Arte y Dinero

Esa obscura baratija del deseo

Lectura: 2 minutos

En el arte VIP la baratija desechable e impotente se magnifica, cotiza y admira. En el museo de la Fundación Jumex, establecen las similitudes entre Duchamp y Koons en la exposición La Apariencia desnuda. Describiré las similitudes que pude apreciar. Ninguno de los dos hace sus obras. La obra maestra de Duchamp, el readymade, abrió la posibilidad de que los artistas con el poder de su mente o lo que el curador diga, conviertan cualquier cosa en arte y no hagan sus obras. La obra de Koons está realizada por un equipo creativo que busca las cosas y anuncios que van a plagiar, hacen las combinaciones y los envían a las factorías. Los dos están imposibilitados de hacer lo que designan como arte, porque como ha confesado Koons, nunca “tuvo la habilidad para hacerlas, por eso contrata a los mejores”. Los dos son plagiarios.

El mingitorio, la obra maestra de Duchamp, es un plagio, la autora fue la baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven. Elsa le envió la pieza con una carta explicando que era una protesta por los crímenes de la Primera Guerra Mundial y le pidió que la inscribiera en el Armory Show, Duchamp no lo hizo y se la robó. Koons gasta una fortuna en abogados que lo defienden de las numerosas demandas por plagio, como el fotógrafo de cigarros Marlboro, publicistas, y otros artistas. El plagio es sintomático de la mediocridad, un robo que el arte VIP eufemiza como “apropiación”, y permite que una persona incapaz de desarrollar una idea y llevarla a cabo, pueda pasar por artista. Los dos explotan el mal gusto.

Baratijas del arte.
Izquierda: ‘El urinario’ de Marcel Duchamp; derecha: ‘Metallic Venus’ de Jeff Koons.

La fórmula es muy elemental, Koons elige lo que la masa consume y lo lleva a proporciones elefantiásicas, la vulgaridad es el concepto de su obra. Duchamp elige lo más “usado”, ruedas de bicicletas o secadores de botellas, y las anuncia como arte. Los dos tienen un discurso superficial e inmediato, y los teóricos se encargan de decir que hacen una crítica al consumo, al deseo, la sexualidad o lo que sea, el trabajo de los curadores VIP es inventar conceptos hasta de lo más irrelevante como una ridícula bailarina inflable. Los dos están sobrevalorados en el mercado. El conejo metálico de Koons subastado por 91 millones de dólares fue comprado por Steve Cohen, el mismo inversor que en su momento dijo que el tiburón en formol del británico Damien Hirst le había costado 13 millones de dólares y más tarde trascendió que la cantidad fue mucho menor.

En la venta de un perro metálico de Koons en 59 millones de dólares, se supo que el mismo artista estaba entre los compradores. Duchamp está sobrevalorado como artista, como teórico y ya no digamos en precios, él se dedicó a firmar mingitorios, y lo que se pague por esas cosas, es mucho. En el caso de los dos, sus obras únicamente significan que el comprador es rico, no que sean arte. La exposición es la oportunidad de entender por qué el arte está al nivel de las baratijas y por qué estamos en una sociedad que huye de la complejidad intelectual y se refugia en la estupidez como solidaridad tribal.

Artistas desechables

Lectura: 3 minutos

La primera generación de artistas desechables de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM está a punto de egresar. El nuevo plan de estudios, con gran ignorancia y ningún sentido de la realidad, pretendió ser “moderno” y muy VIP, y el resultado es una generación de jóvenes sin conocimientos sólidos de las artes plásticas. Redujeron al mínimo las materias de dibujo, materiales, escultura, del grabado dicen que “ya es del siglo antepasado”, y saturaron el plan con materias teóricas especializadas en dar trabajo a maestros sin obra y preparar artistas de las becas. Cambiar un plan de estudios únicamente para formar a los alumnos en un estilo en particular, el arte contemporáneo VIP, o video-instalación-performance, y acabar con las materias de artes plásticas es un despropósito absurdo e irracional, porque es un estilo que en cualquier momento va a quedar obsoleto, y están privando a los alumnos de las bases elementales para una vida profesional.

Arte VIP: video-instalación-performance.
Fotografía: Artishock Revista.

