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Banxico pronostica recuperación económica “moderada” en el país

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Especialistas del Banco de México (Banxico) pronosticaron una recuperación económica “moderada” para el país y con tendencia a la baja, dada la incertidumbre por la COVID-19 y su vacunación. Advirtieron que a finales del 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) podría tener un crecimiento del 3 por ciento.

Durante la Junta de Gobierno de Banxico, los participantes aseguraron que la “moderada” reactivación se debe, entre otras cosas, a las restricciones de movilidad interpuestas por el semáforo rojo. Asimismo, apuntaron que la demanda externa de la República puede ser un impulso para salir adelante.

Y es que para la mayoría de los participantes todavía continúa un panorama incierto con riesgos de una economía a la baja. Esto sobre todo, debido al alza de contagios y decesos por el virus SARS-CoV-2 que se vio a partir de enero y la incertidumbre que ha dejado el proceso de vacunación en el país.

Uno de los miembros de Banxico, señaló que la recuperación será heterogénea. Explicó que hay un sector externo fuerte, pero que las áreas que menos aportarán a dar soluciones son las inversiones públicas y el consumo.

Otro de los puntos en contra que identificó la Junta de Gobierno fue el de la falta de inversión en el país. La mayoría de sus integrantes expresó que los niveles en materia se encuentran por debajo de los que había antes de la pandemia de COVID-19.

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Banxico. Fuente: Cuartoscuro

Recuperación económica desde la Banxico y AMLO

De acuerdo con los especialistas de Banxico, la recuperación económica en el territorio ha estado impulsada por el sector externo. Esta es una versión que contradice algunos de los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien ha manifestado que la crisis financiera ha sido resuelta con base en la generación de empleos y programas de bienestar a los “de abajo”.

Por otro lado, la Junta de Gobierno del organismo señaló que el consumo se ha recuperado gradualmente, aunque todavía muestra un rezago. Algunos de sus integrantes advirtieron que ello se debe en gran medida, a las condiciones desfavorables del mercado laboral.

Contrario a ello, el primer mandatario señaló en la conferencia matutina del 22 de febrero que a lo largo de la pandemia del virus SARS-CoV-2 no se presentó una crisis del consumo. Incluso, afirmó que toda la población, hasta la que está en condición de pobreza, no tuvo problemas para adquirir sus productos básicos.

Otra de las grandes diferencias en el panorama puesto por Banxico y el de AMLO se deposita en la recuperación de empleos. Resulta que para los especialistas del Banco de México la reactivación del mercado laboral ha perdido dinamismo. Uno de ellos comentó que a finales del 2020 había 19 millones de personas con necesidad de un trabajo de tiempo completo.

No obstante, la versión del presidente de la República es que en lo que va del 2021 ya se lograron recuperar 180 mil empleos —70 mil en febrero y 110 mil en enero—. A ello se le suma que a su decir, en el 2020 se incorporaron más de 600 mil centros laborales para los mexicanos.

Ahora bien, mientras López Obrador ha apuntado un pronta culminación de las crisis sanitaria y económica, la mayor parte de la Junta de Gobierno de Banxico opina que todavía el panorama es muy incierto. Incluso, uno de sus integrantes advirtió que tomará tiempo llegar a una cobertura de vacunación que permitan regresar a la normalidad.

Un presidente desinteresado de la realidad de un país en crisis
Presidente Andrés Manuel López Obrador.Fuente: Getty Images

Veces que AMLO desestimó la crisis económica

Con una caída del más del 8 por ciento en el PIB, los especialistas de Banxico calificaron la crisis económica del 2020 como una de las más graves de las últimas décadas. Pese a ello, en más de una ocasión el presidente de la República se ha pasado de optimista y ha desestimado sus consecuencias.

Por ejemplo, el pasado 10 de junio, el líder de la autollamada Cuarta Transformación afirmó que la población mexicana está contenta, pese a las contingencia sanitaria y económica. Desde Palacio Nacional, el funcionario expresó que la gente tiene la esperanza de que México saldrá adelante.

