En una de las recientes conferencias públicas que da por las mañanas cotidianamente el Sr. presidente, y en un intento por dar ánimos, llamó a la sindemia por COVID-19 una “pesadilla” refiriéndose al hecho como una cosa que iba a pasar pronto e íbamos a estar como antes que iniciara. A mí me pareció no solamente impreciso, sino poco sensible de su parte. Hasta ayer habían sucedido (oficialmente) más de 40,000 muertes por la infección por SARS-CoV-2, esto aunado a que 350 mil habitantes enfermaron y han sucedido graves consecuencias sanitarias, económicas, sociales y políticas. Es intentar minimizar un problema y simplificar algo que tiene una enorme complejidad, pero, quizá lo más notable es que ignoró a los muertos, a los enfermos, a sus familiares y a sus amigos.
Andrés Manuel López Obrador ha convertido su conferencia mañanera en la Tribuna de la Nación, ya había hecho un ensayo general cuando fue Jefe de Gobierno del entonces D.F., con gran éxito. Es una práctica diferente, no absolutamente original, son famosos los discursos de Fidel Castro que duraban horas y horas, y tenían una periodicidad pragmática. Chávez tenía un programa de radio, también cotidiano y hay algunas otras analogías. Desde luego debe ser enormemente difícil presentarse todos los días ante la opinión publica y a través de esos mensajes establecer las políticas públicas del país, dictar la agenda pública, realizar acciones de gobierno, acusar a enemigos y detractores, entre otras acciones. Lo hace de manera prácticamente individual, y aunque le acompañan algunos miembros de su gabinete, la participación de éstos es breve, muy ocasional, y curiosamente siempre con el presidente parado detrás de ellos; excepto el Canciller, el General Secretario, y quizá el Secretario de Seguridad Pública, la participación del resto ha sido esporádica y concisa.
Como dato curioso destaco que ayer, 22 de julio, corrigió al responsable de Hacienda Pública por haberse referido al cubrebocas como un instrumento que ayudaría a la reactivación económica. Debe ser demasiado difícil hablar más de una hora diariamente (ahora lo hace ya también los sábados) sin tener gazapos. Los resultados son muy interesantes, sus admiradores las siguen y las alaban todos los días, sus detractores las critican sin piedad. En uno de los noticieros de mediodía aparece mensualmente el vocero de una compañía de comunicación, que hace un balance de las presentaciones del titular del poder ejecutivo. Lleva la cuenta del tiempo de duración, los temas que toca (con precisiones cualitativas y cuantitativas), quién toma la palabra, además de él, los periodistas que acuden y los que no acuden; la participación de otros miembros del gabinete, y muy interesante, cuáles de sus aseveraciones son ciertas, cuáles son incomprobables y cuáles son falsas; el balance de los resultados es muy interesante y estoy seguro que estos resultados y otros parecidos serán en el futuro material de varias tesis de doctorado de ciencia política.
Los trastornos del sueño son ahora motivo de muchas investigaciones clínicas y de ciencia básica, especialmente la apnea obstructiva del sueño y el insomnio, en los que se han tenido grandes avances y progresos terapéuticos. Existe otro grupo de trastornos, las parasomnias, entre los que se encuentran el sonambulismo, los terrores nocturnos y las pesadillas. Han despertado menos interés seguramente porque son padecimientos que se autolimitan con la edad y rara vez perduran. En estas tres alteraciones del sueño existe angustia, a veces terror, pero en unos minutos se adquiere la conciencia de que se trata de una situación ficticia, no verdadera y que no tiene ninguna consecuencia ni real ni perdurable. La palabra pesadilla ha adquirido otras acepciones: Ensueño angustioso y tenaz, Opresión del corazón y dificultad de respirar durante el sueño, Persona o cosa enojosa o molesta.
