Joe Biden

¿Regresó la calma a Estados Unidos con Biden?

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Enero del 2021 no fue un mes más en la historia de Estados Unidos, la irrupción al Capitolio la primera semana, las constantes amenazas de más protestas advertidas por el FBI, el juicio político a Trump y la inauguración de un nuevo gobierno. 

Todo daba indicios de ser un año convulso, teniendo en cuenta que Trump no aceptaba el resultado de los comicios de noviembre pasado.

Si bien es cierto que, hasta el momento, no se ha presentado ningún evento violento de las magnitudes de lo que ocurrió en el Capitolio, el día de la inauguración de Joe Biden sí hubo un par de protestas, pero no en la capital estadounidense.

El día de toma de posesión de Joe Biden hubo una serie de protestas en el estado de Washington en las ciudades de Portland y Seattle por parte de grupos de izquierda en contra de la discriminación racial.

Los manifestantes en Portland llevaban consigo pancartas anti-Biden y anti-policías, el disturbio terminó en vandalismo contra la sede del Partido Demócrata, el cual terminó con varias ventanas rotas. 

Los ´Antifa´ (antifascistas) como se les conoce, también generaron daños al edificio del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). 

Las fuerzas policiales locales usaron gas lacrimógeno para poder dispersar la manifestación y los cerca de 200 protestantes se dieron a la fuga, pero 15 de ellos fueron arrestados horas después

La policía local publicó las fotografías de los detenidos y las armas que portaban, de las cuales se destacan bombas caseras, cuchillos, porras, entre otras

Biden en silencio

El presidente Biden no habló de este tema durante sus primeros cinco días como presidente, fue hasta el lunes de esta semana que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki condenó los actos violentos.

¨Las protestas pacíficas son una piedra angular de nuestra democracia, pero romper ventanas no es protestar ni saquear, y acciones como estas son totalmente inaceptables”, explicó la secretaria.

Psaki dijo que el presidente Biden también condenaba los actos de violencia y cualquier violencia de ¨forma enérgica¨.

La paz y la calma parecen volver a Estados Unidos a una semana del inicio de gobierno de Joe Biden, pero todavía queda mucho camino que recorrer y la unidad del país sigue en juego

¿Dónde está Trump?

¿Regresó la calma a Estados Unidos con Biden?
Fotografía: Getty Images

Desde que abandonó la Casa Blanca y se dirigió a su club privado en Florida sin estar presente en la toma de posesión de Biden, Trump ha estado sin salir a dar una declaración pública

Muchos podrán argumentar que se debe al cierre de su cuenta en Twitter, la principal red social que usaba el expresidente para mandar mensajes a su población.

Pero Trump volvió a estar en el radar de la política estadounidense tras su reunión con el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy

La reunión tuvo lugar en el club privado de Trump en Mar-a-Lago, el tema principal a tratar fue las elecciones intermedias de 2022 en la que los republicanos buscarán quitarle la mayoría a los demócratas

McCarthy, quien fue uno de los que apoyó a Trump en sus reclamos de un supuesto fraude electoral, se distanció del expresidente luego de haber incitado la irrupción en el Capitolio, pero al volverse a ver, afirmó ¨La popularidad del presidente Trump nunca ha sido más fuerte que ahora¨.

Luego de la reunión, McCarthy emitió un comunicado que publicó en su cuenta de Twitter, donde remarca los logos alcanzados en la administración de Trump y afirma que él ayudará a escoger los candidatos republicanos para las elecciones de 2022

¨Hoy, el presidente Trump se comprometió a ayudar a elegir a los republicanos en la Cámara y el Senado en 2022. Una mayoría republicana escuchará a nuestros compatriotas estadounidenses y resolverá los desafíos que enfrenta nuestra nación¨, dice en el comunicado

Es importante recordar que Trump tendrá que pasar por un segundo juicio político y de proceder, no podrá formar parte de ningún proceso político de por vida

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Joe Biden y Estados Unidos

El 20 de enero Joe Biden tomó juramento como el 46° Presidente de Estados Unidos en un ambiente cordial, pacífico y sin mayores sobresaltos. Ésa es una buena historia.

Frente a la toma del Capitolio por grupos vandálicos, el cambio de poder se realizó de forma tersa, natural, sencilla, sin la presencia de los seguidores de Trump.

Es un signo muy positivo que no haya habido conflictos. Mucha gente esperaba sobresaltos o violencia, pero afortunadamente no aparecieron ese día.

Quizá las fuerzas de seguridad mantuvieron el orden de una forma callada, como lo hacen normalmente. Quizá los seguidores de Trump ya habían mostrado su fuerza con la toma del Capitolio.

