aliados feministas

Por las mujeres: reconocimiento, solidaridad, acciones concretas

Lectura: 5 minutos

En medio de la crisis del COVID-19 ha bajado la presencia del gran movimiento de las mujeres en México en cuanto a su centralidad en la agenda pública. Estoy seguro de que esto, como la contingencia de salud, será temporal. El tema retomará pronto el sitio que merece en el diálogo social, tanto porque tiene que ver con una problemática acuciante y no resuelta, en la que hay demasiado por hacer, como por la legitimidad y la fuerza inherentes a esta causa.

Las jornadas del domingo 8 de marzo, en la que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, y del lunes 9, con el paro nacional “Un día sin nosotras”, fueron de gran trascendencia no sólo para las mujeres mexicanas, sino para el país en su conjunto. Todos necesitamos reaccionar y ser consecuentes con este momento histórico.

Ha sido una sorpresa gratificante constatar la repercusión de este llamado urgente al cambio, con tantas adhesiones de instituciones, empresas, organizaciones y mujeres como decisión personal. Así, hay que ver al movimiento como una oportunidad. Que dé paso a verdaderos vientos de transformación: en las actitudes, en las familias y en particular en nosotros los hombres; entre los gobernantes y tomadores de decisiones: hay que atender lo que se reclama con responsabilidad y oportunamente; desarrollar políticas públicas y, en el caso del sector privado, directrices organizacionales orientadas a construir una sociedad más justa y segura, en especial para ellas.

mujeres unidas
Ilustración: Clapps.

Es bien sabido que, en múltiples experiencias históricas, las problemáticas sociales más profundas difícilmente son superadas sin el principio de la visibilidad, al que sigue el reconocimiento, la concientización y el impulso al cambio. Hacia allá deben llevarnos las marchas y el paro: reconocer una situación de violencia contra las mujeres inaceptable, asociada a una gran inequidad de género y diversas formas de injusticia.

Más que ver manipulaciones políticas –siempre habrá quienes quieran explotar demandas legítimas–, hay que responder con actitudes y acciones a la altura. Se aduce que hay grupos o personas que antes no se interesaban por este tipo de demandas sociales y ahora, repentinamente, lo hacen. Habría que replicar: si es por un propósito como éste, que tiene que ver con ser, o no, una comunidad civilizada, bienvenidos todos los respaldos. Máxime si dan cauce a medidas efectivas de seguridad pública y para que nuestro sistema de procuración e impartición de justicia funcione; asimismo, a una evolución en las relaciones sociales y en las familias: en la vida económica, política, cultural y el entorno cotidiano.

No se puede curar una enfermedad si no se le reconocen como tal, y en ésta los síntomas son contundentes.

En cuanto a la violencia, tomo datos del esclarecedor artículo que publicó en Letras Libres, la semana pasada, Lisa Sánchez , Directora General de México Unido contra la Delincuencia. Sin duda, dan cuenta de lo que llama “una crisis de violencia de género y feminicidios que es urgente resolver”. Entre 2007 y 2017, la tasa de mujeres jóvenes asesinadas en nuestro país se triplicó: 10 son asesinadas diariamente y uno de cada 10 feminicidios se comete contra menores de 17 años. Entre las mayores a 15 años, el 66% ha sufrido algún incidente de agresión: 34% de tipo físico y 41% sexual.

mujeres ciudadanas
Ilustración: Herenia González.

Las agresiones van desde el acoso sexual hasta el feminicidio, pasando por violencia familiar, trata o distintas formas de hostigamiento y discriminación. De acuerdo con un informe de la Red Todos los Derechos para Todas y Todos, dado a conocer el miércoles pasado, entre 2017 y 2019 fueron violadas 22 mil 706 mujeres, pero se aclara que falta información de varias fiscalías estatales.

Subyacente a esa problemática está una situación de inequidad, que igualmente hay que reconocer. Precisamente, a inicios de año llamó mucho la atención el reporte anual sobre el estado de la desigualdad global de Oxfam, en particular por lo que resaltó en materia de género. Cada día, mujeres y niñas de todo el mundo trabajan 12 mil 500 millones de horas sin remuneración. El valor de su cuidado del hogar sin pago equivale a tres veces la industria tecnológica global. Así, el 42% de las que están en edad de trabajar, no pueden hacerlo por esas responsabilidades, contra sólo 6% de los hombres.

En México, de acuerdo con estimaciones del Observatorio Internacional de Salarios Dignos, cada día las mujeres realizan labores por un valor de 60 mil millones de pesos, pero sólo 33% de ese total es remunerado. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), tenemos la tasa de participación laboral femenina más baja de nuestra región: 44% contra un 51% promedio.

Ésa es justamente la situación que hay que cambiar. De entrada, porque afecta a más de la mitad de la población. Veamos en su reclamo a una gran oportunidad para que nuestra sociedad avance en todos los sentidos. Es por ellas y por todos, incluyendo a las nuevas generaciones.

inequidad de genero
Ilustración: Pinterest.

