democracia

No dividirnos, no dividir

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Por más que los intereses políticos, ya en competencia para el año entrante, a pesar de la pandemia, busquen dividirnos, como sociedad debemos evitarlo a toda costa. No se trata de preferencias, ni de ideologías, sino de la necesidad que tendrá el país de una sociedad unida para enfrentar las consecuencias que traerá el coronavirus en México y en el mundo.

Primero, es importante entender que no estamos aislados del resto del planeta y que la única prosperidad posible es la que genera riqueza, inversión y empleos dignos. Esas condiciones no aparecen por generación espontánea y menos en un entorno de división social como la que parecen impulsar intereses en contra y a favor de un gobierno elegido, no lo olvidemos, por una amplia mayoría en 2018.

Sin embargo, esta politiquería que ocupa, cada vez con mayor frecuencia, grandes espacios del debate público, no puede distraernos de los retos que ya están frente a nosotros. De inicio, la recuperación económica reside en la convicción civil de ayudar, apoyar y hasta invertir en las medianas y pequeñas empresas que aportan la mayoría de los puestos de trabajo que serán vitales para que mucha gente pueda sobrellevar el impacto de la pandemia.

recuperacion economica
Ilustración: Headtopics.

En un segundo plano, los ciudadanos tendremos que construir una cultura de la prevención de manera acelerada, porque la violencia –presente durante todo el periodo de confinamiento–, se sumará al virus y es posible que registre aumentos relevantes ante la movilidad restringida, la falta de oportunidades y la urgencia de dinero rápido y fácil que siempre son elementos de enganche de la delincuencia para incorporar jóvenes y adultos a sus filas.

Entretanto, seguiremos a la espera de una vacuna o de un tratamiento efectivo contra el COVID-19, lo que representará nuevos desafíos de organización, de uso de los recursos naturales –en particular del agua, indispensable para frenar los contagios– y de colaboración con muchas partes del país en donde puede haber carencias, en comparación con los centros urbanos que concentran la actividad comercial y la población.

Si los políticos nacionales creen que estaremos demasiado pendientes de sus posturas, deben revisar de nuevo. Uno de los puntos que más han alejado a los ciudadanos de partidos y otros actores, es precisamente su falta de empatía y conexión con la gente y hoy estamos concentrados en cómo superar en lo inmediato esta emergencia sanitaria y no en sus intenciones para el año entrante.

Eso no quiere decir que debemos ignorar lo que hacen nuestros representantes populares o nuestros gobiernos, al contrario, éste es el tiempo justo en el que debemos exigir una rendición de cuentas constante para conocer las acciones y las medidas que funcionarán en un lapso tan complejo como éste.

inequidad
Ilustración: Harvard Sociology.

Y en cuanto podamos regresar a una cierta facilidad de movimiento, ya con la esperada vacuna y los medicamentos efectivos contra el coronavirus, no podemos regresar a los mismos rezagos de antes u olvidar lo que hemos, debimos, haber aprendido durante más de cien días en aislamiento social.

Porque, de esta crisis, debemos salir mucho mejor preparados como ciudadanos y con un sentido de cooperación y de exigencia de resultados mucho mayor, a como entramos a ella, sino de nada habrá servido tanto esfuerzo, malestar, pérdida de vidas valiosas ante la enfermedad, de trabajo y del sustento familiar.

Y una de las condiciones fundamentales para que este tiempo cuente para relanzar a México como el país que merecemos es no perder el foco sobre lo que es importante. Lo mismo que los espacios públicos, la esfera política y electoral pertenece a la gente, no sólo a los políticos, y ahí es donde debemos ocupar el papel que nos corresponde para no dejarnos intimidar, engañar o llenar de noticias falsas, otro virus que no hemos podido domar todavía.


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Fallarle a México no es opción

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Presidente López Obrador, por favor deje de dividir a México, ya ganó usted las elecciones, es su gobierno, su administración que en las acciones contribuye a definir el tono del país. Somos un país donde triunfó una idea del liberalismo, lo asumimos y aceptamos, estamos dispuestos a desarrollar la gramática de su proyecto, abandone el señalar cada mañana el conmigo o contra mí.