El 17 agosto del 2020, el primer mandatario desestimó las predicciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acerca del aumento de la pobreza en México. Durante su conferencia matutina de entonces, el jefe del Ejecutivo señaló que su fórmula para atender la pandemia y la caída financiera ha funcionado. Incluso, manifestó que la inversión extranjera no bajó y que el empleo comenzó a crecer.

Días después, López Obrador reconoció que México estaba experimentando la crisis más profunda a lo largo de un siglo. Aún así, prometió una salida rápida y descartó periodos difíciles prolongados.

Luego de recibir constantes cuestionamientos, AMLO se atrevió a decir que la llegada del virus SARS-CoV-2 no fue la causante de la crisis económica. En la mañanera del 9 de noviembre, destacó que la verdadera fuente de la problemática recae en los gobiernos neoliberales.

Algo similar pasó el 3 de diciembre del año pasado. Resulta que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que debido a la pandemia d COVID-19 más de 1 millón de micro, pequeñas y medianas empresas tuvieron que cerrar. Ante ello, el presidente no mostró preocupación porque aseguró que “tenía otros datos” con relación a la recuperación de empleos, la carestía de alimentos o la devaluación del peso.

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Presidente López Obrador.Fuente: Cuartoscuro.

Finalmente, así es como la población mexicana ha tenido que enfrentar una serie de contradicciones de datos. Entre una pelea de informes del Gobierno Federal y los de otras instituciones, existe gran incertidumbre sobre los verdaderos impactos de la pandemia de COVID-19, esos que cada persona ha encarnado de distinta manera.

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La inercia de la nostalgia

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My soul is lost, my friend
Tell me how do I begin again?
My city’s in ruins
My city’s in ruins

Now with these hands
With these hands
With these hands
I pray Lord…

Come on, rise up!

“My City Of Ruins” de Bruce Springsteen.

Prólogo

Mi última columna la hice el 15 de mayo de 2020. Dejé de escribir porque no tenía certeza de qué preguntas formular y qué argumentos proponer. Sólo me dediqué a observar el escenario para tratar de encontrar un momento de silencio y evitar, a toda costa, un arranque de (auto)validación sobre mi ser y hacer en el teatro. Si lo veo a la distancia, viví un bloqueo gestivo y emotivo.

Decidí no hacer las #NominacionesPezDeOro 2020 porque no era oportuno. Fue una decisión difícil y dolorosa. Sólo había visto ocho obras en un formato presencial hasta marzo del año pasado con el primer cierre de los teatros. Tengo en la cabeza la imagen de estar en el Centro Cultural Teatro 2 mientras veía “Hoy no me puedo levantar” con Belinda y Yahir, con un teatro lleno, y pensar que sería mi última experiencia de ese tipo en mucho tiempo. Así fue. Todavía recuerdo cómo ahí me empezaba a incomodar tener tan cerca a un hombre en la butaca de a lado, cuando la mínima distancia ya era una amenaza para el cuerpo.

También me parecía muy apresurado considerar a los espectáculos en línea en ternas de premiación porque había visto muy poco en el 2020 de este tipo de experiencias para considerar criterios de análisis. Por otro lado, me hubiera sentido esquizoide organizar una fiesta en un ambiente donde no había nada que celebrar.

Mi única conclusión que pudo calmar mi inquietud fue: hay momentos para celebrar y hay momentos para callar. Cuando sucedió el cierre de teatros, el tablero se cayó y las piezas volaron. Ahora, a casi diez meses después del inicio de esta pesadilla pandémica, las piezas siguen en el aire.

Shapkespeare, teatro coronavirus
Imagen: OPB.

I.

Decidí escribir este texto cuando acepté que esas piezas seguirán en el aire más tiempo de lo que todas y todos en el gremio queremos creer. Con esta columna quiero plantear cuestionamientos y prepararnos para el impacto de las piezas cuando caigan. Ya sea en el mismo tablero, en un tablero diferente o en el suelo.