Por supuesto, Donald Trump realizó hasta el último día sus berrinches y desplantes tradicionales. No recibió al nuevo Presidente ni a la nueva Primera Dama de la Casa Blanca. Tampoco asistió a la toma de posesión del nuevo gobierno. Y lo peor de todo, amenazó: “Volveremos”.

El asunto es que finalmente parece haber regresado la decencia al gobierno de Estados Unidos. El discurso de Joe Biden fue breve. Suave. Sencillo. Conciliador. Expresado de una forma muy tranquila, tal como parece ser él como persona.

biden y estados unidos
Imagen: Financial Times.

En una parte de su discurso afirmó: “Vamos a liderar no meramente con el ejemplo de nuestro poder, sino con el poder de nuestro ejemplo”.

Joe Biden tiene una larguísima carrera política en Estados Unidos y con él parece regresar el respeto, la integridad y la respetabilidad que habían perdido con Donald Trump.

De entrada, al tomar posesión, firmó 17 órdenes para actuar sobre la migración, la crisis climática, la igualdad, la economía y, por supuesto, frenar la pandemia. La llegada de Biden a la Presidencia alegró mucho al mundo entero.

Como nunca, Estados Unidos durante los últimos cuatro años, se peleó y se enemistó con la mayoría de las naciones que se consideraban “amigas de los EE.UU.”.

Dos jueces de la Suprema Corte le tomaron la protesta a Biden. Se trata de Sonia Sotomayor (de ascendencia hispana) y John Roberts.

Lady Gaga cantó el himno nacional norteamericano. Jennifer López recitó el Juramento a la Bandera (con una parte en español). Y hubo muchas otras intervenciones, algunas de ellas muy destacables.

El miércoles pasado puede decirse que hubo un suspiro de alivio en Norteamérica. Y no sólo con ellos, sino en muchos otros países del mundo. Pero: ¿hasta dónde llega la unidad actual entre los norteamericanos?… NPI.

México aplaudió las propuestas sobre cancelar el muro, la migración y la revaloración de los programas para los “Dreamers”, que Trump había parado. AMLO afirmó en una de sus conferencias mañaneras que no se enfrentará con Joe Biden, ya que no hay amenazas y, por el contrario, hay coincidencias.

Dijo: “No tenemos nosotros nada que objetar, al contrario, coincidimos de que eso es lo que debe hacerse, desde luego desde la independencia que tiene el Gobierno de Estados Unidos como país y como gobierno soberano… Y no hay ninguna amenaza en contra de México para dejarlo en claro, o sea que los que están apostando a que nos vamos a enfrentar al Gobierno de Estados Unidos, se van a quedar con las ganas, para hablar en plata, ¿no? Porque siempre le apuestan a que va a haber enfrentamientos y pleitos” (Reforma, 21/I/2021).

migracion
Imagen: Político.

El mundo sigue cambiando. Ojalá y que en esta nueva etapa se consolide el cambio en México. Seguimos con muchos pendientes para erradicar la corrupción como se prometió.

Ojalá y coincidan las agendas de los dos gobiernos porque lo que estamos viviendo en México, no podrá ser resuelto solamente por nosotros.

Las mañaneras irritan

Según la periodista y escritora Elena Poniatowska (seguidora ferviente de AMLO), las conferencias matutinas de AMLO “han provocado hartazgo, irritación y confrontación”. En una entrevista para el portal Índice Político, “Elenita” llamó a poner fin a las “mañaneras”.

Al responder sobre lo que le diría o le aconsejaría a AMLO, explicó: “Señor Presidente: ya párele a las mañaneras porque han provocado un hartazgo y nos tienen a todos al borde de la irritación y confrontación nacional. Las mañaneras son innecesarias y hasta contraproducentes. Un auténtico abuso del poder presidencial obligar a periodistas que vayan todas las madrugadas hacer preguntas a modo”.

“No puede haber una noticia nueva día tras día (porque) siempre repite lo mismo”, dijo. Y hay muchos elementos para coincidir con Elenita.

Las mañaneras se han transformado en una comedia de equivocaciones, desde las instalaciones del emblemático Palacio Nacional. Además es imposible hablarle a AMLO, porque no escucha a nadie… Ahora es peor que antes.

¿Qué debería hacerse? Darle un mayor sentido a la información. Que se puedan analizar los avances y los retrocesos. Eso no puede hacerse todos los días. Siempre han existido en México las confrontaciones, pero con AMLO éstas se han exacerbado, al grado de fomentar una polarización entre la gente.

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Imagen: Angel Boligán.

Nadie aprende en cabeza ajena, pero si se analiza la salida de Trump y la llegada de Biden con su discurso de Unidad, podría reorientar mejor el sentido de su 4T… Si es que llega a funcionar.

¿O nos quedaremos satisfechos con el perdón de la FGR al General Cienfuegos? Cosas como esa siguen sin tener claridad para la población.