Los mexicanos no debemos y no queremos estar contra usted, le sabemos una circunstancia, tal vez necesaria pero absolutamente pasajera como todo poder en la tierra. Para algunos, reconozcámoslo, su política es encomiable y fuerte, cuenta hoy usted con el respaldo del 60% de la población, el porcentaje de gente más modesta, por cierto, la lastimada por abusos sociales, industriales y políticos, la enojada por la injusticia institucional y factual que no deja de prevalecer.

El optimismo incluyente es una fuerza necesaria a la creación de algo que hace mucha falta a su modelo de gobernanza. No haga de la rabia, presidente, un valor esencial, eso muestra su debilidad y en ocasiones sus limitaciones estructurales y su falta de destrezas negociadoras.

El modelo de comunicación, que usted inventó, tiene muchas virtudes, una que reconozco con sinceridad es haber ganado la batalla del ritmo de la comunicación. No ya la prisa de los medios sino la ponderación y la serenidad con que las ideas fluyen y se hacen claras, la búsqueda constante de la forma más sencilla para expresar las ideas. Hasta allí todo es positivo, comenzamos a sentirnos incómodos cuando abusa de las fórmulas engañosas y las metáforas forzadas; porque es mentira presidente que, si no se engaña a nadie y no se traiciona, se impide el COVID-19, es falso que un detente nos protege de los males… Estas formulaciones constituyen un delito de abuso a la conciencia de los mexicanos más sencillos. Porque usted es un adulto y está abusando la conciencia de una sociedad que por razones históricas está formativamente anquilosada en formas atávicas del animismo.

proteger a mexico
Ilustración: Víctor Solís.

Le invito en consecuencia presidente a meditar más sus intervenciones, la espontaneidad eficaz es la que más se practica, así de cierto y así de paradójico.  Coméntelo con Epigmenio y Verónica, con Julio, con Beatriz, que son sus voceros más representativos, porque a Jesús le come la presión del cotidiano y el mañanero apuro. Ellos que hablan “castilla” en su entorno, son a quienes, con otros improbables, sus hijos quizá, algún secretario con arrestos, Esteban, Marcelo, que no deben hacerle otra concesión que la del respeto al padre los unos, y al jefe de la nación los otros, acerque las voces que saben interpretar la lógica de sus verbalizaciones. Hable con quien le haga menos concesiones, flaco favor le hacen los corifeos. Porque su palabra está haciendo daño al modo en que la historia le referirá. Los historiadores habrán de depurar el lenguaje y le van a pasar la factura.

Usted tiene la experiencia de un luchador social, pero comparte la interpretación de la mexicanidad con muchos millones de personas, sus coetáneos que ya nos se chupan el dedo, sienten que se les acaba el tiempo como a usted se le acaba el sexenio y todos los días piensan en su legado, como usted… haga del suyo uno de verdad, y la verdad se arma de formas de decir bien las cosas.

¿Quiénes tienen una idea de México? Hay formas de dar respuesta a eso, puede decir por ejemplo que hay una idea de México en cada mexicano, pero usted sabe que se estaría equivocando. Hay menos ideas de México que mexicanos, muchos grupos étnicos, no se piensan mexicanos por lo menos no en primera instancia, tampoco los yucatecos, o los neoleoneses, ellos se dicen primero regios o yucatecos; también puede decir que la idea de México es la Cuarta Transformación, pero ni usted se ha tomado la molestia de explicarla ni los argumentos que de ella se conocen tienen la consistencia lógica, filosófica y epistemológica necesaria a una propuesta de país. Hay una idea mercadológica de México y es bastante clara, ésa es la que fluctúa entre los 8 y los 12 mil dólares del PIB per cápita que producimos según el sexenio y los avatares y circunstancias del entorno, pero está limitada al 50% de las personas que participan en la activación del PIB.

Hay una idea histórica de México, la que emana de la Independencia, por ejemplo, pero es criolla y canta las loas del rey de España. Iturbide crea una república europea en México, los años Santa Anna, son los que juegan a los conservadores y liberales que usted refiere. Los jacobinos y los monárquicos, ambos europeizantes. ¿Cómo contamos la cisión, la enajenación del territorio nacional, los acuerdos secretos y colaterales al McLane Ocampo? La Reforma azuza el anticlericalismo, el empoderamiento de una nueva clase política sustentada en el apoyo norteamericano, antieuropeo y antifrancés que los conservadores monárquicos habían instituido con la traída de Maximiliano. El pragmatismo que siguió a la Reforma produjo algunos frutos, leyes y sistemas que llegaron hasta la Revolución y más allá de ella. Entiendo que su juarismo viene de esta lectura.

sentido de la mexicanidad
Ilustración: Saner.