Y, sin duda, no quiero comenzar los argumentos con una “competencia de la herida”: ¿a quién le ha ido peor?, ¿quién tiene las mayores pérdidas?, ¿quién ha hecho los mayores sacrificios? Todas y todos los que pertenecemos al gremio teatral hemos pagado una tristísima factura con la pandemia. Todas y todos, desde su propia circunstancia, han tenido que tomar decisiones lamentables en lo económico, laboral y personal. Enfrascarnos en descubrir a quién le ha ido peor nos aleja de una estrategia viable y sostenible en el tiempo.

Descarto por completo esta idea que he leído repetidas veces en redes sociales (compuestas en un 75% por personas dedicadas a disciplinas escénicas): el teatro dejará de existir. Hace poco veía un documental del Canal 22 sobre teatro (hecho hace diez años) y Luis De Tavira comentaba que en los setenta lidió con el anuncio apocalíptico de que el teatro moriría. A todas las generaciones de creadores teatrales, por lo menos del siglo XX, les ha tocado enfrentar estos mensajes catastróficos. Y el teatro sigue y seguirá vivo. Aquí los verdaderos cuestionamientos son: quién seguirá haciendo teatro y cómo ese teatro vivirá en el futuro.

II.

Es verdad que muchos problemas actuales se deben a la pandemia pero algunos de ellos han existido desde antes y esta eventualidad sólo aceleró su complejidad y amenaza para el gremio.

La prioridad, hoy por hoy, es encontrar una subsistencia saludable en términos económicos para cualquier compañía. Pero si pienso en el dinero como la única meta a lograr, estaría reduciendo los argumentos. Cuando la situación epidemiológica esté controlada, nos caerá otra realidad como bloque. Nos pondrá en otro lugar. Con este artículo, propongo cuatro ideas para pensar cuando eso pase, cuando la emergencia se haya contenido:

teatros con covid
Imagen: Agencia BA.

Ampliación de las audiencias (espectadores y consumidores)

Desde antes de la pandemia, el compromiso del sector teatral con la generación de nuevas audiencias estaba mermado. El teatro tiene sus audiencias, espectadores y consumidores pero no sé si sean suficientes para reactivar la actividad teatral. Aquí la pregunta más acuciante será: ¿queremos quedarnos con esas personas que ya están cautivadas por la oferta teatral o queremos apostar por otras audiencias? ¿Queremos que el teatro sea de un pequeñísimo nicho o apostar por los grupos grandes de espectadores?

Desde mi punto de vista, la reactivación de los teatros depende, en gran medida, de  encontrar nuevas personas dispuestas a pagar por un boleto. Y, en gran medida, el camino más fiable para lograrlo será emprender un análisis de audiencias (cautivas y no) en cuanto a sus estilos de vida, perfiles psicográficos y competencias comunicativas.

La investigación cuantitativa y cualitativa despejarán marañas mentales y patrones creativos anquilosados para lograr un ejercicio de comunicación más certero y, sobre todo, gratificante. Estoy convencido que los resultados del análisis nos darán más luz sobre ejes temáticos de montajes, por ejemplo.

Me angustia pensar que quienes pertenecemos al gremio nos hemos convencido de una realidad inexistente. Por miedo a abandonar a nuestras filias académicas o de costumbre (autores, obras y abordajes temáticos) no queremos cambiar.

En este sentido, he tomado la decisión que esta columna incluirá dentro de su agenda de temas la investigación de las audiencias en diferentes zonas de la Ciudad de México (ojalá tuviera los recursos para hacerlo en todos los estados del país). Ya pediré ayuda por este medio a ciertas personas del gremio para colaborar y encontrar resultados sobre el comportamiento de las audiencias teatrales.

Tal vez sea una necedad mía querer encontrar respuestas con estos métodos y técnicas de investigación. La creación de nuevas audiencias es una deuda pendiente que con la pandemia nos explotó en la cara.

teatro de sombras, covid
Imagen: maxresdefault.

Cuestionamiento a modelos educativos de enseñanza formal

La otra vez comentaba con un amigo qué pensarán y sentirán los estudiantes de recién ingreso sobre la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM en medio de la distopía pandémica. Y, con este ejemplo, estoy pensando en todas las personas jóvenes que desean dedicarse al teatro, sin importar el área de producción donde quieran estar, y deciden tener una educación formal en un ambiente con tanta incertidumbre.

