Construyendo sueños

Napoleón y el internet

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El verdadero carácter siempre aparece en las grandes circunstancias.

Napoleón Bonaparte.

Dentro de la historia de la humanidad debe existir un capítulo completo sobre Napoleón Bonaparte. No sólo se dedicó a librar batallas y a coronarse como rey de casi toda Europa, también es conocida su fama peculiar de hacer las cosas. Así, el soldado que pasó a ser considerado uno de los estrategas más brillantes de la historia, nos legó, entre muchas otras invenciones, el sistema de numeración para las calles de casi todo el mundo (de un lado números pares, del otro los impares), él desarrolló un esquema educativo ordenado en donde dividió los liceos en escuelas primaria, secundaria y preparatoria. En México, a la fecha, hay más de tres mil artículos en el Código Civil, de los cuales, se calcula que alrededor de mil doscientos vienen del código napoleónico. Además, es gracias a su particular visión que tenemos un banco central, un Museo de Louvre con las obras de arte “prestadas” más famosas del mundo, una central de bomberos con personal preparado para emergencias y lo que podría ser considerado un precursor del internet con uno de los sistemas de comunicación más innovadores de la época: el semáforo nacional de Chappe.

Incluso antes del telégrafo, el semáforo de Chappe fue una de las redes de comunicación más utilizadas en Europa, principalmente en Francia entre los años 1800 y 1844. El semáforo era una especie de código de comunicación con fines militares, con una especie de brazo mecánico construido en las partes más altas de los edificios y tejados de las ciudades francesas. El brazo estaba formado por tres vigas: una central que era la que sostenía a las otras dos, las cuales funcionaban como brazos y estaban a los costados. Estas vigas podían moverse en diferentes direcciones, así, los operadores del semáforo podrían dar un mensaje de un punto a otro del país, capaces de transmitir mensajes por medio de estas estaciones, las cuales se construían cada diez kilómetros de distancia; logrando así, ser una red de más de trescientos cincuenta semáforos al servicio del ejército napoleónico. Así se podían enterar sobre una amenaza o bien, cuando querían que se enteraran de alguna noticia en particular de manera casi inmediata, estos semáforos empezaban a transmitir el mensaje y en menos de tres horas, desde la provincia de Lyon hasta Venecia podían informarse sobre los acontecimientos. Un punto curioso es que los operadores no tenían idea de lo que significaba cada movimiento del semáforo, en cuanto empezaban a percibir señales de las estaciones vecinas, ellos comenzaban a copiar los movimientos, y sólo los superintendentes del ejército podían leer el código semáforo, ya que tenían un diccionario especializado.

inventor francés
Claude Chappe (1763 – 1805) (Imagen: http://www.otsi-saintmartin95.com).

Pero, sin duda, el código que adoptó Napoleón como uno de sus sistemas de comunicación favoritos no hubiera sido creado sin la capacidad inventiva de los hermanos Chappe, quienes se dieron a la tarea de investigar y probar el sistema una y otra vez, hasta que, en 1795, el semáforo transmitió un mensaje desde París hasta Lille (aproximadamente 220 km de distancia). Así, a Claude Chappe le otorgan el primer título mundial de ingeniero telegrafista y forma parte de lo que sería considerado como el precursor del telégrafo y otros códigos de comunicación, incluyendo el internet.

De esta manera, el visionario emperador Napoleón se sumó una nueva conquista más, ya que, sin este invento y su utilidad, tal vez no se hubiera tomado tan serio el tema de la intercomunicación inmediata.

Adelita y el “empoderamiento” en la Revolución

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En lo alto de una abrupta serranía

acampado se encontraba un regimiento

y una moza que valiente lo seguía

locamente enamorada del sargento.

La Adelita”, canción popular mexicana.