En materia educativa la reforma parece ser uno de los períodos de más luces y llegó hasta la Revolución. La institucionalización priista trajo al país paz y prosperidad hasta que la comodidad del poder encunó los abusos y la corrupción sin límites. La ineficacia panista había quedado demostrada con los años de la transición fallida y la vuelta del priismo peñanietista fue tan ferozmente corrupta como efectiva en la satisfacción de las reformas estructurales, y la apertura a un desarrollo aun más desigual que contribuyó para aumentar el encono.

Escuchamos con triste frecuencia la eventualidad de unos Estados Desunidos Mexicanos; los gobernadores se alían contra usted, véalos, sienta su peso, los industriales actúan por su cuenta y le hacen a usted su cuento y sus cuentas, los intelectuales están acogiéndose a quien les patrocine, la opinión pública está plagada de posverdad. Presidente, están pintando las calles para sus visitas, los relojes se están acordando a la hora que usted decide… Cuidado… le están mintiendo…

Morena lo construimos todos, lo eligió la molestia social. La desigualdad se hizo intolerable, la voracidad de algunas empresas ya no sorprendía sino insultaba con su paso de un quehacer a otro. Cero espíritus de empresa; el país y sus industriales en su mayoría se comportaban como banca del Estado, pasar de la minería a la infraestructura o de las telecomunicaciones a la energía se hizo (y se sigue haciendo) práctica común, ya no se sabía con quién se trataba, si con un medio de comunicación o si con un vendedor de plataformas petroleras. Todos se hicieron constructores de aeropuertos, distribuidores de energías alternativas, todos veletas, pocos empresarios, cero innovaciones, ¿para qué formar a las personas si los negocios cambian tanto? Eso entristeció al país y lo movió a elegir a un luchador social que pintaba para dar nueva inteligencia, luces y orden a las cosas.

Pero el resultado es triste. No vemos inteligencia sino abuso del lenguaje, del tiempo y de la razón. Conmigo o contra mi, no es ya una divisa del buen gobierno. Todos con usted irrenunciablemente si queremos seguir viviendo en una democracia y en país, pero a cambio le exigimos respeto al disenso, a la crítica, al intercambio lógico y al diálogo, respeto también a la diferencia de pensamiento y de acción.

protestas en mexico
Ilustración: Nexos.

¿Por qué no se propone presidente, en estos próximos cuatro años de gobierno, el construir un imaginario colectivo?, una meta común para todos, ¿por qué no se orienta a dividir menos y sumar más?, quizá así alcancemos a exponenciar nuestro potencial ontológico. Hay sensibilidad y hay materia, falta gestión y disposición. No se vaya con la práctica de la presidencia imperial, los funcionarios deben tener claro su mandato y luego operarlo, deles voz. No se deje alabar presidente, eso está creando ideología y la ideología es el cemento de la sociedad, es lo que la hace rígida.

Los mexicanos tenemos un potencial ontológico sí, somos humanidad en potencia, aquí se han dado mestizajes y luces, hemos sido centro del mundo, nuestro nombre se escribe con equis y por aquí se cruzan todos los caminos, aprovechemos para construirnos. Usted tiene carisma y todos quieren dialogar con usted, pero no lo haga desde la autarquía porque todos los seres somos limitados y somos miopes para observarnos, tampoco resuelva en lo oscurito, ni favorezca por cosechar electoralmente. Si hay un triunfo para la 4T, ése aún no se vislumbra, y si lo hay estaría mucho más vinculado a las posibilidades de dialogar que a los hechos de la división cotidiana cantada en las mañaneras.

Las elecciones del 21 son su parteaguas, su antes y después. Olvide sus granjas y zahúrdas de opinión, sus amigos a sueldo, sus querellas de personalidad. Presidente, no nos arrebate a México, no lo haga un país triste y sin proyecto, sin caso…

¡Salud!


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Derecho de Petición: Una iniciativa pendiente de legislar

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El derecho de petición es un derecho humano fundamental consistente en la capacidad de los ciudadanos de solicitar algo a la autoridad gubernamental. En México, a nivel federal, encuentra su fundamento en el Artículo 8° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y obliga a los funcionarios y empleados públicos a respetar el ejercicio de este derecho humano, siempre y cuando se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa.