Los modelos educativos, sin importar el área, están viviendo cambios vertiginosos y drásticos que han cuestionado principios inamovibles durante décadas. Ante los cambios vertiginosos de la realidad, ¿queremos enseñar lo mismo?, ¿las búsquedas metodológicas serán las de siempre?, ¿será necesario reconsiderar los métodos de aprendizaje?

Esta reactivación teatral que sucederá después de la pandemia dependerá de la capacidad de colaboración y comunicación entre los miembros de un equipo de trabajo. Mi pregunta incisiva es (porque me la hago todos los días cuando facilito un grupo de estudio): ¿qué estamos haciendo para lograr una adaptación de las y los estudiantes a esas circunstancias?

A modo de ejemplo, es tan importante leer todas las obras de Shakespeare como saber dar una retroalimentación a un equipo de trabajo. Es momento de cuestionar los modelos educativos para repensar la educación formal del teatro y abandonar esquemas que desde Seki Sano se usan. ¿Las escuelas del 2021 están emparejadas con la realidad del 2021? ¿Quién va adelante y quién atrás?

teatro covid
Imagen: Somos el Medio.

Exploración del lenguaje teatral

En el primer punto propuse que la ampliación de audiencias será esencial para la reactivación del teatro después de la pandemia. Sin embargo, someter únicamente la cartelera teatral a la demanda es peligroso. Todos los trabajos de investigación y laboratorio escénicos, bajo esta premisa, no tendrían sentido.

Por eso es importante pensar en la enorme y urgente necesidad de espacios de exploración de lenguaje teatral desligados de las ganancias económicas de la taquilla. Este trabajo tendría la responsabilidad de apuntar a la evolución de un lenguaje más cercano a las audiencias a partir de los siguientes elementos:

-Proxemia del espacio.

-Participación de la audiencia durante el montaje.

-Duración del espectáculo.

-Relación de la tecnología con el cuerpo del intérprete.

-Sintaxis narrativa y escénica.

-Construcción de espacios inmersivos.

-Diversidad de representación de narrativas.

-Desarrollo de temas y estructuras dramáticas alternativas a los que dominan la oferta teatral.

Éstas son las líneas de investigación del Laboratorio Experimental de Actrices y Actores (LEAA), grupo del cual soy coordinador metodológico, a las que se deben atender, por lo menos, en los próximos años. Cada grupo de investigación será capaz de encontrar sus propias búsquedas y sumará a la causa final: lograr una evolución del lenguaje teatral.

Después de la pandemia las ganancias económicas para cualquier compañía y productora serán una prioridad. El mundo y los gobiernos están en una crisis económica. ¿Quién va a sustentar en términos financieros esta investigación? Quienes hemos llevado un trabajo de laboratorio sabemos que estos proyectos requieren años de búsqueda. Entonces, reformulo, ¿quién va a sustentar, en términos financieros y a largo plazo, esta investigación? ¿La iniciativa privada? ¿La subvención? ¿Los bolsillos de quienes queremos hacerlo?

futuro del teatro
Imagen: CNN.

Reconstrucción de los puentes del gremio

Tal vez una de las consecuencias más dolorosas de la pandemia es la destrucción de puentes entre diversos grupos teatrales. Cuando decimos “teatro” no nos podemos referir a una forma única y estandarizada de hacerlo; cuando usamos esta palabra hacemos alusión a múltiples presupuestos, equipos de trabajo y modos de producción.

En los últimos tres años, a pesar de las dificultades del gremio teatral para mantener las producciones a flote y convocar a las audiencias, se había empezado a construir conexiones entre grupos disímiles. Estábamos generando, poco a poco, un lenguaje común y metas que beneficiaban a todos.

Las secuelas pandémicas traerán un retraso considerable para lograr un diálogo entre todas las realidades del teatro no sólo de la Ciudad de México, sino nacional. A modo de ejemplo, del 2017 al 2020 vi esfuerzos de compañías de diferentes estados del país para encontrar semejanzas con las compañías de la CDMX y viceversa con un afán de descentralizar la oferta teatral. Ahora esos vínculos están rotos porque las realidades son muy diferentes. Costará mucho trabajo propiciar espacios de diálogo y colaboración.