Los talleres los disfrazaron de “laboratorios” y el laboratorio de pintura como tal ni siquiera se nombra, la palabra “pintura” está expulsada, mientras la materia de “acción performática” se dice claramente, ése es el camino para la eliminación de una disciplina del plan de estudios y de los objetivos de la Universidad. Egresar de performanceros no necesita de una carrera, lo consiguen con un cursillo de 2 horas con recreo y vacaciones incluidos, pero de pintores, escultores o grabadores requieren una enseñanza de tiempo completo con semestres de dibujo al natural, naturaleza muerta, composición, materiales, es decir, todas las clases que ahora están en mínimos o desaparecieron.

Arte basura.
Fotografía:Plataforma Arquitectura.

El plan incluye materias como “Seminario de Proyectos en Área de Profundización”, ¿profundizar en qué? si todo esto se dirige a superficializar el arte. Los talleres de Técnicas y Materiales, que inició el maestro Luis Nishizawa, los redujeron a dos semestres, en ese tiempo es imposible que los alumnos aprendan cómo trabajar un temple, un pútrido, etc. En el segundo semestre les dan “Argumentación y Discurso para las Artes y el Diseño”, les enseñan cómo argumentar que algo es arte y ni siquiera saben crear arte. Frivolizaron la educación jugando con el destino de muchos jóvenes implantando un estilo, que representa una ideología de la mediocridad y el menor esfuerzo, y para dar trabajo a decenas de profesores de clases de arte VIP que, además, ni siquiera figuran en el ámbito de las galerías y los museos. Los alumnos que eligieron las materias de arte VIP pueden considerarse expertos, de eso se trata ese estilo, de que todo sea arte y todos son artistas, con o sin educación, el problema es para quienes buscaban ser pintores, escultores, grabadores, ellos recibieron una educación mutilada para dar espacio a los mediocres VIP. Los egresados ¿qué van a hacer con su título? Como homenaje a sus profesores de arte VIP pueden hacer una instalación con todos los títulos y las tesis, quemarla, y demostrar que aprendieron todo lo que un artista desechable debe saber.

Esclavos sexuales VIP

Lectura: 3 minutos

La Tierra es plana, la sostienen cuatro pilares del arte oficial: la ignorancia, la mediocridad, la escatología y, por supuesto, un robusto curador. La fructífera y complaciente relación del Estado y la administración de la cultura con los artistas VIP y sus promotores es la demostración tangible de la maleabilidad de las ideologías; la tendencia discursiva es irrelevante, el amasiato no va a terminar nunca. La metáfora de esta amatoria participación está en exhibición en la Sala Arte Público Siqueiros (SAPS) de Polanco. La exposición y el performance superan las expectativas de las sectas de esclavas sexuales, ahora tan de moda, porque aquí, la esclavitud la ejerce un estilo de arte que es capaz de someter al Poder mismo. La exposición Geltain sincronizada Gelatin reúne los restos de la orgía performance que sublima la relación arte VIP con el Estado. El colectivo austriaco financiado con el erario público, se fotografió presumiendo sus erecciones, “en un giro a los paisajes románticos o fotografías turísticas”, efecto que seguramente sufren todos los artistas VIP cada vez que un funcionario les otorga una sala de un museo para que muestren sus intelectualizados genitales.

Esclavos sexuales VIP.
Fotografía: Antonio Montenegro.

El colectivo y la exdirectora del SAPS derrocharon recursos para hacerle saber al público y a la comunidad artística quién es el activo y quién el pasivo en este performance que supera las ceremonias de iniciación de esclavas sexuales. Es importante aclarar que la descripción es parte de la obra de arte que se patrocinó en el SAPS: los artistas con ropa interior agujerada en el culo, se revolcaron “pintando” con los pinceles que cada uno se metió por el ano, al ritmo de la música en vivo, con el mural de Siqueiros de fondo y en presencia de un selecto grupo de doctorados invitados que disfrutaron el show VIP. El papel “pintado” está colgado en las paredes de la sala, sintetiza el concepto que la dirección de ese museo tiene sobre la obra del Siqueiros.

Pincel en el ano.
Fotografía: Antonio Montenegro.

