Con el arranque de la vacunación de adultos mayores en México quedó confirmado que falta planeación en la estrategia de la autollamada Cuarta Transformación. Esto, sobre todo porque además de las largas filas y grandes tiempos de espera, la prioridad no fueron las regiones más afectadas por la COVID-19 y el registro a la plataforma “mi vacuna” quedó obsoleto.
Pese a ello, esta mañana, Hugo López-Gatell Ramínrez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, informó que a lo largo de la primera jornada de vacunación, se lograron aplicar 87 mil 472 dosis contra el virus SARS-CoV-2. Explicó que se trata de un poco más del 10 por ciento del total de porciones enviadas por AstraZeneca.
Por su parte, durante la conferencia matutina de este 16 de febrero, Marcelo Ebrard Casaubón, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), señaló que México tiene aseguradas 232. 33 millones de vacunas antiCOVID-19. Entre Pfizer, AstraZeneca, el mecanismo COVAX, CanSino, Sinovac y Sputnik V, el canciller se mostró seguro de culminar exitosamente la vacunación nacional.
No obstante, mientras se consolida la estrategia gubernamental, es importante tomar en cuenta ciertas fallas en el camino. Aunque la actual administración parece estar segura de lo que hace, debería ser más abierta a escuchar sus errores y corregirlos a fin de facilitar la aplicación universal de la vacuna en más de 126 millones de mexicanos.
Aplicación de vacunas comenzó a la inversa
Por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, la vacunación en personas mayores de 60 años comenzó en los 333 municipios “más pobres del país”. Sin embargo, el principal criterio no fue el grado de afectación y la incidencia de contagios, una situación que mantiene la propagación del virus SARS-CoV-2 en las zonas más atacadas.
De acuerdo con López-Gatell, la selección de las demarcaciones ya beneficiadas se hizo con base en los siguientes ejes: grupo de edad prioritario, cantidad de vacunas, tipo de remedio y grupos de alto riesgo como personas en condición de pobreza. Sin embargo, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval):
“La dispersión del virus ha tenido lugar desde las zonas urbanas hacia las zonas periféricas y finalmente a las localidades rurales”.
En este sentido, con base en el visor del Coneval, hasta el 31 de enero, México reportó 134 municipios sin casos de COVID-19. Todos ellos con características comunes: regiones montañosas, baja densidad de población y alto nivel de marginación.
Todo lo contrario, las zonas con mayor incidencia del coronavirus son las áreas metropolitanas del país. Tan es así que el 59.6 por ciento de casos activos de la COVID-19 se localizan en la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León y Guanajuato.
Es importante recordar que son esos casos activos —personas con 15 días enfermas—quienes representan la principal fuente de distribución del SARS-CoV-2. Asimismo, es el Valle De México, la región que apunta más defunciones a causa del padecimiento. Por ello resulta extraño que la prioridad no hayan sido estas áreas urbanas, que al decir del jefe del Ejecutivo, comenzarán a recibir la vacuna en el mes de marzo.
De poco sirvió registro en “mi vacuna”
Luego de todo el desorden que se generó en la plataforma “mi vacuna” a fin de registrar a los adultos mayores del país, de poco sirvió el preregistro. Durante la jornada de aplicación, se atendió a todas las personas mayores de 60 años con y sin su previa inscripción.
Aunque es importantísima la atención a todo el sector por igual, la relación en “mi vacuna” bien pudo servir para asignar horarios o mejorar la logística en la distribución del remedio. De esta forma, se habrían podido evitar las grandes filas y los tiempos de espera en el sector vulnerable.
Según el argumento de Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), la plataforma digital ayudó a avisar a los adultos mayores su centro de aplicación más cercano. Sin embargo, también la comunicación resultó un poco tardía.
El domingo desde su gira en Oaxaca, López Obrador anunció el inicio de la “vacunación masiva” para adultos mayores. Ese mismo día comenzó la difusión de anuncios sobre las unidades de aplicación. ¡Y entonces sí, la carrera comenzó!
Con retrasos y largas filas de espera, más de 80 mil adultos mayores recibieron la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca. Es decir, deberán acudir una vez más con el objetivo de aplicarse la segunda porción de la inmunización.
Lo anterior es un riesgo, debido a que el abasto de vacunas se ha visto modificado en más de una ocasión y estas personas dependen prácticamente de la llegada un nuevo cargamento de la farmacéutica de Reino Unido. Aunque el actual gobierno ha asegurado que existen contratos y preventas del remedio, quedó comprobado que las cosas pueden cambiar de un día para otro.
Por ejemplo, a casi dos meses del inicio de la vacunación, el personal de salud sigue sin recibir la segunda dosis de Pfizer. Tras una suspensión mensual de su vacuna, será hasta hoy cuando se reanude los cargamentos de la empresa estadounidense.
Finalmente, no son fáciles los retos que enfrenta la actual administración. Si bien es de aplaudir que ya impulsó el proceso de inmunización, ahora necesita cerciorarse de que las vacunas lleguen en tiempo y forma a las regiones más afectadas y además, que la aplicación de segundas dosis se realicen en apego a los plazos que cada sustancia requiere.