Necesitamos restablecer las conexiones, en lo pequeño y en la medida de lo posible, para que esto no se convierta en un eterno “sálvese quien pueda”.

teatro a distancia, desde casa
Imagen: The NewYork Times.

III.

Hay un punto pendiente en mi cabeza que todavía no sé resolver: las premiaciones teatrales. Y lo digo, en primera instancia, por las #NominacionesPezDeOro. Hacer un ejercicio de reconocimiento a los mejores trabajos teatrales de determinado tiempo y espacio necesita adquirir otro matiz estratégico ante la destrucción, para aportar de alguna manera a las cuatro ideas que acabo de exponer. Pero todavía no sé cómo.

Lamento de todo corazón la pesadilla que estamos viviendo en el gremio teatral. Estamos en un modo de supervivencia y así será en una gran parte del 2021. Pero si empezamos a apuntalar el futuro, para cuando la epidemia esté lo más controlada que se pueda, seremos más conscientes y estratégicos en nuestros movimientos de reactivación.

Amo el teatro. Tanto filosófica como poéticamente. Pero sé que para reanimarlo, como en una pareja, no basta sólo el amor. Me da miedo paralizarme por la añoranza. Me da pavor hundirme en esfuerzos por replicar un recuerdo. En esfuerzos para seguir la inercia de la nostalgia. Me entristece buscar algo que sé, en lo más profundo de mi corazón, que ya no está.


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Acción civil en la pandemia

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Con mayor frecuencia conforme pasan las semanas y esta pandemia sigue adelante, mientras tratamos de adaptarnos a una nueva realidad, que no es otra cosa que la convivencia diaria con el virus hasta que llegue un tratamiento efectivo y una vacuna, me preguntan qué podemos hacer en estos tiempos de incertidumbre generalizada.

Aquí van algunas sugerencias:

Es momento de asumir un papel mucho más activo como ciudadanos, vecinos y colegas de trabajo, es decir, ante la confusión de cifras, pruebas y formas en las que se ha enfrentado esta inédita crisis sanitaria, que ya lleva a una crisis económica, no podemos bajar la guardia y debemos hacer obligatorias en nuestro entorno todas las medidas de higiene que ya conocemos; no más debate sobre el uso de cubrebocas, la sana distancia o el lavado de manos y la desinfección constante en casa. Si lo hacemos juntos, podremos salir (también nosotros) más rápido de esta grave contingencia.

Evitar la desinformación, venga de donde venga. Frente a la desconfianza que priva en cualquier fuente sobre lo que ocurre para resolver esta pandemia, tenemos el deber civil de verificar cada dato que nos llega o que pensamos enviar de manera directa o por redes sociales. El consenso científico se expresa todos los días en los medios de comunicación serios y cada quien tiene su preferencia, aunque recomiendo que se consulten más de dos al día. Sitios de internet validados y canales de información seguros son otra opción para que cada miembro de nuestro círculo cercano pueda acceder a lo que realmente ocurre. Si hay duda de la información, no comparta, así de sencillo.

accion civil pandemia
Imagen: Dinero.

Será una vacuna, no un pasaporte para hacer fiestas, salir de viaje transatlántico o pensar en unas vacaciones como la terrible imagen de la celebración en Wuhan, China, con alberca y concierto incluido. Necesitamos seguir en casa el mayor tiempo posible, los que puedan, y evitar aglomeraciones para quienes deben salir todos los días a las calles y a espacios cerrados, en particular el transporte público. Lograr que alguno de los proyectos de vacuna sea eficiente tardará varias semanas; producirla y ponerla a disposición masiva, varios meses; y aplicarla a la mayoría de las y los mexicanos es un escenario para el primer semestre del próximo año, así que nadie cante victoria aún.