Desde que el ser humano está sobre la Tierra, las mujeres le han acompañado. Visto desde el punto de vista que sea, una mujer apoya, dirige y coordina actividades diarias con rapidez, precisión y autonomía. En algunos casos, las abuelas coordinaban la vida familiar, dirigían las actividades y buscaban optimizar cualquier situación. Hoy el discurso en apoyo a las mujeres está más vivo que nunca. Es tendencia y es un tema que se aborda en todas las mesas nacionales e internacionales. La violencia, la falta de oportunidades y la constante diferenciación en cuanto a las condiciones de trabajo se ve como la punta del iceberg que poco a poco vamos descubriendo.

A pesar de mi constante y renuente opinión para aceptar que el “empoderamiento” tiene que ver como parte del desarrollo personal de una mujer, la Organización de las Naciones Unidas y demás instituciones nacionales e internacionales insisten en darle ese tinte de diferenciación a las palabras. Por un lado, están las organizaciones que votan a favor de la equidad y, por el otro, hay grupos que buscan que esa equidad sea amplificada a niveles extraordinarios, como el lenguaje inclusivo, donde ya no existan géneros. En ese aspecto, quiero ser puntual en una cosa: soy respetuoso con ambas posiciones, pero no concibo aún la idea de brindarle poder a una mujer que, desde su creación, no ha hecho más que demostrarnos su fortaleza.

La historia de la Adelita es un ejemplo claro de lo que una mujer podía hacer desde hace más de cien años en México. Luchando contra las convenciones sociales de la época y, tal vez, apoyada por el compromiso y amor que su abuelo tenía con la causa revolucionaria, se encargó de su propio destino desde muy pequeña. Hija de un matrimonio tradicional, Adela Velarde Pérez no fue a escuelas de monjas a que le enseñaran a ser una “buena esposa”, ni dejó que le buscaran marido, porque a los trece años se enlistó en el grupo de enfermeras que recién había creado Doña Leonor Villegas de Magnon, quien era la presidenta de la Cruz Roja en México en el año 1913.

Adelita
Enfermeras voluntarias de la Cruz Roja, 1914 (Foto: http://enfeps.blogspot.com).

Adelita no formaba parte de las soldaderas —mujeres que prestaban sus servicios para la causa revolucionaria, algunas como combatientes, otras se dedicaban a actividades domésticas, proveyendo voluntaria e involuntariamente comida, servicios sexuales y cuidando a los niños—. Su misión era atender a los heridos del Ejército Constitucionalista, inicialmente con el Batallón del coronel Alfredo Breceda, en Chihuahua.

Nieta del General Rafael Velarde, amigo personal de Benito Juárez, heredó una belleza y simpatía singular. Poco a poco, los soldados la reconocían y, gracias al buen trato de la joven, muchos empezaron a fijarse en ella. Es así como el Sargento Antonio Gil del Río Armenta, militar de las fuerzas de Pancho Villa cae enamorado de ella y le compone esa famosa canción. Se dice que Adela y Antonio lucharon juntos en los triunfos del Centauro del Norte, hasta 1914 donde él cae herido de muerte en la batalla de Gómez Palacio. Adelita sigue hasta la batalla de Zacatecas, donde se despide formalmente de su vida en la Revolución y da a luz a su único hijo, fruto de su relación con el sargento.

Como madre soltera, parte con su hijo a la Ciudad de México, donde trabaja como mecanógrafa en la Oficina Principal de Correos de México, hasta donde la va a buscar uno de los coroneles que participó también en el batallón donde Adelita había servido. El coronel Alfredo Villegas, viudo y padre de varios hijos, la busca para casarse con ella y juntos se van a Texas, donde viven hasta sus últimos días. Adelita recibió en 1941 la Condecoración al Mérito Revolucionario por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y veinte años después, el Congreso de la Unión la reconoce en un homenaje y brindándole una pensión vitalicia.

Adelita es uno de tantos ejemplos de lo que una mujer decidida logra, si está convencida de su fuerza. Por ello, para mí hablar de empoderamiento en estos días, suele ser un término con el que no estoy tan convencido, las mujeres eran y son poderosas. Lo saben. Lo sabemos.

Se buscan líderes para mejorar un país

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El liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad.

Warren Bennis.

