gracias a la ausencia de muros de carga, facilitaron la distribución autónoma del espacio), la ventana longitudinal u horizontal (lo que derivó en espacios interiores más iluminados y, por tanto, con la sensación de mayor amplitud) y la azotea-jardín (para aprovechar todos los espacios disponibles en una edificación; hoy llamado roof-garden).

Casa de Juan O’Gorman.
Imagen 1: Vista general de la Casa de Juan O’Gorman (1929) (Imagen tomada de la página web del museo: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx).

Por su parte, Gropius fundó una de las escuelas que no sólo influyeron a la arquitectura sino al diseño gráfico e industrial: la Bauhaus. En cuanto a las aportaciones a la forma de construir, el arquitecto incorporó nuevos materiales y sobre todo la idea del muro-cortina, es decir, cristal de piso a techo, permitiendo –a mayor escala que la ventana longitudinal–, mayor luminosidad y sensación de libertad en cualquier espacio arquitectónico.

Le Corbusier y Gropius tuvieron en el arquitecto mexicano Juan O’Gorman, un difusor de sus ideas. Por tal motivo, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo organizaron la exposición 90 años del funcionalismo en México. ¿Cómo lo hicieron? A través de una detallada maqueta, que formará parte de la colección permanente del museo y que realizaron en colaboración con la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Además, la complementaron con una exposición de fotografías de Michel Zabé sobre la casa misma.

Sin embargo, los objetos artísticos conforman esta exposición son muy particulares pues son la casa misma y sus detalles. Situación muy peculiar si no estamos familiarizados con las características arquitectónicas del funcionalismo. La sugerencia es recorrerla teniendo en cuenta los principios básicos antes descritos.

Casa de Juan O’Gorman.
Imagen 2: “Casa y estudio del pintor Diego Rivera”. Dibujo de una perspectiva. Autor: Juan O’Gorman (Imagen tomada de la página del Museo: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx/2014-01-20-19-04-02/historia.html).

Hay que comenzar con la pequeña casa que se localiza en la parte posterior de las pertenecientes a Rivera y Kahlo (imagen 1). También obra de O’Gorman y terminada en 1929, apenas pocos años después de que Le Corbusier publicara sus preceptos arquitectónicos, se constituyó como un hito en la arquitectura mexicana. Su eje corre hacia el sur y al oriente, pues como él señalaba, durante el verano en la Ciudad de México no entraba el sol de lleno, pero en las frías mañanas citadinas, el astro rey haría su labor en los distintos espacios. Y así fue. La estancia presenta un muro cortina, plegable que, sin duda, hace más confortables los calurosos días, pero también nos brinda una iluminación muy particular. La escalera helicoidal y sus ventanas longitudinales son de llamar la atención, así como los acabados e instalaciones aparentes, es decir, a la vista, sin recubrimientos. Propios del funcionalismo.

Las dos casas vecinas, las conocidas como los Estudios de Diego y Frida, fueron encargados a O’Gorman por el muralista mexicano después de conocer la casa de 1929. En distintas épocas vivió la pareja en este lugar. Frida antes de la muerte de su padre; Diego, después de la partida de Frida. En este lugar produjeron una numerosa obra de caballete.

El espacio del taller del primero (imagen 2) destaca por su muro cortina que, combinado con la cubierta de dientes de sierra, brindan la luz necesaria para el acto de pintar. Varias partes se conservan hoy como en vida lo tuvieron los célebres pintores mexicanos. Eso también es parte del disfrute del recorrido. Su escalera helicoidal exterior (que tanto gustaba a Le Corbusier) nos conduce a las plantas superiores y nos envuelve en la sensación de sorprendernos al descubrir los distintos espacios arquitectónicos de la planta superior.

Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.
Imagen 3: Vista general del pasillo que comunica ambas casas. Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (Tomada de la página web del museo: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx).

La azotea-jardín presenta un largo pasillo que comunica las dos casas y que nos permite conocer el otro lado de la construcción (imagen 3). La vista desde esa parte, tanto de los tinacos, los desagües y demás instalaciones nos brindan la posibilidad de entender, con mayor claridad, que la función es lo más importante en el diseño arquitectónico para los funcionalistas.