Ayotzinapa y su verdad

Las nuevas versiones de la FGR sobre Ayotzinapa, según la información de un “testigo protegido”, dejan muy mal a los militares y al gobierno. Para el periódico Reforma fue un exitazo. Publicó un expediente de la Fiscalía que es real y no es apócrifo.

Hoy sabemos que fueron los militares, los policías y los narcotraficantes quienes detuvieron a los estudiantes (y a mucha gente más) para asesinarlos. ¿Cuántas verdades más nos faltarán de conocer?… ¡Todas!

Vivimos en un enjambre de noticias ¡Nunca resueltas!

La Cueva del Delfín

Todos los presidentes gabachos han construido el Muro. Clinton, 100 km; Bush Jr., 781 km; Obama, 222 km; Trump, 386 km. ¿Y lo van a detener?… NPI.

¡Vientos huracanados!, si no me mandan a tirar el Muro nos veremos por acá la próxima semana.


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Lo que vi en Washington (Parte II)

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Washington, la capital de los Estados Unidos de América, ha dejado atrás sus peores días, o todo mundo lo esperamos. El intento de golpe de Estado, la toma del Congreso, o lo que haya sido, quedará en la historia reciente de Estados Unidos como el momento más comprometido de su democracia, de la institucionalidad, y de su historia política de muchos, muchos años.

¿Qué vi en Washington? Una ciudad tomada por más de 30,000 personas de las muy variadas instituciones de seguridad de Estados Unidos, era obvia la presencia de la Guardia Nacional, de las policías locales, del Servicio Secreto, de la CIA, del FBI, muchos, muchísimos uniformados, pero también muchos que no lo estaban. Calles bloqueadas con camiones de la Guardia Nacional, patrullas de las policías, otras camionetas “casi siempre de color negro y con vidrios polarizados” que no tenían logotipo en sus puertas, y hasta camiones de carga usados típicamente en construcción. Cientos, sino es que miles de metros lineales de rejas de diversos altos, de dos y hasta tres metros, y en algunos lugares estratégicos, bardas de concreto de las que se usan para dividir los carriles en un sentido y el otro en buenas carreteras.

Las limitaciones para transitar eran muy superiores si lo hacías en auto, motocicleta y hasta bicicleta, que si lo hacías a pie. El día 19 de enero, que fui a checar el terreno y ver qué posibilidades tenía de ser acreditado como periodista, gracias a una carta que tenía de El Semanario/Voces de México, pude caminar cerca de 20 kilómetros alrededor del “Mall” y ver y entender lo que estaba sucediendo.

Se cerraron muchísimas calles a las que no había ningún acceso, como puentes que comunican la ciudad con Virginia, en otras había controles muy estrictos, y en otros un poco más laxos. Había decenas de carpas donde operaban centros de control y/o abastecimiento en las mismas calles o bien en hoteles, o en lugares públicos como la arena del centro de Washington.

En la tarde del 20, ya terminado el evento de toma de posesión del presidente y la vicepresidenta, le comenté a un agente que llevaba una placa en un Starbucks, que deberían ya sentirse tranquilos de que no había sucedido nada y simplemente me dijo “yes, so far” (Si, hasta ahora). Y es que la seguridad se quedó con el operativo completo hasta el día 22 a primera hora, e iría reduciéndose poco a poco hasta llegar a la situación que se considere conveniente.

El férreo operativo de seguridad implicó el cierre, ya de por sí restringido por las medidas para prevenir los contagios por COVID, de museos, restaurantes, parques, plazas públicas, centros culturales, etc. etc.

Un ejemplo de las medidas restrictivas implicó que se prohibió volar a los tres aeropuertos que sirven a la ciudad con armas de cualquier tipo y la posibilidad de que las autoridades aeroportuarias o quien correspondiera te pudiera pedir tus papeles y revisar tus maletas. Yo volé de México a Atlanta y de ahí al aeropuerto Dulles (IAD) y todos y cada uno de los pasajeros, incluyendo la tripulación, tuvimos que presentar un documento oficial para identificarnos y se hizo una revisión aleatoria de maletas que irían arriba en el avión.

En mi colaboración anterior señalé que existe la posibilidad de que el EXpresidente Trump, busque lanzarse en el 2024 como candidato independiente, como en su momento lo hizo el empresario texano Ross Perot, o bien, crear su propio partido político, o hasta quererse apropiar del partido republicano… De Trump se puede esperar todo.