(estadounidense pionero en estudios de liderazgo moderno).

Las elecciones terminaron con la incertidumbre. Tenemos nuevo presidente, nuevas fuerzas en las cámaras que nos representarán a todos como mexicanos. Tenemos un sabor de victoria o derrota, dependiendo de nuestros ideales; pero, más allá de lo que estamos viviendo, es mejor pensar en lo que debemos hacer como mexicanos, porque, dicho sea de paso, tenemos un México enfermo y, por ello, es momento de dejar los discursos de división y optar por analizar las propuestas que hoy en día tenemos frente a nosotros: la opción de forjarnos como líderes en donde nos desarrollamos diariamente. Para ello, es vital componer o recomponer nuestra visión de lo que es ser un líder.

Para empezar con esta definición es preciso conocer lo que es un líder. La característica principal que les define es que son personas que tienen o representan una fuerte influencia en las demás personas, ya sea en una comunidad, en un partido político o en cualquier tipo de organización social, como competencias, proyectos, etc. Por ello, enlistamos algunas de las ideas principales que tienen que ver con el tema:

  • El liderazgo se obtiene por el puesto que ocupa una persona (en la empresa, en el negocio, en la escuela, etc.). Es muy común pensar que los líderes que están en un lugar privilegiado es porque tienen muchas empresas, mucho dinero, saben hacer negocios, son familia con influencia (con papás, abuelos o tíos dentro de una esfera de poder).
  • El liderazgo se “trae” en la sangre. Lo vemos diario en nuestro entorno: hay gente cuyo carisma es tan visible que los que no tienen la fuerza o disposición de serlo ven en ellos un ejemplo a seguir.
  • Para ser líder necesitas nacer con un don. En este aspecto tienen que ver cuestiones como la virtud que una persona tiene para obtener seguidores o la suerte para ser apoyado por otros, sin necesidad de demostrar nada más.

equipo de líderes

Todos los líderes de antaño, los nuevos líderes, los influencers de Youtube, los que crean contenidos virales para empresas, demuestran que son lo que son por lo que saben, por lo que viven día a día o por lo que han aprendido en años y años de escuela, por su facilidad de palabra, por la capacidad de modelar una conciencia o una forma de pensar. Todos ellos son líderes que necesitamos en el país. No para que nos digan que son líderes, eso lo sabemos de antemano. Necesitamos líderes con propuestas para formar a más y más líderes y, de esta manera, le demos vuelta a nuestra incapacidad de creer en nosotros mismos.

Necesitamos creérnosla. Ya basta de peleas, es momento de enseñar y aprender, de crear más líderes pensantes, solucionadores, optimistas, creativos desde afuera de la caja, necesitamos líderes que se levanten las mangas y nos compartan sus conocimientos, sin recelo, ni rencores absurdos. Necesitamos detonar la economía, comprar inteligentemente, retener al personal que aporta, enseñarle al que no cree en él mismo que sí se puede. Necesitamos hombres, mujeres, niños, padres, madres, abuelos y abuelas de todos los estratos sociales, necesitamos entender su mundo para mejorar el nuestro; sentarnos a platicar con los viejos sabios, con los jóvenes estudiantes, con todos los que saben cómo hacer un México mejor.

Una vez que todos sepamos cómo ser líderes, que entendamos que no es pensar igual, sino respetar lo que pensamos y llegar a un acuerdo mutuo, en donde decidamos apoyar, lejos de juzgar o descalificar las ideas de los demás, entonces, hay que pensar como si fuéramos una fuerza conjunta, una donde tomemos la batuta cuando sepamos cómo hacerlo, y cuando no, dejemos el espacio del líder a alguien que conozca sobre el tema. Es momento de llegar a donde todos nos complementemos para un fin común: Curar a México.

