Dos sucesos me llamaron poderosamente la atención esta semana y como no me decidí por ninguno de ellos, concluí hablar sobre los dos brevemente.
El primero es que a través de dos documentos nos enteramos que este año el número de plazas para realizar cursos de especialidad en medicina se ampliaran considerablemente. El primer documento es una carta abierta que distinguidos profesionales de la salud envían al presidente de la República y al Secretario de Salud, la otra es una circular que el área de educación del IMSS dirige a las unidades médicas para que establezcan algunos mecanismos para atender una nueva demanda en sus sistemas educativos. Debo decir que la ampliación de sustentantes aceptados a través del ENARM para cursar una especialidad no es tan ampliamente conocido, pero se menciona que pasará de unos 9,000 a unos 19,000 alumnos, es un crecimiento muy notable.
Las especialidades médicas se cursan en un sistema de residencias, llamado así porque los alumnos residen la mayor parte del día, incluso la noche, en la sede de su curso. Es un sistema que se ha venido perfeccionando con el tiempo, a principios del siglo pasado los aspirantes ingresaban a un servicio del hospital y pasaban de aprendices a expertos en un tiempo no claramente determinado de antemano y con técnicas didácticas no muy claras pero en las que predominaba el ejemplo de sus maestros. En México las primeras generaciones de cursos bien establecidos y estandarizados egresaron en 1968, estando ya claro el contenido de los temarios a cursar y los métodos a través de los cuales se irían adquiriendo.
Unos años después apareció en la Facultad de Medicina de la UNAM el Programa Único de Especialidades Médicas (PUEM) que contiene para cada especialidad los contenidos temáticos, los métodos de evaluación, la forma de adquisición de las habilidades y los valores éticos; cada especialidad tiene un Comité Académico formado por los profesores mismos, que vigila la evolución de los cursos y la necesidad de que sea necesario establecer modificaciones en el programa; el PUEM contiene en términos generales y particulares las características que debe reunir un servicio dentro de un hospital, o unidad de atención primaria a la salud según sea el caso; para poder ser sede también contiene los requisitos que debe tener un profesor.
La UNAM establece mecanismos de evaluación de los cursos que se llevan a cabo en las instituciones de salud, que incluyen evaluaciones a los alumnos, entrevistas de satisfacción de profesores, autoridades y de los mismos alumnos, que se analizan entre el Comité Académico y las autoridades de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad. Este programa ha sido replicado en muchas ocasiones modificado y mejorado por otras universidades que también avalan cursos de especialización. Posteriormente los egresados, casi siempre, sustentan el examen del Consejo de especialidad correspondiente, lo que además de una evaluación, entre pares, al sustentante lo hace al curso del que egresa.
Todo esto es indudablemente mejorable y es una tarea constante tanto de las instituciones de salud como de las universitarias hacerlo. Si bien año con año los alumnos que ingresan a los cursos ha venido incrementándose, esto se ha visto limitado por dos razones, una por situaciones presupuestales, ya que cada alumno cuenta con una beca que se extiende por todo el tiempo que dure su curso, pero también por la falta de sedes que cubran con los requisitos mínimos necesarios.
No puedo hacer un análisis de las capacidades presupuestales que deban llevarse a cabo, pero hay que tomar en cuenta que en el primer año el incremento del gasto será de cerca del 30%, hasta el cuarto año que será de 112%. Y, además, al terminar deberá el Estado ofrecer puestos de trabajo a 10,000 médicos especialistas, más de lo que ha venido haciendo hasta ahora; de modo que si se quiere hacer rentable, social, económica y educativamente, debe cumplirse porque de lo contrario será crear un problema más.
No me extraña que el director del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) o el director general adjunto de educación en salud piensen que se puede llegar a conseguir en seis meses –los cursos deben empezar en marzo– las sedes, los profesores, los recursos educativos, los avales universitarios, etc., para duplicar el número de alumnos; ellos desconocen el alcance del reto, no saben en qué consiste la educación de posgrado en medicina, qué características, retos y oportunidades tienen los cursos de especialidades médicas. Pero que lo crean posible el Secretario de Salud, Jorge Alcocer, el subsecretario Hugo López-Gatell, y el director general de Calidad y Educación en Salud Javier Mancilla, me parece muy extraño, los tres están formados en cursos de especialidad de excelencia, han sido o son profesores en instituciones de gran prestigio, conocen las enormes dificultades que conlleva conseguir un escenario propio para ser una sede, lo difícil que es mantenerlo y mejorarlo. Saben que la calidad es muy difícil de obtener y cuidar, y que si no se preparan médicos especialistas con calidad, el objetivo quedará siempre trunco.
No cabe duda de que en un servicio de un hospital donde se atiende a los pacientes con calidad, se puede brindar educación de excelencia, y que si la educación es a ese nivel, mejorará la calidad de la atención, estableciéndose un círculo virtuoso; pero si no se cumplen en alguna de sus partes el círculo puede ser perverso. Por otro lado, desde la salida de la subsecretaria Asa Cristina Laurell –y que no ha sido substituida–, no se ha vuelto a hablar del primer nivel de atención, no sabemos si se planea un sistema que recaiga en el segundo y tercer nivel de atención, o se piensa reforzar de alguna manera el primer nivel.