Trump deja, sin lugar a duda, un país profundamente dividido, y para su desgracia y beneplácito de muchos de los que no lo quisimos nunca, el tema del 6 de enero en el Capitolio y su mal actuar, antes, durante y después del mismo, hizo que algunos de sus seguidores o simpatizantes dejarán de serlo, o al menos, dejarlo de ser a ciegas. Esto incluye a personajes de la política norteamericana de alto rango entre los senadores, congresistas, y gobernadores, al igual que a ciertos medios de comunicación y donantes del partido republicano y del propio Trump. Algunos de ellos, inclusive, lo han manifestado abiertamente. La base trumpista está y seguirá por mucho tiempo, me temo, pero obviamente se encuentra dañada y podría desgastarse rápidamente.

El juicio político al presidente Trump iniciará el 18 de febrero y todavía es una moneda al aire lo que sucederá, en adición al impeachment, Trump estará sujeto a otros dos o tres procesos que lo podrían alejar de la política para siempre… sería maravilloso que esto sucediera. En casi todos los casos se requiere de dos terceras partes de los votos de los senadores y, como se sabe, hoy, después de las costosísimas (se sabe que entre los cuatro candidatos se gastaron más de 800 millones de dólares) elecciones del 5 de enero de este año en el estado de Georgia, donde ganaron las dos sillas candidatos del partido demócrata, el Senado tiene 50 senadores de cada partido, aunque la mayoría demócrata, por uno de los tantos asegunes de las normas o leyes de la democracia americana.

De las muchas acciones que implementó Trump, desde medidas para combatir el cambio climático, los derechos de la comunidad LGBTTTIQA, la presencia de Estados Unidos en organismos de la ONU, migración, y otras tantas, afortunadamente podrán corregirse con la misma velocidad con la que él las implementó, al tratarse de órdenes ejecutivas. De hecho, el presidente Biden ya ha desechado una veintena de las decenas de “órdenes” que Trump impuso en su gobierno. Desde parar la obra del muro con México e iniciar una investigación profunda sobre cómo se dieron los contratos a esas constructoras. Estoy 100% convencido de que habrá muchos fraudes, malos manejos, corrupción, desvíos de recursos y otros “asuntos” en esos contratos, hasta el derecho de las personas transgénero de ser parte de las fuerzas armadas.

Pero Biden es un viejo lobo de mar de la política americana y no gobernará por medio de órdenes ejecutivas, con ellas sólo quiere acabar con el triste legado de Trump. Biden buscará con sus habilidades y capacidades hacer cambios en las leyes para que los cambios sean permanentes.

Lo que es un hecho es que Trump tiene hoy menos apoyos políticos, menos presencia en los medios tradicionales de comunicación, muchas limitaciones en redes sociales, y el alejamiento de fuertes e importantes donantes, lo que hará más difícil cualquiera de sus pretensiones y, por el otro lado, tendrá que superar muchos obstáculos legales no sólo los relacionados con el juicio político o su imposibilidad de volver a la política; sino por sus múltiples problemas fiscales, y otros procesos que se alargaron durante su mandato, gracias a los oficios de los líderes de las cámaras y a jueces y fiscales a modo.

Pero no soy iluso y también sé que Trump tiene gente que lo apoya ciegamente y políticos que le deben favores o le tienen terror, y por ello es difícil saber qué pasará, al menos en el corto y mediano plazos. Yo espero que termine en la cárcel, que es donde debió estar desde hace mucho o quizás en un hospital psiquiátrico, donde también tendría cabida.


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Cuba aún sin claridad en la política de Biden

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, desde que asumió su cargo, no se ha pronunciado de cómo será la relación que emprenderá su administración con el gobierno de Cuba.

Durante la campaña presidencial y días después de haber ganado los comicios, Biden señaló su inclinación hacia una política similar a la implementada por la administración de Barack Obama

¨Han infligido daño al pueblo cubano y no han hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos¨, decía Joe Biden durante la campaña presidencial. 

Es importante recordar que, en 2016, Barack Obama se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos desde 1928 en visitar Cuba, como una medida de ´deshielo´ en la relación entre ambas naciones.

Biden, como vicepresidente durante de la administración de Obama, quiere replicar esa relación con Cuba ahora como presidente, alejándose de las severas medidas que aplicó el gobierno de Trump

¿Cómo fue la relación con Cuba durante Trump?

Biden buscaría una política basada en la comunicación con Cuba
Fotografía: Al Diaz/Miami Herald/Tribune News Service via Getty Images

Bajo la presidencia de Donald Trump, se limitaron los viajes turísticos entre ambas naciones, se redujo el monto de las remesas que se enviaban de Estados Unidos a Cuba y el bloqueo total de transacciones financieras.

Todas estas restricciones fueron eliminadas en el gobierno de Obama, pero Trump las retomó con más fuerza como parte de su política exterior contra gobiernos autoritarios de la región.