El museo informa que el colectivo tiene una “destacada trayectoria”, indudablemente para pintar con el culo se requiere una especializada formación académica y por supuesto el soporte curatorial con doctorados internacionales. Espléndido, eso mismo ha sucedido desde hace años en esas salas y en la mayoría de los museos, los artistas y curadores VIP le “meten” a las autoridades lo que les da la gana, y lo mejor de todo es que disfrutan tanto de esta relación que casi podemos oír decir “Maestro por favor, pónganme la marca de su secta” y en lugar de un tatuaje les montan una orgía escatológica o una instalación de basura y los invitados aplauden.

Es el arte oficial que apoyan con becas y promueven, envían a eventos internacionales y se denomina públicamente como “orgullo nacional”. La historia de amor continuará, ya lo prometió su exdirectora al declarar que el INBAL está consciente que debe seguir con el proyecto con la misma sumisión que ha tenido desde hace años. Indudablemente las debilidades del placer y de la carne son irracionales.

Prohibido observar

Lectura: 2 minutos

El nuevo letrero que deben poner en los museos es “Prohibido observar”. Invariablemente me sucede que cuando veo detenidamente una obra, en el museo que sea, alguien del público me dice que me haga a un lado porque “ya estuve ahí demasiado tiempo” , y al acceder a esa petición, la persona se hace un selfie, que dura unos instantes y se va sin apenas mirar la obra. En los grandes museos colocan bancas enfrente de obras importantes, supuestamente para que nos sentemos a mirar con paciencia, la gente se sienta a ver sus teléfonos ignorando la obra. En los Uffizi la gente se amontona para fotografiarse y no miran, ni siquiera esperan unos instantes y salen en hordas de las salas. Los museos se están convirtiendo, en muchos casos, en lugares para pasar el tiempo, agredir a las obras o tomarse fotografías. La observación, la comunicación personal e íntima con una obra se considera un atentado y un estorbo en esta sociedad de la comunicación instantánea que comunica nada. La misma afición de estar horas mirando vertiginosamente contenido basura se lleva al museo, y con esa velocidad pasan enfrente de las obras, para luego ir a la cafetería o a los baños. Los museos deberían poner salas con cojines y miles de conectores para que la gente viera sus teléfonos, serían los espacios más visitados.

Prohibido observar.
Ilustración: Artelista.com.

Les da los mismo si están ante una pieza con siglos de antigüedad o si es la obra maestra de un artista, no importa, lo que  buscan es decirle a sus amigos o lo que sean esos invisibles nombres virtuales, “mira estoy aquí”, y la gran pregunta es ¿en dónde?, no están en el museo, no están con una obra de arte, tampoco están en disposición de observar, están en sus teléfonos, están con gente que no existe, están viendo la misma basura que ven en sus casas echados en un sofá. Viajan kilómetros, pagan pasajes de avión y hospedaje para entrar al museo corriendo, hacer la foto y salirse. No es un asunto de educación o pedagogía, es necio e inútil “formar públicos”, es parte de la fatuidad de una sociedad en decadencia que vive atada al egoísmo virtual como única forma de relacionarse con una realidad falsa. Es más cómodo, “intelectualmente hablando”, mirar el teléfono que adentrarse en una obra de arte, es más complaciente estar en un ámbito que no exige ningún tipo de raciocinio que tratar de descifrar el portento de una obra del Renacimiento o el Barroco. La molestia que causa que alguien observe largamente una obra es una reacción a la diferencia del “estar y el ver” y en consecuencia de vivir la realidad. El observador está comprometido de otra forma con la existencia, y eso agrede la imposición contemporánea de la irrelevancia tribal. La evasión a abordar con profundidad la observación es una conducta proclive a la enajenación y la manipulación. ¿Hasta dónde ha llegado ese vicio colectivo que ha aniquilado al estudio detenido del arte y la cultura? No somos víctimas del Internet, somos cómplices de una nueva forma de ignorancia comercializada y considerada parte del progreso.