La salud es nuestro valor más preciado y eso contempla la física y la mental. Si no hemos cambiado hábitos de alimentación, ejercicio constante, horas de sueño, entre muchos otros, llegó la hora. No es opcional, ni un asunto de moda, se trata de preparar nuestra mente y nuestro cuerpo para meses, quizá años, de convivencia con un nuevo virus, del que seguimos aprendiendo y cuyas consecuencias en el proceso pueden ser fatales.

Y hablando de salud, podemos agregar a la financiera como uno de los factores que nos permitirá seguir adelante. Pocas o ninguna deuda, ahorro constante, restricciones de gastos superfluos, son más que buenas costumbres económicas, son normas que debemos mantener en casa y en familia. Planear muy bien el destino del dinero y cuidar, ahora sí, cada peso, serán fundamentales para sobrellevar el peso de esta crisis de liquidez, de consumo y de inversión.

Ayudar a alguien más no sólo es una manera de apoyar el punto anterior, sino una forma de ayudarnos a nosotros mismos teniendo empatía, una cualidad que está comprobado que apoya a quien recibe y a quien presta auxilio. Si estamos en contra de la manera individualista en que nos hemos comportado como sociedad, fijarnos el objetivo de ayudar realmente en cada círculo en el que nos movemos, hallaremos un propósito y una tarea solidaria que es una inversión segura para una mejor sociedad.

vacuna coronavirus
Imagen: Medium.

Lograr el equilibrio entre los aspectos que nos cuidan ahora y los que nos permitirán superar esta emergencia en los próximos meses es una acción civil en la que debemos participar todos, no importa la edad o las tareas que desarrollamos en familia, en comunidad o en el trabajo.

Es la corresponsabilidad, hacer lo que nos toca, la cualidad que más resultados nos pueden traer si cambiamos nuestro papel ciudadano y empezamos a tomar decisiones que nos permitan salir bien y fortalecidos de esta difícil situación sanitaria y económica.

Nada, reitero, regresará a ser como antes y tardará mucho en parecerse a lo que vivíamos antes de marzo de 2020. Es un parteaguas, donde muchas familias habrán sufrido la irreparable pérdida de un ser querido y por ello jamás podrán reponerse a cabalidad de esta pandemia. A quienes nos hemos mantenido sanos y tenemos el privilegio de seguir con todos los nuestros, bien y unidos, nos corresponde impulsar un cambio civil, con nuevos hábitos costumbres y medidas de higiene física y mental que hagan de este complejo periodo una oportunidad para crecer.

Y una última recomendación: no olvidemos, puede que pasado un tiempo podríamos poner en un rincón de nuestra memoria estos meses y los que vienen, eso sería un error. Entre más recordemos lo que nos ha pasado, mejor preparados estaremos para la siguiente crisis, que seguramente vendrá porque estamos en un planeta inestable y lleno de riesgos, y tendremos las soluciones, la confianza, la voluntad y el compromiso, que tristemente nos han faltado mucho en esta ocasión.


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¿Qué va a pasar?

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La interrogante refleja bien el estado de incertidumbre desde el que pregunta y acosa al destinatario, que se sabe desarmado. La pregunta no se lanza esperando una respuesta, es simplemente, una expresión del desasosiego existencial de quien eleva la duda a la categoría de postulado. Pero escucho la pregunta todos los días, en todas partes, por todas las causas —o sin ellas—, yo mismo la hago y me la hago repetidamente, cambiando la respuesta de acuerdo a las muchas variables que el ánimo refleja en estos días. Días de zozobra, días de luto, días de dudas.

El nuevo “jomofis” permite dirigir la energía a mejores causas, enfocándonos en parte de lo que podemos controlar. Podemos engañar al estado de ánimo con la normalidad de un trabajo redentor, que nos recuerde lo útiles que solíamos ser. De paso por la oficina, desierta y polvosa, la realidad se reinstala en el territorio del futuro incierto.