De acuerdo con John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, una organización privada con sede en Nueva York apuntó que el enfoque en la relación con Cuba y Venezuela será ¨basado en la comunicación en lugar del aislamiento¨

¨El gobierno de Biden no rescatará a Cuba de problemas que él mismo creó … No anticipamos decisiones para mejorar el papel del gobierno cubano en el apoyo a su sector turístico¨, afirmó Kavulich para la cadena BBC.

Por su parte, el principal diplomático encargado de las relaciones Cuba – Estados Unidos, Carlos Fernández de Cossio, sugirió que la nueva administración estadounidense comience las relaciones donde las dejó Obama y Biden.

¨Todo podría revertirse en el corto plazo si esa fuera la voluntad del gobierno¨, expresó Fernández de Cossio en una entrevista con Reuters, a su vez, sostuvo que no dará concesiones políticas a cambio de flexibilizaciones en las sanciones

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Joe Biden asume e impulsa “otros” diálogos globales

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La hora cero ha llegado, el cuadragésimo sexto inquilino de la Casa Blanca, el demócrata de origen irlandés-católico conservador, Joe Biden, ha tomado desde este miércoles 20 de enero 2021, las “riendas” de la “aún” primera potencia mundial, acompañado de manera inédita por una vicepresidenta de tez negra y dama de origen asiático Kamala Harris.

El presidente Biden comienza en su asunción al cargo con una serie de instrucciones ejecutivas, que desmantelan la herencia trumpista, tendientes entre otras cosas al uso obligatorio de mascarillas y reinsertar la nación en la Organización Mundial de la Salud (OMS) –medidas concretas para contener la expansiva propagación del coronavirus–; poner fin a la prohibición de viajar a siete países de ideología musulmana; detener las obras de construcción en el muro fronterizo con México; además, buscar “torpedear” para reinstalar al país norteamericano en el denominado Acuerdo de París.

joe biden
Imagen: Sedac.

En un principio me parece una suerte de “película de ciencia ficción” la “impresionante” cantidad de más de 20,000 agentes (entre Guardia Nacional, policías locales, FBI y Servicio Secreto, desplazados en la capital federal de Washington D.C.) a fin de garantizar, por una parte, las masivas concentraciones propulsoras de un virus imperceptible; pero, también, para disuadir eventuales disturbios provenientes de grupos neoconservadores ultraderechistas que hasta entonces no han reconocido la victoria del nuevo inquilino de la casa del pueblo estadounidense –desde donde se gestionan las aspiraciones de cada ciudadano del país norteamericano–.

 Ahora bien, Trump sale por la puerta de atrás –con una carta dejada en el despacho oval del presidente entrante–, enfrentado a un segundo juicio político y sin la “gallardía” de un acompañamiento público en los actos de investidura de Biden, para “saludar” la democracia y que sirviesen al mismo tiempo para fortalecer los llamados constantes a la unidad que ha hecho el nuevo dignatario. En este sentido, me parece que el mandatario demócrata empieza a demostrar con hechos ejecutivos concretos ser la antítesis de una visión unilateral trumpista sobre los asuntos domésticos y globales que indudablemente generaron conflictos y tensiones de diversa naturaleza en distintos espacios geográficos del planeta.

Mientras tanto, en mi entendimiento, el magnate republicano ha querido “ahogar” el dolor amargo de la derrota con su retórica negacionista de la realidad al dejar entrever que volverá a presentarse en 2024. Creo que ejemplos como estos provenientes del entorno Trump, en primer lugar “estremecen” los propios cimientos de la alternabilidad del poder bajo los eventos electorales, en tanto buscan deslegitimar estos procesos debido a que se anteponen los “propios” intereses frente al bienestar colectivo; por otra parte, van en contravía a la ética cívica, entendida en el plano concreto como la posibilidad de gestionar las diferencias mediante el diálogo con la finalidad de propiciar el entendimiento mutuo y desactivar tensiones que “opacan” la paz social. 

biden y trump
Imagen: Washington Times.

En mi opinión, es el momento en el cual Biden debe apostar por una agenda global integradora, que privilegie la paz, seguridad y el progreso humano, bajo las “indelebles” normas del respeto a la autodeterminación de los pueblos, pero mediante el trabajo conjunto con las autoridades de los estados-naciones. Y, asimismo, consolidar los esfuerzos por el señalamiento y el “castigo” de aquellos dirigentes políticos-empresariales que “oprimen” de diversas formas a sus conciudadanos.    

En conclusión, pienso que valores universales como la fraternidad, libertad, igualdad y solidaridad deben ser los pilares fundamentales para empezar a “borrar” de la tierra la aporofobia hacia todos aquellos seres humanos descritos como “sobrantes” del actual sistema socio-políticos y económicos globales (debido a que terceros deciden por sus vidas).

