Con mayor frecuencia conforme pasan las semanas y esta pandemia sigue adelante, mientras tratamos de adaptarnos a una nueva realidad, que no es otra cosa que la convivencia diaria con el virus hasta que llegue un tratamiento efectivo y una vacuna, me preguntan qué podemos hacer en estos tiempos de incertidumbre generalizada.
Aquí van algunas sugerencias:
Es momento de asumir un papel mucho más activo como ciudadanos, vecinos y colegas de trabajo, es decir, ante la confusión de cifras, pruebas y formas en las que se ha enfrentado esta inédita crisis sanitaria, que ya lleva a una crisis económica, no podemos bajar la guardia y debemos hacer obligatorias en nuestro entorno todas las medidas de higiene que ya conocemos; no más debate sobre el uso de cubrebocas, la sana distancia o el lavado de manos y la desinfección constante en casa. Si lo hacemos juntos, podremos salir (también nosotros) más rápido de esta grave contingencia.
Evitar la desinformación, venga de donde venga. Frente a la desconfianza que priva en cualquier fuente sobre lo que ocurre para resolver esta pandemia, tenemos el deber civil de verificar cada dato que nos llega o que pensamos enviar de manera directa o por redes sociales. El consenso científico se expresa todos los días en los medios de comunicación serios y cada quien tiene su preferencia, aunque recomiendo que se consulten más de dos al día. Sitios de internet validados y canales de información seguros son otra opción para que cada miembro de nuestro círculo cercano pueda acceder a lo que realmente ocurre. Si hay duda de la información, no comparta, así de sencillo.
Será una vacuna, no un pasaporte para hacer fiestas, salir de viaje transatlántico o pensar en unas vacaciones como la terrible imagen de la celebración en Wuhan, China, con alberca y concierto incluido. Necesitamos seguir en casa el mayor tiempo posible, los que puedan, y evitar aglomeraciones para quienes deben salir todos los días a las calles y a espacios cerrados, en particular el transporte público. Lograr que alguno de los proyectos de vacuna sea eficiente tardará varias semanas; producirla y ponerla a disposición masiva, varios meses; y aplicarla a la mayoría de las y los mexicanos es un escenario para el primer semestre del próximo año, así que nadie cante victoria aún.
La salud es nuestro valor más preciado y eso contempla la física y la mental. Si no hemos cambiado hábitos de alimentación, ejercicio constante, horas de sueño, entre muchos otros, llegó la hora. No es opcional, ni un asunto de moda, se trata de preparar nuestra mente y nuestro cuerpo para meses, quizá años, de convivencia con un nuevo virus, del que seguimos aprendiendo y cuyas consecuencias en el proceso pueden ser fatales.
Y hablando de salud, podemos agregar a la financiera como uno de los factores que nos permitirá seguir adelante. Pocas o ninguna deuda, ahorro constante, restricciones de gastos superfluos, son más que buenas costumbres económicas, son normas que debemos mantener en casa y en familia. Planear muy bien el destino del dinero y cuidar, ahora sí, cada peso, serán fundamentales para sobrellevar el peso de esta crisis de liquidez, de consumo y de inversión.
Ayudar a alguien más no sólo es una manera de apoyar el punto anterior, sino una forma de ayudarnos a nosotros mismos teniendo empatía, una cualidad que está comprobado que apoya a quien recibe y a quien presta auxilio. Si estamos en contra de la manera individualista en que nos hemos comportado como sociedad, fijarnos el objetivo de ayudar realmente en cada círculo en el que nos movemos, hallaremos un propósito y una tarea solidaria que es una inversión segura para una mejor sociedad.
Lograr el equilibrio entre los aspectos que nos cuidan ahora y los que nos permitirán superar esta emergencia en los próximos meses es una acción civil en la que debemos participar todos, no importa la edad o las tareas que desarrollamos en familia, en comunidad o en el trabajo.
Es la corresponsabilidad, hacer lo que nos toca, la cualidad que más resultados nos pueden traer si cambiamos nuestro papel ciudadano y empezamos a tomar decisiones que nos permitan salir bien y fortalecidos de esta difícil situación sanitaria y económica.
Nada, reitero, regresará a ser como antes y tardará mucho en parecerse a lo que vivíamos antes de marzo de 2020. Es un parteaguas, donde muchas familias habrán sufrido la irreparable pérdida de un ser querido y por ello jamás podrán reponerse a cabalidad de esta pandemia. A quienes nos hemos mantenido sanos y tenemos el privilegio de seguir con todos los nuestros, bien y unidos, nos corresponde impulsar un cambio civil, con nuevos hábitos costumbres y medidas de higiene física y mental que hagan de este complejo periodo una oportunidad para crecer.
Y una última recomendación: no olvidemos, puede que pasado un tiempo podríamos poner en un rincón de nuestra memoria estos meses y los que vienen, eso sería un error. Entre más recordemos lo que nos ha pasado, mejor preparados estaremos para la siguiente crisis, que seguramente vendrá porque estamos en un planeta inestable y lleno de riesgos, y tendremos las soluciones, la confianza, la voluntad y el compromiso, que tristemente nos han faltado mucho en esta ocasión.
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