En mi caso, la cosa se puso convergente. En el mismo minuto que empezó la pandemia debía celebrar mi cumpleaños 60. Se suponía que, para ese feliz momento, luego de una vida de trabajo continuo, podría empezar a disfrutar de las mieles de la reducción voluntaria de la actividad, para dedicarme a las mejores causas de la lectura sosegada, el estudio de lo elegido por convicción y la escritura de textos legales. En cambio, lo único que observo es que me convertí en parte de la “población vulnerable”, que requiere de cuidados adicionales para no morir.

poblacion vulnerable
Ilustración: Paweł Jońca.

En la vorágine de lo inescrutable, hemos continuado nuestra firma tratando de surfear las olas mas grandes asumiendo que, en algún momento, las aguas tomarán su nivel. Pero no es así, la transformación de las formas tradicionales de trabajo parecen haber mutado desde su raíz, para desnudar los verdaderos valores trasladados en cada comunicación al cliente. La parafernalia de las grandes oficinas, con kilométricas mesas de juntas y las sucursales en otras ciudades y países se ve colapsada por la nueva realidad, que irrumpe con todas sus consecuencias sin preguntar siquiera. Hoy, lo más importante es tener una buena conexión de Internet y que el perro no ladre durante el “Zoom”.

A los abogados que “optaban” por seguir litigando a la antigüita, mirando de manera indiferente las opciones del juicio en línea, hoy les llueve desde “la nube” y nos obliga a actualizarnos en la virtualización de una forma de operar que transformará nuestra práctica irremediablemente. Esta transformación, por cierto, la miro tomar por asalto todos los giros y actividades.

Hace unos días, entre los montones de videos y materiales que circulan en redes, llegó a mis manos un interesante artículo escrito por Prakash Iyer, que reseña la historia del puente sobre el río Choluteca en Honduras, en el cual narra cómo, después de años de dificultades y sueños rotos, en el año 1996 logró construirse con casi 500 metros de longitud, para disfrute y orgullo del país entero. La construcción fue desarrollada por una firma japonesa con las más altas especificaciones técnicas para poder resistir las difíciles condiciones climáticas de la zona.

Prakash Iyer
Prakash Iyer, autor de best-sellers, ponente motivacional y coach en liderazgo (Fotografía: Bureau).

En octubre de 1998, el puente tuvo que enfrentar su mayor desafío ante la llegada del huracán Mitch, sin duda el de mayor poder destructivo en la historia de América Central. Al paso de los días, se pudo constatar la devastación total que el fenómeno había causado, arrasando con todos los puentes del país, menos uno: “el Choluteca”, que se erguía incólume.

 El problema, sin embargo, era que los caminos que llevaban al puente estaban completamente destruidos, por lo que ya no conectaba nada, y peor aún, como consecuencia del meteoro, el río cambio su curso y ahora ¡pasaba al lado del puente!

La anécdota reseñada por Iyer es terriblemente ilustrativa de lo que nos esta pasando ahora. Nuestras carreras, nuestros negocios y nuestras vidas están sufriendo transformaciones radicales que nos demandan adaptación total al cambio, o sentarnos a ver la destrucción desde una incómoda butaca en la intemperie. Nuestros puentes siguen ahí, pero ya no sirven para nada, o casi nada.

conectividad
Ilustración: Gary Bates.

Debo decir que, por varias semanas estuve muy enojado con los chinos, por haber creado o permitido el virus y por su mala administración de la crisis, y claro, por no haber prevenido oportunamente al mundo sobre la entonces epidemia. Luego me enojé con el Gobierno Federal por su pésima gestión de la pandemia, que nos ha colocado entre los países con mayor número de casos y defunciones. También me molesté con el propio coronavirus, que en su insensata naturaleza viral nos ha puesto de cabeza como país y como grupo. Los conspiracionistas, con todas sus teorías esotéricas explicativas del virus, han ocupado también buena parte de mis deseos criminales más oscuros.

Así que hoy, cuando me preguntan ¿qué va a pasar?, contesto con toda certeza que no tengo la más remota idea. Que creo, eso sí, que a partir de hoy cada comida con los amigos, cada abrazo con los cercanos, cada carambola acertada, cada partido de futbol atestiguado, me deparará un acto de disfrute y plenitud.

Por ahora, sólo hasta ese punto llega mi respuesta.


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