Así que para hacer valer nuestros derechos humanos primero hay que conocerlos y luego hay que saber la manera cómo podemos exigir su cumplimiento. Nos sonará a burocracia, en su sentido peyorativo, pero si nuestra petición no es formulada por escrito y su ingreso no es debidamente registrado, es como si esta petición no existiera.

Una vez que formulamos la petición por escrito y la registramos debidamente, el funcionario o servidor público se verá obligado a dar una respuesta por escrito. Frecuentemente será en un lenguaje confuso para la mayoría de los ciudadanos y haciendo referencia a diversas normativas, acuerdos o antecedentes que un ciudadano promedio no conoce frecuentemente. ¿Cuál es el objetivo? Que usted desista, estimado ciudadano y lector.

Mural Constitución de 1917
“Mural de la Constitución de 1917”, obra de Jorge González Camarena, Museo Nacional de Historia.

Peor aún, el propio texto constitucional establece que la autoridad está obligada a dar respuesta “en breve término al peticionario”. ¡¿Qué quiere decir eso?! En la práctica quiere decir algo así como que “cuando sea posible”. Por tanto, la oportunidad de que usted reciba una respuesta depende en los hechos de la posibilidad de que, en la Constitución estatal, la normatividad secundaria, las leyes específicas sobre su tema o en el marco regulatorio de la institución a la cual está usted interpelando, haya un término de respuesta claramente establecido; o en su defecto, de su tenacidad incansable para insistir una y otra vez a la autoridad solicitando una respuesta. Claro, la corrupción es el camino corto para agilizar un trámite, pero además de ser inmoral e ilegal, puede ser que no le garantice una respuesta legalmente sólida.

Es claro que ahí hay una oportunidad de legislación constitucional útil y oportuna para nuestros diputados y senadores que, una vez sentados en su curul, se preguntan “¿Y ahora qué hago?”. Y es de elemental justicia reconocer que ya han existido iniciativas en el pasado para resolver esta ambigüedad, por mencionar una al azar señalaré la del Dr. Eruviel Ávila Villegas, Senador por el Estado de México y exgobernador de la misma entidad.

derecho de peticion
Imagen: Juicios.

EN PERSPECTIVA, podemos dar cuenta de que la oportunidad de precisar el derecho de petición, como derecho humano, está presente en la conciencia de algunos legisladores. Está claro que el efectivo ejercicio del derecho de petición sólo se perfecciona cuando existe una temporalidad límite para dar respuesta o se concede la afirmativa ficta, se entiende que se resuelve lo solicitado por el particular en sentido afirmativo, ante la ausencia de una respuesta formal y por escrito de la autoridad.

Finalmente, debo decir que éste es un vacío legal y ya se ha venido cubriendo, como explicaba, en la legislación secundaria y también en las Constituciones de diversos estados de México, tal es el caso del Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Baja California Sur, Sonora, y Nayarit.

Así que, estimado lector, la próxima vez que vea a su diputado o senador, si es que alguna vez lo ve fuera del periodo de campaña, recuérdele que hay algo útil y puntual que puede hacer por la patria. Digo, ahora aprovechando que quieren reelegirse, con suerte demuestran mayor compromiso, pero también hay que saber qué pedirles.

¿No lo cree usted así estimado lector?

Cuidemos la democracia, para que el pueblo pueda verla

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 La indiferencia del mexicano ante la muerte
se nutre de su indiferencia ante la vida.
Octavio Paz.

Así como la sociedad es dinámica en sí misma –porque sucede todos los días con la suma de la actividad de cada individuo, que tiene vida propia de manera ilimitada–, en el mismo sentido los movimientos sociales no son nada nuevo. Por eso, cuidemos la democracia para que el pueblo pueda verla.

Históricamente los grupos humanos se han quejado y demandado que se les dé la oportunidad de existir como sociedad, como organización. Han luchado para que se generen las condiciones necesarias para vivir con dignidad humana. Esto tiene sentido y fundamento porque al tiempo en que subsiste lo hace como un ente de producción y consumo sin lo cual la sociedad no caminaría.

El ser humano sale de las cavernas en la búsqueda de alimento; se organiza, aunque de forma rudimentaria para poder conseguir sus anhelos y necesidades primarias: comer, protección, seguridad. Sólo no puede lograr sus objetivos de subsistencia. Requiere de la comunidad para enfrentarse y conquistar la gran naturaleza.

democracia y comunidad
Imagen: Ticbeat.

