El famoso oro negro sigue siendo uno de los principales componentes que determinan el rumbo de la economía mundial, pero el momento actual y el aumento en los precios del petróleo, golpea a México y a la economía de las familias.
Ciudad de México.- El petróleo ha jugado un rol fundamental en la inestabilidad económica mundial de los últimos años, ya que su alza desaforada y luego una caída brutal en los precios del mercado mundial, ha generado consecuencias mayores en algunos países.
Actualmente el precio del crudo tipo Brent ronda los 85 dólares por barril, pero se espera que pronto rebase los 100 dólares, cifras muy superiores a las que registró en años anteriores cuando costaba menos de la mitad y esto provocó que países productores como México, vieran disminuidos sus ingresos de forma alarmante.
Y a pesar de la baja productividad actual de Pemex y el retraso en la implementación de la reforma energética, la subida en el precio del crudo puede ser una buena señal para el gobierno mexicano y sus ingresos futuros, pero hay un problema escondido ahí.
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Un duro golpe a la economía familiar
Paradójicamente, México es uno de los principales productores de crudo al menos en Latinoamérica, pero también uno de los mayores importadores de combustibles refinados, lo que provoca que el aumento en el precio del petróleo juegue en su contra.
Tal como lo explica la agencia Bloomberg en un texto que retoma El Financiero, actualmente “en pesos mexicanos, el Brent superó los niveles de 2008” que se ubicó por encima de los 100 dólares, esto debido a la devaluación que ha tenido la moneda nacional en los últimos años.
Lo mismo ha pasado con el real brasileño, y las monedas de India, Indonesia, Polonia y Sudáfrica, que son las economías que más han sufrido esta variable.
Pero más allá de las variaciones en los mercados cambiarios, el impacto real lo viven los ciudadanos, que ven como sube el precio de los combustibles con la justificación de que es por el alza a nivel mundial del petróleo, pero esto afecta significativamente su economía.
“En México la gasolina Magna ha subido 16 por ciento respecto a finales del año pasado”, algo que ha sido incluso motivo por el cual la inflación se mantiene en niveles muy superiores al objetivo planteado por las autoridades.
Y algo mucho más preocupante es que de diciembre de 2012 a agosto de 2018, el aumento del precio de la gasolina alcanzó casi 80 por ciento, algo que afectó profundamente la economía de las familias, que siguen resintiendo este efecto negativo.
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Cambios en las preferencias electorales
La debacle en los ingresos petroleros y los ajustes presupuestarios a la baja, redujeron el margen de acción del gobierno federal para implementar programas y apoyos sociales, pero el descontento de la población creció en la medida en que los precios de las gasolinas y combustibles subieron sin control.
Así, esto se ve reflejado en los procesos electorales de los países emergentes y en el caso de México en particular, en donde por ejemplo “Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales con promesas como la de mantener estables los precios de los combustibles en términos reales durante tres años mediante la construcción de más refinerías y el aumento de subsidios”, dice el texto.
Durante su campaña política, AMLO aseguró que “se van a congelar estos precios, ya no van a haber estos aumentos en términos reales de combustibles, ya no va a haber gasolinazos”.
Sin embargo, las condiciones mundiales complican estas propuestas y limitan su margen de acción e incluso el equipo del presidente electo, ya anunció que no habrá cambios en la manera en que se manejan los precios ni en la política actual de subsidios.
Pero mientras más suba el precio del petróleo en el mercado mundial, mayores serán los efectos negativos en las economías de las familias mexicanas.