Medea, te odio

Lectura: 3 minutos

“Abre la puerta y verás el asesinato de tus hijos” estalla el Coro, es la revelación. Medea, te odio, pechos envenenados, leche amarga, la muerte es fortuna cuando la vida es tortura. Jasón padece la venganza de su privilegio, elegir, abandonar y soportar que sus descendientes no honrarán sus aventuras. Medea agarra a sus hijos con la fuerza de la desesperación, con el derecho de la desgracia, los mata para matar al padre. Medea, te odio. “El amor es un gran mal para los mortales”, es enfermedad y vicio, arma y sacrificio. La esposa infeliz es una criminal que venga el ultraje de su lecho, mata a la nueva consorte, exiliada, protege sus hijos de la herencia de su condena y los masacra, los expulsa de la vida con la fuerza del parto. Medea, madre amorosa, Medea, eres mi madre, me llevabas en el vientre mientras matabas a mis hermanos, eres la madre de todas las mujeres, tu homicidio nos maldice.

Medea furiosa.
“Medea furiosa”, Eugène Delacroix, 1838 (Fuente: Wikiart).

Delacroix pinta Medea Furiosa en 1838, a los niños desnudos, se defienden a mordidas, ella los sostiene con los dos brazos en un racimo, en una mano lleva el puñal para destazarlos, mira hacia atrás, que no la detengan, el amor es de ella, el asesinato es de ella. ¡Mátalos!, le dice su voz de madre, ¡mátalos!, le dice su voz de amante, ¡mátalos!, mientras los niños gritan, el carro de Helios la espera, la ignominia le aguarda, la locura la posee. En el pasado ve el terror, en el futuro el abismo, buscando fuerza en el dolor, coronada y señalada, los pechos fértiles podrían amamantar mientras los niños se desangran, oculta en una cueva, vestida con el manto rojo y la oscuridad, es la reunión más íntima, el verdugo y las víctimas, la escena es un incesto, poseer la vida es más absoluto que poseer el cuerpo. El Coro aúlla, “Eres de roca o de hierro que estás matando con tu propia mano la cosecha de tus entrañas”, y Delacroix que buscaba lo “inacabado de Rembrandt, lo exagerado de Rubens, destruir los prejuicios de la muchedumbre”, la pinta carnosa, pasional, sensual, un cuerpo que se entregó, que esperaba deseoso el regreso del héroe, consagrada con aceites y perfumes.

Medea.
“Medea”, Victor-Louis Mottez, 1848 (Fuente: Wikiart).

El amor desfigurado en la sangre, el refinamiento de su ciencia, sabia y hechicera, la claridad de su mente, Medea, es salvaje, es la amante que no se debe traicionar nunca, prefirió matar a los más amados que asesinar al que la condenó en paria. Innumerables bocetos, dos versiones, para Delacroix fue una obsesión el dramatismo y “las licencias poéticas” al pintar la tragedia, “sólo los locos y los impotentes no toman riesgos”, crear el momento que Eurípides no mostró, que dejó a la narración de los lamentos del Coro. Medea es el riesgo, poseída por ese amor que puede decir: te odio.

Mañana morirás

Lectura: 2 minutos

El Santo Grial era la irrealidad, la libertad de inventar y perseguir un estado poético enajenado, rebelde, destructivo de lo visible, empecinado con lo inexistente. La realidad ofrecía lo mismo que ofrece hoy: suciedad, pobreza, enfermedad, ignorancia y puritanismo, el progreso de la Revolución Industrial inventó otra forma de explotación, la urbana, la nueva clase social, los obreros desplazaron a los campesinos. La Royal Academy de Londres imponía los cánones post renacentistas en la pintura y la escultura, la educación procuraba la belleza de Rafael. En la actualidad tener el arte VIP resuelto es el privilegio de los artistas, el arte está hecho, la gran mayoría es un readymade, o carece de dificultad técnica y teórica, no sucedió lo mismo en el siglo XIX en Inglaterra.

Dante Gabriel Rossetti decidió destruir su actualidad regresando al pasado. Mitificar lo que no vivimos, convierte en inalcanzable al pasado, lo idealizamos, el pasado de los prerrafaelitas, gestado por un dios pagano llamado Botticelli, fue erótico como el Nacimiento de Venus, y medieval. Rossetti reunió una cofradía que se defendió con pintura, poesía y música de las miserias de una sociedad que hoy sigue casi idéntica, es deprimente ver lo poco que evolucionamos y lo embaucados que estamos con el dogma del progreso. Dante Gabriel, nombre de poeta y ángel, y sus amigos, John Everett Millais y William Holman, tenían menos de veinticinco años, obviamente no padecían el infantilismo del arte contemporáneo VIP, ser artista emergente significa ser estúpido por vocación de juvenil.