Posdata: Es humanista y reviste un alto valor simbólico el acto efectuado por el equipo de transición del nuevo presidente en relación a recordar y “adornar” la Explanada Nacional “The National Mall” con al menos 200,000 banderas que, de una u otra forma, representan la ausencia de estadounidenses fallecidos producto de la COVID-19, pero también reflejan la polarización extrema de los últimos cuatro años (de manera que estos estandartes nacionales “sustituyen” la presencia física, producto de fenómenos biológicos y sociopolíticos). Se calcula que solamente hubo mil personas presentes en los actos de investidura.  


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Bush manda mensaje a Biden: ¨Espero tenga éxito, su éxito es el del país¨

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El expresidente republicano, George W. Bush, quien acudió a la toma de posesión de Joe Biden el pasado miércoles, expresó sus deseos de éxito a la nueva administración que inició ¨su éxito, es el éxito del país¨

Bush, a través de un comunicadofue uno de los primeros referentes republicanos en aceptar y felicitar a Joe Biden por su victoria en los comicios de noviembre pasado.

En aquella oportunidad el expresidente que sirvió a su nación entre 2001 y 2009, aseguró que ¨el pueblo estadounidense puede confiar que, el resultado de esta elección fue fundamentalmente justa¨

Durante el acto inaugural de Biden, Bush acompañado de los expresidentes demócratas Bill Clinton y Barack Obama, expresó su deseo de que la nueva administración de Biden reunifique al país

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¨Creo que si los estadounidenses amaran a sus vecinos como les gustaría ser amados a sí mismos, mucha de la división de nuestra sociedad acabaría¨, dijo Bush. 

En ese sentido, Obama sostuvo que hay muchas cosas que unen a los norteamericanos y que pueden pasar por dificultades cuando se trabaja unidos como nación. 

¨Todos descubrimos que somos mejores cuando vamos en la misma dirección¨, argumentó el expresidente. 

Por su parte, Bill Clinton dijo que esto se trata de un nuevo comienzo, de unirse amigos y vecino y hacer lo mejor posible para que todos se mantengan unidos

En este corto mensaje de los tres expresidentes, Obama fue quien tuvo las últimas palabras, reiterando sus buenos deseos y felicitaciones a Joe Biden y Kamala Harris

¨Estaremos disponibles, de cualquier forma, en que podamos como ciudadanos para ayudar a sacar a nuestro país adelante¨, concluyó Obama. 

Biden: Cambio de rumbo

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Finalmente, el 20 de enero de 2021, Joe Biden tomó posesión como el 46º  Presidente de Estados Unidos. Su mensaje de toma de posesión ha sido calificado por muchos observadores como muy notable por el tono conciliador, el llamado a la unidad, al rescate de la verdad, la civilidad y la decencia que se perdió durante la polarización y la mentira que caracterizó al gobierno de Donald Trump.

El discurso de Biden, breve y profundo, ha sido comparado con el mensaje pronunciado por el presidente Kennedy en su asunción a la Presidencia y aún con el famoso discurso de Roosevelt cuando asumió el cargo de presidente, en el contexto de la Gran Depresión. Estableció, entre sus prioridades inmediatas, el combate a la pandemia del COVID-19, la recuperación económica con un ambicioso plan muy articulado, la lucha contra el cambio climático y la equidad racial.

Además del mensaje de Biden convocando a la unidad y a la reconciliación, en el primer día de su gobierno firmó 17 órdenes ejecutivas con temas que van desde la migración, la suspensión del ignominioso muro fronterizo, los dreamers, el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París de 2015 para el combate al cambio climático y la permanencia de su país en la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuevamente, entre otros muchos aspectos. En los siguientes días se han tomado nuevas medidas para el combate a la pobreza, la protección de la naturaleza y el ambiente, así como para la cooperación internacional.

Joe Biden y Kamala Harris
Joe Biden y Kamala Harris minutos después de tomar juramento como presidente y vicepresidenta de Estados Unidos, respectivamente (Fotografía: ABC.es).

La fórmula Biden-Harris tuvo un amplio triunfo tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular. Las designaciones directas de sus colaboradores, como las que tienen que ser aprobadas por el Senado, en general, recayeron en personas capacitadas, profesionales con experiencia y son reflejo de una sociedad pluricultural y multirracial. Sin duda se trata del triunfo de la democracia, la cual se vio bajo asedió durante toda la administración Trump, agresión que llegó a su pico máximo con el asalto al Capitolio el 6 de enero pasado.

Sin embargo, Biden llega al poder en medio de varias crisis muy profundas. La primera es la sanitaria. Los efectos globales de la pandemia del COVID-19 están siendo devastadores a nivel internacional. Es un problema que está afectando a todos los países, a todos los sectores económicos, a todos los ámbitos sociales. Adicionalmente, los procesos de vacunación están teniendo en el mundo más problemas y retraso de los previstos inicialmente.