Shhh… Mexicanos

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Los mexicanos somos increíbles, nuestra capacidad de crear y de modificar nuestro destino es una de las principales características por lo que somos reconocidos en muchos lugares del mundo. Nuestra capacidad de dar vuelta a todas las expectativas, tanto para bien como para mal nos acompaña y hace historia. Así, hemos hecho lo imposible, cambiado los paradigmas, modificado los estándares y superado muchas adversidades. Nos caracteriza una interminable lista de ellas; desde muy pequeños nuestra realidad nos prepara para luchar, para sobresalir y cambiar ese destino.

Pero así como nos pintamos solos para ser creativos, también nos encanta sabotearnos. Muchas veces tiene que ver el contexto en el que nos desempeñamos, otras veces es nuestro arraigo por la zona de confort. De hecho, el auto sabotearnos tiene que ver exactamente con un deseo inconsciente de quedarnos en donde estamos por la conveniencia que implica. Porque el movernos es cambiar, llegar a lo desconocido, temer por lo que está delante de nosotros y detenernos (para muchos) es la mejor respuesta para evitar una sorpresa.

En épocas mundialistas es muy común hacer las famosas “quinielas”. ¿Cuántos de nosotros apostamos por México? Lo que pasó en el partido de México con Alemania es uno de los ejemplos más claros y recientes, ese pesimismo por enfrentar al equipo campeón del mundo, esas críticas y el menosprecio a los mexicanos por nosotros mismos.

meme de los mexicanos
Uno de los memes que más circularon en redes sociales fue este.

Es como el chiste que hace un par de años circulaba en internet, en donde un grupo de bandidos internacionales quería acabar con la Ciudad de México y aunque estaban entrenados por los mejores kamikazes, no lo lograban porque los mismos mexicanos hacían todo tipo de trampas, los subían a taxis piratas, les daban billetes falsos, querían secuestrar un avión y no había porque estaban en huelga, querían entrar a trabajar en una empresa pública para poner una bomba y no se podía porque tenían que dar una buena cantidad de dinero para sobornar al jefe del sindicato. El chiste termina con los malos escribiendo una carta a sus jefes: “No pudimos arruinar a México, porque para eso están los mexicanos”.

No sé qué tan gracioso pueda ser eso, no sé qué tan gracioso sea que uno de los memes que más circuló en las redes sociales el domingo fue el que decía que no teníamos preparados memes por si ganaba México. ¿Dónde está la gracia? ¿Por qué no creemos en nosotros mismos? ¿Por qué se veían tan felices los jugadores?

La respuesta es sólo una: porque nos callaron la boca. Porque nadie creía en ellos, ni nosotros mismos. Porque todos jurábamos una derrota memorable. Ésa es otra actitud que nos caracteriza. Durante el partido del domingo, si estaban reunidos en familia, seguro más de uno le iba a Alemania. Si alguien decía: “México metió un gol”; su interlocutor respondía: “seguro nos empatan”. Si celebramos el gol, nosotros mismos no lo creíamos. Esperábamos que lo anularan, o que Alemania metiera dos goles. ¿Por qué?

En todos los escenarios en donde me ha tocado hablar, he escuchado a los emprendedores y empresarios, quienes me afirman que les gustaría crecer profesionalmente, pero en realidad muchos se quedan en el camino por esa falta de actitud, por ese miedo que tienen a que no funcione. Es una probabilidad, es cierto. Pero no es la única. ¿Qué pasaría si en verdad nos la creyéramos? Ojalá nos llenemos de actitud, de fe y empatía para nuestra selección y para todos los mexicanos.

¿Qué hacer el día del anuncio del nuevo presidente?

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Estamos en una temporada de cambios, que dentro de poco tiempo sucederán en el país. La fecha está asignada, y los combatientes siguen buscando más y más votos que les den la victoria. Los sectores económicos del país ya se han pronunciado y si no lo han hecho, están a nada de buscar esa comunicación con los candidatos a la presidencia. Los partidos políticos nos llenan de mensajes… pero, ¿qué esperamos cuando llegue el nuevo gobernante?