Beata Beatrix.
“Beata Beatrix”, Dante Gabriel Rossetti, 1870 (Fuente: WikiArt).

Los prerrafaelitas se absorbieron en un perfeccionamiento técnico que les diera acceso a la creación de una belleza que únicamente podía existir si ellos la inventaban. Estudiaron el esfumato, copiaban a Giotto, a los artistas del primer Renacimiento y del Medioevo. “Aunque la gris línea esté lejos, y aunque tu alma navegue más y más distante, aun detrás de esa lejanía, habrá más mar”, escogió Rossetti, es la “elección” de pintar y pensar, “piensa y obra, mañana morirás”. La crítica los atacó, la Academia los expulsó y aún hoy son incomprendidos, la Tate Britain acaba de cerrar una exposición antológica y los críticos la acusaron de “inútil, insoportable y belleza vacía”, en esta época utilitarista hasta la belleza debe generar rendimientos, como si alcanzar un estado sublime fuera parte del ingreso per cápita.

El prerrafaelismo regresó a los mitos en un momento que los eslóganes políticos y del progreso controlaban el pensamiento, Marx publicaba El Capital, no había sitio para el paganismo, el puritanismo arrojó a la depravación y al incesto a la sociedad inglesa, la persecución contra los homosexuales culminó con el encarcelamiento de Oscar Wilde, y un trío de jóvenes decidieron pintar retablos de héroes, dioses inexistentes y damas que bebían arsénico y cerraron la puerta de la conciencia. Es la aventura de crear la que hoy extrañamos, la de una rebeldía absoluta, hoy en el estancamiento conformista de lo políticamente útil y correcto.

Preguntar

Lectura: 2 minutos

Condenado a muerte por dudar, por cuestionar para llegar a la sabiduría, para recorrer el camino de la existencia con la guía de las ideas, esa aventura pervertía a los jóvenes, Sócrates bebió la cicuta y en cada sorbo su filosofía se volvía eterna. Las preguntas que evadimos acorralan nuestro ser, son las que no escuchamos, saberlas nos obligaría a actuar, y en eso está el inicio de las renuncias postergadas. Crear un autorretrato, pictórico o literario, es el enfrentamiento con esas preguntas, con la incógnita expuesta. En la Neue Galerie de Nueva York, muestran The self-portrait from Egon Schiele to Beckmann.  Retratarse es condenarse, decirle al mundo cómo nos vemos, lo que de nosotros mismos negamos o conservamos, decir “soy la obra que rivaliza con este ser”, lejos de la certeza, el rostro muestra las dudas que lo hacen inexacto, representado, inventado. Lo más inaccesible es el rostro con el que pasamos por estos días, y el rostro que dejaremos al irnos con la evolución que inició con la amorfa hinchazón de la infancia hasta el bagazo que la vida arroja.

Max Beckman, Neue Galerie, Nueva York
Self-Portrait with Horn, 1938, Max Beckman (Neue Galerie, Nueva York).

Felix Nussbaum pinta las pesadillas de su pasado, recupera al hombre que las vivió, y los rasgos de la tortura en el campo de concentración del genocidio en la Segunda Guerra Mundial. El pequeño formato, el detalle del estilo renacentista, indaga por qué sobrevivió después de la muerte de su familia y sus amigos, y así continuar sin paz, sin consuelo. El traje, el muro y la torre de vigilancia, en la ropa la estrella bordada de la condena, en la mano su identificación, en la mirada el miedo.

Oskar Kokoschka se señala, su mano en el pecho responde “yo soy esta mano”, la herramienta del artista, esa mano educada que obedece a la mente, se mira y nos mira, el interrogatorio está en el espejo y termina en el espectador. El espejo es el escenario de todas las existencias, ventana infinita que nos retiene. Nuestro rostro es el primer y último extraño al que nos enfrentamos, el artista que se autorretrata analiza y juzga, es trágico no saber cómo nos ven los demás, desde el desprecio o la idealización, la idea del yo es distinta a la que nuestros testigos albergan.

