El periodo 1945-2020. Fin de época

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El mundo vive un conjunto de retos inéditos. Por una parte la pandemia del COVID-19 puso de manifiesto la fragilidad global, producto del esquema de la acelerada destrucción de la naturaleza, del medio ambiente y de los ecosistemas. Por otro lado, las crecientes contradicciones del desarrollo global contemporáneo entre prosperidad y desigualdad parecen haber propiciado un resurgimiento de los autoritarismos y las tiranías en varias regiones del planeta. De algún modo llega a su fin el largo periodo de 75 años transcurridos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En 2020 se cumplen 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. En 1945 fueron derrotados el nazi-fascismo en Europa y el imperialismo militarista japonés en Asia. Llegó a su fin la guerra más sangrienta de la historia de la humanidad, con más de 70 millones de muertos. En ese año también se firmó la Carta de San Francisco que dio origen a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), impulsando el Derecho Internacional, los Derechos Humanos y tratando de establecer los mecanismos para preservar la paz internacional. Un año antes, en 1944, se habían constituido el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional perfilando la economía internacional de la posguerra para las siguientes décadas.

Pero una vez derrotadas las dictaduras fascistas surgió la división entre los aliados vencedores, dando inicio la llamada Guerra Fría, enfrentándose Estados Unidos contra la Unión Soviética. Fue la confrontación entre el capitalismo y diversas formas de la democracia liberal contra el comunismo soviético bajo el liderazgo de Stalin, el implacable dictador.

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Imagen: History.com.

Durante la Guerra Fría se dieron enfrentamientos e intervenciones militares focalizadas, Corea, Hungría, Berlín, Cuba, Vietnam, Praga, Angola, Afganistán, por citar sólo algunas, siempre con la amenaza de una guerra nuclear, con efectos mundiales devastadores. Probablemente los momentos de mayor peligro global frente a una catástrofe atómica fueron las tensiones en Berlín en 1961 y la crisis de los misiles en Cuba en 1962.

En 1949 triunfó el movimiento revolucionario comunista de Mao Tse Tung en China. La década de los años cincuenta vio el inicio de los procesos de descolonización de las potencias europeas, principalmente el desmembramiento de los imperios británico y francés. En varios países europeos, así como en diferentes naciones en desarrollo se articularon proyectos de democracia social en el que se conjuntaron los principios de la democracia liberal y de la economía de mercado con diversos aspectos sociales y la preservación del interés general. Desde luego se articularon diversos modelos, incluyendo el llamado Estado de Bienestar que tomó características muy particulares en los países escandinavos.

Las crisis fiscales en numerosos países con economías desarrolladas y en desarrollo fueron provocando un replanteamiento de la organización estatal. Primero el triunfo de Margaret Thatcher en el Reino Unido y poco después el de Ronald Reagan en Estados Unidos plantearon un ajuste de fondo en las políticas públicas para reducir la participación del Estado en los asuntos económicos y sociales. Este movimiento político estuvo, en buena medida, sustentado ideológicamente por planteamientos como el de la sociedad del “Mont-Pèlerin”, que con una serie de medidas anti-estatistas y para fortalecer las libertades individuales, aunque en realidad las debilitaron, al favorecer los grandes intereses corporativos privados y la concentración del ingreso y de la riqueza más fuerte en la historia moderna.

En 1989 con la caída del Muro de Berlín, la posterior desintegración de la Unión Soviética y el desmembramiento del bloque socialista de Europa del Este llega a su fin la Guerra Fría. El triunfo del capitalismo se ve acompañado de la globalización comercial y financiera así como de los principios de la economía de mercado como los rectores de la organización estatal. Se piensa que se abre una etapa de libertad y prosperidad global acompañada de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Con este esquema llega el elogio del individualismo exacerbado, el consumismo y la economía del descarte. Muy pronto surgieron oposiciones desde la crítica social por la creciente desigualdad hasta el terrorismo islámico, incluyendo nuevos regímenes autoritarios y la prevalencia de viejas tiranías.

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Imagen: Minty.

La prosperidad de amplios sectores de la población mundial, especialmente en el área del Asia-Pacífico se vio contrastada con la persistencia de la pobreza en numerosos países y la agudización de la desigualdad, así como su acelerado agravamiento aún dentro de numerosos países desarrollados.