Déjenme explicarlo de manera clara: desde hace tiempo he visto cómo las personas se vuelven cada vez más agresivas en las redes sociales y en persona. Sólo hay opiniones divididas que reclaman, algunas con mucha razón, y otras, no tanto. Se acusan unos a otros de apoyar a tal o cual candidato, pero déjenme decirles algo: no importa el color de piel de quien gane, si en su casa juzgan y discriminan a la gente por su color, el estatus social o el equipo de futbol al que le vayan; si cometen actos de corrupción, si dicen mentiras a sus clientes, si se meten “a la mala” en cualquier tipo de fila, si corrompen o se dejan corromper, nunca vamos a lograr nada si nos pasamos gritando en el tráfico, si vemos injusticias y no las tomamos en cuenta. El país no se dirige solo, y para que haya un presidente que trabaje por nosotros, tenemos que ayudarlo, sea quien sea. ¿Lo merece? Tal vez no, pero nuestro país, sí.

Por si ya se les olvidó, les recuerdo lo que pasó el 19 de septiembre del año pasado. ¿Cuánta ayuda se prestó? Ese es el país que necesitamos, uno que esté unido, que levante el puño para callar a todos los que no dejan trabajar. Que trabajemos un día y el otro y el otro… Necesitamos un país que se levante en pie después de la desgracia.

La economía, la seguridad, la educación, la salud. Todos son temas que le duelen al país. Pero, ¿qué estás haciendo para cambiarlo? No es necesario tener razón o estar de acuerdo con todos. Es hora de unirnos a pesar de nuestras diferencias. México es un país lleno de cultura, de historia, de sabores, de gente que apoya. México tiene muchas caras, muchas personas, más de 110 millones de habitantes y ¿quieren ponerse de acuerdo en un solo color?

Personalmente, creo que es momento de ver más allá de la próxima elección. Creo que hay que trabajar y esforzarnos, principalmente, para alcanzar un objetivo común: el bienestar de nuestro país. La sociedad mexicana está envuelta en una apatía generalizada por diversos factores, pero creo que no habrá mejor momento para resarcirlo, que el que viene.

Por ello, hay que empezar un día a la vez, el próximo 2 de julio, cuando sepamos a ciencia cierta quién lleva la ventaja en el conteo de los votos. Se trata de ser más consciente de que el cambio no está en uno u otro candidato. Está en uno mism@, porque si de algo estoy seguro es que nada cambiará con el sexenio que viene, si no estamos dispuestos, nosotros mismos, a cambiar. Lo que debemos hacer es ponernos siempre en los zapatos del otro y mirar lo que está viendo y viviendo. Tal vez tendrás una percepción diferente, pero siempre hay que comprender lo que está viviendo la persona a tu lado, para así entender su punto de vista y respetarlo. Tal vez queremos cambiarlo, tal vez queremos que piense como nosotros, pero eso no va a ocurrir si tratamos de imponerle nuestras ideas.

Todos tenemos un presente, un pasado y un futuro que definirá lo que viene, con o sin presidente, ya sea azul, amarillo, rojo, verde o multicolor. Si quieres pelear, perfecto. Si quieres aplaudir, perfecto. Lo que quieras hacer, ¡hazlo! Sólo no te olvides que, como tú, hay 110 millones de mexicanos y mexicanas que también buscan su propio bienestar. Ahí es donde empiezan las diferencias, si no nos ponemos de acuerdo. Si pensamos en el bien común, en lo que podríamos lograr si todos jalamos hacia el mismo lado, entonces podemos empezar a cambiar desde adentro nuestro maravilloso país.

Porque, si a estas alturas de la vida no has comprendido que el cambio no está en el color que nos guíe, sino en tus acciones, entonces, como dice el Filósofo de Güemes: “Estamos como estamos porque somos como somos”.

Purpose life

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Encuentra tu propósito de vida en cinco minutos

 

Las personas más felices hacen algo que el resto no hace:

se enfocan en hacer felices a otros.