Encuentra que en ese acaudalado y virgen entorno obtiene todos los elementos que le permiten producir, pero no cuenta con el poder para lograrlo; depende de los que mandan. Se somete al orden impuesto.

Este orden constituido va haciendo que las sociedades se domestiquen. Es mediante el sometimiento a las leyes como va alcanzando algunos resultados a través del respeto a las instituciones.

Al ser humano le ha costado una eternidad poder organizarse maduramente. Le es difícil tener conciencia y comprender que de esta forma es como puede obtener más beneficios.

Pero siempre ha habido luchas por la sobrevivencia.

Entre las más recientes, para no irnos tan lejos, a finales de los años 60, en los 70 y todavía en los 80, de la centuria pasada, –como hoy– Latinoamérica estaba convulsionada, imbuida en la reivindicación social contra los gobiernos oportunistas. Ahora, como nunca, contra los gobiernos corruptos.

La tónica de las protestas y los propios movimientos sociopolíticos se fundamentaban en demandas auténticas tales como: que se bajara el precio de la canasta básica familiar, también el costo de los combustibles y energía; había una postura en contra de la deuda externa, impuesta por Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de la Agencia Internacional de Desarrollo (AID) o del Banco Mundial (BM).

Se demandaba el respeto a la soberanía nacional; se estaba contra el sometimiento gubernamental; se luchaba porque hubiera reformas educativas, autonomía en las universidades. Que los productores sacaran sus productos del campo sin intermediarios, en fin… Podría decirse que se ratificaban las llamadas propuestas progresistas de izquierda desde el marxismo histórico y dialéctico.

cuidemos la democracia para que el pueblo pueda verla
Ilustración: Kathia Recio.

Sin embargo, hemos visto cómo se han ido derrumbado tales posturas. Cayó el Muro de Berlín, se dividió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; Cuba, cada día se ablanda, aunque sea lentamente; China modificó su esquema de producción y consumo. En Asia, el Medio Oriente y África, las cosas van de mal en peor.

El cono Sur de América izquierdizada no termina de convencer. Y, en México, el cambio de sistema surge y es empujado con buenos propósitos, pero el avance es muy lento y el tiempo se agota, pasa rápido.

Ayer muchos estaban angustiados porque el sistema no funcionada, se quería el cambio para ejercitar –de verdad– la democracia. Se les hacía tarde que llegara el cambio. Sin embargo, “el cambio parece que llegó” pero en realidad no fue así, al menos no aún. Entonces, para qué la democracia. Es como una balada charra en el consciente político social, que siguen las molestias y los desencantos.

Esto nos lleva a preguntar: ¿Cómo puede ser que no somos capaces de ver el entorno? ¿Cómo no podemos entender que el egoísmo, la avaricia, la insensibilidad, la falta de conciencia social, la mentira, la demagogia, la retórica política y la corrupción, son fórmulas que nos están empujando a la quiebra de la democracia? ¿O será esto parte de la democracia?

La democracia tiene sentido si se puede tocar. Si se logra ver, si todos podemos comer. Si proporciona tranquilidad, paz, felicidad; de lo contrario, ¿qué sentido tiene?

Cuidemos la democracia para que el pueblo pueda verla.


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Seguridad o libertad. La disyuntiva de la sociedad compleja contemporánea

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La libertad se manifiesta a los hombres en diferentes tiempos y bajo diversas formas, y no se sujeta exclusivamente a un estado social, ni se encuentra sólo en las democracias…La igualdad forma el carácter distintivo de la época en que ellos viven, y esto basta para explicar por qué la prefieren a todo lo demás.
Fuera de esta razón, hay otras que en todos los tiempos conducirán a los hombres a preferir la igualdad a la libertad.
 Alexis de Tocqueville, “La democracia en América”.

Un añejo debate que se ha desarrollado en diversos ámbitos, el filosófico, el jurídico, el sociológico e incluso el económico, es el de la disyuntiva entre la seguridad, como condición indispensable para garantizar la tradicional y primigenia función del Estado en su calidad de garante de la preservación de la vida y la propiedad de los individuos y la libertad como aspiración y condición para el ejercicio de los naturales e inalienables derechos de la sociedad.

