No faltarán notas que mencionen y recuerden el trágico 18 de julio del año 1994, día en que colapsó la sede de la asociación judía AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en Buenos Aires. El evento de por si grave, empeora exponencialmente si consideramos que a la fecha no se logró concretar ninguna investigación en encontrar a los culpables que efectuaron el atentado, a los culpables intelectuales y a los que colaboraron con ello.
¿Quiénes son los responsables? Seguramente la respuesta es “la justicia argentina” y supongo que en esa bolsa se puede poner todo, la corrupción, la impunidad, sin excluir por supuesto a los grupos interesados que están fuera del marco de la justicia y seguramente influyen en los veredictos.
En todo este periodo de 26 años al día de hoy, han ostentado el cargo de presidentes Carlos Menem (1989-1999), Fernando de la Rua (1999-2001) y su periodo hasta 2003 completaron Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde, y Néstor Kirchner, quien fue electo presidente para el periodo 2003-2007. Su esposa Cristina Fernández de Kirchner tuvo el cargo entre 2007 y 2015, Mauricio Macri (2015-2019) y ahora Alberto Fernández. Todas las corrientes políticas tuvieron el poder y sin embargo nada ha pasado.
La “grieta argentina”, maligna creación del poder, no permite realmente ningún diálogo, también afectó a la comunidad judía cuando las instituciones como AMIA y DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) fueron desacreditadas por amplios sectores de la comunidad, en especial por alinearse con el gobierno en el encubrimiento y en no investigar todas las pistas posibles.
El juez Galeano está preso y él atendió el caso desde el comienzo hasta el año 2003 cuando al final fue acusado de falso testimonio y otras acusaciones, por lo que fue preso. De la Wikipedia extraigo lo siguiente: El 28 de febrero de 2019 fue declarado culpable por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2, compuesto por los jueces Jorge Gorini, Karina Perilli y Néstor Guillermo Costabel, por los delitos de peculado, prevaricato, privación ilegal de la libertad, encubrimiento y violación de medios de prueba y condenado a cumplir seis años de prisión en la causa por el atentado a la AMIA ocurrido el 18 de julio de 1994.
En diciembre del año 2003 el Juez Canicoba Corral reemplaza a Galeano y en estos días él renuncia a su cargo, sosteniendo que llegó a los 75 años de edad. Y nada avanzó. En el año 1997 se agregó a la investigación el fiscal Nisman que murió en forma trágica en el año 2015 y me abstengo de manifestar si se suicidó o lo asesinaron.
Ese mismo 18 de julio mi hermana y mi madre iban a ir a la AMIA a gestionar la lápida de la tumba de mi padre fallecido en enero, pero no llegaron porque un trámite en la Embajada de Alemania se prolongó más del tiempo esperado y decidieron ir al día siguiente. Al escuchar el evento, mi hermana se incluyó entre las personas que colaboraron para despejar los escombros y los cuerpos de muertos y heridos. A esa misma hora yo hablaba con una amiga por teléfono cuando me dijo: “espera, acabo de escuchar una terrible explosión…” ella residía a 4 kilómetros del edificio colapsado.
26 años antes, en 1968, al llegar a Buenos Aires para estudiar, al inscribirme en el Seminario de Maestros de la AMIA, comenté al Señor Tobías, director del Colegio, mi necesidad de trabajar para solventar mi estadía en la capital. Me llevó al cuarto piso, al Centro israelita Vaad Hajinuj, donde me tomaron como mensajero. Mi actividad principal era utilizar el mimeógrafo para imprimir el material pedagógico que se repartía en las escuelas. A medida que avanzaba con mis estudios de Contador en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fui recibiendo otras funciones, hasta finalizar en el año 1973, efectuando el control a los presupuestos de las escuelas que era la llave para el pago de los subsidios que se destinaban a ellas.
La vida sigue, los recuerdos también, pero se incluye la injusticia.
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La sintaxis de “colapsó el edificio” de la AMIA, la omisión de la bomba, y la barrida bajo la alfombra de la autoría del régimen de Irán desde su cúpula de poder hasta agentes iraníes, libaneses y argentinos de Hezbolá en Argentina, torna a este artículo en una particularmente supetfluo, cuando no, una olvidable cuota de niebla más.