Adam Leipzig, CEO Entertainment Media Partners

 

¿Cuántas veces te han preguntado cuál es tu propósito en la vida? ¿Lo sabes? ¿Cuántas veces hemos escuchado hablar a esos expositores cuya experiencia nos motiva? ¿Hemos leído libros al respecto? Pongamos un ejemplo simple y cotidiano. Piensa en tus compañeros de la preparatoria o de la universidad. ¿Recuerdas la última vez que los viste? ¿Cuántos de ellos tienen una vida increíble y genial? Y, al decir esto, me refiero a que tengan lo que, por convención social, significa una “buena vida”: un buen empleo, bien remunerado, y una familia amorosa (de cualquier tipo), ¿cuántos de ellos han dedicado su vida a lo que realmente les apasionaba? ¿Cuántos de ellos han truncado su felicidad, por perseguir intereses diferentes, pero que aun así, siguen en ese camino, porque “es lo que les da la tranquilidad —al menos— económica”? Y lo que es más triste,¿cuántos de ellos siguen sin encontrar el sentido de su vida, dedicándose a una y a otra y a otra cosa… siendo expertos en absolutamente nada.

Sin la intención de juzgar a nadie… pero, ¿ya notaron cuántos años tienen? ¿Ya dedican su vida a lo que en verdad aman? Si no es así, me alegra decirles que este artículo puede ayudarles a encontrarle ese sentido a su vida. Es un método funcional, avalado por Adam Leipzig, CEO de Entertainment Media Partners (Productora de cine y teatro), quien, en cinco minutos, brindó una lección importantísima a un auditorio repleto de jóvenes, allá por el año 2013. Leipzig resume en cinco breves acciones lo que tenemos que hacer para encontrar ese propósito y dedicar nuestra vida entera a cumplirlo:

Primero: debes saber quién eres. Por ejemplo: Yo soy Ferenz Feher, emprendedor y empresario.

Segundo: tienes que saber qué es lo que más amas en el mundo, pero ojo, no cuenta decir que amas a tu perro. Tienes que decidir sobre lo que mejor sabes hacer, lo que definitivamente podrías enseñar a otros.  En mi caso, sería que soy apasionado del Mexican Modus Business, o lo que es lo mismo, de cómo se hacen negocios “a lo mexicano” (o sea, bien hecho, profesionalmente hablando).

Tercero: tienes que saber, claramente, ¿para quién o quiénes haces lo que más te gusta hacer? No es complicado, mira, en mi caso: me gusta hacer que un negocio, de cualquier tamaño despegue o tenga mucho más éxito del que ya tiene.

Cumplir sueños

Cuarto: tienes que conocer ¿qué es lo que la gente necesita, para que puedas mostrar tu expertise? En pocas palabras, ¿quién sería tu cliente? Nuevamente, en mi caso, necesito conocer emprendedores y empresarios a los que les guste volver realidad sus sueños de crecimiento empresarial.

Quinto: lo más importante… Hay que saber ¿cómo cambiará su vida con tu conocimiento? ¿En quién se transformarán cuando terminen de aprender lo que les enseño? Por ejemplo: yo puedo ayudarles a crecer por medio de metodologías comprobadas a lo largo de toda mi experiencia profesional, haciendo que se vuelvan más ordenados (empresarialmente hablando), y que este orden les dé un crecimiento exponencial en sus negocios y en sus vidas.

¿Lo ves?  Es simple, sólo hay que resolver esas cinco sencillas preguntas y, sobre todo, hacer las cosas bien. Hay que ser transparentes, cálidos y empáticos para conocer el propósito de nuestras vidas. No niego que hay muchas otras formas de encontrar ese sentido tan importante, pero como sea, por el bien de todos los demás, creo que es fundamental que todos y cada uno de los que soñamos alguna vez con tener esa “buena vida” de la que hablaba antes, deberíamos tener bien claro nuestro principal propósito.

Ahora, si después de leer esto te preguntas: ¿para qué necesito encontrar ese propósito? Es porque está comprobado que la gente que se siente “realizada“, es aquella que indudablemente sabe a dónde va y lo que tiene que hacer para lograrlo.  Aunque el éxito sea diferente para cada uno de nosotros, creo que debemos perseguir ese propósito para llevar una vida tranquila, lo que en muchas ocasiones ayudará a hacer que otras personas se vean motivadas con tu ejemplo.