En mi opinión, ninguno de los significados, ni el técnico médico ni las otras acepciones derivadas, se adaptan a lo que está pasando con la COVID-19. Tragedia tiene también varios significados: En la Grecia antigua, género teatral en verso que, con ayuda de un coro y varios actores, desarrolla temas de la antigua épica centrados en el sufrimiento, la muerte y las peripecias dolorosas de la vida humana, con un final funesto y que mueve a la compasión o al espanto; Obra dramática en la que predominan algunos de los caracteres de la antigua tragedia;Obra de cualquier género literario o artístico en la que predominan rasgos propios de la tragedia; Situación o suceso luctuoso y lamentable que afecta a personas o sociedades humanas; este último sugnificado se adapta perfectamente a lo que está sucediendo con la epidemia por SARS-CoV-2.
Desgracia tiene varios significados: Situación de alguien que sufre un proceso doloroso; suceso que produce dolor o pena; situación de infelicidad; varios de los conceptos se adaptan a lo que nos está sucediendo, aunque no de manera precisa. Por último, catástrofe tiene varias acepciones: Suceso que produce gran destrucción o daño; cambio brusco de estado de un sistema dinámico, provocado por una alteración de uno de sus paramétros; persona o cosa que defrauda absolutamente las expectativas que suscitaba; las dos primeras definiciones se adaptan perfectamente a lo que estamos viviendo con la sindemia por COVID-19, la última puede adaptarse a otras situaciones, presentes o futuras.
Luego que la COVID-19 es una situación inédita y que cuando surgió a finales de 2019 y principios de 2020, se conocía muy poco de ella, se ha ido conociendo algo más, pero todavía se tienen profundas lagunas en muchas áreas. La respuesta en los países que se fueron afectando resultó muy diversa, me parece que se ha estado notando la falta de liderazgo de la OMS, que tardó en declarar a la epidemia como pandemia, sin haber establecido directrices claras y firmes para su manejo. De tal forma que las medidas tomadas han sido diversas en países de la misma zona geográfica e incluso vecinos. Como ejemplo destacamos la respuesta en China y Corea del Sur, en donde se tomaron medidas estrictas de aislamiento, con búsqueda dirigida de casos con pruebas que al principio se hacían con una prueba recién descubierta; los resultados son notablemente diferentes a la de otras naciones con un control bueno de la enfermedad y su difusión.
Otros ejemplos son los casos de España e Italia que al parecer iniciaron su campaña tardíamente, aunque después establecieron medidas estrictas que permiten que a la fecha, aun cuando existe el temor de rebrotes, la enfermedad está en control con sólo unas decenas de casos nuevos diariamente, y pocos fallecimientos; eso sí, están haciendo un seguimiento minucioso de los casos nuevos con pruebas a los contactos y aislamientos estrictos. También hay que destacar las diferencias entre dos países de la misma zona, Noruega y Suecia; en Noruega se establecieron estrictas medidas, vigiladas y sancionadas, con la realización de muchas pruebas de PCR, en Suecia las medidas fueron mucho más laxas, tuvieron mayor número de casos y muchos más muertos, pero menos consecuencias económicas. El caso más contrastante quizá sea lo que está aconteciendo en Uruguay y Costa Rica, en ambos han obtenido buenos resultados, comparados con sus vecinos; en Uruguay las medidas fueron consensadas con su sociedad y establecidas estrictamente, en Costa Rica las medidas fueron establecidas de forma más vigilada y estricta, desde luego que su población es más pequeña y probablemente las medidas sean menos complicadas de establecer, pero al final exitosas.
En Brasil las medidas fueron más tardíamente establecidas y confusas desde su inicio, entre otras cosas, por las actitudes de su presidente, quien finalmente enfermó de COVID-19, pero que sigue minimizando la enfermedad y sus consecuencias. En Estados Unidos, también las medidas para evitar la transmisión del SARS-CoV-2, han resultado heterogéneas y tomadas en tiempos diferentes; los resultados son cuestionables y no se ve un pronto menguamiento de su crecimiento, su presidente tampoco ha tenido una posición sólida y estable, ha trivializado la enfermedad y sus consecuencias, en los últimos tres días ha cambiado esta posición.