Tan sólo en lo que atañe a los negocios dirigidos por mujeres, de acuerdo con datos del Banco Mundial, constituyen una tercera parte de las Pymes en América Latina. El año pasado, ante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en la Ciudad de México se presentó un estudio pionero, por su alcance y profundidad: “Inversión con un enfoque de género: Cómo las finanzas pueden acelerar la igualdad de género en América Latina y el Caribe”, elaborado por BID Invest y el Instituto de Innovación Social de la Escuela Superior de Administración y Dirección –Universidad Ramon Llull de Barcelona–.

Este reporte estima que en nuestra región hay una brecha en capital privado, de riesgo y semilla de 5 mil millones de dólares para financiar microempresas manejadas por mujeres y de 93 mil millones para Pymes con esa condición. Ésta es una necesidad y a la vez una gran oportunidad con ventajas claras: las empresas con sello femenino están desde hace tiempo por encima del mercado en cuanto a crecimiento en consumo y crédito, y existe la previsión de que en 2025 las mujeres controlarán 75% del gasto de la población.

Si hay reconocimiento, solidaridad, visión de altura, aquí hay un motivo para unirnos y crecer como nación.


También te puede interesar: El pensamiento católico sobre la dignidad y la vocación de la mujer.

El pensamiento católico sobre la dignidad y la vocación de la mujer

Lectura: 5 minutos

La interpretación de la Iglesia de algunos textos bíblicos y de su tradición milenaria (el aggiornamento), reconoce la aportación insustituible y la influencia de la mujer en el mundo contemporáneo, a tal grado, que la hace representante y arquetipo de todo el género humano, descubre en Dios cualidades femeninas, reconoce la igualdad esencial entre hombre y mujer en el matrimonio, así como los derechos de la mujer, incluyendo el de su desarrollo profesional, sin oponerlo y sin menospreciar su primordial trabajo en el hogar familiar y en la educación de la prole, derivado de su rol exclusivo en la maternidad.

Se sea o no creyente de la trascendencia de la vida, y se sea o no practicante de alguna religión, puede interesar al lector conocer o profundizar en la visión que la Iglesia Católica tiene sobre la dignidad y la vocación de la mujer, especialmente en estos momentos en que todos nos inquietamos ante la magnitud de los feminicidios que ocurren en el mundo entero y en nuestro país en particular.

mujer torturada
“El martirio de Santa Águeda”, Sebastiano del Piombo (1520).

Aunque la Iglesia ha producido una enorme cantidad de documentos sobre el tema, el documento principal de la época moderna es la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem de Juan Pablo II, precisamente sobre la dignidad y la vocación de la mujer, publicada en 1988. Se trata de la continuación de los documentos del Concilio Vaticano II que reconocían ya la influencia, el peso y el poder alcanzados por la mujer en el mundo y la ayuda que pueden dar a que la humanidad no decaiga.

El principio bíblico en el que se funda esa visión es el que señala que “creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer los creó” –el humanum integrum conforme al cual los dos sexos constituyen lo humano–.  El texto reconoce la igualdad esencial entre el hombre y la mujer desde el punto de vista de su humanidad. Se trata de la compañera de la vida con la que el hombre se puede unir como esposa, llegando a ser una sola carne y abandonando por esto a su padre y a su madre. El hecho de que el ser humano, creado como hombre y mujer sea imagen de Dios, significa que hombre y mujer son creados como unidad de los dos en su común humanidad, existen recíprocamente el uno para el otro, para la ayuda recíproca y complementaria, desde las diferencias que existen entre ellos.

Aunque Dios es espíritu y no posee en sí mismo cualidades masculinas ni femeninas, en el lenguaje bíblico se encuentran comparaciones que atribuyen a Dios cualidades masculinas y también femeninas. En efecto, al referirse al supuesto abandono de Yahveh, se utiliza las siguientes analogías femeninas “¿acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas?”, y “como uno a quien su madre lo consuela, así yo os consolaré”, se trata del amor femenino de la madre como característica de Dios. 

primera mujer y primer hombre
“Adán y Eva”, grabado de Durero (1504).

La descripción bíblica del pecado original en el Génesis, independientemente de la distribución de papeles entre Adán y Eva, es pecado del hombre, creado por Dios varón y mujer, esto es de nuestros progenitores. Con claridad meridiana en la Carta Apostólica se sustenta la igualdad entre hombre y mujer en el matrimonio y que “la mujer no puede convertirse en objeto de dominio y de posesión masculina”, como algunos textos antiguos señalan. Se reconoce que en nuestro tiempo la cuestión de los “derechos de la mujer” ha adquirido un nuevo significado y se acepta la justa oposición de la mujer frente a lo que expresan las palabras bíblicas en torno al matrimonio de “él te dominará”, pero se señala que esto no puede conducir a la masculinización de las mujeres, pues perderían su riqueza esencial, ya que los recursos personales de la feminidad no son menores que los recursos de la masculinidad, son sólo diferentes.  