¿La tecnología nos está “atarantando”?

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Temo el día en que la tecnología sobrepase a nuestra humanidad,

 porque el mundo sólo tendrá una generación de idiotas.

Albert Einstein.

En 1938, un psicólogo llamado John C. Raven, ideó un test por medio del cual se lograba definir el factor G de la inteligencia humana. Dicho factor hace referencia a la inteligencia utilizada para resolver cualquier tipo de situación de la vida diaria, asegurando que el Factor G evidenciaba la habilidad de las personas a la hora de actuar ante una problemática y que, además, podían ser analizadas para conocer si era o no posible que la inteligencia se heredara. La eficacia de estos tests se hizo por demás conocida y, a la fecha, son utilizados y reconocidos simplemente como Matrices de Raven.

Muchos años después, tres investigadores del Kings College de Londres analizaron los resultados de 200 mil personas de 48 países diferentes, a quienes, durante los pasados 64 años, se les pidió resolver precisamente esa prueba de inteligencia, y los resultados los dejaron más que sorprendidos, ya que pudieron afirmar que, de 1950 al año 2015, la inteligencia humana se elevó, al menos 20 puntos.[1]

En otro punto de la historia, un científico neozelandés llegaba a las mismas conclusiones cuando, en 1982, revisaba viejos manuales sobre cómo medir el Coeficiente Intelectual (CI) de los norteamericanos. En su búsqueda, se dio cuenta de que, en cierto tiempo, aproximadamente, cada 25 años, los tests para medir el CI se modificaban, ya que elegían a un grupo que contestaba dos versiones de la prueba, la vieja y la que se realizaría actualmente. Así, las personas que contestaban ambas versiones resolvían una prueba sencilla (la anterior) y la actual (normalmente, más difícil). Con estos resultados, se llegó a la conclusión de que, en 1982, nos volvimos más inteligentes, creciendo nuestro CI más de tres puntos por década.[2]

Con todo este avance para la humanidad,  llegaron las computadoras, el internet y, ¡claro!, nuestro buscador favorito para todas las respuestas: Google.

Aunque hay personas afirmando que, a raíz de su presencia en nuestras vidas, nos hemos vuelto relativamente más distraídos e, incluso, hay estudios que afirman anticipadamente que nuestra materia gris se está haciendo más pequeña porque no la “ejercitamos”. José María Delgado, director de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), en Sevilla, afirma que: “Los cambios en el espesor de la materia gris son cambios muy considerables, que subyacen a cambios igual de considerables en el comportamiento humano y sus capacidades funcionales”.

Otros expertos como Emiliano Brunen, neurobiólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) afirman que: “Las adaptaciones de los genes que moldean las especies tardan cientos o miles o millones de años, mientras que las adaptaciones fisiológicas, las del cuerpo, solo tardan días o meses”[3]; por lo cual dudan que el cerebro esté modificándose debido a las interacciones que hoy en día vivimos con el internet.

Cualquiera de las hipótesis sigue su curso, ya que, a la fecha, no se han encontrado pruebas contundentes ni veraces para concluir la posibilidad de ser menos listos gracias a la tecnología. Lo que sí es cierto es que nuestras capacidades cognitivas para orientarnos o resolver cuestiones sencillas, como una operación básica (suma, resta, multiplicación y división), se vuelven cada vez más complicadas para las personas que usan excesivamente su teléfono o el internet.

tecnología

Personalmente, creo que la tecnología puede abrir nuevos campos de conocimiento, haciendo nuestra vida más fácil y cómoda, pero no puede ocupar un lugar tan importante como el de pasar un rato con la familia, con amigos o con nuestra pareja. Lo ideal es encontrar ese punto medio donde podamos aprovechar lo que la innovación y el internet nos brinda, sin olvidar la interacción humana, algo tan importante para ser felices.

Referencias:

[1] Revista Intelligence. “Estudio de inteligencia”, Peera Wongupparaj, Veena Kumari y Robin Morris, 2016.