De igual forma, enfrenta una profunda crisis política interna. Estados Unidos es un país dividido y polarizado. Esa división se puede mitigar, pero va a tomar mucho tiempo superar. Están enfrentados dos proyectos de nación. El triunfo de Biden significa el propósito de construir una nación próspera, democrática, pluricultural y multirracial. Esta concepción se enfrenta a un proyecto racista, nativista, xenófobo y excluyente que apoyó a Trump y que no es menor. Recordemos que Donald Trump obtuvo más de 73 millones de votos y que arrasó en varios Estados de la Unión Americana. Es un proyecto que considera que Estados Unidos se constituyó con base en los ideales de la libertad y la democracia por una sociedad de blancos, anglo-sajones, protestantes, en alianza con algunos grupos de colonos de origen holandés y germánico. Fue una nación fundada por ellos y para ellos, con valores culturales homogéneos, que no contemplaban la inclusión de las culturales originarias de Norteamérica, ni a afro-americanos, asiáticos, latinos. Al final va a prevalecer el proyecto incluyente, que representan los demócratas, porque es el reflejo de la sociedad estadounidense contemporánea pero la lucha no va a ser fácil ni rápida.

Joe Biden toma de posesión
Joe Biden, el 46º presidente de Estados Unidos (Fotografía: El Correo).

Asimismo, Biden va a gobernar un país en un mundo crecientemente competitivo en el que el avance de China y en general de la región Asia-Pacífico, es imparable y que ya han causado estragos en una parte de la población estadounidense, en particular entre los segmentos de bajo nivel educativo. Es el caso de amplios sectores rurales con poca educación y de muy mala calidad, proclives al fanatismo religioso construido sobre valores excluyentes y explicaciones muy simplistas. El papel de los evangélicos en ese panorama es determinante.

Además, desde luego el gobierno de Biden enfrenta la más importante crisis global contemporánea derivada del cambio climático y de la cada vez más acelerada destrucción de la naturaleza que pone en muy grave peligro el futuro de todos, de la cual el propio presidente estadounidense está muy consciente pero cuya solución implica afectar poderosos intereses corporativos. El mundo vive una emergencia climática global, entre otros aspectos, que exigen una solución pronta y decidida, que no se limita a la transición energética, sino más bien pasa por ella como condición indispensable, que exige cambios profundos tanto económicos como sociales. El consumismo característico del modo de vida estadounidense es completamente insostenible.

En suma, el triunfo de Biden tanto en la elección presidencial como en el control de ambas cámaras del Congreso le dan fortaleza y margen de maniobra. Asimismo, el relativo debilitamiento de los republicanos, completado por el descrédito de los grupos más violentos y radicales, así como la vulnerabilidad personal de Trump, derivada de su problemática trayectoria y que además del juicio político (impeachment) lo va a tener frente a tribunales por numerosas causas fiscales, corporativas y hasta sexuales, ayudarán a la Agenda de Biden. De cualquier forma, la lucha va a ser feroz con los grupos de la derecha conservadora.

toma de posesión Biden, Capitolio

Así como Biden trabaja muy intensamente, con un programa claramente preestablecido, la derecha radical no le ha dado tregua. Un ejemplo grotesco es el tweet de Ted Cruz, en el que acusa a Biden de estar preocupado por la solución de la problemática de las personas de París, por el regreso de Estados Unidos al Acuerdo referido. Una acusación así de ridícula, por parte del Senador Cruz de Texas, sólo se explica porque seguramente alguien la toma en serio por grotesca que sea.

Por último, es necesario recordar que los demócratas triunfaron en una coalición que representa a intereses muy variados que se unieron con el propósito de derrotar a Trump y a los republicanos, pero que con frecuencia representan intereses encontrados que van desde, lo que podríamos llamar moderados centristas, hasta los que en Estados Unidos son considerados de extrema izquierda. Lo dicho, la lucha va a ser larga, pero estoy convencido de que al final la democracia y la libertad prevalecerán, lo cual tendrá un profundo efecto internacional. Pero es importante recordar que la democracia es frágil. Hay que luchar por ella todos los días, en todas partes.


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Lo que vi en Washington en enero de 2021 (Parte I)

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Viajé a Washington para sentir la transición de lo que fueron cuatro años de agravios, insultos, estupideces, fanfarronerías, berrinches, groserías, beneplácitos con los supremacistas blancos, malas decisiones para Estados Unidos y para el mundo, y muchas otras cosas, y el “regreso a la normalidad” del país económicamente más grande del planeta.

La economía americana representa alrededor del 22% de toda la economía mundial, seguida de la de China, que representa alrededor del 15%, la primera pierde velocidad desde hace muchos años y con Trump eso no cambió. La economía china crece y seguirá creciendo para que en 10 años o poco más, se convierta en la economía más grande del mundo y Estados Unidos, por primera vez, en muchos, muchos años, deje de ser la economía más grande.