No dejemos de apreciar los pilares sobre los que destacan ambas construcciones. El cálculo estructural necesario que se realizó para sostener los pisos superiores permite el tránsito por estos lugares que, en el caso del Estudio de Diego, se han convertido en el espacio para desarrollar actividades y realizar la presentación de las exposiciones. La sensación que brinda el concreto aparente, así como el ladrillo empleado, han permitido que la edificación conserve una vida decorosa; no se ve antigua si bien no está a la vanguardia de la arquitectura contemporánea. Digamos que es una casa, de 90 años, que se sigue conservando plena. La exposición de Zabé presenta una serie de fotografías de su autoría sobre la casa misma, realizadas durante mediados del siglo XX. Podemos observar cómo el tiempo ha mantenido ese decoro del que hablamos. Cabe señalar que la exposición del artista de la lente termina el 1º de septiembre, sin embargo, la casa permanecerá con las puertas abiertas para recibir a los visitantes.

Casa y estudio del pintor Diego Rivera.
Imagen 4: Vista general del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (Tomada de la página web del Museo: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx).

El Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (imagen 4) también brinda visitas guiadas, mediante cita telefónica o por correo electrónico, con duración de 45 minutos. Se recomienda ampliamente y es gratuita. El horario es de martes a domingo, de 10 a 17:30 horas. La entrada general tiene un costo de 35 pesos, pero estudiantes, profesores e INAPAM con credencial nacional, entran gratis. Los domingos es entrada libre. Se requiere permiso para toma de fotografías (se tramita en el mismo museo, por 30 pesos, para cámaras no profesionales). La institución también cuenta con un programa de estudiantes de arquitectura para realizar servicio social.

La página web del museo presenta información general y la opción del recorrido virtual para aquellos cuyas condiciones laborales no les permiten darse una escapada entre semana al museo. Siempre visitar el museo en domingo conlleva más personas, pero no deja de envolvernos en el placer de la experiencia estética.

[box type=”note” align=”aligncenter” ]El conjunto de tres casas se localiza en Avenida Altavista, esquina Diego Rivera, en la Colonia San Ángel Inn, Alcaldía de Álvaro Obregón, Ciudad de México. Los teléfonos de contacto son 86475470, ext. 5355 o 5364 o al correo medr.atencionalvisitante@inba.gob.mx o medr.pegagogia@inba.gob.mx.  Visite su página web: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx[/box]

Noche de museos. Una oportunidad para disfrutar el arte

Lectura: 5 minutosEn varias partes del mundo, algunos museos extienden sus horarios de cierre para que mayor número de personas disfruten de las exposiciones que presentan. En México, esta costumbre se ha adoptado y se conoce como la Noche de museos. Siempre se realiza el último miércoles de cada mes, con actividades especiales y en varias ocasiones, sin pago alguno de entrada. Los próximos miércoles 26 de junio, 31 de julio, 28 de agosto y 25 de septiembre habrá una vasta y enriquecedora oferta cultural. Veamos algunos ejemplos.

El Museo Jumex presenta la exposición “Apariencia desnuda”, conformada por obras del célebre artista dadaísta Marcel Duchamp además del trabajo del estadounidense Jeff Koons. La característica principal de la muestra es el uso del ready made, recurso creado por el movimiento Dadá, una de las vanguardias de principios del siglo XX, que utilizó objetos de uso cotidiano, elevados a la categoría de arte. La interpretación de estos objetos implica una profunda reflexión estética que algunas veces, nos puede parecer ininteligible o, para algunos, demasiado simple. Sin embargo, ése es uno de los asuntos principales, cuestionar, incluso, la naturaleza propia del arte. Para la Noche de museos del mes de junio, el Museo Jumex extenderá su horario a las 21 horas, con entrada gratuita además de incluir la presentación de la pieza Erratum musical del propio Duchamp –compuesta también a partir de un ejercicio aleatorio con notas musicales–. La ejecución correrá a cargo del guitarrista finlandés Topias Tiheäsalo a las 19:00 horas.

En la zona centro, la noche de museos resulta interesante porque nos brinda la ocasión de visitar lugares como el Museo Panteón de San Fernando, un espacio que conserva los mausoleos de personajes que son parte importante de la historia de México: Vicente Guerrero, Benito Juárez –sin duda, la más imponente de todas–, José María Lafragua, Francisco Zarco, Mariano Riva Palacio, entre otros. Además de políticos, hay militares, artistas y miembros de familias distinguidas del México del siglo XIX. Varios sepulcros presentan bellas ornamentaciones en estilo art nouveau –guirnaldas, ángeles, elementos que simbolizan sus profesiones o costumbres–, varios de ellos en mármol o canteras claras que resaltan su monumentalidad.