El segundo acontecimiento que me sorprendió fue ver a Paco Ignacio Taibo II en una entrevista, lo metieron a la discusión entre Nexos y Letras Libres con el gobierno mexicano, y se ve que entró con gran placer. Paco Ignacio Taibo II llega a México como parte del exilio español, tardíamente, en compañía de su padre Paco Ignacio Taibo I, aquí hace sus estudios y toda su carrera, creo que es un gran escritor de novela policíaca, que en sus ensayos y obras históricas en ocasiones desbarra por sus lineamientos ideológicos –esto no es más que la opinión de uno de sus lectores–, desde luego, es un escritor muy prolífico, su obra es muy extensa; tiene otra faceta que hasta ahora había resultado muy exitosa que es la de ser una gran divulgador de la cultura y promotor de la lectura, lo que hasta hace poco hacía de manera muy correcta y exitosa –siempre en opinión mía–, promovía la lectura de libros que a él le gustaban y la cultura que a él le parecía la mejor, pero como lo ejecutaba a título casi personal, tenía todo el derecho a hacerlo.
Su nombramiento como director del Fondo de Cultura Económica tuvo su polémica, pero ya está ahí situado. El Fondo es y ha sido una editorial emblemática dirigida a promover, al principio, las ciencias económicas, aunque pronto fue ampliando su panorámica y se estableció entre los hispanohablantes como una promotora de la cultura en el amplio sentido del concepto. Su fundador fue don Daniel Cosío Villegas, y uno de sus alumnos favoritos había sido Enrique Krauze. Ha tenido directores muy distintos entre sí, unos más buenos que otros, pero como ha sido una empresa de largo aliento, es y seguirá siendo uno de los pilares de la cultura y la industria editorial.
Volviendo a la entrevista, Taibo descalifica la labor editorial de Nexos y Letras Libres de manera grosera, pero no sólo eso sino que intenta desprestigiar a Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín como autores de forma grotesca, sin juzgar si la labor de Nexos y Letras Libres fue privilegiada por algún gobierno; no se puede negar su valor editorial ni que Krauze es un gran ensayista, ni que Aguilar Camín puede moverse entre la ficción y el ensayo con gran calidad. Cuando lo dicho por Taibo rebasa todo límite es cuando les recomienda a los dos que se mantengan “quietecitos en una esquina”, o mejor aun, que se vayan del país porque seguramente no les irá bien en el futuro, llegando a mencionar que no es adecuado llamarlos ciudadanos, ¡los vuelve apátridas!
Paco Ignacio Taibo II se olvida de dónde viene, de la expulsión de su padre por un régimen totalitario, el franquismo, que lo exilió u obligó a salir de su patria. Es muy posible que si no sabe de dónde viene, no sepa a dónde va; me quedó la impresión que como director del Fondo se volvió un librero, él mismo se compara con Gandhi y el Parnaso, pero no se ha percatado que es ahora un promotor de la edición y promoción de la cultura, de la que le gusta y de la que no le gusta tanto.
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Excelente lectura doctor, un placer y vaya que son dos acontecimientos que llaman la atención
Dr. Ramiro
Excelente análisis, la verdad es que el asunto de las residencias médicas puede ser algo muy importante y benéfico o bien un desastre completo.
Poco sabemos y poca información tenemos, y en tiempos de pandemia aun menos…
Saludos.
Dr. Ramiro: Excelente análisis de dos temas uno del campo de la medicina, fundamentalmente de la Educación médica y el otro de la cultura que van a dejar una profunda huela para el futuro de nuestro país
Sólo comentaré algo respecto al primer tema, la formación de médicos especialistas, incrementar el número de ingresos al Sistema Nacional de Resistencias Médicas, no puede ser una solución a bote pronto, requiere de análisis detallado y un proceso de planeación prospectiva formal. Mencionaré algunos puntos vitales ya enunciados en el artículo.
~Capacidad real de las sedes formativas.
~Calidad de las educación en las sedes formativas.
~Espacios físicos para las actividades educativas y para el alojamiento de los médicos en formación.
~Especialidades a incrementar en función del modelo de atención y nuestra realidad en salud.
~Incrementos presupuestales necesarios tanto para becas como para insumos.
~Capacitación de calidad para profesores.
~Soporte adecuado a los programas con las tecnologías de la información necesarias
~Previsión de espacios laborales para los médicos recién formados.
Quiénes de alguna manera hemos vivido de cerca este proceso podríamos agregar un sin número de situaciones por lo que quienes afronte este reto deberán asumir el compromiso de formar médicos de excelencia y con alto sentido humano, en igualdad de condiciones en todas las instituciones involucradas. Cuidado de caer en la tentación de autorizar sedes formativas “patito” como ya nos pasó con las facultades y escuelas de medicina.