Cristo fue ante sus contemporáneos el promotor de la dignidad de la mujer, pues era cercano a ellas, a grado tal que los fariseos lo acusaban por recibir a pecadoras y permitirles ungir sus pies con aceite perfumado. En el Evangelio aparecen gran número de mujeres de diversa edad y condición, incluso pecadoras públicas y adúlteras. Ante la mujer sorprendida en adulterio, Jesús parece cuestionar a los acusadores: “¿no es quizás también y, sobre todo, la confirmación de vuestras transgresiones, de vuestra injusticia masculina, de vuestros abusos?”, Jesús también protege la dignidad de la mujer al decir al hombre, en el Sermón de la Montaña, “todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”.

En cuanto a las mujeres cercanas a Jesús, se recuerda a aquellas que estaban a sus pies en la cruz, su madre, la hermana de su madre y María Magdalena, quienes mostraron una fidelidad más fuerte que los apóstoles. También fueron mujeres las primeras en llegar al sepulcro a constatar la resurrección, todo lo cual pone de manifiesto la importancia que la tradición dio a la mujer desde los primeros tiempos.

mujer con manto de jesus
“Santa Verónica”, Hans Memling (1475).

Con su potencial maternidad, la mujer es la que paga directamente por ese común engendrar, que absorbe las energías de su cuerpo y alma, por lo que el hombre contrae una deuda con ella. El hombre se encuentra siempre fuera del proceso de gestación y nacimiento del niño y debe conocer su propia paternidad a través de la madre. La mujer como madre y como primera educadora del hombre tiene precedencia específica sobre el hombre. El paradigma bíblico de la mujer culmina en la maternidad de la Madre de Dios y se materializa en la Carta a los Efesios al decir “maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, “el que ama a su mujer se ama a sí mismo”.

En la Conclusión de la Carta Apostólica, la Iglesia da gracias por todas las mujeres, al genio femenino de todos los tiempos, tanto por las que velan por el ser humano en la familia y por las consagradas a Dios en su virginidad, como por las que trabajan profesionalmente, cargadas de gran responsabilidad social.

Como se podrá apreciar, no coincide con el pensamiento católico, aquél que use, abuse, se aproveche, denigre o maltrate a una mujer. Ahora todos tenemos la oportunidad de construir juntos una cultura renovada de la igual dignidad de la mujer y del hombre, aplicada en todos aquellos aspectos familiares, religiosos y sociales. Ojalá no la desaprovechemos.


También te puede interesar: Del ruido al silencio… por la libertad de género.

8 y 9 de marzo. La lección de las mujeres

Lectura: 3 minutos

La demostración de fuerza femenina del pasado fin de semana significó un rotundo triunfo para el movimiento feminista en México. Se puso de manifiesto la capacidad de organización y convocatoria, no sólo para acudir multitudinariamente a las concentraciones y marchas, sino para sustraerse de toda actividad y expresarse con el mismo radicalismo mediante su ausencia.

Tanto las masivas movilizaciones del domingo, como el paro del lunes, representan dos fases, diferenciadas pero concatenadas, de una misma estrategia de visibilización de la mujer y sus legítimas demandas de justicia y rechazo a la violencia de género, que a todas luces ha sido exitosa y aplaudida con empatía en los más amplios sectores de la población.

La abrumadora respuesta colectiva, tanto a la movilización como al paro, constituye un hecho que puede, sin exageraciones, calificarse como histórico, de trascendencia indubitable en el intercambio social y político del país, que ha de demandar, obligadamente, modificaciones sustanciales en la estructura institucional tradicional, con una orientación catalizada por la visión feminista.

movimiento feminista
Ilustración: Square Peace.

El activismo estruendoso, radical y por momentos desenfrenado mostrado con la avalancha púrpura que abarrotó y desbordó el espacio de las plazas públicas en diversas ciudades, fue seguido por la ausencia, la demostración, por demás explícita, del prominente sitio que ellas ocupan y del profundo vacío que dejan, si así lo deciden, en el corazón del conglomerado social.

La poderosa exhibición de lo que la mujer representa y la gran presión que es capaz de ejercer en lo político, económico y social, no puede ni debe ser desestimada, por el contrario, debe ser analizada y reflexionada en profundidad, con todas sus implicaciones, facetas y aristas.

El 8 y 9 de marzo, son ya un referente histórico, una lección que debe ser aprendida por sociedad y gobierno para la generación de nuevos paradigmas, no únicamente sobre la condición de la mujer y el respeto a su dignidad y derechos, sino en lo que se refiere a su aportación y relevancia en la solución de los más apremiantes problemas nacionales y en la construcción de un país más justo e igualitario, que, simplemente, no será sin ellas.