Los argumentos se ubican, comúnmente, en posiciones mutuamente excluyentes, en los que se perfila la idea de que, para lograr mayores niveles de seguridad (obligación estatal), es necesaria la cesión de libertades (por parte de los ciudadanos).

Las circunstancias de la vida moderna, catalizada por un avance tecnológico geométrico, ha puesto a disposición de cualquier individuo recursos que le dotan de capacidades de interacción con su entorno nunca imaginadas, prácticamente sin restricciones de tiempo, lugar o ambiente, su capacidad de comunicación es universal y puede optar por el anonimato, lo que puede despertar en el Estado celos ante la emancipación.

libertad de expresion
Ilustración: Granada Hoy.

Pero, paralelamente las sociedades se ven expuestas a antiguas y nuevas amenazas y riesgos, reales o virtuales, conflictos intestinos, desplazamientos, amenazas bélicas, terrorismo, violencia criminal y otras asociadas al medio ambiente o a tensiones sociales, que recrudecen la discusión sobre la orientación que debe darse a la política y a la acción del Estado para su atención.

La tentación natural, particularmente en regímenes autoritarios o tendientes al autoritarismo, es la expansión de facultades de control, mediante la expedición de leyes que, exhibiendo la potencial amenaza o una crisis como justificación, otorguen mayores capacidades a la autoridad para la invasión de la privacidad individual, en aras de proveer mayor seguridad, lo que, está comprobado, la mayoría de las veces no se logra y si conduce, casi de manera infalible, a la conculcación de derechos y libertades.

No resulta extraño encontrar ejemplos remotos y recientes de manipulación social mediante el planteamiento de escenarios atemorizantes o de plano aterradores respecto de potenciales amenazas con intencionalidades diversas: para desviar la atención sobre temas relevantes, inducir posicionamientos políticos, implantar medidas impositivas, transformar los sistemas de justicia o simplemente justificar decisiones arbitrarias que buscan extender las facultades de los entes de poder, aun a costa de la libertad social.

libertad y seguridad
Ilustración: The Conversation.

La pregunta es si esta interpretación dicotómica, casi siempre excluyente, entre libertad y seguridad, puede encontrar un razonable equilibrio. La respuesta es afirmativa si se incorporan a la ecuación argumentaciones menos radicales que la suma cero y se reduce a su mínima expresión la tentación autoritaria por parte del Estado.

Un razonamiento fundamental se ubicaría en la concepción del moderno Leviatán, como el orientador, el facilitador y el generador de condiciones para el intercambio colectivo armónico, mediante una renovada visión de su naturaleza, sus finalidades y facultades, sí como garante del estricto cumplimiento del pacto social, del respeto de todos a las reglas del juego y los equilibrios internos. Para ello, no requiere conculcar libertades sociales ni excederse en facultades invasivas, sino la simple y sobria observancia de las normas producidas y aceptadas de común acuerdo por el conglomerado social.

Resumiendo, el equilibrio entre seguridad y libertad es posible y existen casos de éxito en diversas latitudes, pero para ello es indispensable transformar el paradigma no sólo del poder, sino de la sociedad, cada vez más comunicada y abierta que permita concebir a la seguridad como una condición fundamental, no para minar, sino para ampliar las libertades y los derechos de la sociedad, el tránsito hacia la felicidad como aspiración vital. No es utopía.

“Obsérvese, pero no se cumpla”

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México se debate entre el avance o el retroceso en su arreglo gubernativo de cara al siglo XXI. ¿Es un régimen autoritario y centralista la única fórmula gubernativa viable para México? Ésa es una pregunta que demanda una respuesta inmediata.

México consuma su independencia el 28 de septiembre de 1821. Lo logra después de la efectiva supresión de múltiples levantamientos, entre los que destaca el encabezado por José María Morelos y Pavón, un gran estratega militar, fusilado el 22 de diciembre de 1815.

A partir de ahí el movimiento independentista es efectivamente reprimido por el Ejército realista, subsistiendo sólo pequeños levantamientos regionales, mal armados, dispersos y hambrientos, carentes de un liderazgo nacional.

