La salud está en camino

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Sandra Lindsay tiene un rostro que inspira mucha tranquilidad y al mismo tiempo mucha fuerza, como el que uno conoce en las enfermeras que dedican su vida a salvar la de otras personas. En una imagen que dio la vuelta al mundo, Lindsay fue la primera profesional de la salud en recibir la vacuna en Estados Unidos. Sus únicas palabras ante los cientos de cámaras fueron las siguientes: “la salud está en camino”.

Más allá de la nueva deuda que tenemos con enfermeras, enfermeros, doctoras, doctores, especialistas y personal hospitalario, resalta el gesto de una mujer que ejemplifica muy bien a quienes se convirtieron, desde hace mucho, en la diferencia entre el caos y esta agobiante temporada de pandemia que ya causa estragos en nuestro ánimo, al igual que en nuestra salud, pero que ha permitido pasar hacia un nuevo estado de optimismo. 

Porque definitivamente no ha sido gracias a la mayoría de nosotros que la pandemia evoluciona hacia la etapa de vacunación más rápida y amplia de la historia reciente de la humanidad. Unos días atrás, en la bodega de un “antro” (así como lo lee) tuvieron que sacar a 200 personas que consideraron buena idea organizar una fiesta clandestina en pleno Paseo de las Palmas y, aunque no fue la única ese día en la Ciudad de México y en el país, comprueba que vivimos con diferentes actitudes hacia lo que representa esta enfermedad y este virus.

fiesta covid
Imagen: Rob Tornoe.

Mientras en muchos hospitales, públicos y privados, la ocupación de emergencia está al límite, las autoridades no han tenido otro remedio que arrancar el semáforo epidemiológico de su sitio y confinar zonas enteras para evitar que la gente se congregue, tal y como sucedió en La Basílica y en el Centro Histórico, ya que ningún llamado iba a ser, ni fue, suficiente para que la gente evitara acercarse. 

Por otro lado, muchos de nosotros seguimos en aislamiento voluntario durante 11 meses consecutivos, tratando de sobrellevar los riesgos de contagio y ayudar a nuestro círculo cercano, como podemos y debemos hacer en una situación que no se terminará con la vacuna, una idea que cobra cada vez mayor fuerza para justificar estar en la calle o en reuniones.

Para los profesionales de la salud ésa es la última muestra de desprecio y falta de corresponsabilidad que podemos darles en una batalla desigual contra la enfermedad (entre otros muchos padecimientos que atienden a la par) que hoy nos tiene en completa zozobra mundial. Cuando nos preguntamos por qué no podemos organizarnos bien como sociedad, bastaría nombrar los mil y un actos de irresponsabilidad que cometemos al día para dar respuesta.

Nuestro gobierno ha solicitado 10 días de cuidados especiales (que han sido los mismos desde que en marzo no metimos a nuestras casas) para tratar de reducir, de nuevo, la velocidad de los contagios, simplemente porque no se puede hacer mucho más. La respuesta social que tengamos a esta petición dirá más de nosotros mismos que de las autoridades que nos encabezan.

Insistir en que está en nuestras manos ayudar a contener esta enfermedad no sobra, aunque termine en una plegaria y un buen deseo, no en el cambio de hábitos que hoy nos debería tener confinados y sin expectativas de festejar estas dos semanas.

salud y covid
Imagen: Goñi Montes.

Por el contrario, escucho planes, viajes, citas (todos con mucho cuidado) que no se detienen a partir de la idea de que seremos menos, de que nos hemos salvado de contagiarnos, o tuvimos síntomas leves. Lo único que no está a discusión es quedarnos y vernos a distancia, eso está descartado porque son fiestas y nadie piensa que lo son desde una pantalla de computadora.

Ahí es donde le fallamos a los profesionales de la salud que se están vacunando sin pensar en otra cosa más que en regresar a sus trincheras a salvarle la vida a otros que ya estaban cansados de tanto encierro. Tristemente los motivos no son los mismos y las consecuencias en muertes, tampoco.

Pero sucede lo mismo cuando seguimos observando el trato que damos a policías, guardias nacionales, bomberos y, en general, a cualquier autoridad que pensamos se entromete demasiado en nuestras vidas y en la supuesta libertad con la que estamos autorizados a vivirla.

Ojalá y, como dice Sandra Lindsay, la salud esté en camino. Los resultados de varias vacunas así lo demuestran y la capacidad de científicos y médicos se ha impuesto milagrosamente a la de los políticos y los grupos de interés, a partir de la enorme emergencia en que se encuentra todo el planeta. 

Lo terrible será que, a pesar de que la salud está en camino, quienes tenemos la obligación cívica de cuidarnos y luego vacunarnos, estemos caminando en sentido contrario a nuestra propia salvación.


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