 El apabullante resultado de los días 8 y 9 de marzo, sin embargo, no puede quedar en el simple regocijo del éxito logrado, debe tener consecuencias, trascender a resultados, a lograr el cambio en el estado de cosas de manera propositiva y activa, la movilización es un medio, no el fin. Toca ahora dar impulso a políticas públicas concretas, al diseño de propuestas, mecanismos y acciones orientadas a generar transformaciones de fondo. Las demandas son explícitas, procede entonces proponer soluciones y acompañarlas vigorosamente para su implementación.

mujeres empoderadas
Ilustración: Celag.

Debe tenerse en cuenta que, abierta o veladamente, se ha sugerido la existencia de intereses abyectos que pretenden aprovecharse del movimiento feminista para fines perversos. Se ha insinuado la infiltración de grupos incógnitos para desvirtuarlo y poner en duda su legitimidad. Ambas cosas pueden suceder, los movimientos sociales, por más transparentes, siempre enfrentarán este tipo de riesgos y otras amenazas abiertas para descalificarlos y descarrilarlos.

Valor, honestidad, unidad, metas claras y, sobre todo, oídos sordos al canto de sirenas, a la tentación política y al interés personal, son factores indispensables para la sanidad y legitimidad de un movimiento que, no sólo ha despertado la simpatía popular, sino que puede ser de trascendental aporte para la reconstrucción del deteriorado tejido social en su más amplia concepción y la recuperación del Estado de derecho.


También te puede interesar: ‘Un día sin mujeres’, el origen del movimiento.

Del ruido al silencio… por la libertad de género

Lectura: 3 minutos

Las marchas del 8 de marzo a lo largo y ancho del mundo –que no excluyeron a México ni a mi bello Zacatecas– nos han dejado grandes lecciones y aprendizajes, pero la manifestación del paro el pasado 9 de marzo ha sido, sin duda alguna, contundente. “Ya basta”, así fue pronunciado por las mujeres.

Este acontecimiento me remite a recordar que tuve dos abuelas fuera de serie; su constante y permanente quehacer dentro de la familia, economía y sociedad, fue extraordinario, al grado de que sus enseñanzas hoy permanecen y lograron hacer de mis familias algo singular. Sus aportes a la economía familiar, con “acertados consejos”, pero sobre todo con ese trabajo invisibilizado, aunque fundamental, fue determinante en lo que hoy tenemos; me estremece porque su legado perdura y sus acciones familiares son las que más se extrañan. Cómo quisiera que su ausencia fuera sólo de un día. Ahora es irremediable extrañarlas e insoportablemente difícil su ausencia; quedará su huella y contribución, fue tanto lo que dejaron que su vivo recuerdo será perpetuo.

genero femenino
Ilustración tomada de: Sushant Ahire.

Soy padre de cuatro varones, pero tengo madre, dos hermanas y una gran esposa; no puedo imaginar siquiera la idea de su ausencia en mi vida, menos que esa ausencia fuera producto de un acto violento; destruir un monumento o una iglesia, sería nada ante un reclamo a semejante falta de garantía, al elemental derecho a la vida, pues no existe iglesia o monumento que justifique su presencia por encima de la de otro ser humano. Fijarse en esta afectación, me parece a lo menos, ridículo e insultante; casi todo monumento es erguido en conmemoración a una ilustre vida, ¿cómo erguir la ausencia de vida, la falta de garantía a la misma y, sobre todo, ¿cómo comprenderlo? Argumentar que una manifestación debe ser pacífica, ante la ausencia de paz, es literal no tener madre; nada puede causarme mayor satisfacción que el que mis hijos varones vean la fiereza con la que se debe defender la vida: la entrega de las mujeres a tener un mejor mundo ya en sí mismo es asombrosamente maravilloso.

Las mujeres de manera creativa y reaccionaria están haciendo la historia; primero, al organizar una marcha fuerte, de reclamo y principalmente de exigencia a visibilizar una deuda del Estado para con ellas: se les está violentando, matando y eso debe parar y corregirse. El daño infligido a cualquier edificio o monumento estará siempre por debajo del daño que se les está haciendo a ellas; por favor, no distraigamos la atención de lo importante: la violencia de género tiene que parar.

Los grandes cambios vienen siempre de la ciudadanía; la entrega y decidida gallardía con la que las mujeres nos enseñan qué debe hacerse ante semejante afrenta, nos demuestran que defienden con entereza la vida de sus iguales, lo mucho que han logrado siempre –nos guste o no–, será en beneficio de todos, de la colectividad; vivir en un mundo de menor violencia, será el reto. La evolución del gran cambio en la paridad de género está en camino; nos guste o no, la sociedad está cambiando y cada uno sabrá del lado que quiere estar: si participando de él o tratando de detenerlo; el mundo cambiará independientemente del lado que estés.

violencia de genero
Ilustración: Ana Karen San Emeterio.