Escudo de Mexico

Dos circunstancias abren la posibilidad de la independencia: la imposición francesa de la Constitución de Cádiz a la España ocupada por el Ejército napoleónico, misma que concedía igualdad y derechos a todos los ciudadanos del Imperio español; y a la traición de Agustín de Iturbide a España, nombrado desde noviembre de 1820, Comandante General del Ejército Realista del Sur, el cual, con el respaldo de la oligarquía novohispana, decide aliarse con Vicente Guerrero para pacificar y legitimar el proceso de Independencia, convirtiendo a México en una Monarquía Imperial Centralista y Parlamentaria, que preservaría los intereses de la oligarquía local de la América septentrional. En otras palabras, independizarse para seguir igual.

Primer Imperio

Para 1824, el Primer Imperio Mexicano ya había fracasado debido a la fragilidad de las finanzas públicas del gobierno y a la desorganización del parlamento que, dotado de amplias facultades centralizadas, era incapaz de tomar decisiones. Ocasionando una parálisis general del primer gobierno imperial.

Iturbide.
Imagen: Pinterest.
Primera República Federal

El Congreso Constituyente promulgó en 1824 una nueva Constitución con un régimen republicano federal. El primer presidente de la República fue Guadalupe Victoria, quien fue incapaz de controlar el enfrentamiento de las diferentes facciones en pugna por el poder: los conflictos entre liberales y conservadores; republicanos contra monárquicos; federalistas contra centralistas. Todo lo anterior llevó al colapso a la primera República Federal, con la complicidad de Antonio López de Santa Anna, personaje central de la primera mitad del siglo XIX.

República Centralista

El presidente Valentín Gómez Farías dispuso en 1822 una serie de reformas liberales que provocaron la reacción de la facción conservadora, disolviendo a la República Federal y dando paso a la República Centralista. Se promulgaron siete Leyes en 1835, provocando un estallido separatista en todo el país. Cada uno de los estados fue reprimido, salvo Texas que se independiza con el patrocinio de los Estados Unidos de América en 1836; y Yucatán cuya reincorporación se alcanza hasta el año de 1848.                                                                                                                                   

La Reforma y el Segundo Imperio

El desacuerdo generalizado sobre la mejor manera de organizar el país no pasó desapercibido para las potencias extranjeras de la época, quienes vieron la oportunidad de imponer un gobierno títere a su imagen y semejanza: Francia, apoyando el Imperio; y Estados Unidos de América apoyando la República.

Con el tiempo, y gracias a las circunstancias geopolíticas, la República Federal se impuso en la ley. Rigiendo una República Federal a partir del presidente Benito Juárez García y posteriormente con el gobierno de Porfirio Díaz Mori, quienes habrían de sortear intervenciones extranjeras y guerras civiles hasta pacificar al país. La fórmula que habían aprendido los gobiernos de México fue aquella ya aplicada por los gobiernos virreinales y que se convertiría en la única forma probada para gobernar México: “Obsérvese, pero no se cumpla”.

mapa del imperio.
Imagen: MXCity.
La Revolución mexicana y el México posrevolucionario

La Revolución mexicana responde principalmente al hecho de la distribución desigual de los beneficios del desarrollo económico de la “Paz Porfiriana” y al enquistamiento de una oligarquía político-económica que acompañara aquel arreglo gubernativo. La falta de reelevo en la figura presidencial era el más evidente de sus razgos. Sin embargo, hemos de reconocer que Porfirio Díaz Mori pacificó al país, generó un crecimiento económico nunca antes visto, aplicando pragmáticamente la máxima de “Obsérvese, pero no se cumpla”. En los hechos gobernó una República Federal centralizada, mediante el control federal impositivo y el monopolio de las fuerzas armadas en un Ejército nacional al servicio del presidente de la República.

El México de la alternancia democrática

La salida del Partido Revolucionario Institucional de la Presidencia de la República y la alternancia generada, antes y después, en las otras ramas y órdenes de gobierno, generó una pluralidad política sólo comparable al desastroso siglo XIX. El marco jurídico ahí está presente, y se ha esperado que la autonomía de diversos órganos, así como el balance entre las ramas de gobierno, pueda ser suficiente para transitar a una etapa superior de desarrollo, propia de una potencia emergente como lo es el México del siglo XXI. No obstante, a la fecha, la moneda está en el aire.

En Perspectiva

Es tiempo de reflexionar si México habrá de avanzar o retroceder en su arreglo gubernativo en el siglo XXI. O ¿acaso estamos condenados a la fórmula de “Obsérvese, pero no se cumpla” con 500 años de antigüedad? ¿Usted qué piensa, estimado lector?