[2] Universidad de Otago, Nueva Zelanda. “El efecto Flynn”, James Flynn, 1982.

[3] El Confidencial. “Mitos y verdades sobre cómo la tecnología nos está cambiando el cerebro”. Lucía Caballero, mayo 2017.

Entropía para todos

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La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios.

 Stephen Hawking.

La entropía es una propiedad de la física y se aplica a todos los cuerpos que se transforman. De hecho, tiene que ver con la termodinámica (leyes universales de la materia que se transforma de acuerdo a diferentes condiciones como el calor, el frío, etcétera) El ejemplo más simple de esta propiedad es cuando servimos un vaso con hielo y le agregamos un poco de agua. Lo que ocurrirá al hielo y al líquido es una entropía, en donde la temperatura del hielo cambiará (derritiéndose en el vaso con agua) y el agua contenida se enfriará. Ambos contienen energía, pero esta cambia a la hora de entrar en contacto, cambiando el estado y la temperatura de ambas masas.

La palabra entropía procede del griego (ἐντροπία) y significa evolución o transformación. Fue Rudolf Clausius quien le dio nombre durante la década de 1850 ​ y Ludwig Boltzmann, quien encontró en 1877 la manera de expresar matemáticamente este concepto, desde el punto de vista de la probabilidad.[1] Con el tiempo, el físico inglés Stephen Hawking, quiso explicar el tema, suponiendo y teorizando sobre el inicio del universo; el famoso “BIG BANG” en donde, tras una explosión estelar, se crearon los planetas, el Sol, las estrellas, las constelaciones y los agujeros negros.

Agujero negro

Lo que ocurriría después, con este hombre delgado, cuya esperanza de vida en 1969 no iba más allá de los dos años por una rara enfermedad que atrofiaba poco a poco su cuerpo, fue más allá de todos los pronósticos. No sólo logró demostrarle a la ciencia que estaba equivocada (en realidad, vivió más de cincuenta años más), también inscribió su nombre en la historia del mundo por sus estudios sobre la entropía de los agujeros negros en donde desechó la idea de que al ser un agujero abismal, todo lo que entraba en él, no tenía salida, ni siquiera un rayo de luz.

Stephen Hawking conoció los trabajos de Jacob Berkenstein (científico estadounidense, nacido en México, cuyos trabajos de Física se desarrollaron en la Universidad Ben-Gurión en Israel), incluyendo nuevas investigaciones en el campo de la mecánica cuántica, determinando que, efectivamente, la radiación que emiten los agujeros negros tienen un inicio, un fin, y al ser energía lo que emana, entonces, en alguna parte del universo, del sistema solar o de algún otro punto en el espacio, debe encontrarse esta energía.

Stephen Hawking

Y… ¿por qué les cuento todo esto?

Por tres simples razones: la primera, es porque el mundo ha perdido de nuevo con la muerte de este genio. De hecho, la entropía plasma eso; al final de cuentas, todo lo que hagamos en algún momento de la historia va a transformarse y de una u otra manera, terminará el mundo como lo conocemos.

La segunda tiene que ver con las predicciones del científico, porque tenemos que encontrar una manera de salir de nuestra área de confort, e iniciar una nueva etapa como seres humanos, en donde la tecnología y el futuro estén desde ya en otros ámbitos. Por ejemplo, el caso de la empresa Tesla, al mandar uno de sus automóviles al espacio, es una acción que bien podría ser parteaguas de todo lo que conocemos y lo que tal vez conocerán nuestros descendientes.

Y tres: porque me parece que independientemente de cuál sea nuestra creencia religiosa, ideológica o normativa, debemos creer en el tamaño e inmensidad de lo que aún nos falta conocer. No podemos triunfar y quedarnos para siempre en esa meta. Tenemos que seguir adelante, movernos, cambiar nuestra forma de ver el mundo y entender que nuestra esencia es transformarnos, para dar paso a nuestra propia entropía.

[1] Wikipedia.