Lo ocurrido el 9 de marzo es la sensación de ausencia, es darnos cuenta cuánto aportan pero, sobre todo, es la concientización de que cualquiera puede ausentarse sin retorno; momento de reflexión: o garantizamos su seguridad o estaremos perdidos.

A mis abuelas, a mi madre, a mis hermanas, a mi esposa y a toda mujer que en conciencia o fuera de ella, de alguna manera las violenté: mis sinceras disculpas. Nada podrá equiparar tanto que me han enseñado; dijera mi compadre, “Gracias por tanto y por todo”, gracias por enseñarme que sólo así, firme y decididamente, se defiende la vida, las causas, y se realizan las transformaciones que el mundo requiere. Mujeres que no se dan por vencidas a pesar de tanto, siempre lograran un mundo mejor.

Tanta ciudadanía cuanto sea posible, tanto gobierno cuanto sea necesario.


También te puede interesar: #UnDíaSinNosotras: El virus detrás de la violencia de género.

El Día después de la marcha y el Paro Nacional

Lectura: 3 minutos

El parteaguas que será el Paro Nacional de este 9 de marzo dependerá de nosotros, las ciudadanas y los ciudadanos. No fue sólo un asunto de protesta, menos de cuantificar pérdidas económicas por su ausencia, se trató de un antes y un después en las condiciones sociales, laborales y de convivencia que deben garantizar seguridad y tranquilidad a millones de mujeres, adolescentes y niñas mexicanas.

Pero lograrlo requiere un esfuerzo desde los hogares para revertir la descomposición social que han provocado años de desigualdad, discriminación, falta de oportunidades y deterioro del tejido comunitario. Restaurarnos como sociedad es una tarea que no nada más le corresponde al gobierno y, me atrevo a escribir, nos compete a nosotros.

Porque muchas mujeres se presentaron el lunes a trabajar porque no había otra forma de llevar un ingreso a sus hogares. Dudo que alguna de ellas no hubiera compartido el ideal y los motivos del paro, simplemente su situación económica y social se los impidió.

mujeres en paro
Ilustración: Pikara Magazine.

Mientras no reduzcamos la brecha salarial entre hombres y mujeres, abramos los espacios para que cualquier persona pueda acceder a un mejor puesto de trabajo, condenemos el acoso y el desprecio al desempeño de las mujeres en oficinas, públicas y privadas, no podremos evitar que miles de ellas tengan que elegir entre para o conseguir el sustento para sus familias.

Durante los últimos días hemos podido conocer historias heroicas de mujeres que luchan a brazo partido para sacar adelante sus hogares en medio de la violencia y la inseguridad; sin embargo, ésa es la constante para miles de mujeres a lo largo de años en los que el país les ha dado la espalda.

Ahora tenemos una nueva oportunidad para brindar un piso parejo a ellas y a cualquier otra persona que desee progresar de manera honesta y digna en una nación que ha premiado los privilegios, las palancas y los intereses de grupo, antes que a las y los ciudadanos de a pie.

Ninguna economía de éxito ha logrado prosperidad sin incluir a las mujeres, mucho menos una en la que son mayoría como la nuestra; de equilibrar las desigualdades cotidianas depende que tengamos más negocios, empresas y corporaciones en las que ellas lleven el timón.

Si lo logramos, lo ocurrido el domingo y el lunes será definitivo en la historia de México y nos impulsará, pero si seguimos por el mismo camino, corremos un enorme riesgo de traicionarnos como comunidad y como sociedad.

Éste es el momento de construir un tejido social distinto, más fuerte, fundamentado en el respeto, la equidad, la educación, la solidaridad y la empatía, que sea el primer frente para evitar que alguien considere que puede acosar, ofender o discriminar a una mujer, sólo por el simple hecho de serlo.

paro 8m
Ilustración: Laura Pérez.

Esa educación tendrá que dirigirse a nosotros los hombres, principalmente, para que entendamos por fin que no hay ningún espacio para la agresión, ni para la violencia en contra de una mujer. Si se nos inculca desde pequeños y lo adoptamos lo más pronto posible ahora que somos adultos, las generaciones que vienen detrás tendrán, sin duda, una vida mejor.

Y ése es el objetivo, creo, de mamás, papás y abuelos: dejar un legado de cosas buenas para nuestros hijos y nietos; hábitos, comportamientos y normas sociales que nos permitan a todos, mujeres y hombres, convivir con dignidad.

Por varias generaciones ya, hemos anhelado un México de “primer mundo”, semejante a las naciones que consideramos más desarrolladas en ingresos, derechos, condiciones de vida. No obstante, parece que perdimos la brújula hacia esa dirección cuando olvidamos que para obtener un país así, necesitamos enfocarnos en las personas, en las mujeres, en los hombres, en las adolescentes, en los jóvenes, en las niñas y en los niños que merecen ese futuro.

Estamos en el día después de un momento histórico, trabajemos para que sea el primer día de una época distinta y mejor.


También te puede interesar: Un Día sin Mujeres: Paro Nacional.