En México se han tomado medidas híbridas, el aislamiento fue voluntario y aunque seguido por una mayoría de la población, una parte no lo hizo, tampoco fue supervisada ni vigilada, la búsqueda de casos no fue realizada a través de la realización intensiva de pruebas PCR; y la respuesta para atender a los pacientes no ha resultado homogénea en todo el país, se ha hecho un gran esfuerzo y, en general, con muchos esfuerzos y sacrificios se ha venido cumpliendo. Se ha establecido como medida de evolución de la enfermedad –insisto que equivocadamente–, la capacidad de su atención. No se han hecho pruebas PCR masivas en búsqueda de casos y los seguimientos y aislamientos no son intensivos.
En la Ciudad de México se ha estado realizado un seguimiento más acucioso, utilizando novedosos métodos electrónicos. Nuestro presidente ha tenido una actitud contrastante, no utiliza cubrebocas, en ocasiones ha trivializado la enfermedad, como ejemplo baste comentar el episodio de las estampas y ahora el de las pesadillas. El vocero de la Secretaría de Salud ha terminado por desgastarse y perder credibilidad, ante su presencia cotidiana en los medios públicos y privados.
Las medidas económicas ante la COVID-19 en México han sido también muy controvertidas, pocas son las medidas contracíclicas que se han tomado, se conservan las mismas medidas previas con pocos ajustes. Lástima que no se hayan podido tomar las medidas que se han realizado en la Unión Europea y en Estados Unidos.
Al final de esta crisis –que esperamos esté próximo–, podremos hacer un balance de la actuación de los diferentes gobiernos, será posible establecer si la actuación de chinos y coreanos, aunque pueda tacharse de totalitaria, fue la correcta; si fue mejor lo que se hizo en Suecia que en Noruega; que lo realizado en Uruguay, Islandia, Nueva Zelanda y Costa Rica fue correcto; o si lo acontecido en Brasil fue desafortunado –aunque, es el único país latinoamericano que ha hecho compras anticipadas de vacunas–.
Podremos juzgar la actuación de nuestro país. Desde luego, no despertaremos de una pesadilla porque no habremos transcurrido en un sueño si no habremos transcurrido una desgraciada tragedia y estaremos viviendo una catástrofe.
Referencias:
⋅ María Moliner. Diccionario del uso del español. Gredos. Madrid, 2000.
⋅ Real Academia Española de la Lengua. Diccionario. Obtenido de: https://dle.rae.es/.
⋅ Thorpy M. J. Classification of sleep disorder. Neurotherapeutics. 2012, 9 (4): 687-701, obtenido de: https://dx.doi.org/10.1007%2Fs13311-012-0145-6.
⋅ Gállego Pérez-Larraya J., Toledo J. B., Urrestarazu E., Iriarte J. Clasificación de los trastornos del sueño. Anales Sis San Navar, 2007; 30 (supl. 1): 19-36.
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Muchas gracias Dr si una pesadilla que dura mas toempo del que quisieramos.
Pues la gripe española vino y se fue, hasta hace unos años vivimos como si nunca hubiera existido, el sarampión vino y se fue y ahora vivimos como si nunca hubiera existido, el Zika, Dengue, Chikungunya, entre otros, existen y hacemos, hicimos y haremos como si nada, lo mismo para el Evola. El presidente hace su trabajo. Informa, toma desiciones y trabaja con lo que puede. Haga usted lo mismo! Si ser tendencioso!
Al Sr anonimo
Ni el sarampión se ha ido ni el dengue y las otras enfermedades que UD menciona
Los tomadores de desiciones los responsables. Preveen situaciones basados en la información, la ciencia y la experiencia de otros, construyen posibles escenarios y diseñan estrategias para la contención y posible solución de los problemas.
En cuanto a que el presidente hace lo que puede , pues no me queda más que decirlo que puede bien poco su capacidad para aprender y oír es muy muy limitada
Sr anonimo con una disculpa,
Ni el sarampión se ha ido ni el dengue ni los virus asociados que UD menciona, pero lo que es inadmisible es no aprender de las experiencias y en ese sentido hubo evidencias que nos decían claramente cuál sería el nuevo escenario .
Respecto que el presidente hace lo que puede pues está claro que.puede muy poco y oye menos