¿Cambió mucho Estados Unidos en estos cuatro años? A simple vista parecería que no, pero si profundizamos y rascamos un poco, podríamos decir que sí, que cambió mucho y lo hizo lamentablemente para mal, aunque como dice el dicho “no hay mal que por bien no venga”.

¿Qué descubrieron los americanos en estos cuatro años? Que siguen siendo profundamente racistas, por ejemplo. Que los pronunciamientos y hechos pacifistas del inmenso Martin Luther King y de muy valientes mujeres como Rosa Parks, aquel 1º de diciembre de 1955 al decir “no” (uno de los “no” que verdaderamente han cambiado la historia) ante la solicitud del chofer del autobús para que cediera su lugar a un hombre blanco, si bien han cambiado mucho a Estados Unidos de los años 50 del siglo pasado, todavía hay un arraigo en muchos sectores de la población americana que no aceptan la integración y éxito de negros, latinos, aborígenes, indígenas, y asiáticos en la sociedad.

racismo
Imagen: Science Magazine.

Esto es mucho más obvio en estados subdesarrollados de ese país, y entre la población rural o suburbana, que se pueden identificar fácilmente con los resultados electorales del pasado mes de noviembre, donde Trump ganó con márgenes realmente alarmantes.

Hemos sido testigos de los múltiples casos de abusos de policías, en su mayoría blancos, que han asesinado a personas inocentes por su color de piel. Así de sencillo, lo demás es querer complicarnos la vida… y los abusos también se reflejan en la cantidad de personas procesadas, condenadas y encarceladas de forma injusta en todo el sistema judicial de Estados Unidos. Aunque me cae muy bien, creo que Obama hizo muy poco al respecto en esta materia y con ello se desperdició un enorme bono político.

Esto ha traído a los ojos de todos el tema y por ello el surgimiento del movimiento “Black lives matter, too”, que de verdad ha sido un gran llamado de atención en una buena parte de la población de Estados Unidos y ha generado importantes cambios en muchos ámbitos de la vida cotidiana y del mundo de los negocios y de los gobiernos; espero que se vean y se sientan los avances realmente, muy pronto.

¿Cuántas veces han escuchado en los últimos meses que Kamala Harris será la primera mujer y primer negra en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos?

La complicidad y permisividad de Trump con los grupos supremacistas blancos demostró que Estados Unidos tiene problemas sociales MUY graves y que están a la vista de todos. Los incidentes del pasado 6 de enero en el Capitolio son sólo una muestra de este hecho.

Unos años antes (2017), vivimos el surgimiento del movimiento “Me too” para denunciar los abusos, acoso y agresiones sexuales hacia las mujeres en el ámbito laboral, primero relacionado con el mundo del cine y el conocido caso de Harvey Weinstein, pero que abrió una caja de pandora, de los millones de casos que se suscitan el todo el mundo, todos los días, pero que queda claro que, en Estados Unidos, era “una forma de vida” en la que el propio presidente Trump era parte muy activa.

me too
Imagen: Vanity Fair.

Mi reconocimiento a Tarana Burke, quien acuñó el término en el año 2006, a Alyssa Milano y a Ambra Gutiérrez, por su valentía en hacer sus denuncias, y mi desprecio a quienes se subieron a esta ola, aprovechando para sus fines personales y que acusaron falsamente a personas con las que habían tenido diferencias en sus relaciones personales y que hasta suicidios provocaron.

Estados Unidos queda, está, muy dañado después de cuatro años del gobierno de Trump en muchos ámbitos.

En lo social, algunos grupos, como los supremacistas blancos que salieron del closet y se sienten empoderados. Habrá que volverlos a ubicar y tomar todas las acciones contra ellos, inclusive legales, para ubicarlos y evitar que anden sueltos. La posibilidad de que Trump busque crear su propio partido político no es lejana, ya amenazó el mismo 20 por la mañana desde la base Andrews diciendo que “volveremos de alguna manera”. ¿Se imaginan el peligro para Estados Unidos y para el mundo de un VOX americano encabezado por un tipo como Trump?

Sus constantes agravios a países como China o México, tuvo muy diferentes respuestas. Los chinos con una gran dignidad lo pusieron en su lugar una y otra vez, mientras que, en México, el gobierno que encabeza el presidente López se sumergía en un silencio cómplice o inclusive justificaba sus insultos. La mayor vergüenza, entre muchas otras, hacer el viaje a Washington en plena campaña electoral y llenarlo de elogios.

Biden y Harris tienen frente a ellos inmensos retos para reconstruir un país profundamente dividido en prácticamente dos… la mayor de las suertes por el bien de los Estados Unidos y del mundo.


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