Nuevo Feminismo en México

Lectura: 2 minutos

En la historia de la humanidad han existido grandes episodios, fruto de robustos movimientos, que han llevado al progreso de la especie humana. El principio de igualdad alcanzado en el siglo XVIII y el reconocimiento de los derechos civiles de los afroestadounideses reconocido a principios del siglo XX, sólo por citar dos ejemplos, no se dieron de la noche a la mañana, tuvieron que transcurrir muchos años en medio de muertes, pleitos, negociaciones y más. 

Son triunfos de la raza humana, logros que, como partos, vienen acompañados de esfuerzo y dolor.

Nos acercamos sin duda a un momento importante en la historia de México, la revaloración o valoración justa de la mujer.

Son las mexicanas que se han volteado a ver y nos están diciendo a gritos, “queremos seguridad, respeto, no estamos recibiendo el trato que merecemos”.  

Cuando en México la sensación de inseguridad de las mujeres pasa en sólo cinco años, de 74.7% a 82.1%, y ellas se sienten inseguras en lugares públicos y privados: cajero automático en vía pública (87.4%), transporte público (74.2%), calle (72.9%), carretera (69.5%), mercado (65.5%), parques (62.1%), automóvil (48.9%), escuela (39.2%), trabajo (36.2%) y casa (26.7%), es que algo está mal y debe cambiar.

No hablo de las feministas radicales de la historia que de ninguna manera representan a la mujer mexicana –Kate Miller, que abogó sobre la libre expresión de la sexualidad de los niños con los adultos; de Shulamith Firestone, quien se pronunció porque los padres pierdan la patria potestad en beneficio del Estado y por los derechos sexuales de los niños; Andrea Dworkin que llegó a afirmar que todo coito heterosexual es una violación; o de Monique Wittig, promotora del lesbianismo. Hablamos de millones de mexicanas que estos días piden un nuevo modo de relación con el hombre y con la sociedad.

Un ejemplo actual y válido, #UnDiaPorTodas, un movimiento plural e incluyente, compuesto por mujeres que se han decidido por la vía pacífica y del diálogo ser protagonistas en la construcción de una nueva relación con la sociedad y que exige hoy a las autoridades:

feminismo unido
Ilustración: Kris Noelle.

1. Alto a la impunidad, con penas más severas a violadores, asesinos y secuestradores, mediante procesos de justicia confiables en un Estado de Derecho sólido.
2. Leyes que permitan la participación de la mujer en todos los ámbitos sin confrontaciones y al mismo tiempo sin limitaciones.
3. Centros de alojamiento, acompañamiento y capacitación laboral para mujeres violentadas o en situación vulnerable.
4. Apoyo real y marco jurídico integral de protección para las madres solteras, madres trabajadoras y mujeres embarazadas, que les permita desenvolverse en el ámbito laboral de manera equitativa y segura.
5. Que la protección de la mujer incluya la protección legal plena a la vida humana en todas sus etapas, antes y después de nacer, sin discriminar estas vidas por su grado de desarrollo o por su salud o su origen.

Bienvenido este nuevo feminismo al que se han sumado cientos de miles de mujeres de toda la geografía nacional, representantes de más de 1,000 asociaciones de la sociedad civil, tales como Poder Sonora, USEM, Empresas por la Familia, Coalición Mujer, Red de Mujeres, sólo por citar algunas.


También te puede interesar: Feminicidios, ¿por qué y hasta cuándo terminarán?

La ilusión de Scherezada y la realidad del 9 de marzo

Lectura: 3 minutos

Cuando se publique esto será 9 de marzo del 2020 y espero que las calles estén vacías, ojalá que México sea testigo del “women power”, que el paro convocado por las mujeres sea exitoso y que en consecuencia los mexicanos, particularmente nosotros los varones, nos demos cuenta del valor (y lo valioso) de nuestras mujeres: de nuestras hijas, esposas, madres, amigas, jefas o directoras e inclusive desconocidas, con quienes nos topamos en la calle.

Anhelo que a partir de este lunes podamos festejar el advenimiento de unas relaciones simétricas entre hombres y mujeres. Deseo que los varones de este país, entendamos que las mujeres tienen todo el derecho a vivir en paz, a decidir qué quieren ser y como quieren lograrlo.

Espero que entendamos que somos un equipo, que entendamos que la expresión: “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” es falsa, que lo que existe es la posibilidad de, tomados de la mano y hombro con hombro, mujeres y hombres, construir un país mejor, una mejor sociedad y un mejor futuro para nosotros y para nuestros hijos y nietos.

La situación general de violencia en nuestro país es vergonzosa y, específicamente, la violencia contra las mujeres, sólo exhibe las canalladas de muchos varones que se sienten amenazados por los espacios y privilegios que están perdiendo.