Es importante referir la emergencia de China como gran potencia económica a raíz de las reformas promovidas por Deng Xiaoping, además del extraordinario resurgimiento de la India, al igual que otras naciones del área del Asia-Pacífico como Japón, Corea del Sur, Singapur y Vietnam, que en distintos momentos de las últimas décadas han articulado espectaculares procesos de desarrollo.

Frente al internacionalismo característico de la globalización han surgido nacionalismos y autoritarismos que no respetan los derechos y las libertades fundamentales de las personas. Esto ha sucedido incluso en los países con tradición democrática donde han triunfado planteamientos populistas como sucedió en el Reino Unido en 2015 con el voto del BREXIT.

No es exagerado sostener que por muy diversos motivos, la democracia está en entredicho en todo el mundo. Sin embargo, un tema sobre el que es imprescindible insistir es en el grave riesgo que corre el futuro de la humanidad por el alto nivel de destrucción de la naturaleza, con una población creciente que ha aumentado en los últimos 120 años al pasar de 2 mil millones de personas a finales del siglo XIX a 7,700 millones en la actualidad y que llegará a 10 mil millones en 2050. La sobre-explotación de los recursos naturales y un modelo de crecimiento depredador de la naturaleza ha provocado la sexta extinción masiva de especies; la mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera no sólo en toda la historia de la humanidad, sino del planeta; el cambio climático con sus efectos devastadores para la vida y la salud de los seres humanos cuyos efectos se dejan sentir en todo el mundo. Ya no se trata de conocer únicamente los cada vez más graves reportes científicos, sino de la información pública cotidiana para ver los estragos constantes en un planeta que en algunas áreas está en llamas y en otras cada vez padece más eventos catastróficos hidrometereológicos. El COVID-19 es una pandemia más de las varias que se han padecido en los últimos años. Se trata de una realidad que se escapa a todas las previsiones convencionales.

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Imagen: Craig Stephens.

La pandemia del COVID-19 y sus críticos efectos sociales y económicos llegaron en un contexto mundial que se caracteriza por la paradoja que vive la humanidad. Por una parte, progreso y prosperidad. Por otra, más de la mitad de la población mundial que no logra tener una vida digna. Cerca de 4 mil millones de personas en el mundo viven bajo intensas presiones por pobreza, desigualdad, guerras, conflictos bélicos internos, y por los efectos del cambio climático y la destrucción de los ecosistemas.

El mundo contemporáneo se enfrenta a retos inéditos. Situaciones extraordinarias exigen soluciones también extraordinarias. No podemos seguir trabajando con esquemas destructores de la naturaleza, de los ecosistemas, destruyendo al planeta, nuestro hogar común. Un ejemplo de lo que sucede es la situación de California, donde su gobernador, Gavin Newsom, declaró el fin de semana que la discusión sobre el cambio climático ya no existe, es una realidad, a propósito de los incendios forestales de California, Oregón y el estado de Washington. Lo que sucede, dice Newsom, es una emergencia climática.

Pero al mismo tiempo, debemos luchar contra el establecimiento y la consolidación de sistemas totalitarios y autoritarios. Hay que salvar el respeto a los derechos y las libertades fundamentales a través de instituciones sólidas del Estado democrático de Derecho en un esquema de pesos y contrapesos. A los problemas de la democracia es necesario dar respuesta con una mejor democracia.

Debemos enfrentar los retos del futuro guiados por el conocimiento por medio de instituciones jurídicas fuertes y sólidas.


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Luís Ortiz Monasterio

Más que un artículo GGV nos ilustra con un genuino ensayo
Desde el punto de vista de economía de vida, los 6 minutos de su lectura.nos permite un corte de caja, en plena Pan -demia
Ejemplo claro de una virtud de la plaga: hacernos reflexionar

Ernesto Marcos

Excelente reflexión, estimado Gerardo. Una visión muy util para comprender la crisis multifactorial que estamos viviendo y apuntar la dirección en la que debemos avanzar para asegurar el futuro para nuestros hijos y nietos.

Mauro Rosas Chavez

Estimado Gerardo Gil, me parece muy descriptiva la trayectoria humana en un contexto de democratización del hombre y el recorrido de una realidad Natural del patrimonio universal que nos está alcanzando en todos los sentidos. Crecer espiritual para un cambio de conciencia permitirá a esta sociedad global existir o desaparecer.

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