Max Beckmann entre geometrías, las rayas de su bata, las líneas de la ventana y la puerta, las curvas de la trompeta, su pincelada enérgica y la sombra del rostro, oculto, la mirada de reojo, desde su exilio escucha el escándalo de la tragedia. La voz interna, esa que llamamos conciencia, el diálogo que conduce nuestros pensamientos, es el sonido de un autorretrato, que no mostramos, que subsiste hasta que no nos ofrecemos respuesta, réplica, el día que dejamos de escucharnos, dejamos de mirarnos. Testimonios de la evanescencia, perduran, terminados no necesitan al modelo, ni al artista, dejan de ser personales, ahora son ficciones, versiones y variaciones, la realidad rivaliza con la memoria, y pierde, desperdiciamos la vida, y nuestros recuerdos naufragan en repuestas inútiles y vanas.

Domingo de kermés en la expo de Carsten Höller

Lectura: 3 minutos

Los curadores y artistas VIP han intelectualizado las mayores simplezas cotidianas, y eso paradójicamente, les ha impedido acceder a las diversiones que goza la masa inculta que no recibe becas, subvenciones ni premios. La vida dentro del impoluto cubo blanco de las galerías y museos, con su arquitectura estrambótica y los patrocinios de farmacéuticas que fabrican los opioides más vendidos del mundo, es una burbuja de aislamiento que los separa del mundo. En el Museo Tamayo montaron una conceptualizada kermés del artista Carsten Höller, ideal para los curadores, académicos universitarios, críticos a los que sus sedentarios cuerpos y anquilosada cultura les niega gozar de un parque de diversiones. La exposición tiene como objetivo humanizar a estos eruditos y darles la oportunidad de regresar al momento en que aún no eran doctorados o curadores en jefe de algún museo VIP.

Carsten Holler.

Montañas de pastillas, son un homenaje subliminal al OxyContin, la droga que es una epidemia en Estados Unidos, y muy popular en el arte porque los dueños del laboratorio son patrocinadores del Metropolitan Museum de Nueva York. Los hongos de cabeza, los pasillos luminosos, la insistencia con la “alteración de la percepción”, no debemos creer que Höller está utilizando la afición a las sustancias psicotrópicas y estimulantes que tienen millones de adictos y presionando al uso indiscriminado de ellas, en absoluto, según la curaduría del museo es una forma de “experimentar” algo distinto en un museo, como la legalidad de hacer publicidad de lo prohibido. La propuesta supera al arte que no puedes tocar, por su valor irremplazable, al arte que te puedes meter o consumir.  Carsten Holler.

El recorrido proporciona la seguridad de una guardería infantil transformada para adultos, ese sitio idílico del que fueron expulsados para enfrentarse a las dificultades del cambio de paradigma en el arte. Las exposiciones de arte VIP deben captar consumidores y por eso utilizan las estrategias de los dealers de sustancias, y las referencias infantiles, dos elementos que actúa en nuestro cerebro primitivo que, aunque no lo crean, también lo tienen los intelectuales. La hipocresía actual, llamada “ser políticamente correcto”, hace omisión de la apología de la adicción a las drogas que constituye el concepto rector de esta exposición y de toda la obra de este artista. En los años 60 con la psicodelia no se ocultaban detrás de la “infantilización y la diversión,” como lo vemos ahora, con su colgante y su carrusel, los dulces que aparentan pastillas. El Museo Tamayo urgido de exposiciones para que el público se haga selfies, no le interesa profundizar, basta con que la gente tenga una excusa para hacerse la foto. Ahora, si de verdad quieren una experiencia de riesgo que altere la percepción y las leyes de la gravedad, vayan a un parque como Six Flags, y sin pretensiones artísticas ni explicaciones pseudocientíficas van a sacar del armario al sensation seeker que llevan dentro. La montaña rusa boomerang alcanza una altura de 37 metros y hace un veloz recorrido que deconstruye los indigeribles hot dogs que la gente come antes de subir. Olvídense de las pastillas de azúcar imitando opioides, sentirse Lucy in the Sky with Diamonds (LSD) está en los juegos de los verdaderos parques temáticos, la kermés del Tamayo es para los que no saben ni qué es el arte y mucho menos qué es una experiencia extrema.