Scherezada empoderada
Ilustración: Rachel Levit Ruiz

Por un lado, deseo que no haya más violencia en contra de las mujeres, pero por el otro, advierto a mis congéneres varones, que ellas no se van a detener, de seguir golpeándolas o matándolas –lo que espero ya no suceda–, ellas apretarán el paso rumbo a esa autonomía, a la que sin duda tienen y siempre tuvieron derecho. Apretarán el paso, y como en muchas ocasiones, nos demostrarán lo equivocados que estábamos y lo estúpidos que hemos sido durante siglos.

Efectivamente, durante siglos las mujeres han dependido de los varones, pero eso ya se acabó, hoy vivimos, aunque a muchos les pese, en una sociedad en donde la mujer participa activamente, en donde la mujer asume posiciones políticas e ideológicas. En concreto, una sociedad en donde la mujer decide su destino.

Entendamos de una vez que Scherezada está muerta o, peor aún, nunca existió y sólo fue parte de un cuento. Ya no hay ni debe haber más Scherezadas, no podemos permitir que existan mujeres amenazadas de muerte cada día y que, como Scherezada, deban inventar un cuento cada noche, para salvar su vida.

Nos guste o no a los varones, o a la iglesia, o al Estado, o a quién sea, las mujeres han tomado una fuerza incontenible y con ella se han y nos han demostrado sus múltiples dotes, como esposas o compañeras, como empresarias, como investigadoras, en concreto, como ciudadanas de pleno derecho.

mansplaining
Ilustración: La Bioguia.

Recuerdo cuando dábamos por válida la siguiente expresión: la mujer debe entender la diferencia entre “libertad y libertinaje”, lo que en realidad implicaba una posición pseudo-moral con la que independientemente de cualquier cosa, las mujeres siempre y sin excepción, resultaban ser las culpables de todo. Eran culpables por usar una falda corta (muy corta), eran culpables por usar esos labiales rojo carmesí, por usar ropa entallada o, pecado capital, por sentarse y cruzar las piernas lo que exhibía su belleza.

Las hemos culpado de todo, de abrir las piernas sin usar métodos anticonceptivos, de provocar a los hombres –quienes cual débiles seres, no podemos tener autocontrol–.

Son culpables de no escuchar, de no obedecer, de cuestionar el statu quo, de responder, de tener autonomía, de ser –o pretender ser– independientes. Lo que nos duele, lo que nos molesta tal parece es que, ellas jamás debieron pensar, reflexionar, decidir.

Pero si ello fuera cierto, deberíamos quejarnos porque entonces ellas jamás debieron existir.

En este contexto, la pregunta obligada es: ¿Realmente es eso lo que queremos, mis queridos congéneres varones?

Me atrevo a aventurar la respuesta, y ésta, estoy seguro, es negativa.


También te puede interesar: Más atole con el dedo.

Feminicidios, ¿por qué y hasta cuándo terminarán?

Lectura: 5 minutos

En este día tan especial, dedico estas líneas al ser más hermoso que habita nuestro planeta: la Mujer.

Creo que hoy en día hay muchas cosas que no tienen explicación, pero lo que no se puede entender, comprender ni justificar, es un feminicidio.

Nos hemos estado acostumbrando a oír, leer, comentar, ver en las noticias, que desaparecen niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, y posteriormente aparecen violadas, descuartizadas, asesinadas de forma vil, sin que las autoridades hagan nada. Y cómo lo van a hacer si para el presidente mismo estos son, como lo dice, “hechos aislados”, poco comunes, sólo le faltaría decir que son producto de la conducta de las propias mujeres.

Es increíble cómo un hombre que es resultado de una fertilización en una “mujer” que lo trajo en su vientre por cerca de 9 meses, que lo parió con dolor, que lo cuidó, alimentó, se preocupó por él, hable de forma tan peyorativa del ser más hermoso de la tierra. ¿Qué tipo de individuo es aquel que se toma el atrevimiento de menospreciar a la mujer?

Hagamos mejor un pequeño paréntesis y analizamos un poco más este tema. Si bien es cierto que a México se le ha caracterizado (por todos los medios) de ser un país “machista”, lo vemos en todas partes, en películas, libros, revistas, periodicuchos, etc., se le nombra el “macho mexicano”, que puede tener cuanta mujer se le cruce en su camino, golpearlas, abusar de ellas, tenerlas mal vestidas, alimentadas, o peor aún, convertidas en esclavas sexuales, sólo para que el Sr. pueda tener su dinero, ya sea para alcohol, droga, o para poder conquistar a otra ingenua y meterla al rebaño, para seguir con esa explotación que no tiene fin. Ya que mientras haya necesidad –yo sí creo que nadie puede juzgar a nadie sin conocer sus penurias y verdades–, habrá un mercado inmenso que se nutrirá por muchos medios y de quienes son más vulnerables.

maltrato a la mujer
Ilustración: Ilaria Urbinati.