Museo Panteón de San Fernando

Muy cerca de ahí, también se pueden visitar dos espléndidos lugares: el Museo Nacional de San Carlos, que en estos momentos presenta la exposición “Tiempo de labor, juego y ocio”, que nos acerca, a través de distintas obras, a la vida cotidiana de los siglos XVIII y XIX. La representación de las jornadas de trabajo tanto en el campo como en la ciudad a través del arte, nos remontan a situaciones que incluso hoy podemos reconocer como parte de extenuantes jornadas labores. Asimismo, los distintos momentos de descanso y divertimento que niños y adultos tenían: la gallina ciega para los niños o el cuidadoso arreglo que tenían las señoritas decimonónicas, para ir al teatro o recibir algún visitante. A las 19:00 horas comenzará un concierto y habrá una visita guiada por la exposición.

Y, el Museo Nacional de la Revolución, mejor conocido como el Monumento a la Revolución. Este lugar, remodelado con motivo del bicentenario de inicio de la Independencia, se ha convertido en un lugar muy particular para visitar porque además de la visita por el museo, también se puede incluir –yo diría que parte imprescindible–, la sección del edificio mismo. Después de acondicionar todas las áreas del Monumento –incluidos sus cimientos–, y colocar su elevador panorámico, nos brinda la posibilidad de caminar por su estructura interna, hecha por completo de hierro hasta llegar al remate de la cúpula que lo cubre que conserva un golpe derivado de la caída de un rayo, en algún momento del siglo XX. Además, podemos descender por unas cómodas escaleras que se colocaron ex profeso en uno de los machones (o soportes) del monumento que resultan fascinantes para entender cómo fue concebido el edificio desde su construcción. No hay que olvidar visitar también la cimentación, totalmente en hierro, que aparece imponente incluso para los tiempos actuales. Los boletos se pueden comprar en línea y en Noche de museos, el monumento está abierto hasta la medianoche.

Monumento a la Revolución.
Fotografía: ssuma.com.mx.

El Museo Jardín del Agua es un recinto poco conocido que se localiza detrás de la Feria de Chapultepec y muy cerca del Museo del Niño. El lugar era parte central de la distribución del agua en la ciudad en la primera mitad del siglo XX. Es muy conocida la parte del Cárcamo de Dolores, decorada por Diego Rivera con una obra relacionada con el agua misma y que realizó en mosaico para que no se deteriora por el paso del líquido. Además de aprender sobre la historia del abastecimiento de agua a la capital y su cuidado, podemos apreciar una de las más grandes obras del muralismo mexicano, no sólo por su tema, sino por la técnica empleada.

También se puede visitar el Museo de la Acuarela, localizado en una hermosa casa por el rumbo de Coyoacán que el gobierno entregó a Alfredo Guati Rojo para que estableciera uno de los pocos museos dedicados en el mundo, a esa técnica (pintura diluida en agua sobre papel o cartulina). Si bien el recinto es pequeño, su acervo presenta verdaderas joyas como serían los dibujos de Saturnino Herrán, así como de otros artistas mexicanos. Para la Noche de museos de este mes, la entrada será libre. A las 18:00 horas habrá una visita guiada, a las 19:00 horas, una conferencia, y a las 20:00 horas, un concierto.

Sala Guati Rojo.
Fotografía: Yelp.

Por el rumbo de San Ángel, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo participa en el evento con la proyección, a las 19:00 horas, del documental “Como una pintura nos iremos borrando” de Alfredo Robert, quien estará presente. En días pasados recién inauguraron la muestra “90 años del funcionalismo en México”, en la que destaca una maqueta del museo mismo realizada por distintos estudiantes de arquitectura que realizaron su servicio social; todos bajo la guía de un taller de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Varios son los recintos participantes de la Noche de museos durante el mes de junio: el Museo de Arte Moderno, el Archivo General de la Nación, el Colegio de la Vizcaínas, el Centro Cultural de España en México, el Laboratorio Arte Alameda, el Museo Franz Mayer. Y no sólo en la Ciudad de México, sino en otras ciudades como Puebla, Guadalajara o Monterrey.

Recuerden que, en varios casos, la entrada es libre o a precios especiales, con visitas guiadas programadas, además de ofrecer conferencias, conciertos o actividades especiales como muestras gastronómicas. Visite las páginas web o el Twitter de cada museo (o no dude en llamar por teléfono, antes de acudir, para confirmar la extensión del horario).

De algunas de las exposiciones antes mencionadas, escribiremos de forma particular en otras entregas.

No olvidemos que el arte nos brinda posibilidades infinitas para profundizar en nuestra formación como seres humanos. Reconocernos en el arte es una forma de alimentar nuestro ser y vivir los momentos difíciles de la vida actual con mayor tranquilidad.

Página de la Noche de museos de la Ciudad de México:

https://www.museosdemexico.com/noche_de_museos/