Creo firmemente que la mujer, al tener los mismos derechos que el hombre, debería tener las mismas oportunidades, pero eso aún es un sueño, ya que se les sigue explotando, mostrando sus cuerpos al desnudo en los medios, que sólo alimentan y fomentan más el morbo en los afamados machos mexicanos. Considero firmemente que este tema es un súper tabú, ya que el mismo no tiene nada que ver con la educación, pues de ser así, ¿por qué los hombres adinerados, triunfadores, con empresas exitosas, buscan de alguna manera sacar provecho de ello?, ya sea con sus empleadas o con alguna de las que se dedican al baile erótico. Mientras no se consigue lo que desean, están como moscas pegadas al objetivo y una vez logrado, si les va bien a ellas, obtendrán algún regalito; habrá otras, desde luego, que sacarán más cosas, su trabajo les costará. Otras más, que hasta consigan que se termine un matrimonio, cosas peores.

Pero esto, desde mi miopía, no justifica que cada día en todo nuestro territorio nacional, aparezcan, niñas, jóvenes, mujeres, asesinadas brutalmente. ¿Qué tiene un supuesto ser humano en la cabeza para llegar a matar a una mujer?, se les olvida que ¿podría ser su hermana?, ¿qué pasaría si fuera su madre?, se quedarían muy tranquilos diciendo, “¿pues si le pasó es porque se lo buscó?”. ¿Realmente?, o es que ¿no nos estamos dando cuenta que cada día el empoderamiento de las mujeres es mayor?, las vemos triunfar como presidentas, gobernantes de países de primer mundo y si bien es cierto que algunas han caído en la tentación de la famosa “corrupción” –que no es exclusiva de nuestro país–, la mayoría ha realizado un excelente trabajo; tenemos como grandes ejemplos a la mujer de hierro la Sra. Margaret Thatcher, Primer Ministra del Reino Unido por varios periodos con gran éxito; la Sra. Angela Merkel, canciller alemán desde 2005, considerada la mujer más poderosa del mundo por undécima ocasión por la revista Forbes en el 2017 y que sigue aún de pie.

A estos simples ejemplos de líderes gobernantes, habrá que sumarles los innumerables casos de CEOs de empresas transnacionales que llevan carreras impecables y dando beneficios a los accionistas de las empresas que liderean. Pero me temo que, las que a lo mejor requieren de mayor respeto y admiración, son las que, ante el deslumbramiento de algún patán, tuvieron que salirse de su hogar y hacerle frente a la vida, sacar solas avante al hijo (a) con los mayores sacrificios y que, por ser madres solteras, tal pareciera que tienen un letrero enorme que dice, “soy fácil”, “soy madre soltera”, “te será muy sencillo conquistarme”.

mujeres asesinadas
Ilustración: Manrique, Contralínea.

He tenido oportunidad de conocer a infinidad de ejecutivas, brillantes todas ellas –por eso están ahí–, pero también a mujeres choferes de alguna de las plataformas de taxi, de gerentes de restaurantes que brindan a los comensales una atención superior, pero también a la Sra. de las quesadillas que hace una labor enorme por brindarles a sus hijos una mejor educación, posición, etc. Es justificable que ¿algún pervertido llegue y les quite la vida?, por la razón que quieran, no soy ni pretendo ser psicólogo, simplemente no entiendo, repito, cómo (viniendo de un vientre materno) existan locos, dementes, mal nacidos, que sin respeto alguno, vergüenza, dolor, pena, priven de la vida a ellas, las que dan vida.

El caso es tan grave o ha llegado a tal grado, que ahora vemos marchas en contra del feminicidio, por un lado vemos a las mujeres que salen a las calles exigiendo lo que por “derecho” les corresponde, tener seguridad, de poder salir sin el temor de ser atacadas, violentadas, asesinadas; y, por otro lado, infiltran a revoltosas para crear caos y que la opinión pública menosprecie el hecho y no se logre nada.

Lo comenté en el pasado, es increíble que teniendo como dirigente de nuestra ciudad de México a una mujer, la misma, no dé respuesta a las solicitudes de nuestras mujeres y se tenga que llegar a pensar en “Un Día Sin Mujeres”. ¿Qué rayos pasa en nuestro país?, ¿tan bajo hemos caído?, ¿será que los psicópatas se han reproducido como cáncer?, ¿qué pasa por esas mentes para llegar a ese grado de demencia?, el tema es muy complicado y no de fácil solución.

Criticar es sencillo, lo sé muy bien, pero el problema se sale de las manos del ciudadano común, no podemos –al menos NO debemos– hacer justicia por mano propia. Pero la impotencia es tal, que dan ganas de presentarse el caso, de actuar en consecuencia, ya que lo he escrito, ¿dónde terminan mis derechos y dónde comienzan los de estos delincuentes desquiciados? ¿Alguna propuesta?, tengan la seguridad de que todas serán bienvenidas.

Nos seguimos leyendo si gustan.


También te puede interesar: #UnDíaSinNosotras: El virus detrás de la violencia de género.